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ArribaAbajoGARRIDO GALLARDO, Miguel Ángel: La musa de la retórica. Problemas y métodos de la ciencia de la literatura. Madrid: C.S.I.C., 1994, 284 páginas

Aida Fernández Bueno


Como es sabido, Miguel Ángel Garrido identifica Ciencia de la Literatura, Teoría de la Literatura y Semiótica Literaria. En este último libro no ha variado de posición: a este respecto su postura ha sido suficientemente debatida, razón por la cual no voy a insistir.

Dicho esto, La musa de la retórica representa a nuestro juicio uno de los últimos desarrollos en la filología hispánica, que guarda estrecha relación (con independencia de origen) con la Estilística del Texto rusa y la Retórica en cuanto se refiere al problema de la composición. La Poética rusa, y en particular la nueva dirección de la Estilística del Texto, tienen como principal problema o centro de interés la composición cuya teoría en la escuela rusa hunde sus raíces en la Retórica antigua y en la contemporánea. Esto es lo que hace Garrido Gallardo de forma explicita desde el título.

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Otra característica aquí visible de los últimos trabajos de Garrido Gallardo -que me atrevería a considerar como una constante en su obra- es la de unir, reconciliar posturas, integrar y no querer «acabar» con otras líneas teóricas. Además, en sus diferentes publicaciones subyace el interés en el acercamiento, la aproximación al texto concreto. Si trata de la enseñanza de la literatura dirá que hay que acercar los textos a los alumnos, que la misión que más urge es la de crear lectores. Esta búsqueda de los mejores caminos para acercarse a los textos, a la literatura, implica amor a los mismos, significa proteger, cuidar el texto de todos los lectores para no matar el texto del autor. Significa también no modificar la fuente en función de las lecturas que en determinado momento o lugar queramos hacer. En suma, no dejarse arrebatar por la estrategia semiótica la dimensión humanista de todo estudio literario.

Dos son las líneas que definen a mi juicio, el carácter de esta obra. La primera se refiere a su configuración, la segunda a la huella característica que le imprime su autor. La obra es fruto de una investigación original realizada en confrontación con todo lo nacional o foráneo, antiguo o moderno que conocemos sobre las cuestiones estudiadas. Es aportación, sí, pero integradora, abierta y receptiva.

La peculiaridad autorial de la que hablaba antes radica en la doble faceta de Garrido Gallardo: la de investigador y docente. La investigación que nos presenta parte de una referencia física inicial bien significativa: una pintada en los muros de una Facultad de Filología. No es casualidad la preocupación que se muestra por poner la semiótica literaria al servicio del entrenamiento en el lenguaje a través de esa encrucijada fundamental que es la literatura.

Por lo demás, como es habitual en los trabajos de Garrido Gallardo, aquí puede también presumir de compaginar claridad y profundidad expositiva.

El trabajo que aquí y ahora nos ocupa revela, pues, su posición científica de siempre, la de su Introducción a la teoría de la literatura (1975) o sus Estudios de semiótica Literaria (1982), sólo que ahora son fruto del estudio y reflexión de un profesor e investigador con muchos años de trabajo y experiencia sobre sí que le legitiman para adoptar una posición más distante y así poder observar los hechos como son, sin convertirse en actor apasionado como otrora, lo que imprime a todo el conjunto unas señas de madurez y profundidad nuevas.   —359→  

Quisiera llamar la atención sobre el subcapítulo de la Introducción, «La literatura en la enseñanza del lenguaje» y el capítulo Los caminos actuales de la Teoría literaria en el mundo: España e Iberoamérica. El autor dedica este segundo a la exposición de las aportaciones de los investigadores hispánicos, revisando los últimos trabajos publicados y presentando los que están en curso. ¿Podríamos encontrar una exposición más objetiva y acogedora que ésta? En un mundo donde son tan frecuentes las exclusiones sectarias, esta actitud ética se convierte en mérito científico singular.

«La literatura en la enseñanza del lenguaje» comienza así: «¿No es la enseñanza de la Literatura algo inútil a estas alturas? ¿No es algo que carece de toda justificación en las sociedades avanzadas que miden todo en términos de eficacia? ¿No será el estudio de la Literatura una de esas dedicaciones de las antiguas Humanidades que ya no encuentran lugar en los «activos» curricula de los modernos planes de estudio? ¿Por qué hablar de Literatura en esta época del dominio de lo audiovisual?» (pág. 15). Garrido responde: «La Lingüística es la disciplina que estudia la lengua y estudiar la lengua es mejorar la capacidad de leer (entender) y expresarse, es, en definitiva, mejorar la calidad personal de las personas» (pág. 16).

Con las señales dadas, no pretendo haber ofrecido una reseña en sentido estricto del libro, que trata numerosas y profundas cuestiones de la Teoría y la Semiótica literaria actual (género, Pragmática, etc.). A este respecto, creo que no se puede evadir la lectura directa. Diré tan sólo que el núcleo doctrinal se advierte especialmente en el subcapítulo «Condiciones para una semiótica (verdaderamente) literaria» que concluye: «Postulo que hay que seguir restituyendo sentidos, investigando contextos, aceptando diversas estrategias semióticas y plurales metodologías científicas. No es buen camino estar en el vacío, ni estar en el secreto -y, mucho menos, estar en el truco-, invito (me invito) a no prescindir del misterio. Así seguiremos estudiando (haciendo) literatura... Y no tecnocracias» (pág. 107).