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ArribaAbajoI. Bibliotheca arabico-hispana. -Tomo IV

Francisco Codera


El tomo IV de la Bibliotheca Arabico-hispana, que acabo de publicar, contiene 315 biografías de personajes españoles ú orientales, que fueron discípulos de Abu Alí As-Sadafi, obra escrita por el célebre historiador valenciano conocido vulgarmente por Aben Al-Abbar.

Como los árabes, tanto españoles como orientales, fueron tan amigos de los estudios biográficos, no se limitaron á escribir diccionarios de carácter general, sino que muchos escribieron obras que comprendían las biografías de los individuos notables de una clase ó de una población, como la Historia de los fakihes e Al-Andalus, de Aben Abde-l-Bar, las de los Fakihes y kadhies de Córdoba por el mismo, Clases de los poetas de Al-Andalus por Otsman ben Rebiah, Historia de los fakihes y kadhies de Toledo por Ahmed ben Mothahir y otras muchas que sería enojoso enumerar.

Á esta clase de obras especiales pertenece la que acabo de publicar, formando el tomo IV de la Bibliotheca Arabico-hispana.

Entre las muchas obras biográficas que se conservan en la Biblioteca del Escorial, que permanecen inéditas y de las cuales no se conoce copia en otra biblioteca, una de las más curiosas y más fáciles de publicar por el buen estado del códice, era el Almócham, ó sea Diccionario por orden alfabético de los discípulos del kadí é imam Abu Ali As-Sadafi.

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Este célebre imam, llamado Hoçain ben Mohammad ben Fierroh ben Hayyun416 ben Çoccarah As-Sadafi, conocido generalmente por Abu Ali As-Sadafi ó Abu Ali ben Çoccarah, nació en Zaragoza hacia el año 454: después de haber estudiado en Zaragoza, Valencia y Almería bajo la dirección de los mejores maestros que había en dichas poblaciones, en el año 481 se embarcó para Oriente, haciendo la peregrinación á la Meca; después, visitó las ciudades de Basrah, Waçith y Bagdad, donde permaneció cinco años dedicado al estudio, y en el año 487 se trasladó á Damasco, y de allí á Egipto, de donde regresó á nuestra península en el año 490.

Vuelto á España, Abu Ali As-Sadafi no volvió á su ciudad natal, sino que se estableció en Murcia; si bien durante algún tiempo parece que no tuvo asiento fijo; pues consta que enseñó en Xátiba, Denia, Alcira y Valencia.

Durante diez años, desde 495 á 505, estuvo enseñando en Murcia, donde tuvo multitud de discípulos que de toda España iban por oír sus lecciones: nombrado kadhí de Murcia, pronto se le hizo insoportable este cargo, para librarse del cual huyó á Almería, no pudiendo conseguir que se le admitiese la renuncia, ó por verse libre de las instancias para que permaneciese en su puesto417.

Pero en Almería tampoco se vió libre del deseo que los demás concibieron de que fuese kadhí, cuyo cargo tuvo la debilidad de aceptar, desempeñándolo durante algún tiempo, hasta que, al principio del año 508, cansado de nuevo, se escondió, sin que sus discípulos supieran de él por algún tiempo, dejando defraudados á los que habían acudido á Almería por oír sus lecciones;   —341→   pues algunos habían comenzado un libro que no pudieron concluir, teniendo que regresar á sus casas los que para ello tenían medios; pues no faltaron quienes hubieron de quedarse en Almería, por haber consumido sus recursos418.

Vuelto Abu Alí As-Sadafí á Murcia en el año 508, allí le encontramos de nuevo dedicado á su ocupación favorita, la enseñanza, que ejerció hasta poco antes de su muerte y en circunstancias poco favorables para maestro y discípulos; pues en el año 514 fueron á escucharle en Xátiba muchos, cuando él se preparaba para la guerra santa, que iba á emprenderse contra los cristianos de Aragón, guerra que dió fin con la batalla de Cutanda, en la que murió Abu Alí As-Sadafí con muchos de los voluntarios.

