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ArribaAbajoIII. Concilio de Alcalá de Henares (15 enero 1257)

Fidel Fita


Es inédito y hasta hoy desconocido en nuestra historia eclesiástica52. Fué provincial de Toledo, y acordó normalizar y fijar la celebración de los sucesivos, prescribiendo que en adelante se juntasen dos veces todos los años, el día décimoquinto después de Pascua florida y el 11 de Noviembre, fiesta de San Martín. Tres poblaciones se designaron para los cuatro concilios que debían verificarse de bienio en bienio, por este orden:

Años conciliares
1.imagen11 Noviembre 1257. En Alcalá de Henares.
Domingo del Buen Pastor (7 Abril) 1258. En la villa de Buitrago, hacia el extremo boreal de la provincia de Madrid.
2. imagen 11 Noviembre 1258. En Buitrago.
Domingo del Buen Pastor (27 Abril) 1259. En Brihuega, villa de la provincia de Guadalajara entre Alcalá y Sigüenza.

Las tres poblaciones, colocadas dentro del radio de la diócesis de Toledo, aseguraban en los palacios, propios del arzobispo, apto local para los respectivos congresos. Una ojeada sobre el mapa del dilatado espacio, comprendido por la provincia metropolítica de Toledo al uno y al otro lado del Guadarrama, demostrará cuán acertada fué la designación y atribución de estos puntos céntricos. Los archivos eclesiásticos de Buitrago, poco ó nada explorados hasta hoy acerca de este particular, atesoran probablemente datos de extrema valía.

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La designación de tiempo y de lugar con arreglo á esa norma ordinaria, que decretaron los Padres del concilio de Alcalá, era susceptible de excepción siempre y cuando el Metropolitano, atendiendo por causa grave á la reclamación de alguno de sus sufragáneos, tuviese á bien cambiar el lugar ó anticipar el tiempo. Otra quizá no fué la razón de haberse celebrado durante el año 1258 en Madrid un concilio, del que hay cierta memoria53, sustituyéndose á uno de los dos que correspondían, según se ha visto, á Buitrago.

La asistencia de los convocados era forzosamente personal, y no se admitía sustitución por procurador sino en caso de impedimento legítimo. El concilio, reunido, juzgaba de la validez del impedimento y de la idoneidad del procurador. La falta de uno u otro requisito era multada en 200 maravedís, que el obispo contraventor debía pagar al arzobispo y á los demás prelados asistentes.

Tales son, en sustancia, los acuerdos notabilísimos del concilio de Alcalá de Henares, firmados y sellados en 15 de Enero de 1257 (de la Encarnación, 1256) por el arzobispo electo (1252-1259) de Toledo, D. Sancho54, hijo de San Fernando, y por sus sufragáneos D. Fernando, obispo de Palencia (1256-1265), D. Gil, obispo de Osma (1246-1261), D. Raimundo Losaña, obispo de Segovia (1249-1259), que luego fué arzobispo de Sevilla, D. Pedro de Sigüenza (1251-1259), y D. Mateo de Cuenca (1248-1257), quien no tardó en ser trasladado á Burgos55.

Al infatigable P. Burriel hay que agradecer la siguiente copia y descripción del auto original, que vió en el archivo de la catedral de Toledo.

Biblioteca Nacional, códice Dd 88, fol. 91, 92.

«Nos Sancius, divina providencia Toletane Sedis Electus, Hispaniarum Primas, Domini Regis Cancellarius, una cum suffraganeis   —153→   nostris F. Palentino, E. Oxomensi, R. Segobiensi, P. Segontino, et M. Conchensi, Episcopis, ut nobis et concessis nobis Ecclesiis salubrius et nichilominus efficacius consulatur, ad dei gloriam et honorem statuimus quod nos dicti comprovinciales Episcopi annis singulis bis in anno ad celebrandum provinciale concilium in dei nomine congregemur.

