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321

B. Pérez Galdós, Ensayos de crítica literaria, p. 211.

 

322

S. Gilman, Galdós and the Art of the European Novel 1867- 1887, Princeton, Princeton University Press, 1981, cap. VI.

 

323

Cfr. mi artículo «Prensa y creación literaria durante la Restauración (1874-1902)», en V. García de la Concha (dir.), L. Romero Tobar (coord.), Historia de la literatura española. Siglo XIX (II), Madrid, Espasa-Calpe, en prensa.

 

324

Cfr. J. Álvarez Barrientos, «El periodista en la España del siglo XVIII y la profesionalización del escritor», en Estudios de Historia Social, 52-33 (enero-junio 1990), núms. dedicados a Periodismo e Ilustración en España, pp. 29-39, y «Cuando las letras llegaron a ser de cambio», en De místicos y mágicos, clásicos y románticos. Homenaje a Ermanno Caldera, Messina, Armando Siciliano editore, 1993, pp. 33-46. También, I. Urzainqui, «Un nuevo instrumento cultural: la prensa periódica», en La República de las Letras en la España del siglo XVIII, Madrid, CSIC, 1995, pp. 125-216.

 

325

Es esta una parcela en la que queda aún mucho por hacer y donde la indefinición genérica es aún mayor, precisamente por este carácter literario y por el mayor detenimiento en la redacción de los textos que la revista miscelánea permite a sus colaboradores gracias a su periodicidad semanal o quincenal. Léanse, por ejemplo, las crónicas de José Fernández Bremón en La Ilustración Española y Americana desde 1876 hasta 1914, o las «de salón» de Luis Alfonso, en la misma revista.

 

326

Cfr. J. Timoteo Álvarez, Restauración y prensa de masas. Los engranajes de un sistema (1875-1883), Pamplona, Eunsa, 1991.

 

327

Me refiero tanto a la prosa como al verso, ambos tantas veces de carácter circunstancial o satírico, respondiendo a acontecimientos reales. Recuérdense las crónicas en verso, o revistas cómicas, de Felipe Pérez y González para El Liberal.

 

328

Ha estudiado esta cuestión M. Á. Ezama, El cuento de la prensa y otros cuentos. Aproximación al estudio del relato breve entre 1890 y 1900, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 1992.

 

329

Señala J.-C. Mainer su arraigo en España hacia 1893 y su procedencia francesa. La caracteriza como «mezcla afortunada de impresión vivida y de reflexión». Cfr. La Edad de Plata (1902-1939). Ensayo de interpretación de un proceso cultural, Madrid, Cátedra, 1981, p. 30. No voy a extenderme en comentar lo que se conserva en el lenguaje periodístico de hoy de todo este proceso; remito a los trabajos de especialistas en el área del periodismo. Para observar el enlace, es de interés, por ejemplo, el que José Marín Martínez Albertos, siguiendo a Emil Dovifat, llama «estilo ameno». Vid. del autor mencionado Curso general de redacción periodística, Madrid, Paraninfo, 1992 (2ª ed. revisada).

 

330

Madrid, La España Editorial, 1891.