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ArribaAbajoJuicio

J

La historia nos había hipnotizado. Sentados alrededor del fuego en una mansión vetusta, una noche de Navidad, la historia nos había dejado sin aliento. Al concluir, nadie se atrevió a pronunciar palabra, hasta que alguien observó que era la primera vez que las fuerzas del más allá habían visitado a un niño. Se trataba de una aparición, una aparición que había sobrecogido a un niño pequeño que dormía junto a su madre y había hecho que se precipitara en sus brazos hasta despertarla.


H. James, Otra vuelta de tuerca.                


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Juega jugando llegamos a la primera letra de cuatro de los que en este abecedario estamos enredados, pero no tanto como para perder el JUICIO.

De juicio, pero de otro tipo, va la siguiente propuesta, que tiene como punto de partida una experiencia desarrollada por Paco Abril con niños y niñas de varios colegios de Gijón.

Nuestra sugerencia, sin embargo, es bastante más modesta y se circunscribe al propio centro escolar o a la biblioteca. Partiremos de la lectura de un libro que se ha convertido en un clásico entre los amantes de la literatura infantil. Se trata de Oliver Button es un nena, de Tomie de Paola, editado por Miñón.

La historia nos presenta un niño, Oliver, que es distinto a los demás. Mientras sus compañeros juegan al fútbol, él prefiere pintar, leer, coger flores; pero, sobre todo, bailar y disfrazarse. Por eso, cuando en el colegio se juntan todos los compañeros para formar los equipos, él es el último en ser elegido: no es lo suficientemente bueno para jugar con ellos. Con el paso del tiempo, se convierte en el centro de todas las burlas; y «Oliver es un nena», en el estribillo diario en el patio de recreo.

El cuento tiene un planteamiento realista, que sólo en el desenlace se aparta de lo que en la mayoría de los casos suele ocurrir en la vida real. De todas formas, el final feliz que el autor presenta es del agrado del lector, que desea para el protagonista del cuento el resarcimiento del desprecio acumulado de que ha sido objeto.

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La sugerencia que te ofrecemos se propone, además de animar a leer, utilizar las lecturas como medio de animar a los niños a reflexionar sobre los problemas que acontecen en su entorno más próximo. En este caso concreto, sobre la marginación a que se ven sometidas las personas que se apartan de los comportamientos y actitudes considerados como normales. La actividad consiste en la celebración de un juicio; para ser más exactos, de la simulación de un juicio. En el mismo, se acusará a los compañeros de Oliver de burlas y desprecios dirigidos hacia este último.

Con este fin, propondremos a los niños la preparación de una vista oral en la que ellos mismos van a participar como jueces, abogados encargados de la defensa, fiscales y miembros del jurado. Además, otro grupo de niños puede asumir el papel de la prensa y medios de comunicación en general. La tarea de este grupo es dar publicidad, en el centro escolar, del acontecimiento que en breve va a tener lugar. De la imaginación y el deseo o no de implicarse en la actividad de los distintos participantes dependerá en gran medida el éxito o fracaso de la empresa.

De todas formas, es importante que les demos pistas de algunos pasos que pueden dar. Por ejemplo, debemos recomendarles que vayan dando información de manera progresiva. Así, los primeros días, antes de que se haya hablado del libro en las demás clases del centro, pueden colocar carteles en los que se anuncie simplemente que se acusa a los compañeros de Oliver de menosprecio. El objetivo es crear una cierta expectación en los niños. Posteriormente, pueden imprimir algunas octavillas dando mayor información sobre el caso que se va a juzgar y detallando cómo han sucedido los hechos. Finalmente, llegará el momento de descubrir que toda la información tiene su origen en un libro.

Es el momento de poner a disposición de las distintas clases algunos ejemplares para que todos puedan conocer la historia con detalle.

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Durante este tiempo, tanto el grupo de defensores como la acusación tienen que haber buscado a otros compañeros que se presten a comparecer como testigos de los hechos, con el fin de apoyar los argumentos que una y otra parte van a utilizar en la vista.

Jim

A lo largo del proceso, la clase es el lugar donde se debe estar llevando a cabo la actividad menos vistosa, menos folclórica si quieres, pero de mayor importancia: la reflexión pausada sobre un hecho que se repite,   —74→   desgraciadamente, con demasiada frecuencia en el colegio y fuera de él, es decir, el rechazo que sufren muchas personas por el único motivo de ser diferentes a la mayoría.

