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Agradecer en una interlengua: una comparación entre la competencia pragmática de los estudiantes nativos y no nativos del español en California, Estados Unidos

Domnita Dumitrescu


California State University, Los Angeles.

Resumen

Las normas que subyacen al conocimiento de los hablantes acerca de qué se considera apropiado decir a quién, y en qué circunstancias, varían considerablemente de una comunidad lingüística a otra, tanto entre grupos idiomáticos diferentes, como también -lo que es más difícil de determinar- en el interior de los mismos. Por eso, enseñar a los estudiantes de una segunda lengua cómo interactuar en forma apropiada con los hablantes nativos de la misma es un reto que no pocos educadores suelen - voluntaria o involuntariamente - pasar por alto. La investigación actual en el campo de una disciplina en rápida expansión, la pragmática interlingüística, puede ofrecer fructíferos puntos de partida para el estudio contrastivo del desarrollo de la competencia pragmática de los nativos y los no nativos de una determinada variedad lingüística u otra. Esta ponencia se enfoca en el acto de habla cortés de agradecer y de responder al agradecimiento en español, en comparación con el inglés. La población en que se centra son los estudiantes de español como segunda lengua en una universidad estatal de California, cuyo estudiantado es un 60% de origen hispano, en su mayoría bilingüe. Los datos analizados han sido recogidos con la ayuda de un cuestionario aplicado a 120 informantes, que representa una adaptación al español y una ampliación del cuestionario usado inicialmente por Eistenstein y Bodman en 1986 para el inglés. Los datos obtenidos han sido corroborados con una serie de «dramatizaciones» (role-play) y han sido comparados con los datos obtenidos con el mismo cuestionario distribuido a estudiantes nativos del español, recién llegados a California desde España y Latinoamérica (y, desde luego, con los datos de Eistenstein y Bodman para el inglés). Sin embargo, esta ponencia presenta un análisis más bien cualitativo que cuantitativo, centrándose en dos objetivos básicos: a) proveer una descripción estructural y funcional de las fórmulas lingüísticas de agradecimiento y respuesta al mismo, usadas con mayor frecuencia en español por los nativos y no nativos, incluyendo a los bilingües; y b) demostrar la transferencia de reglas pragmáticas del inglés al español de los estudiantes tanto no nativos, como bilingües dominantes en inglés.

Palabras clave:

agradecimiento, interlengua, competencia pragmática, cortesía positiva, transferencia.




ArribaAbajoIntroducción

Las normas que subyacen al conocimiento de los hablantes acerca de qué se considera apropiado decir a quién, y en qué circunstancias, varían considerablemente de una comunidad lingüística a otra, tanto entre grupos idiomáticos diferentes, como también -lo que es más difícil de determinar- en el interior de los mismos. Por eso, enseñar a los estudiantes de una segunda lengua cómo interactuar en forma apropiada con los hablantes nativos de la misma es un reto que no pocos educadores suelen -voluntaria o involuntariamente- pasar por alto. La investigación actual en el campo de una disciplina en rápida expansión, la pragmática interlingüística puede ofrecer fructíferos puntos de partida para el estudio contrastivo del desarrollo de la competencia pragmática de los nativos y los no nativos de una determinada variedad lingüística u otra.

Tradicionalmente, la pragmática interlingüística se ha concentrado en las dimensiones ilocutivas y las estrategias de cortesía en la realización de los actos de habla (Kasper y Blum-Kulka, 1993: 4) en diversos idiomas. Además, se ha enfocado en la producción y la recepción de los actos de habla producidos por aprendices de una segunda lengua, y en los fracasos pragmáticos resultantes en el marco de la interacción con hablantes nativos de aquella lengua. Y finalmente, se ha llegado a interesar, más recientemente, por los estilos comunicativos interculturales que resultan del contacto entre dos idiomas en el habla de los inmigrantes bilingües (ibid.).

En este trabajo me propongo abordar, desde el punto de vista de los aspectos arriba mencionados, uno de los actos de habla corteses más comunes, y sin embargo bastante poco estudiados hasta la fecha, por lo menos en la lengua española (concebida ya sea como L1, L2 o como variedad bilingüe): el agradecimiento.