Itaque prima vice apud Alcala de Fenares in festo beati Martini primo, Secunda quidem vice apud Butragum in quinta decima die post resurrectionis Dominicam, celebrando supradicto concilio intersimus. In secundo autem anno prima vice apud Butragum in festo sancti Martini, in secunda vero vice apud Briocem convenire quinta decima die post Resurrectionis Dominicam teneamur, ac sic deinceps in succedentibus annis singulis inviolabiliter observetur. Nisi forsan interim cuiquam nostrum ita gravis casus accideret ut uterque supradictorum terminus, vel saltem alter, necessitate cogente deberet merito preveniri. In quo casu, cum quemcumque nostrum necessitas talis coegerit, domino electo et aliis coëpiscopis significare procuret. Et si Dominus Electus magnum viderit inminere periculum si supradicti termini expectentur, preveniendo terminos supradictos acceleret; et alio termino, quem magis expedire cognoverit, assignato, ad locum et diem quem ipse elegerit et nobis assignandum decreverit teneamur, nisi legitimo impedimento detenti fuerimus, personaliter convenire; et uniuscuiusque nostrum iniurias tanquam proprias prosequamur, donec plenam exinde iustitiam assequamur. Quod quidem impedimentum, qui se impeditum dixerit, domino lecto et aliis coëpiscopis supradicis [quo] die et loco convenerint per procuratorem sufficientem suadebit modis omnibus intimare; et utrum legitimum impedimentum fuerit an non, domini Electi et episcoporum, vel maioris partis eorum, ibidem convenientium iuditio decernetur. Quod si forte minus legitimum impedimentum, vel quem miserit minus sufficientem procuratorem decreverint, in ducentis morabetinis usualis monete domino Electo et aliis eiusdem suffraganeis, qui ad assignatum per eum diem et locum cum eo convenerint, condempnetur.

Hoc autem statuendum decrevimus, salvo iure et dominio domini Regis, quod nos in omnibus et per omnia conservare semper   —154→   intendimus fideliter et devote. Et ne ab hoc statuto quisque nostrum pro suo de cetero possit libito resilire: omnes nos duximus eidem sigilla propria apponenda.

Actum est hoc apud Alcala de Fenares, XVIII.º kalendas Februarii anno Domini Millesimo Ducentesimo Quinquagesimo Sexto.

Pergamino de tercia de largo y quarta de ancho. Letra menuda entre redonda y quebrada. Penden cinco sellos de cera aovados.

1.º Figura un clérigo en pié sosteniendo con ambas manos un libro sobre el pecho: á la derecha un castillo y á la izquierda un León: sobre la cabeza un adorno de talla: la orla es: imagen S. S.56 ELECTI TOLETANI HYSPANIARVM PRIMATIS. En el reverso tiene impresos cinco camafeos; uno en medio, cabeza desnuda de hombre [mirando] ázia su derecha; y otro con dos caballos bigatos guiados de una victoria, impreso cuatro veces en los cuatro lados.

2.º Figura de un Prelado en pié, revestido, con báculo, bendiciendo. La orla es: imagen SIGILLVM F. FERRANDI EPISCOPI PALENTINI.

3.º Figura de un prelado revestido, en pié, bendiciendo. La orla es, imagen S. RAYMVNDI EPI. SEGOBIENSIS.

4.º La misma figura; y la orla es: imagen S. EGIDII DEI GRA. EPI. OXOMENSIS.

5.º La misma figura; y la orla es: imagen S. PETRI EPI. SEGONTINI.

6.º Destrozado. Figura, la misma; y la orla es: S. MAGRI.57 [MATTEI CON]CHENSIS EPI.»

Hasta aquí el códice.

Profunda luz emana de este importante documento sobre la Historia eclesiástica de España. La multitud de concilios provinciales de Tarragona durante el siglo XIII58 no puede ya, de hoy   —155→   más, oponerse á la nulidad de los de Toledo. El argumento puramente negativo suele ser escollo en que naufraga la verdad histórica. La supuesta nulidad se explica, no porque realmente en el centro de la Península hubiese decaído el vigor de la antigua disciplina59, sino porque no se han explorado bastantemente los instrumentos fehacientes, que yacen sepultados y olvidados en el polvo de los archivos60. Diré más. El concilio provincial Complutense del año 1257 viene á demostrar cómo en la segunda mitad del siglo XIII no decayó, antes bien obtuvo mayor vivacidad y robustez el espíritu consultivo de la legislación, que en la esfera puramente eclesiástica no podía menos de progresar al compás del auge político que iba cobrando en las Cortes de estos reinos. El concilio nacional de Valladolid del año 1228 decretó61:

«Primeramente mandamos que la constitución de los concilios provinciales et de los sínodos obispales, que han de facer por correpción et por reformación de las costumbres, fechas por salud de las almas et de los cuerpos, sean aguardadas firmemente segun su tener, et que non se deje de guardar por negligencia ó por otra razon ninguna.»

