¿A qué ilusorio afán doné mis horas? Ahora, cuando cruzo Amor: ¿Cómo puedo nombrarte? Contéstame: Cuánto tardaste ¿Cuánto tiempo pasó? Tiene lo nuestro De la distancia oscura de un insalvable abismo; De pronto me sucede, patria mía, Deja en mi reposo una flor. Dentro de mí se anudan Dijo la voz al hombre aquella vez Domingo gris ¿Dónde estarás, Durante mucho tiempo Empecé como un juego En este corazón, ¿En qué universidad se otorga el título Es mejor hablar claro; Este escurrírseme la vida entre las venas Existe algún lugar en mí Flores de agosto Fue como un soplo. Ha llegado la hora del balance Hay veces cuando todas las palabras He andado. Hoy desperté Igual que tú, La irreductible puerta del misterio Llegan las horas siempre. Lo sé: ¿Mis manos son débiles? No comprendo si estoy No importa que nadie comprenda esto que te digo. No recuerdo haber visto en «La Alcándara» No. No. Los pies no nos sirven Para cuando no sirvan las palabras Para decir amor necesitamos ¿Por qué este aroma que me trae el viento Porque me has sido fiel ¿Que se nos van las horas? ¡Qué triste vas ¿Quién pretende exhibir su corazón Quise convertirme en caricia infinita Quise un mundo de flores y frutas ¿Será para mi corazón una diadema blanca? Si -porque soy mujer- algo conozco Si hubiéramos estado hechos de metal, Si muero hoy, Si pudiera esta tarde Sí. Sí. Siempre han tenido algunos Te amo, abril, te amo Tener esta forma Toma lo que te he dado y vete Toma, viento, mi mano. Tu voz -con anillos y poros- Un papel Uñas y dientes hundidos en la carne dura Y sin embargo he sido, soy hermosa Yo (también peregrina), habitante Yo decidí una vez dejar de amarte
|
|