ArribaAbajoEl agradecimiento: supuestos teóricos

El agradecimiento es uno de los actos de habla catalogados ya por los «fundadores» de la pragmática filosófica, como Austin y Searle. Para este último por ejemplo, el agradecimiento es un acto ilocutivo realizado por el hablante, que se basa en una acción previa llevada a cabo por el oyente. Esta acción previa beneficia al hablante, y este último está consciente de ello y se siente agradecido o apreciativo. En consecuencia, pronuncia unas palabras que cuentan como una expresión de agradecimiento o apreciación (Searle, 1969). Norrick (1978) incluye el agradecimiento entre los actos ilocutivos expresivos, y hace hincapié en su carácter formulaico y en el hecho de que al parecer es el menos «sentido» (ingl. heartfelt) de su categoría. Por su parte, Leech (1983) subraya que la función ilocutiva del agradecimiento (expresar apreciación) coincide con la meta social de establecer y mantener una atmósfera cortés y cordial entre los interlocutores. En otras palabras, el agradecimiento es un acto de habla que refuerza la cortesía positiva y, como tal, contribuye al desarrollo armonioso de las relaciones sociales entre los miembros de una comunidad humana. En este sentido, hay que distinguir claramente entre lo que Wierzbicka (1987) llama to thank (agradecer) y to say thank you (decir: «gracias»), ya que se ha demostrado que la palabra «Gracias» puede cumplir otras funciones discursivas, que no tienen nada que ver con la expresión de la gratitud propiamente dicha; así como no es menos cierto que hay maneras alternativas de expresar gratitud, sin acudir al verbo realizativo como tal.

En este trabajo me voy a enfocar exclusivamente en el acto de habla de agradecer (o dar las gracias) a posteriori -por un favor, un servicio, una invitación, un regalo, un buen deseo, un cumplido, etc. recibido por o dirigido al hablante con anterioridad- , dejando de lado las situaciones en que se dan las gracias con anticipación por una promesa o después de un pedido (lo cual, a menudo, puede interpretarse más bien como una imposición velada). Tampoco tomo en cuenta las situaciones en que se dice «gracias» para terminar una interacción, o como preámbulo a otro acto de habla (como por ejemplo aceptar un ofrecimiento, rechazar una invitación, o como expresión de ironía o descontento). Además, excluyo -debido mayormente a las dificultades técnicas que supone la recolección de tales datos- las expresiones no verbales de la gratitud, como sonrisas, palmaditas en la espalda, bajar la mirada, cubrirse la cara, etc. -comunes en ciertas culturas, y no desconocidas entre hispanohablantes tampoco.

Desde el punto de vista de su distribución discursiva, el agradecimiento es un acto de habla diádico, en el sentido de que suele estar seguido por una reacción verbal, con la cual forma lo que los analistas de la conversación llaman «un par adyacente» asimétrico (a diferencia de los pares adyacentes simétricos del tipo Buenos días/Buenos días, o Feliz Navidad/Feliz Navidad, en que la reacción es igual al estímulo). Por otra parte, ocupa una posición mediana dentro de una secuencia de interacción tripartita, ya que su aparición está condicionada por un estímulo previo: la acción que merece ser agradecida, y que puede ser iniciada por el «benefactor» o ser el resultado de un deseo expresado por el «beneficiario». Tanto el agradecimiento como la reacción al mismo cuentan con un alto grado de rutinización, en el sentido de que se realizan, en cada lengua, a través de fórmulas de cortesía fijas, pero también es verdad que, en su deseo de expresividad, los hablantes pueden recurrir -como estrategia de intensificación (en el caso del agradecimiento) o de atenuación (en el caso de la reacción al mismo)- a actos de apoyo adicionales, con lo cual terminan produciendo lo que se suele llamar «speech acts sets» (Eisenstein y Bodman, 1998, 1993) o «actos de discurso» (Haverkate, en: Bravo (ed.), 2003).

Las variables socio-pragmáticas más importantes que influyen en la realización del agradecimiento -como acto de discurso- son a) la relación interpersonal entre el benefactor y el beneficiario (o sea, si son amigos íntimos, parientes, extraños, empleador-empleado, cliente-dependiente, etc.) y b) el objeto de la gratitud (la acción realizada por el benefactor y/o su resultado). En palabras de Coulmas (1981: 75):

The social relations of the participants and the inherent properties of the object of gratitude work together to determine the degree of gratefulness that should be expressed in a given situation. Differences in this respect are obviously subject to cultural variation.