La constitución del ecuménico Lateranense IV62, cuya observancia prescribió con entereza el concilio de Valladolid, se halla en las Decretales de Gregorio IX63, disponiendo que los concilios provinciales se celebren todos los años (singulis annis), mas no exigiendo que esto fuese más de una vez por año. Bien más, durante algún tiempo después de publicada en esta región de España, no se cumplió la constitución; y de ello se quejó amargamente Honorio III al arzobispo D. Rodrigo y á los obispos y demás prelados de la provincia de Toledo en bula inédita64 que,   —156→   les envió desde Viterbo el día 25 de Octubre de 1219. La he transcrito del códice Dd. 138, fol. 10 recto-11 vuelto, de la Biblioteca Nacional65. Héla aquí:

«Honorius Episcopus, servus servorum Dei, Venerabilibus fratribus... Archiepiscopo Toletano et Suffraganeis eius, ac Dilectis filiis ceteris ecclesiarum Prelatis in Toletana provincia constitutis, salutem et apostolicam benedictionem.

Expectavimus hactenus expectantes si monitis et statutis concilii generalis exculta domini vinea sabaoth floruisset; si Aaron virga turgentibus gemmis erupisset in flores et dilatatis foliis amigdala produxisset; si germinassent mala punica et ficus produceret grossos suos; quia ficus precoquas anima sponsi desiderat, et sponsa diligit botros cipri. Set ecce, quod dolentes dicimus, ante messem seges effloruit, et vinea fere tota et ficus ac virga magis aruit, et vindemiator manum ad cartallum non revocat; set sic semper vindemiat quod post vindemiatores racemos aliquos colligere vix valemus. Nam unusquisque fere in viam suam abiit, et ad suam negotiationem revolat a Regis nuptiis dampnabiliter se excusans. Jam quidam ministri Altaris, sicut iumenta, non solum in stercore computrescunt, set peccatum suum sicut Sodoma predicant nec abscondunt, facti ruina et laqueus populorum. Quidam etiam ecclesiarum prelati, qui gladios ancipites in suis manibus acceperunt ad faciendam vindictam et increpationes in populis, errantes non corrigunt, membra putrida non excidunt, a caulis oves contagiosas et morbidas non excludunt, vulnus livorem et plagam tumentem non ligant, nec curant, neque fovent oleo vel emplaustro; propter quod, quia cicatrix populi non obducitur, in Galaath non censetur esse medicus vel resina. Proinde in consilium subditorum venire anima prelatorum convincitur. Tum iidem proximorum vitiis non resistunt; sicque manus mulierum misericordium parvulos suos coquunt. Hii etiam bona sibi commissa dissipant et consumunt; dispergunt sanctuarii lapides in capite omnium platearum; indignos promovent,   —157→   perniciosis stipendia ecclesiastica largiuntur, in suis ecclesiis conventicula de sanguinibus congregantes. Tales equidem non attendunt, quod Eli filios suos palpans de sella retrorsum cecidit, et principes populorum, quia non cohibebant hebreos66 initiantes Behelphegor et cum Madianitis in eorum oculis coeuntes, precepto Domini suspensi sunt in patibulo contra solem. Quia, cum de manibus Prelatorum negligentium sanguis requiratur pereuntium subditorum, dum fortioribus instat fortior cruciatus, fit durum iudicium hiis qui presunt. Claustrales autem plurimi, qui fregerunt iugum, ruperunt vincula, qui etiam sicut stercus terre iam contemptibiles sunt effecti, se non corrigunt, subditos non castigant. Capitula iuxta concilii generalis statutum non celebrant, ne in lucem prodeant opera tenebrarum et a lumine arguantur. Propter hoc siquidem hereses invalescunt, quia perpauci hodie murus eneus vel columpna ferrea sunt prelati, vix est qui se opponat murum pro domo Domini ascendentibus exadverso; eo quod, conscientia remordente, duni canes muti proiectum ranunculum in os habent, et sunt quasi baculus arundineus iam confractus, nec latratu nec baculo arcent lupos dilacerantes ecclesiam et in ipsam ululatus validos emittentes.

