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Benjamín PRADO, Doble fondo

Hiperión, Madrid, 2014, 115 págs.

Tener recuerdos no es tener memoria.


La codicia es la escoria del deseo.


A veces el tesoro te desentierra a ti.


En el amor, lo que no es una nube es simplemente humo.


No darse por vencido es el único triunfo posible del que va perdiendo.


El caos es la suma de tu orden y el mío.


Unas veces, la suerte nos sonríe; otras, solo nos enseña los dientes.


El noventa por ciento de los neutrales está del lado del más fuerte.


Hay palabras que esquivan lo que quieres decir.


La vida es más o menos dura dependiendo de con qué se golpee.


Los indicios son los hechos por separado.


Lo que no busca nadie, deja de estar perdido.


Hay quien se considera alto solo porque nunca mira hacia arriba.


Lo que ve el envidioso cuando te mira, se parece más a él que a ti.


La primera vez que dejas que te humillen, pierdes tu última oportunidad de que te respeten.


Lo que hundas te esperará en el fondo.


El miedo se tiene; la cobardía se elige.


Inmanejable es solo quien no quiere nada.


Trata de no tener más orgullo del que puedas tragar.


Cuando hago algo nuevo, vuelvo a ser el de antes.


La dignidad no se pierde al caer, sino al tirarse.


A veces hay que tener mucho valor para decir lo que todo el mundo sabe.