Las estrategias para contestar al agradecimiento -y que sirven, simbólicamente, para restablecer el balance coste-beneficio- también dependen de las propiedades del objeto de gratitud, y las fórmulas empleadas con este fin (más numerosas y más variadas que las que se usan para agradecer) se pueden dividir en tres subgrupos, según sirven para: 1) negar la existencia o minimizar la importancia del objeto de gratitud; 2) reconocer el objeto de gratitud, pero indicar que lo que se ha hecho, se ha hecho con gusto, de modo que el beneficiado no debe sentirse endeudado; y 3) devolver las gracias o dirigir un cumplido al «beneficiado» en señal de que la gratitud debe ser compartida, o que los méritos del benefactor son menores de lo que pareciera (o sea, una atenuación indirecta de la importancia del objeto de gratitud). Algunas fórmulas usuales en español para cada grupo son las siguientes. Grupo1: De nada; No hay de/por qué; No te preocupes; (No) faltaría más; ¡Ay, por favor!; Ándale pues (español mexicano) etc. (cf. inglés: Don’t mention it, No problem; francés: De rien, Il n’y a pas de quoi, Je vous en prie; rumano: N-ai pentru ce, Pentru puţin). Grupo 2: Fue un placer; Con (mucho) gusto; Encantado/a (español colombiano) (cf. inglés: You are welcome, My pleasure, That’s all right; francés: Avec plaisir; rumano: Cu plăcere). Grupo 3: A ti/A usted; No, al contrario (español argentino); (Es usted) muy amable (español chileno) (cf. inglés: Thank you!; francés: Merci a toi! C’est gentil; rumano: Eu îti mulţumesc, Eşti drăgut/ă). A título ilustrativo, en el Apéndice 3 se ofrecen varias muestras contextualizadas de agradecimientos y de reacciones al agradecimiento, sacadas de obras literarias contemporáneas escritas en el español tanto peninsular como latinoamericano.

La variación cultural antes mencionada se manifiesta, por ejemplo, en el carácter obligatorio u opcional del agradecimiento en una situación dada u otra (incluyendo los casos en que el agradecimiento -por ejemplo entre familiares y amigos íntimos- se considere tabú, ya que su presencia indicaría un distanciamiento entre los participantes que pudiera resultar ofensivo). También el carácter obligatorio u opcional de la reacción al agradecimiento es sujeto a normas culturales variables (por ejemplo, en el caso de los encuentros de servicio -ingl. service encounters- quién agradece a quién y si el agradecimiento es seguido o no por una reacción verbal del interlocutor). Finalmente, la extensión del acto de discurso de gratitud o el grado de intensificación que se le otorga al agradecimiento varía no solo de una situación a otra, sino también de una cultura a otra. Me parece elocuente, al respecto, el comentario que hace R. L. Gorden, con respecto a un caso típico de conflicto intercultural, entre un grupo de estudiantes norteamericanos y sus anfitriones colombianos. Uno de estos últimos se quejó amargamente de la «falta de educación» y de la «ingratitud» de su huésped, al final de un día en que toda la familia había hecho grandes esfuerzos por llevar al estudiante recién llegado a ver los lugares turísticos y a saborear la comida típica del país:

The key to the problem is expressed concisely in the phrase: «All he said was gracias». This is enough if someone has just lent a persona a match, but not adequate in case of large favors.


(Gorden, 1974: 107)                


Este chico había transferido una estrategia de agradecimiento aceptable en su cultura norteamericana, pero a todas luces insuficiente desde el punto de vista de la cultura colombiana, lo cual dio lugar, como explica el autor, al conflicto intercultural aludido. De hecho, el comentario de Gorden ha sido la chispa que ha despertado mi interés por el estudio interlingüístico del agradecimiento como acto de habla cortés en español.




ArribaAbajoLa recolección de los datos

El agradecimiento ha sido poco estudiado, en comparación no solo con las estrategias de cortesía negativa, sobre las que existe ya una bibliografía nutrida, sino también en comparación con otros actos de habla que realizan cortesía positiva, como por ejemplo los cumplidos. Algunos estudios «clásicos», por así decir, sobre la expresión de la gratitud son los de Apte (1974) (para las lenguas habladas en sudeste de Asia), de Coulmas (1981) (quien compara las lenguas europeas con el japonés) y de Eisenstein y Bodman (1986) para el inglés como segunda lengua. Una tesis doctoral reciente (Ragone, 1998) compara las estrategias de agradecimiento en francés y español, y un estudio que acaba de salir, de Hickey (2004) compara el español y el inglés. En libros que tratan de los actos de habla en español -por ejemplo Haverkate (1994) y Ferrer & Sánchez Lanza (2002), así como en el trabajo pionero de Beinhauer ([1929]/1963)- se pueden encontrar también secciones dedicadas al agradecimiento, pero no existen, que yo sepa, estudios extensos y profundizados sobre el tema. Y tampoco es fácil encontrar abundantes datos naturales (por ejemplo, en el Corpus de conversaciones coloquiales publicado por A. Briz y Grupo Val.Es.Co. no aparece ningún ejemplo).