De los libros que enseñaba Abu Alí, ó que los discípulos leían bajo su dirección, da noticias abundantes Aben Al-Abbar, al hablar de cada uno de los discípulos, resultando un número muy considerable, en el que van incluidas las obras más notables acerca de las tradiciones musulmanas.

Los biógrafos de Abu Alí ben Çoccarah no indican que éste escribiera libro alguno; pero de Aben Al-Abbar se infiere que escribió, aunque poco; pues solo menciona dos obras, que serían sin duda de escaso interés; pues la una era Series de la tradición acerca de los pecados cometidos por los musulmanes y de su perdón, y en la otra reunió la serie de los maestros de Abu Mohammad ben Al-Charud: cuando se citan las obras Altas tradiciones de Abu Alí y Anotaciones de Abu Alí As-Sadafí, debe suponerse que se trata de obras compuestas por sus discípulos, comprendiendo la doctrina de su maestro419.

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El historiador valenciano Aben Al-Abbar, después de haber escrito su Tecmilah ó seaComplemento de la Assilah de Aben Pascual, en cuya obra hubo de incluir las biografías de muchos discípulos de Abu Alí ben Çoccarah, quiso dedicar un libro especial á tratar de todos los que habían sido discípulos del imam de Zaragoza, fueran españoles ó no, y produjo la obra, que, contenida en uno de los códices del Escorial, ha visto la luz pública por vez primera.

El códice Escurialense, en muy buen estado de conservación, salvo el que hacia el fin le faltan dos hojas, mas una que estaba incluida en uno de los legajos, en el que la reconoció nuestro discípulo D. Julian Ribera, consta de 82 folios útiles, de letra magrebí muy buena en general: copiado dicho códice, como consta en una nota en la anteportada, por el distinguido literato Abu Abd-Allah Mohammad ben Omar ben Mohammad ben Omar ben Roxaid, quien añadió algunas notas marginales explicando ó corrigiendo algo del texto, sirvió probablemente para los estudios de este literato y de su hijo Jahya, pues fué copiado para el uso de ambos: después, sin que sepamos cuándo, fué adquirido para la biblioteca de la ciudad de Mansuriah por mano de su bibliotecario, de quien sabemos que era español, pero no su nombre, que no acertamos á leer en la nota de letra relativamente moderna, que hay en el primer folio.

Dado el carácter de la obra, que se limita á las biografías de los discípulos de Abu Alí ben Çoccarah, que vivió desde el año 454 á 514 (ó sea desde 1062 á 1120 de J. C.), se comprende que ha de tratar de personajes que figuran en los últimos años del siglo quinto de la hegira y primera mitad del sexto, cuya historia puede contribuir á poner en claro. Las poblaciones cuya historia recibe más luz de las noticias que da Aben Al-Abbar en esta obra, son las de Murcia y Valencia, que en el período de crisis por que atravesó la España musulmana al desaparecer los Almoravides hasta el completo triunfo de los Almohades, fueron teatro de no pocas alteraciones y cambios repentinos, contribuyendo á que resulten más noticias de esta parte de España, por un lado, el que siendo de Valencia el autor, debía estar más enterado de las cosas de su tierra, y por otro, el que la mayor parte de los discípulos de Abu Alí As-Sadafí eran de esta región: así resulta que las poblaciones que mayor contingente de discípulos proporcionaron á Abu Alí As-Sadafí fueron, Murcia, que figura con 34. -Almería con 25. -Xátiva con 23. -Valencia y Córdoba con 15. -Granada con 14 -y Orihuela y Zaragoza con 11.

Dar noticia detallada de los datos nuevos bibliográficos que aparecen en esta obra, de los cargos administrativos ó de las cosas curiosas que me resultan en las papeletas correspondientes, sería molestar demasiado la atención de la Academia, y así voy á limitarme á dar noticia de lo que encuentro en cuatro ó cinco papeletas.