Si, como es de esperar, el libro ha sido leído en las clases y el problema que se debate es suficientemente conocido por la mayoría, los miembros del equipo que desempeñan el papel de medios de comunicación pueden desarrollar gran número de actividades complementarias. Se les puede sugerir que redacten titulares y breves artículos informativos; que realicen entrevistas a otros compañeros, a profesores y padres solicitando su opinión; que escriban reportajes y cartas al director.

Y, por fin, llega el momento de la celebración del juicio, que puede ser único para todo el centro, o distinto para cada ciclo, si el centro es grande. Para dar comienzo al mismo, el presidente de la sala relatará los hechos de forma breve y aséptica para que todos los presentes conozcan el caso. A continuación, concederá la palabra a los miembros de la acusación y la defensa para que expongan sus argumentos e interroguen a los testigos que deseen. Por último, los miembros del jurado deliberarán y darán su veredicto; y el presidente de la sala dictará la sentencia.

Aunque resulta obvio, conviene subrayar la importancia de elegir un presidente que ofrezca garantías. Una actuación ecuánime y capaz de moderar las distintas intervenciones es fundamental para conseguir un correcto desarrollo de la vista, que de otra forma puede convertirse en un tumulto.

Por otro lado, la actividad exige muchos esfuerzos y se corre el riesgo de dedicárselos a los aspectos más vistosos olvidando los realmente importantes, con lo cual puede quedar reducida a simple espectáculo. Por ello, nos parece necesario recordar una vez más que el objetivo principal es conseguir que los niños discutan este problema y que se acostumbren no sólo a aceptar y respetar a quienes son diferentes, sino a valorar   —75→   positivamente lo que de enriquecimiento para cualquier grupo humano tiene la existencia, en su seno, de la diferencia y la diversidad; sean éstas del tipo que sean: raciales, sociales, culturales, políticas, o de cualquier otro tipo.

Y antes de pasar a la siguiente letra, queremos despedirnos de la J, con Henry James, dándole Otra vuelta de tuerca para recordarte que esta actividad la puedes desarrollar con otros libros. Para los niños medianos, no te olvides de Janosch, y El tío Poppoff. Se acusa al tío Poppoff de seguir una conducta extraña, porque todo el mundo sabe que volar es para pájaros.

Si la actividad está destinada sólo a los mayores, recuerda que también Janer Manila, Gabriel, empieza por J y que tiene un bello libro sobre el problema de la emigración -El rey Gaspar- que invita a pensar. Se acusa a esta sociedad en que vivimos de injusta e insolidaria por obligar al rey Gaspar a abandonar su familia, sus amigos y su país para poder sobrevivir.



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ArribaAbajoKarma

K

... -Algo sube por la colina -observó mamá Loba enderezando una oreja-. Prepárate.

Crujieron levemente los matorrales en la espesura, y papá Lobo se agachó, con el cuarto trasero sobre la tierra, dispuesto a dar un salto. De haber estado allí en acecho, hubierais visto entonces la cosa más estupenda de este mundo: el lobo se detuvo en el preciso momento de estar saltando. Brincó antes de haber visto contra qué se lanzaba, y, de pronto, trató de pararse. El resultado fue salir disparado en dirección vertical hasta un metro de altura y volver a caer en el mismo sitio.

-¿Un hombre! -exclamó con disgusto-. Un cachorro humano. ¡Mira!

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Frente a él, apoyándose en una rama baja, se erguía, completamente desnudo, un niño moreno que apenas sabía andar. La cosa más fina y regordeta que jamás se había presentado, de noche, frente a la caverna de un lobo.

-¿Esto es un cachorro de hombre? -dijo mamá Loba-. Nunca había visto ninguno: tráelo...


R. Kipling, El libro de la selva.                


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¡Karma!, karma, que no estamos hablando de esa calma meridional, no. KARMA es, en el brahamanismo asumido por los budistas, lo que queda de un hombre cuando muere: su obra, la consecuencia o el efecto de sus acciones, su pensamiento y su palabra.

A lo largo de miles de años de historia, los hombres han ido dejando escritas sus palabras, sus ideas y sus creaciones. Los libros recogen toda la sabiduría humana, pero no siempre han sido como los conocemos actualmente. Cada época de la historia ha tenido su libro, con unos materiales distintos, unos medios de fijación de los mensajes diferentes y unos sistemas de escritura diversos.

Lo que nos proponemos en esta letra de oculto nerviosismo, aunque cargada de generosidad, talento y vigor, es sumergirnos en las profundidades de los tiempos, acercarnos a la historia de los libros y a los libros de historias. Esta propuesta, como otras de este alfabeto, admite todas las adaptaciones oportunas en cada ocasión y se puede llevar a cabo con niños de distintas edades y en ámbitos variados.