Por esta razón, utilicé para la recolección de datos un método combinado: un test de hábitos sociales y una dramatización, además, por supuesto, de notas basadas en la observación directa de interacciones y en la lectura de textos literarios que incorporan diálogos. El test de hábitos sociales representa una adaptación y una ampliación del cuestionario usado inicialmente por Eisenstein y Bodman en 1986, con la adición de dos situaciones y con el requerimiento de que los informantes no solo escriban lo que dirían ellos en las respectivas situaciones (como estaba diseñado el cuestionario de las investigadoras citadas), sino que también escriban lo que piensan que su interlocutor diría en respuesta a sus propias palabras. Este cuestionario fue administrado a un total de 120 informantes, todos ellos estudiantes de español intermedio (segundo y tercer año) en la Universidad Estatal del California en Los Ángeles, una universidad cuyo estudiantado en su mayoría es de bajos recursos económicos. La muestra comprende 20 hablantes no nativos (angloamericanos); 65 chicanos bilingües, pertenecientes a la segunda generación o a la llamada generación 1.5 (o sea, personas nacidas fuera del país, pero que inmigraron a los Estados Unidos antes de la edad escolar, recibiendo toda o la mayor parte de su educación en inglés); y 35 hablantes nativos, recién llegados (de México, España, El Salvador, Nicaragua, Perú, Colombia y Argentina). En cada grupo, hubo aproximadamente dos tercios mujeres y un tercio varones, de edades comprendidas entre 19 y 45 años. (El mayor número de informantes mujeres se debe sencillamente a que, por regla general, más mujeres que hombres están matriculadas en los cursos de lengua española mencionados; siendo esta una investigación de tipo cualitativo y no cuantitativo, no considero que esta proporción pueda alterar de manera significativa las conclusiones del presente estudio).

La prueba de la dramatización está tomada tal cual de la tesis de Ragone, y solo la administré a un grupo de 25 informantes (15 mujeres y 10 varones) -todos ellos estudiantes de posgrado en la misma universidad y hablantes nativos del español mexicano o argentino- que utilicé como una especie de grupo de control, en el sentido de que quise comprobar si los hablantes nativos, en situaciones diferente, pero no muy alejadas de las descritas en el cuestionario, se comportaban de una forma más o menos consistente, o sea si su actuación espontánea resultaba conforme a lo que sus conacionales participantes en la encuesta a base de cuestionario declaraban que iban a decir. Efectivamente, los datos que obtuve confirmaron este paralelismo básico entre respuesta oral espontánea (en la medida en que una dramatización se puede considerar espontánea) y respuesta escrita tras previa reflexión (por ejemplo, la situación 2 de la dramatización es similar a la situación 8 del cuestionario, y los resultados obtenidos en sendas situaciones fueron muy parecidos). Tanto el cuestionario como la prueba de dramatización se hallan, respectivamente, en el Apéndice 1 y 2 de este trabajo.

Mis objetivos, al administrar dichas pruebas, fueron los siguientes: 1. descubrir las estrategias más típicas para expresar y reaccionar a la gratitud en español, en el habla de los nativos de varias regiones del mundo hispano-parlante; 2. compararlas con las estrategias usadas por lo no nativos, por una parte, y por los bilingües por otra parte, en situaciones similares; 3. evaluar la competencia pragmática de los aprendices de español y de los bilingües dominantes en inglés a este respecto y 4. en el caso del cuestionario adaptado de Eisenstein y Bodman, comparar mis resultados sobre el español con los que estas dos autoras obtuvieron sobre el inglés, apoyándome también en los datos obtenidos, como «refuerzo», mediante la dramatización de Ragone.