Del zaragozano Nam ben Mohammad ben Mohammad ben Daiçam ben Nam, dice, que «ántes de ser discípulo de Abu Alí, ó antes de acompañarle, ya le había pedido la ichazah (licencia para enseñar), y á una porción de los que con él, uno de los xeques cristianos de entre sus vecinos de la gente de la frontera, el cual no sabia qué había oido de él»: este hecho podrá indicar que nuestros cristianos aragoneses iban á estudiar con los moros de Zaragoza.

Del carácter del imam Abu Alí As-Sadafí y del sistema de enseñanza, da muestras la siguiente anécdota, tomada de Abu Ornar ben Ayyad, el cual dice haberla oído al fakih Abu Mohammad Abde-l-Gani ben Maqqui el de Xátiva, el cual decía: «estábamos en Murcia estudiando (oyendo) el hadits (la tradición), que enseñaba Abu Alí As-Sadafí: un día, estaba leyendo Abu Jahyah ben Chafar, natural de Murcia, el libro Al-Wuhdan de ¿Moçlim? y nosotros estábamos oyendo, cuando pasó por una palabra obscura, acerca de la cual preguntó al maestro, quien le dijo, sigue leyendo; poco después tropezó con otra palabra dudosa, acerca de la cual interrogó al maestro, el cual no la conocía tampoco: entonces Abu Alí tomó el libro de manos del que leía, lo cerró y nos dijo: no es lícito que yo explique este libro hasta que conozca la verdad de estas palabras obscuras: los que estábamos con él éramos de todas las regiones del país, y habíamos hecho el viaje por oír sus lecciones.» -Si como resulta de este y otros muchos textos, en los libros árabes hay palabras que no entendían los maestros más afamados, no debe extrañarnos que nosotros no   —344→   podamos entender ciertas expresiones más ó menos obscuras.

De Abu Omayyah Ibrahim ben Mohammad, quien á pesar de su poca ciencia había llegado á ser kadhí de los kadhies del Oriente de Al-Andalus, cuenta alguna de las necedades á que le llevaron su soberbia y volubilidad, entre otras «la de que había encargado en su testamento que, al morir, se le hiciese la zala (la oración) en el pórtico de su casa; que, si había mucha gente para presenciar el entierro y conducir el féretro, fuese sacado á la puerta de su casa; y que si aún se aumentaba la gente, fuese llevado á la almosalla420, por temor de que fuesen pocos los acompañantes y se alegrasen los que le tenían envidia; pero la cosa sucedió al revés, pues su testamento quedó ¿sin cumplir?

Batallas del Puerto y de Cutanda, años 508 y 514 de la hegira.

Aben Al-Abbar en su Almôcham, con otros historiadores árabes, hace mención de dos batallas gloriosas á las armas catalanas y aragonesas, y de las cuales, sin embargo, apenas hacen mención nuestros historiadores, ó si las mencionan, lo hacen con tan poca exactitud, que confunden las fechas y los personajes que en ellas intervienen, é ignoran el lugar en que una de ellas acontece.

Ambas batallas ó encuentros entre musulmanes almoravides y cristianos catalanes y aragoneses acaecieron en el intervalo de pocos años, en 508 y 514 de la hegira, ó sea la primera, que los autores árabes llaman del Puerto, en el año 1114 ó 1115, pues no precisan el mes, y la segunda, la de Cutanda, en el año 1120, en el mes de Junio ó Julio.

Aben Al-Abbar menciona por primera vez la batalla del Puerto al hablar del «gobernador de Murcia, Ibrahim ben Juçuf ben Texufin, nombrado para este cargo por su hermano el Amir almoslimin Alí en reemplazo de su otro hermano Abu Abd-Allah, conocido   —345→   por el hijo de Aixah, el cual había desempeñado este gobierno desde que los Almoravides se habían apoderado de esta región: entre los capitanes de Juçuf ben Texufin no había otro tan esforzado y constante en la protección de la religión, ni tan cuidadoso en la obediencia como el príncipe Abu Abd-Allah, el cual durante su mando tuvo muchas batallas con los cristianos y él fué el que conquistó el célebre castillo de Aledo.»