Cum igitur non possimus dissimulare de cetero vel con[n]iventibus oculis pertransire tantum cleri contagium et populi christiani discrimen, quod procedit et proficit ex negligentia prelatorum, evacuantium per incuriam et torporem sanctiones canonicas, statuta salubria concilii generalis, increpationis securim comminantem excidium nunc radicibus infructuose arboris applicamus, confosse ficulnee cophinum stercoris apponentes antequam maledictionis gladio feriatur, et areat si fructum non   —158→   fecerit in futurum iam diutius expectata. Quocirca, universitati vestre per apostolica scripta mandamus et districte precipimus quatinus, preteritam negligentiam novo studio redimentes, per sollicitudinem geminatam sic prefati statuta concilii, et illa presertim que salutem respiciunt animarum, deinceps conservetis et faciatis a vestris subditis inviolabiliter observari quod possitis exinde laudem consequi et eterna premia promereri, nec quemquam vestrum penam opporteat formidare, ad quam ex nunc potenter accingimur contra desides et remissos. Invigiletis autem propensius ad hereticam pravitatem de vestris finibus, si forsan irrepserit, penitus extirpandam; quia serpit ut cancer, capita ut idra multiplicat, et ut Draco de celo stellas detrahit, et mulieri tendit insidias cupiens filium quem concipit devorare. Ponat etiam unusquisque gladium super femur per medium castrorum transiens de porta in portam; nec parcat fratri proximo vel amico, qui statutis Concilii vilipensis, morum vel vite abicit honestatem, vel non observat in tonsura vestibus et aliis modestiam clericalem, precaventes sollicite ne beneficia conferatis indignis, nec quemquam permittatis habere plures personatus seu parochiales ecclesias, habitas post Concilium generale, quibus cura sit animarum annexa, nisi forsan super hoc habeat indulgentiam Sedis Apostolice specialem. Abbates vero nigri ordinis celebrare hoc anno provincialia concilia non omittant, prout extitit in prescripto Concilio stabilitum; et ut bonorum studium commendare possimus et punire negligentiam perversorum, super hoc ab illis certiorari volumus et mandamus. Attendat igitur unusquisque ut sic mandatum nostrum iuxta susceptum officium exequatur, quod nemo coronam eius accipiat, vel de suo loco eius candelabrum amoveri contingat; set potius mercatur coronari gloria et honore.

Dat. Viterbii, septimo Kalendas Novembris, Pontificatus nostri Anno Quarto67.

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La bula está cuajada de textos bíblicos. Bajo este aspecto se asemeja a la que el mismo Papa dirigió cinco meses más tarde68 al pueblo de Madrid. En el fondo anda de par con la de Honorio I, á la que contestó San Braulio.

Tal vez esté recargado el cuadro de la situación trazado por Honorio III. Otras cuatro contemporáneas69, cuyo texto expuse70, referentes á la inobservancia de las constituciones del concilio ecuménico tocantes á los judíos, manifiestan que el Papa, mejor informado sobre este punto peculiar, y cediendo á las representaciones de San Fernando, transigió, sí, pero por tiempo cortísimo (1219-1221). Mucho menos había de conceder dispensa para mayor tiempo en la celebración de los concilios provinciales; cuya intermitencia (si en realidad existió) ya no podían excusar las sangrientas revueltas, que envolvieron á Castilla durante el breve reinado de D. Enrique I y en los comienzos del de San Fernando. De todos modos claro se hace, ni se puede negar que á partir del año 1228 quedó asentada sobre fundamento solidísimo la celebración regular de los concilios provinciales y de los sínodos diocesanos en toda la jurisdicción metropolítica de Toledo. Resta averiguar cuáles fueron. Su descubrimiento nos dirá si el decreto del concilio de Alcalá en 1257, ha de juzgarse continuación ó bien ampliación del orden establecido.

Madrid 11 de Febrero de 1887.

FIDEL FITA.