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La evidencia del papel de Madrid en la conformación del texto no es menos decisiva que la penetración psicológica del autor. La cuestión no estriba de manera excluyente en el arte de la novela europea, sino en el hecho de las novelas urbanas -y europeas, claro- de Galdós. Tanto V. Klotz en Die erzählte Stadt (Hamburg, RoRoRo,1987; 1ª ed.: 1969) como el conocido Modernism (Londres, Penguin, 1976, de J. Mc Farlane y M. Bradbury) apenas mencionan autores hispánicos. En la addenda de 1987, Klotz nombra a Baroja y a Cela, lo que no esta mal; también Flor de mayo, de Blasco Ibáñez, pero ni una palabra sobre Galdós. Lo hispánico queda casi al margen de uno de los temas básicos del comparatismo como es literatura y ciudad. Cierto es que la dimensión urbana del fenómeno narrativo, por obvia quizás no bastante advertida, se ha acentuado en décadas recientes; pero ello obliga tanto más a recabar para textos como los galdosianos la atención que merecen. El Poeta y la ciudad de D. Cañas (Madrid, Cátedra, 1994) apunta notas de interés (respecto a J. R. Jiménez y Moreno Villa, J. Martí y García Lorca, y el puertorriqueño R. Otero), dentro de la tradición occidental.

 

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Les règles de l'Art, Paris, Seuil, 1992. (Hay trad. al castellano, Barcelona, Anagrama).

 

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Cfr. R. Gullón, «Estructura y diseño en Fortunata y Jacinta», en G. Gullón (ed.), Fortunata y Jacinta, p. 212.

 

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S. Bacarisse, «El realismo de Galdós: reflexiones sobre el lenguaje y la percepción de la realidad», en G. Gullón (ed.), ob. cit., p. 366. Las observaciones de Bacarisse son imprescindibles como invitación para aprehender que no todo lo que se lee está, verdaderamente, leído.

 

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Así, S. Gilman: «The most extreme example of juxtaposition of underlying and symbollically concealed erotic compulsion to conscious decision is the dream that results in 'la pícara idea'.» Cfr. Galdós and the art of the european novel, p. 352, not. 1109. M. López-Baralt acentúa la dimensión fuertemente erótica en «Lo que una sueña tiene su aquél», en La Torre (abril-junio 1988), pp. 339-355. La tensión compulsiva de una parte y de conciencia, de otra, es la más plausible; sin olvidar el escenario en el que insisten estas líneas. La ejemplaridad narrativa del autor, indudable y proyectiva como ninguna otra en el s. XIX, muestra su condición de piedra de toque referencial -por los fenómenos de oralidad que registra, por la agenciación que supone del romanticismo, por el relieve de la mujer en su obra- para la evolución de las letras españolas. R. Chacel confiesa que: «... querría contar con el suficiente capital de tiempo para acometerla porque los destinos de la literatura española están dentro de ella, formando un nudo que no se puede cortar de golpe». (En La confesión, cfr. not. 1107, p. 87). Tanto M. Zambrano como D. Lida se han referido agudamente a estas cuestiones; la primera, en La España de Galdós (Barcelona, La Gaya Ciencia), y España, sueño y verdad (Barcelona, Edhasa, 1982); D. Lida en «De Almudena y su lenguaje», NRFH, XV, núms. 1-2 (1961), Hmje. a A. Reyes, pp. 299-308; «Oralidad y caracterización en Galdós», NRFH, 36, núm. 2, pp. 1193-1206; «Galdós frente al Romanticismo», Filología, 28 (Buenos Aires, 1995), pp. 75-88. Tanto en el vol. cit. de G. Gullón como en la excelente guía de Doña Perfecta y Fortunata y Jacinta, por G. Ribbans y J. E Varey (Madrid, Castalia, 1988) y en D. M. Rogers (ed.), B. P. Galdós, Madrid, Taurus, 1979, con un estudio de los sueños en Fortunata y Jacinta, de J. Schraibman) se recoge la bibliografía pertinente. Importa subrayar la utilidad del vol. Galdós Studies, ed. por J. E. Varey, indicado ya en la not. 1107.

 

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El hecho de mi concentración en el tráfico de la escena se debe, aparte de su obvia dimensión urbana, a la observación que al respecto me hizo el inolvidable Juan García Hortelano.