«El príncipe Aba Abd-Allah siguió de walí de Murcia, hasta que enfermó de la vista en lo mejor de su vida á consecuencia de la expedición de Barcelona, en la que murió mártir Abu Abd-Allah ben Al-Hach: llámase esta batalla, la batalla del Puerto, y acaeció en el año 508 (desde 7 de Junio de 1114 á 27 de Mayo de 1115); poco después, el príncipe Abu Abd-Allah se quedó ciego y se anuló su pensar, en virtud de lo cual su hermano Alí ben Yuçuf le llamó (á la corte), reemplazándole con su hermano Ibrahim (pág. 55)», cuya biografía entraba en el plan de Aben Al-Abbar el incluir en esta obra, por haber sido discípulo de Abu Alí As-Sadafí; de modo que por tratar del un hermano, nos ha dado del otro noticias que nos interesan más que las que pudiera darnos no saliéndose de su asunto.

De la parte extractada de esta biografía, sacamos en claro que la expedición á Barcelona, en la que se dió la batalla del Puerto en el año 508, debía ir mandada por el walí de Murcia, el príncipe Abu Abd-Allah ben Yuçuf ben Texufin, y que en ella murió mártir Abu Abd-Allah ben Al-Hach (walí de Zaragoza).

De la muerte de este mismo, á quien llama con más detalles Abu Abd-Allah Mohammad ben Al-Hach (el peregrino) Daud el Lamthuni, y de quien dice que había sido gobernador de Córdoba y Fez, vuelve á tratar Aben Al-Abbar con motivo de la biografía de un su amigo: dice con relación á nuestro asunto, que con él estuvo su amigo en Zaragoza cuando fué walí de esta ciudad y de Valencia, hasta que murió mártir en el lugar conocido por el Puerto, que es lo mismo que imagen (puerta), en el año 508 (pág. 134.)

En la biografía de un hijo de Abu Abd-Allah Mohammad ben Al-Hach (el Peregrino) Daud, vuelve á indicar la muerte de este personaje en la expedición desde Valencia á las inmediaciones   —346→   de Barcelona, recordando que había sido gobernador imagen Córdoba por Alí ben Yuçuf ben Texufin (pág. 193.)

Y por fin vuelve á mencionar la batalla del Puerto al hablar de Yahya ben Mohammad el Omawí, conocido por Aben Kabruk, natural de Lérida, el cual después de haber sido kadhí de Xátiba, de cuyo cargo hizo dimisión que le fué admitida, fué ¿asesor? del kadhí de Valencia: hallóse en la batalla del Puerto, y en ella murió mártir (pág. 309.)

Excepción hecha de Aben Al-Abbar, no encontramos otro autor que mencione esta batalla con el nombre de batalla del Puerto, el autor del Karthás da también noticia de esta expedición, conviniendo en la fecha y en el fondo de la narración, ó mejor dicho, de las circunstancias; pues hemos visto que Aben Al-Abbar no narra la expedición, sino que se refiere á ella: el texto del autor del Karthás es el que sirvió á Conde para su narración, con las intercalaciones y omisiones que lo parecieron convenientes, algunas de las cuales, como sucede con la omisión de la fecha de la derrota, alteran bastante la verdad histórica; pues para los que lo toman de este autor, se adelantan los sucesos cuatro ó cinco años421.

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Los historiadores catalanes, ó no hacen mención de estos sucesos, ó lo hacen sólo por una tradición vaga, que unos admiten y otros niegan por ir acompañada de circunstancias inverosímiles: dícese que el conde D. Ramón Berenguer III, hubo de abandonar á Mallorca dejándola bajo la guarda de los genoveses, para acudir en auxilio de Barcelona que se veía amenazada por los moros de Prades y de Ciurana, ayudados de los de Valencia y Tortosa, y que el Conde obtuvo de ellos una gloriosa y brillante victoria en el Congost ó estrecho de Martorell: las fechas de la batalla del Puerto y la del Congost de Martorell vienen á coincidir, si bien con alguna dificultad, pues los árabes asignan á la batalla del Puerto la fecha 508, que comienza en 7 de Junio de 1114 y termina en 26 de Mayo de 1115, y los catalanes suponen la del Congost de Martorell en 1115 al volver de Mallorca D. Ramón Berenguer: y como el último hecho de armas en Mallorca, la toma del Alcázar, tuvo lugar á primeros de Abril (Balaguer, Historia de Cataluña, 2.ª edic. t. II, pág. 325), el tiempo resulta escaso ó justo para que dentro del año 508, ó sea hasta 7 de Junio, pudiera regresar á Cataluña y encontrarse con los Almoravides antes del 7 de Junio.

