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Hay letra gótica (derivada casi seguramente de libros alemanes) en la portada de las Reflexiones sobre la naturaleza, o consideraciones de las obras de Dios en el orden natural de Sturm, traducidas al francés y de este al español (Madrid, Benito García, 1803); y en dos ediciones de la Constitución de Cádiz (1820 y 1822). La portada de la edición de las Noches lúgubres de Cadalso, hecha en Valencia por Cabrerizo (1817), tiene también algún rasgo gótico. Existirán, sin duda, muchos ejemplos más. (N. del A.)

 

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En el poema de Quintana A España después de la revolución de Marzo, escrito en Abril de 1808, aparecen las sombras de Fernando III, Gonzalo de Córdoba y Mío Cid; Arriaza en su Profecía del Pirineo, escrita también en 1808, introduce un coloso o titán medio desnudo, que representa a España, figura alegórica más que espectro. Se introduce la sombra del rey Jaime I en un poema del mismo tipo y época, por Cristóbal de Beña, lanzando el reto de España contra Francia. (N. del A.)

 

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Basamos estas conclusiones en el análisis de las elegías siguientes: Jovellanos, Oda sáfica al capitán don José de Álava - En la muerte de Doña Engracia Olavide; Meléndez Valdés, Oda en la muerte de Filis, Oda a la mañana: en mi desamparo y orfandad, Oda a la muerte de Nise, Elegía. En la muerte de Filis, seguida del Epitafio del sepulcro de Filis y un Soneto renunciando a la poesía después de la muerte de Filis, Oda al Dr. D. Antonio Tavir a... en la muerte de su hermana, Elegía. La Virtud. En la temprana y dolorosa muerte de un hombre de bien; Arriaza, La Compasión. Canto fúnebre a la muerte del excelentísimo señor duque de Alba; Cienfuegos, A un amigo en la muerte de un hermano y La Escuela del Sepulcro. A la señora marquesa de Fuentehíjar con motivo de la muerte de su amiga la señora marquesa de las Mercedes; Quintana, En la muerte de un amigo. (N. del A.)

 

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Por amable petición de Francisco Lafarga, contribuí con la primera versión de estas páginas al coloquio dirigido por él sobre «La imagen de Francia en las letras españolas», celebrado del 15 al 18 de Noviembre de 1988 en la Universidad de Barcelona. (N. del E.)

 

85

Entrevista en La Vanguardia, Barcelona, 1 de Noviembre de 1988, pp. 44-45. (N. del A.)

 

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Los empeños de seis horas se atribuyen a Calderón en las Comedias nuevas escogidas de los mejores ingenios de España, Octava parte, Madrid, 1657, que tal vez leyeran el Rey y Tuke. Pero Calderón negó la paternidad, que correspondía a Antonio Coello; y la comedia se publicó con el título Lo que pasa una noche. Comedia famosa de Don Antonio Coello, «a mediados del siglo XVII», según José Simón Díaz, Bibliografía de la Literatura Hispánica, Madrid, 1970, V III, n.º 4709. (N. del A.)

 

87

Hay traducción francesa de Bodkin, Lettres sur l’Espagne, París, Institut d’Estudes Hispaniques, 1969, versión y prólogo de A. Zviguilsky; con quien colabora B. F. Yegorov para la edición rusa de 1976, Leningrado, Editorial Nauta. (N. del A.)

 

88

Continuación de lo publicado en nuestro número 9 (1993). (N. del E.)

 

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En 1880, en uno de los momentos álgidos de la contienda verbal que lo opone a Nocedal y a El Siglo Futuro, Pidal reivindica para la Iglesia ciertas libertades y afirma que todos los católicos deben emprender «la reconquista de la Sociedad que se nos va, y tenemos que hacerlo con los mismos medios de que se ha servido la Revolución para corromperla: [...] por las asociaciones, por todos los medios en fin, legítimos y adecuados al objeto» (Gómez Aparicio, 1970, pág. 314). (N. del A.)

 

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Este conocido discurso de Pidal ¿Qué esperáis?, que empezaba por una llamada a las honradas masas carlistas, fue comentado de manera muy crítica por la prensa carlista e integrista que lo consideró como una incitación por parte de Pidal para que los carlistas traicionasen la causa de Don Carlos. (N. del A.)