ArribaAbajoResultados obtenidos de los hablantes nativos


ArribaAbajoEl cuestionario del Apéndice 1

En general, los resultados obtenidos de los hablantes nativos fueron consistentes y básicamente confirmaron o (en algunos casos) ampliaron lo que se afirma en la literatura al respecto (especialmente en Haverkate y Ferrer y Sánchez Lanza).

El agradecimiento. La expresión de gratitud típica que mis informantes usaron fue Gracias, pero no la usaron a solas más que en dos situaciones, la 6 y la 12 del cuestionario de recolección de datos, en ambos casos tratándose de favores insignificantes, como señalarle a su comensal que tiene que limpiarse la cara o pasarle el periódico a alguien que está a su lado. También usaron Gracias, sin elaboración, en la situación 4, que implicaba una interacción de trabajo con un superior, en la que el hablante demuestra cierta reserva cortés, evitando ser prolijo o demasiado expansivo, por respeto a su interlocutor.

En la inmensa mayoría de los casos, sin embargo, dicha expresión de gratitud fue intensificada a través de una de las tres estrategias siguientes: 1.cuantificación (Muchas/Muchísimas gracias, Mil/Un millón/Un montón de gracias, etc.); 2. reiteración y cuantificación (Gracias, muchas gracias, o bien ¡Oh! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! - como en los ejemplos 18 y 23 del Apéndice 3, que contiene ejemplos sacados de obras literarias); 3. elaboración. En este último caso, la expresión de gratitud propiamente-dicha apareció insertada en un gratitude speech act set, integrado, adicionalmente, por actos de habla de apoyo, como por ejemplo cumplidos (dirigidos o al benefactor: Es usted muy amable, Eres un amor/un sol, ¡Qué majo eres!, o al objeto de gratitud, por ejemplo ¡Qué bonito suéter! La comida fue deliciosa, etc.); expresiones de endeudamiento (Te debo uno, Te lo debo, Le quedo/estoy muy reconocido); varias expresiones (algunas de ellas regionales) de placer, aprecio o sorpresa (por ejemplo ¡Ay! ¡Me encanta!, ¡Justo lo que necesitaba!, ¡Mi color favorito!, en el caso del regalo, o ¡Qué padre!, ¡Qué bárbaro!, ¡Qué chulo! ¡Híjole!); u otros actos de habla dictados por el contexto, como por ejemplo promesas (de repagar una deuda contraída, de devolver un favor recibido, de continuar una relación, de invitar a su turno, etc. o, en sentido más general, de no olvidar nunca el favor recibido, lo que cuenta en realidad como una instancia más de intensificación). En algunos casos, los informantes incluso dieron muestra de bastante creatividad, como en el caso de la esposa que le promete un buen masaje a su pareja que le ha ayudado con los quehaceres domésticos (situación 8). Por otra parte, fueron frecuentes los casos en que el agradecimiento iba seguida por un reproche - sincero o convencional - por la molestia incurrida por el benefactor (por ejemplo: No tenías que haberte molestado, No te hubieras molestado), o por la expresión de cierta incomodidad al recibir el favor (por ejemplo, en el caso del ofrecimiento del préstamo de dinero, algunos informantes agregaron después de agradecer a su interlocutor: Ay, en realidad no me siento muy cómodo en aceptarlo, o, en el caso de la fiesta de despedida, una persona dijo ¡Uy, qué vergüenza voy a pasar!).

En marcadamente menos ocasiones, el agradecimiento fue expresado por medio del verbo realizativo agradecer, también intensificado con cuantificadores (por ejemplo: Te agradezco mucho /muchísimo la invitación), o, más a menudo, por medio de la estrategia consistente en declarar la supuesta incapacidad del hablante de encontrar las palabras adecuadas a la situación (por ejemplo: No sé cómo agradecértelo o Muchísimas gracias, no sabes cómo te lo agradezco).

En algunas culturas (por ejemplo en los países árabes, como muestran Davies, 1987, y El-Zeini, 1998, entre otros) es muy frecuente acompañar o sustituir la formulación de las gracias con fórmulas de contenido religioso, que encomiendan al benefactor a una entidad superior para que lo proteja y recompense por su generosidad. En español, esto ocurre, por ejemplo, en casos de desigualdad social marcada - por ejemplo una persona que recibe limosna (u otro favor que está pidiendo) puede agradecer diciendo ¡Que Dios se lo pague! (como en los ejemplos 12 y 13 del Apéndice 3), pero obviamente esta situación no se presentó en el cuestionario, y además, de todos modos, es bastante infrecuente en la lengua contemporánea. Tampoco se dieron casos - frecuentes en otras lenguas como el griego (Katsiki, 2001) o el rumano- en que, en lugar de una expresión de gratitud, se use un deseo relacionado con la salud o el bienestar futuro del benefactor.