Partiendo de los datos concretos que suministran los autores árabes, á los historiadores catalanes toca investigar más este punto, y ver si la batalla del Puerto tiene algo de común con la del Congost de Martorell.

También de la batalla de Catanda habla Aben Al-Abbar como por incidencia y donde menos podía esperarse; pues lo hace con ocasión de haber de citar el año 514, en que muero uno de los discípulos de Abu Alí As-Sadaff; pues dice de Ahmed ben Ibrahim ben Mohammad ben Yalaf ben Abu Laila.

«Murió en el año 514, y en este año murió Abu Alí en la batalla de Cutanda (y también se dice Kutanda) en el alfoz de Daroca, distrito de Zaragoza: están discordes los compañeros de él (es decir, los discípulos de Aben Alí), acerca de ella; pues Abu Chafar ben Alpedes la fija después del asar (instante medio entro el medio día y la puesta del sol), del miércoles 17 de rebia postrero: á este autor sigue Abu Abd-Allah ben Abd-r-Rahim: Abu Alfadhal ben Iyyadh dice en su Catálogo que Abu Alí salió á la   —348→   expedición en el año 14 con el príncipe Ibrahim ben Yuçuf ben Tuxufin el Lamthuni, acompañado de su colega en la excelencia, Abu Abd-Allah ben Alfarre y que ambos estuvieron presentes el célebre día de Cutanda en la frontera superior, el jueves, á 6 por andar de rebia postrero del año referido y que indudablemente acaeció á los muslimes la derrota: ambos fueron muertos; Allah los haya perdonado.»

«Dice Abu Al-kaçem ben Pascual en ia As-lilah, «el Kadhi Abu Alí As-Sadafi, Allah le haya perdonado, murió mártir en la batalla de Cutanda en la frontera de Alandalus el jueves», y está conforme con Aben Iyyadh, excepto en el mes, pues dice rebia primero, y esto es la verdad.»

«Y dice Abu Amru Al-Jadhir ben Abde-r-Rahman «murió (Abu Ali) en el accidente contra los muslimes en Cutanda al fin del jueves 18 de rebia primero», siguiendo á Aben Pascual en cuanto al mes».

«De letra de Abu Abd-Allah ben Modric el Gaçani, el Malagueño, he leido, «el fakih Abu Alí, Allah le haya perdonado, murió mártir en la batalla de Cutanda el jueves 19 de rebia el primero» y recuerda el año; dice, «fué (la batalla) contra los muslimes, Allah los reintegre en su estado primitivo; murieron en ella de los voluntarios cerca de 20.000, y no fué muerto en ella del ejército, es decir, del chaud, ni uno».

«Otros cuentan que el ejército se volvió derrotado á Valencia el 20 del mismo mes, rebia primero, y que el kadhí Abu Bequer ben Alarabi se halló presente; añade, y fué preguntado, ¿acerca del lugar de su salvacion de ella y de su estado? y contestó422 «salió el que dejó la tienda y la carga,» (páginas 7 y 8).

Varias veces vuelve Aben Al-Abbar á mencionar la batalla de Cutanda, pero sin añadir dato alguno, mejor dicho, no hace más que mencionarla con motivo de hablar de los que fueron discípulos de Abu Alí en Xátiba, cuando estuvo allí de paso para la expedición.

Resulta de lo que dice Aben Al-Abbar que la batalla de Cutanda   —349→   ó la muerte de Abu Alí As-Sadafí, según los diferentes autores acaeció en una de las fechas siguientes del año 514.

