27 silencios
Augusto Casola
Tapa e ilustraciones: Livio Abramo. Fondo Editor Paraguayo «Nueva Era».
A Epifanía Casola, mi madre muerta
Al amor vivo
I
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Tras el suspiro | ||||
tu extraña presencia | ||||
toda sombras sin mariposas | ||||
y violetas | ||||
dormidas entre tus manos | ||||
hechas de surcos y gemidos | ||||
y ramillas de ilusión | ||||
que adornan tus lívidas mejillas | ||||
y el mármol de tu frente dolorida | ||||
Tu extraña presencia inmóvil | ||||
sin aleteo de aves migratorias | ||||
Tu extraña presencia inmóvil | ||||
sin lágrimas del próximo rocío |
III
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Tus ojeras profundas | ||||
enmarcan los ojos ya sin lágrimas. | ||||
Has cerrado, al fin, las puertas del dolor. | ||||
La vieja primavera | ||||
agostada entre las violetas del jardín | ||||
y las ramillas de ilusión | ||||
dormidas entre tus ilusiones. | ||||
Sólo tus ojeras | ||||
-profundas cavernas del adiós- | ||||
duermen con tus ojos, | ||||
duermen con tus manos, | ||||
duermen... | ||||
¡Cómo son profundas tus ojeras, | ||||
cuando duermes...! |
IV
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Cómo amabas las violetas, | ||||
el trébol de cuatro hojas que nunca hallaste | ||||
y el jazmín | ||||
Cómo vivo tu presencia | ||||
ahora que no vives | ||||
y estás conmigo | ||||
ahora que no estás | ||||
Cómo me abrazo a los recuerdos | ||||
y tu sombra de recuerdos | ||||
ne abraza con sus besos | ||||
y ¡cómo siento los besos que me dabas! | ||||
y ¡cómo siento los besos que no di! |
V
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VI
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VII
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Tú..., | ||||
¡que ni lo presientes | ||||
y yo que no puedo sentir! | ||||
-y miras sin ver- | ||||
ese lago de tus ojos, | ||||
ese azul que envuelve cuanto miras, | ||||
y tú, | ||||
que no presientes mi presencia | ||||
-savia entre tus venas- | ||||
-acíbar en mis labios- | ||||
y tu boca | ||||
y tú | ||||
que no presientes nada | ||||
y yo que siento todo | ||||
no debo sentir nada. |
VIII
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¡Cómo brilla en tus ojos | ||||
el brillo de tu casi niñez! | ||||
¡Cómo sumerjo en ellos | ||||
-azulceleste iridiscente- | ||||
mis años saturados de gris! | ||||
y salgo envuelto | ||||
en azulceleste... |
IX
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Tu voz es un eco -tan solo- | ||||
que a veces solloza | ||||
en mi memoria; | ||||
tu voz, | ||||
una caricia ausente, | ||||
un beso olvidado | ||||
-la hora ha huido- | ||||
..., tu voz, | ||||
que a veces llega | ||||
con el eco.
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X
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No aprehendí tu sexo | ||||
-no supe hablarle- | ||||
veo tu rostro, tu sonrisa, | ||||
el lago fulgente de tus ojos | ||||
-tu cuerpo, apenas niña- | ||||
-tu voz, apenas niña- | ||||
No aprendí tu sexo | ||||
al hablar contigo; | ||||
solo el murmullo del viento | ||||
y tus manos blancas y finas | ||||
-y mis manos- | ||||
caricias que solo yo presiento | ||||
No he hallado tu lenguaje | ||||
y en mí bullen las palabras | ||||
-no supe armar la frase de tu sexo- | ||||
¡Tú! que aún no has despertado. |
XI
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XII
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Frases hechas, dicen, | ||||
y vacías | ||||
-vacías de quien, de qué- | ||||
si dentro y fuera | ||||
sólo hay vacío. | ||||
Tú, | ||||
junto a mi vacío. | ||||
Tú, | ||||
y tu voz, tu risa. | ||||
Tú, | ||||
junto a mí; | ||||
yo, tú, | ||||
nuestro vacío |
XIII
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