En el principio de los tiempos los libros eran orales; no existían como tales y sus historias se iban pasando mediante la voz de unas personas a otras, al amparo de las ascuas y bajo la luz de las estrellas. Algunas de esas palabras que se lleva el viento han perdurado hasta el momento presente. Nuestros abuelos constituyen el eslabón más próximo al pasado que tenemos a nuestro alcance, y buscar en su memoria es una sugerencia enriquecedora que nos aporta multitud de informaciones y vivencias.

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La escritura amarra las palabras y las dota de las alas necesarias para remontar las barreras del espacio y el tiempo. En la zona sur de Mesopotamia, hace casi cinco mil años los sumerios crearon los primeros libros: las tablillas de arcilla. Cortaban el barro en delgadas planchas, generalmente rectangulares; la mayoría de ellas con una superficie no superior a uno de nuestros libros de bolsillo. La forma de esa plancha solía ser plana o abombada. Cuando la arcilla no estaba aún seca escribían, marcando con un instrumento de sección triangular y de punta roma. La tableta se secaba al sol o en hornos, hasta darles la dureza del ladrillo. Las tablillas eran apiladas, formando verdaderos libros, y luego se guardaban en los estantes de las casas de la sabiduría. La primera escritura sumeria fue pictográfica, pero evolucionó hacia la cuneiforme. Convertirnos en escribas sumerios o acadios es muy sencillo y proporciona unas tablillas muy sumerinteresantes.

El libro de los faraones egipcios utiliza por vez primera la tinta como medio de impresión y se realiza sobre un material más ligero, como es el papiro. Esta planta crecía con profusión a orillas del Nilo y, tras un complejo proceso, se fabricaban unas hojas de papel que se pegaban de izquierda a derecha en largas fajas, formando así el rollo papiráceo. Escribían con jeroglíficos en columnas de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda. Para ello utilizaban una caña rígida y afilada, calamus, que con la regla eran las herramientas indispensables del escriba. La tinta estaba hecha con carbón vegetal mezclado con agua y goma. No nos va a resultar tan fácil como con la arcilla encontrar el papiro por estas latitudes, pero sí podemos usar un sustitutivo; lo importante es escribir en ellos aventuras jeroglíficas.

Kikufo

Los códices de pergamino romanos sustituyeron a las tablillas de madera enceradas y a los papiros que los griegos utilizaban. En su elaboración se empleaba piel de cordero, ternero o cabra que una vez preparada servía de soporte para escribir con el cañón de una pluma de ave grande. Los pergaminos doblados en cuadernillos se   —81→   cosían con hilo. Con el tiempo se fueron haciendo tapas de madera, metales o cuero y aparecieron las letras capitales. En esta ocasión también usaremos un material semejante, ante la clara imposibilidad de lograr un pergamino. La badana es un cuero blando que nos abrirá las puertas para hacer nuestros códices repletos de fábulas grecorromanas.

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Mientras tanto en China se inventaba el papel en el primer siglo de nuestra era. A mediados del siglo VIII los árabes lo trajeron y adaptaron a sus necesidades. En la España musulmana había una próspera industria papelera. Sin embargo, sólo se impuso en el occidente cristiano entre los siglos XII-XV, cuando la demanda de lo escrito superó las posibilidades del pergamino. Estos manuscritos ya son más fáciles de realizar y podemos llenarlos de Gu-Shr o cuentos chinos, en su honor.

Las xilografías fueron el antecedente de la imprenta, las planchas de madera de los chinos dieron paso a los tipos móviles de Gutenberg. Llegó la revolución del libro: la sabiduría ya no sería patrimonio de unos pocos, con la imprenta las palabras se extenderían por el mundo como si de un huracán se tratase. Ya nada sería como antes y entre otras cosas la portada: el título de la obra, su autor, escriba, fecha y lugar, se habían colocado durante cuatro mil años al final del libro, pasando a la primera página impresa. La ilustración también llegaría con el tiempo, para dar vistosidad y servir de enseñanza.

A medida que vamos conociendo la historia del libro también nos acercaremos a las historias que esos libros contienen, de esta manera pondremos en contacto a los chavales con esa literatura histórica: las Fábulas de Esopo, Las Mil y una Noches, Cuentos Chinos... son algunos de los libros que, a pesar del paso del tiempo, todavía nos van a encantar.

El resultado de esta aventura, sumeria, egipcia, griega, china, árabe... puede tener como colofón una exposición de estos libros, memoria de nuestra memoria, recuperados de las garras del olvido por nuestras manos y entusiasmo.



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