Por otra parte, también hubo casos, aunque poco frecuentes, en que los hablantes optaron por no usar ninguna expresión de gratitud. Esto se dio únicamente en el caso de las situaciones que se referían a service encounters (como 2, 5 y 13), o a interacciones rutinarias entre personas que tenían mucha confianza mutua (Situaciones 6 y 12). En el caso del cumplido (Situación 11), más de la mitad de los informantes optaron por la estrategia de modestia que consiste en expresar sorpresa e incredulidad, en vez de aceptar inmediatamente la alabanza: ¿De veras? ¿En serio?, devolver el cumplido, al decir, por ejemplo: También tu peinado es muy lindo, o simplemente restar importancia al asunto, afirmando que le salió muy barato, o que se lo hizo en la peluquería de la esquina, etc. Por fin, otra situación en que a menudo faltaron las expresiones de gratitud fue la de la Situación 15, la llamada telefónica, en que solo un tercio de los informantes concluyeron la conversación con la fórmula Gracias por llamar, típica sobre todo de interacciones telefónicas de negocios.

Las reacciones al agradecimiento. Las reacciones al agradecimiento recolectadas con el cuestionario (una innovación, como he indicado antes, con respecto a la prueba de Eistenstein y Bodman) pueden clasificarse en cinco estrategias diferentes. Las más frecuentes fueron la aceptación o la minimización de las gracias, utilizando las fórmulas indicadas en el apartado anterior de este trabajo, y que los nativos producen en forma casi automática, como lo demuestra el diálogo del ejemplo 16, en el Apéndice 3, donde un personaje dice: Muy amable, y su interlocutora interpreta esto como un agradecimiento y contesta No hay por qué darlas, a lo cual el primer hablante reacciona con una corrección, diciendo No pega y aclarando luego: He dicho «muy amable», no «muchas gracias».

Es de notar, sin embargo, que en casi todos los casos, los informantes acompañaron dichas fórmulas con una explícita afirmación del placer que le produjo al hablante beneficiar a su interlocutor, o del hecho de que este no necesita sentirse obligado de ninguna manera, ya que habrá posibilidades de devolver el favor en el futuro. Por ejemplo, al agradecimiento por el préstamo de $500 (Situación 7 del cuestionario), los informantes respondieron: Lo hago de corazón, me alegro de poder hacer algo por vos, o bien: Para eso estamos los amigos. Hoy por ti, mañana por mí; en el caso del agradecimiento por la invitación a comer (Situación 9), algunos dijeron: No tienes [que agradecerme -n.n.] porque disfruté mucho de este momento, o bien: No te preocupes. La próxima vez invitas tú; y en el caso de la Situación 8, referente a los quehaceres domésticos, una persona dijo: No fue tanto trabajo hacerlos. ¿No hubieras hecho igual por mí? También al tratarse de la fiesta de despedida, muchos informantes dieron respuestas como Te lo mereces, Te mereces esto y mucho más, Es un placer, Es lo menos que puedo hacer, Te apreciamos mucho y te vamos a extrañar, etc. En todos estos casos, se puede hablar, me parece, de un marcado efecto de atenuación con respecto a la «deuda» contraída por el beneficiario. Las otras tres estrategias aludidas fueron la protesta acompañada a menudo por sorpresa (por ejemplo, ¡Ay, por Dios!, ¡Qué cosas tienes! ¿¡Y eso?! en el caso de la Situación 12, que se refiere a un favor mínimo); la devolución de las gracias - por ejemplo en el caso de la Situación 13, sobre el valet parking, hubo varios intercambios de este tipo: Empleado (al recibir la propina): Gracias/Cliente: Gracias a usted, o bien al revés: Cliente (al entregar la propina): Gracias/Empleado: Gracias a usted. Que le vaya bien; y finalmente, en el caso de los service encounters, como el mencionado anteriormente o el que se da en la Situación 5, referente al supermercado, el uso de ciertas fórmulas fijas marcadas socialmente, o sea que el subordinado usa hacia un superior para indicar su disponibilidad futura: A la orden, Para servirle, o A sus órdenes. En una instancia, un informante usó esta fórmula en tono jocoso, diciéndole a la esposa que le agradecía los quehaceres hechos en su lugar: A tus órdenes, corazón, y otro, en la misma situación, acudió a otra fórmula humorística, típica de España, pero que, por lo visto, está cayendo en desuso y que consiste en replicar a Gracias con: Tú las tienes todas.

