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Biblioteca de Literatura Infantil y Juvenil

La cigarra y la hormiga - videoteca Ficha de la obra

Era un día de verano. El sol brillaba y el cielo estaba azul. Las hojas de los árboles y las flores del campo brillaban en todo su esplendor. Las mariposas y los pájaros revoloteaban por el aire sin parar.

La cigarra cantaba y tocaba la guitarra todos los días, no paraba de cantar. La hormiga trabajaba almacenando provisiones sin parar.

La cigarra cantarina, que veía a su vecina la hormiga de un lado a otro trabajando sin parar, le preguntó: -¿Qué haces? ¿Por qué trabajas tanto?

Y la hormiga respondió: -Claro, hace falta almacenar comida ahora para cuando llegue el invierno; de lo contrario, luego no tendré qué comer.

La cigarra la miró con desprecio y siguió cantando y tocando la guitarra.

Pasó el tiempo, el verano acabó, también el otoño y llegó el invierno. La nieve cubrió el bosque de un manto blanco. Las flores desaparecieron, los pájaros y las mariposas ya no volaban, los árboles estaban secos, sin hojas.

La cigarra tenía frío, hambre, no tenía nada para comer, así comenzó a andar... Por el camino encontró una hoja que utilizó como abrigo. ¡Tenía tanto frío y tanta hambre!

Siguió caminando hasta que vio luz a lo lejos, en casa de la hormiga.

Se acercó y llamó a la puerta. La hormiga abrió y le preguntó: -¿Qué haces ahí fuera?

-A lo que la cigarra contestó:

-Perdona, es que tengo tanta hambre, no tengo qué comer y, además, hace tanto frío. La hormiga le respondió enseguida: -¡Claro! ¿Qué hacías tú durante el verano? A lo que  la cigarra respondió cabizbaja: -¿Yo? No hacía nada más que cantar y cantar.

-¿Lo ves? Replicó la hormiga. Durante todo ese tiempo trabajé almacenando comida para tenerla preparada y poder comérmela ahora.

La cigarra se disculpó diciendo:

-¡Cuánta razón tienes!

La hormiga, que era muy buena, invitó a la cigarra a entrar en su casa.

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