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ArribaAbajoFrancisco Reus Boyd-Swan: El teatro en Alicante: 1901-1910. Cartelera teatral y estudio

Agustina Torres Lara


(Madrid: Tamesis Books/Generalidad Valenciana, 1994)

Una vez más, la prestigiosa editorial Tamesis Books -esta vez en colaboración con la Consejería de Cultura de la Generalidad valenciana- acaba de sacar a la luz un nuevo volumen en las Fuentes para la Historia del Teatro en España. Se trata en esta ocasión del trabajo que Francisco Reus ha llevado a cabo sobre el teatro en Alicante en el primer decenio del siglo XX, producto de la reelaboración de su Tesis de Doctorado. El citado trabajo se enmarca -aunque su autor lo haya pasado por alto- dentro del proyecto de investigación sobre el teatro regional en España en la segunda mitad del siglo XIX y en el XX, dirigido desde el Departamento de Literatura Española de la UNED por el Dr. José Romera. Su finalidad es la de elaborar, de una vez por todas, la historia de la vida escénica en provincias158, con el fin de no obligar a los estudiosos a referirse a los teatros madrileños o   —262→   barceloneses. Si bien es cierto que la capital de España es el escenario donde tienen lugar los más importantes y decisivos acontecimientos teatrales del momento, presentando así una producción más intensa y digna de atención por parte de los investigadores, se hace necesario, por otro lado, el estudio del proceso escénico de los distintos núcleos urbanos para obtener una visión de conjunto.

El trabajo de Francisco Reus viene a cubrir, en parte, este vacío al ocuparse de la escena alicantina en el período abordado. Para ello, se ha servido de fuentes de primera mano tales como la prensa diaria, documentación de archivo -las cuales, dicho sea de paso, sorprende no ver explicitadas-, o programas de mano que el autor ha rastreado en las diferentes bibliotecas alicantinas.

Dos partes vertebran el libro: de un lado, el denominado Estudio; de otro, la Cartelera teatral (1901-1910), auténtico material primario inédito que recoge la totalidad del teatro representado en Alicante en el período abordado y el cual constituye el auténtico material de consulta para los estudiosos en el tema.

En la primera parte, y a modo de estudio introductorio, se aborda, tras presentar algunas cuestiones obvias en el apartado de las generalidades, una serie de aspectos bajo los epígrafes: «Legislación sobre teatro», «Los teatros», «Horarios», «Precios», «Representaciones benéficas», «Representaciones de caridad», «Representaciones extraordinarias», «El público y las obras» y «Conclusiones generales». Tal diseño no responde, pues, a ningún criterio metodológico definido con enraizamiento crítico. Más bien se trata de una serie de retazos sin ilación alguna entre ellos, y, lo que es más, sin relación aparente con la segunda parte del libro, que es la que constituye el auténtico material de consulta. Frente a ello cabría esperar un panorama de conjunto y una primera aproximación al espectáculo teatral sin desdeñar o excluir ninguno de los componentes de dicho espectáculo. El contenido de esta primera parte no cubre ni siquiera con carácter general y sintomático este panorama general de la vida escénica alicantina en el primer decenio del siglo. Si bien quedan cubiertos algunos aspectos de interés como el que el autor dedica a los locales teatrales, los horarios y los precios; otros, como los que versan sobre la legislación sobre teatro o el público, quedan un tanto desdibujados al convertirse en exposiciones farragosas de las distintas disposiciones legislativas en el primero de los casos, y la recurrencia permanente a las citas de fragmentos teatrales, en el segundo. Sabemos que, por imperativos editoriales, ha tenido que recortar mucho de la tesis de doctorado.

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La segunda parte de la obra es la que conforma la Cartelera teatral (1901-1910), la cual contiene la totalidad de espectáculos representados a lo largo del decenio abordado. El valor de tan vasto corpus reside tanto en su importancia numérica -que se cifra en un volumen de 881 títulos- como en la información que incorpora relativa a la autonomía de la función, la ficha técnica de los títulos representados -género, número de actos, autor o autores o compositores en el caso de que los hubiere-, compañías que los llevaron a las tablas, horario de las funciones y local de las representaciones.

Dicha cartelera, que sigue una ordenación cronológica -años, meses y días-, sigue dos numeraciones: la primera de ellas es correlativa e indica el volumen total de obras representadas; la segunda indica la frecuencia de una obra, o, lo que es lo mismo, el número total de representaciones de ésta, dato de vital importancia para conocer la acogida que dispensó el público a algunos títulos.

La cartelera lleva como colofón dos índices: uno de obras representadas, que distingue el teatro declamado del lírico, además del escrito en valenciano y otro de autores -dramaturgos, «letristas y compositores»- con las mismas categorías que el anterior, los cuales remiten numéricamente a la Cartelera teatral.

De la consulta de esta segunda parte se desprenden datos tan reveladores para el estudio del teatro en la capital alicantina en el período abordado como el volumen total de obras llevadas a las tablas, obras más representadas, géneros más prodigados, autores más representados o compañías que pasaron por los teatros alicantinos, datos que aparecen reflejados en los balances anuales llevados a cabo por el autor.

Por último, quisiéramos aclarar una cuestión no dilucidada por el autor en esta segunda parte como es la atribución de autoría de un par de obras, aunque en nada desdice, dadas las dimensiones de la Cartelera, el rigor con que se ha llevado a cabo. Éstas son: El agua de San Prudencio, comedia en un acto, de Antonio M. Ballestes; El terremoto de la Martinica, drama en tres actos, traducido por Juan de la Cruz Tirado y G. F. Coll de la obra de C. Desnoyer y C. Lafont, Le tremblement de terre de la Martinique; y La chiclanera, juguete cómico-lírico en un acto, de Eduardo Jackson Cortés y Manuel Fernández Caballero.

Finalmente, la obra ofrece entre las ilustraciones abundantes carteles, programas de mano y planos de los distintos edificios teatrales,   —264→   importantes testimonios gráficos que rescatan del olvido la realidad viva del espectáculo teatral del Alicante de la época.

El presente volumen constituirá a partir de estos momentos punto de referencia inexcusable para aquellos que quieran acercarse tanto al teatro español, en general, como al alicantino, en particular, de los albores del siglo XX.

Agustina Torres Lara