Miércoles, 17 de rebia postrero. -16 de Julio de 1120.

Jueves, 6 por andar (es decir, 23) de rebia postrero. -22 de Julio de 1120.

Jueves, 6 por andar (es decir) 24 de rebia primero. -23 de Junio de 1120.

Jueves, 18 de rebia primero. -17 de Junio de 1120.

Junio 19 de rebia primero. -18 de Junio de 1120.

Aben Al-Atsir dedica un artículo especial á dar cuenta de la batalla, que llama sitio de Cutanda, en los siguientes términos:

«En este año, es decir, en el 514, un rey de los reyes de los Francos en Alandalus, llamado Aben Radimir, salió marchando hasta llegar á Cutanda, la cual está en las inmediaciones de Murcia en el Oriente de Al-Andalus; la sitió y apretó contra sus moradores: el Príncipe de los muslimes Alí ben Juçuf, que estaba entonces en Córdoba con un grueso ejército de muslimes y los chund (contingente de región) voluntarios, enviólos contra Aben Radimir, y habiéndose encontrado, lucharon fuertemente; pero Aben Radimir los derrotó con derrota desconocida, siendo grande la matanza entre los muslimes: entre los que fueron muertos se hallaba Abu Abd-Allah ben Alfarre, kadhi de Almería, que era de los prefectos sabios, y de los abstinentes en el mundo (de las cosas mundanas), de los justos en el kadhiazgo»423.

También Adh-Dhabbí se refiere una vez á la batalla de Cutanda, aunque sin mencionarla; pues dice de Abde-r-Rahman ben Fatah el Lajmi, que murió mártir en 514 en compañía de Abu Alí ben Çocarrah.

En Almakkari no encontramos noticias especiales, pues se limita á poner casi lo mismo que hemos tomado de Aben Al-Abbar.

Nuestros autores aragoneses se hallaban tan poco enterados de la batalla de Cutanda, que el diligente Zurita en sus Anales (lib. I, cap. XLIV) la supone anterior á la toma de Zaragoza, á la   —350→   cual fué posterior en dos años: supone que el ejército almoravid estaba mandado por Temim, hijo del Miramamolin (de Alí ben Juçuf), y que fué en auxilio de Zaragoza, á cuyas inmediaciones llegó, acampando en María; pero que no creyéndose con fuerzas suficientes para resistir, volvióse por el mismo camino, pasando en esto todo el estío, y que siendo ya muy adelante el invierno, por el mes de Diciembre, «tornó á enviar un sobrino suyo con grande muchedumbre de gente para que entrasen en Zaragoza y la abasteciesen: el Emperador salió á él y dióse la batalla, en la cual los moros fueron rotos y vencidos, y se dice que murió el hijo del Miramamolin.»

Resulta que de las noticias de Zurita nada podemos sacar para poner en claro lo que de la batalla de Cutanda queda obscuro en la narración árabe; pues el autor en que Zurita se apoya, estaba muy mal informado, ya que no cabe dudar que la batalla acaeció en el año 514 en los meses de rebia primero ó rebia postrero, que corresponden á los meses de Junio y Julio del año 1120, y por tanto dos años después de la toma de Zaragoza, que se supone consecuencia de la batalla de Cutanda.

Dispensen los señores académicos si he ocupado su atención con noticias de poquísima importancia: con esto he cumplido por ahora el compromiso de dar cuenta á la Academia de la marcha de la publicación de la Biblioteca Arabico-hispana.

Para terminar este desaliñado informe, diré á la Academia que he comenzado á imprimir otra obra biográfica del mismo autor valenciano, Aben Al-Abbar, á saber: la Tecmilah, ó sea Comple mento á la obra de Aben Pascual, que tuve el honor de publicar: aunque esta nueva obra de Aben Al-Abbar está incompleta en el códice del Escorial (y no se conoce otro), dará para dos tomos de impresión, con lo que tengo tarea quizá para dos años, y por tanto en este tiempo no volveré á molestar á los Sres. Académicos con informes como éste.

Madrid, 1.º de Abril de 1886.

FRANCISCO CODERA.