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Galdós makes clear, throughout El audaz, that Martínez Muriel misreads or disregards the will of the people. Having accepted Rotondo's offer to lead an uprising in Toledo for the supporters of Fernando VII, Martínez exceeds his authority and attempts to sway the unwilling populace to his anti-monarchical, anti-clerical intent. The people, extremely conservative, traditional, loyal to Church and King, fight against him. Not only ignorant of the feelings of the Spanish people, he is ignorant of human nature in general: Martín's group tries to sustain itself on slogans alluding to abstractions such as «No hay más soberanía que la de la Nación» (p. 385), whereas «El pueblo estaba en contra suya, y no como una fuerza bruta, sino inspirado por un sentimiento» (p. 392). Galdós takes great pains to demonstrate that in dealing with mobs, instincts and emotion will always be victorious over ideas and reason. He thus anticipates Enrico Ferri and Gustave Le Bon in their treatises on the behavior of large groups. Galdós demonstrates that Martínez Muriel is ignorant of this aspect of mob psychology and consequently suffers defeat.

 

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Benito Pérez Galdós, prólogo a El abuelo, O. C., VI (Madrid, Aguilar, 1942), 9.

 

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Los comentarios de Clarín respecto a los esfuerzos dramáticos de Galdós y su aplicación de principios dramáticos a la novela son harto conocidos: «Pérez Galdós, novelista ante todo, ha querido escribir para el teatro, y hasta hoy no ha hecho más que llevar a la escena, más o menos cambiadas, ideas novelescas, planes de novelas...» De su ensayo «El teatro... de lejos. Las tentativas de Pérez Galdós», en Palique (Madrid: Victoriano Suárez, 1893), 79. En otro momento declara Clarín: «Es vulgar ya esto: para el teatro, y aun para el drama en general, no sirve el análisis, el estudio detenido, con su serie de petits faits que nos dan la vida de un espíritu humano. Cuando el teatro, el moderno principalmente, aspira a entrar en estos dominios de la novela, ante todo suele salir mal librado, y en lo que acierta, acierta mediante no muy legítimos expedientes, como verbigracia, los monólogos excesivos, las escenas casi iguales repetidas, las transmutaciones violentas, el tiempo atropellado, etc.» De su reseña «Realidad, novela en cinco jornadas, por don Benito Pérez Galdós», Revista Literaria (marzo, 1890), reimpreso en Obras selectas (Madrid: Biblioteca Nueva: 1947), 1172. Además de esta crítica de consideraciones formales, la obra teatral galdosiana fue censurada por su temática política y social, la cual encerraba un ataque sobre ciertos mitos españoles consagrados (el honor calderoniano, la trascendencia militar, etc.). Véase Stanley Finkenthal, «Galdós en el teatro. La reacción crítica», en Estudios de historia, literatura y arte hispánicos ofrecidos a Rodrigo A. Molina, ed. por Wayne H. Fink (Madrid: Ínsula, 1976), 155-63.

 

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Benito Pérez Galdós, prólogo a Los condenados, O. C., VI (Madrid: Aguilar, 1942), 727-8.

 

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Benito Pérez Galdós, prólogo a Casandra, O. C., VI (Madrid: Aguilar, 1942), 116.

 

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Galdós, prólogo a Casandra, 116.

 

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Entre las novelas galdosianas que tienen contrapartido dramático posterior figuran Doña Perfecta (novela, 1876; drama, 1896); Gerona (1874; 1893); Zaragoza (1874; 1907); Realidad (1889; 1892); La loca de la casa (1892; 1893); El abuelo (1897; 1904); Casandra (1905; 1910), o sea, una de las novelas de la primera época, dos Episodios nacionales y cuatro obras del período de las novelas contemporáneas tardías.

 

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Galdós, prólogo a El abuelo, 9.

 

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Benito Pérez Galdós, «Decadencia», en Nuestro teatro, Obras inéditas, V (Madrid: Renacimiento, 1923), 149-98.

 

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Gonzalo Sobejano, «Razón y suceso de la dramática galdosiana», Anales Galdosianos, 5 (1970), 39.

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