Por otra parte, hubo unas pocas instancias en que el agradecimiento no fue aceptado (como en el ejemplo 28 del Apéndice 3), no hubo ninguna reacción, o el hablante acudió a actos de habla alternativos. Un ejemplo de la primera situación se dio en el caso de la Situación 8, cuando, al decir el esposo: Querida, muchas gracias por hacer mis quehaceres, recibió la siguiente réplica de su pareja: Querida ni querida, mejor es que no te acostumbres y saques tiempo para hacer los quehaceres que te corresponden, porque yo no soy sirvienta de nadie. La falta de reacción se dio especialmente en el caso de las Situaciones 2 (la bajada del autobús), 5 (el supermercado), 6 (el restaurante), 11 (el cumplido), 12 (el periódico) y 15 (la llamada telefónica). También faltó en más de la mitad de las respuestas una reacción verbal del «benefactor» en la última Situación, la 16, en la que los participantes no se conocen ni tienen intención alguna de entablar una relación de ningún tipo (lo que, por supuesto, ni impidió la expresión profusa de gratitud de parte de la persona beneficiada). Finalmente, en el caso de los agradecimientos por el regalo (Situación 3), que por regla general iban seguidos de comentarios positivos sobre el mismo, muchos informantes optaron por respuestas que, en vez de minimizar el valor del «objeto de la gratitud» - lo cual hubiera sido un poco contradictorio con la intención del obsequio-, hacían hincapié en la alegría (o la esperanza) de haber acertado, agregando a veces buenos deseos para el futuro. Algunos ejemplos son los siguientes: ¿En serio? Me alegro; ¿De verdad que te gusta?; Ya me parecía que te iba gustar; Espero que sea tu talla; Me alegro de que te guste. Que lo disfrutes, etc.

Para concluir, se puede afirmar que los informantes hispanos que completaron el cuestionario adaptado de Eisenstein y Bodman expresaron su gratitud básicamente de una forma similar a cómo lo hicieron los informantes angloamericanos usados por las dos investigadoras citadas en su estudio de 1986. Para todas las situaciones que requerían favores de índole material (como préstamos de dinero), invitaciones a comer o regalos, los informantes produjeron, en ambas lenguas, actos de discurso extensos y elaborados, expresando, al lado de la gratitud, sorpresa, deleite, incomodidad, endeudamiento, deseo de corresponder, etc. En efecto, Eisenstein y Bodman encontraron «speech acts sets ranging in lengths from two functions -expressing surprise and thanking- to five functions -thanking , expressing pleasure, complimenting, expressing a desire to continue the relationship and to repay the favor» (1986: 173), y la misma afirmación se puede hacer acerca del español.

Sin embargo, a diferencia de los informantes de Eisenstein y Bodman, los hablantes nativos de español produjeron marcadamente menos instancias de agradecimientos rituales en los service encounters que implican un intercambio de bienes o servicios pagados (el conductor del autobús, la cajera del supermercado, el empleado del estacionamiento). Estos resultados son consistentes, por ejemplo, con los de Hickey (2004) con respecto a los service encounters, en cuanto a los hablantes peninsulares, aunque debo aclarar que mis informantes mexicanos y colombianos no fallaron nunca en expresar su gratitud incluso en estos casos, mientras que los que menos la verbalizaron fueron los españoles y los argentinos. Además, aun en los casos en que la verbalización no se produzca, se puede decir que forma parte de las expectativas del hispano (o al menos del latinoamericano) en un service encounter ideal, como lo demuestran las encuestas realizadas por J. Murillo (en Bravo y Briz, 2004) acerca de las actitudes del costarricense con respecto a la cortesía en las respectivas situaciones.

Asimismo, otra vez en comparación con los angloparlantes, los hispanoparlantes agradecieron menos veces abiertamente a su amigos o familiares, sobre todo en el caso de favores insignificantes (alcanzar el periódico) o previsible (ayudar con los quehaceres domésticos) o de los cumplidos. En este sentido, se comportaron hasta cierto punto más bien como los hablantes de lenguas asiáticas -estudiados por Apte (1974) o comentados brevemente en Kerbrat-Orecchioni (2000)-, quienes, al contar con una cultura fuertemente solidaria, consideran una afrenta a la imagen afiliativa (para el concepto de afiliación vs. autonomía, ver Bravo, 1999) el agradecer a los prójimos. Por otra parte, se puede afirmar que los hispanos tienden a ser tan considerados como los angloamericanos con los desconocidos o en situaciones formales (como la 4 y la 16), impresión confirmada, además, por el empleo de fórmulas de tratamiento adecuadas a la situación (empleo del pronombre usted, apelativos como señor, etc.).




ArribaAbajo La dramatización del Apéndice 2

A los 25 informantes que participaron en esta prueba se les pidió que leyeran la situación y que en seguida grabaran las palabras que dirían en la misma. A excepción de un solo informante, que se limitó a cuantificar la palabra Gracias de acuerdo con el «tamaño», por así decir, del favor recibido (diciendo, respectivamente, para 1.Gracias, 2. Muchas gracias, 3. Muchísimas gracias, 4.Gracias, 5. Gracias, se lo agradezco infinitamente y 6. Gracias, muchísimas gracias), todos los demás produjeron actos de discurso más o menos elaborados y extensos, variando además, en forma acertada, las formas de tratamiento y los actos de habla de apoyo, para intensificar la expresión de su gratitud. He aquí, a título ilustrativo, las respuestas de una informante mexicana:

1. ¡Ay, qué bueno! Muchísimas gracias, doctor, le agradezco su amabilidad. Hasta luego, que tenga un buen día. 2. ¡Qué padre que me hayas ayudado con la cena, te lo agradezco muchísimo! Que Dios te lo pague, mi vida. 3. Señor González, la pena que me da molestarle después de tantas horas de trabajo. Debe estar cansadísimo, pero... muchísimas gracias por arreglarme el baño, estaba desesperada, la verdad. Es usted muy amable. 4. Gracias por las notas, qué buenos apuntes tomas,¿eh? Ya sabes, cuando ocupes de las mías, nada más me avisas. 5. Mil gracias por la ayuda. No se imagina el favor que me ha hecho en medio de tanto vaivén. ¡Qué amable es usted! Le voy a decir al encargado. 6. Abuelitos, mil gracias por el regalo. No se imaginan lo feliz que me han hecho, les estaré agradecida toda la vida. Los quiero mucho, mucho.

Y a continuación las de una informante argentina:

1. ¡Ay, qué bárbaro! Muchas gracias, doctor, me ahorra usted tiempo, molestias, dinero, o sea que de verdad le estoy muy agradecida. 2. Gracias, mi amorcito, mi corazoncito de melón... muchas gracias. Sos el más bueno del mundo, sos divino. Te quiero mucho. 3. José, tome, esto es para usted. Muchísimas gracias y que pase un buen día. Quedó muy bien todo. 4. Muchas gracias, Marcela, por las notas. No te preocupes, te las voy a cuidar, mañana sin falta te las traigo. 5. Discúlpeme, ¿cómo es su nombre? ¿Miguel? Miguel, ¿qué tal? Yo soy Viviana. Bueno, muchísimas gracias, de verdad que si no hubiera sido por venirme a rescatar, todavía andaría acá perdida. De verdad, le agradezco infinitamente su atención, su paciencia sobre todo, y le deseo una muy feliz Navidad, que Dios se lo pague, chau chau. 6. Abuelitos, ¡qué bárbaro! No lo puedo creer todavía, no me lo puedo creer, lo mejor que me pudo haber pasado. Es justo, justo, justo lo que necesitaba. Uy, gracias, gracias, a la infinita potencia. I love you!

Como he dicho, usé este grupo simplemente como «grupo de control», para averiguar si se confirmaban, en situaciones distintas, y con hablantes nativos de un nivel educativo más alto, las estrategias que emergieron de los datos obtenidos con el cuestionario. Efectivamente, fue así, y además mis datos resultaron sumamente similares a los que recogió Ragone de hablantes nativos de español y también de francés, empleados como asistentes de cátedra (teaching assistants) en su propia universidad en Tejas. Por falta de espacio, no voy a elaborar más sobre este punto aquí, sino que solamente voy a enfatizar una vez más la aparente convergencia básica entre hablantes de español, inglés y francés en cuanto a las estrategias empleadas para dar y aceptar gracias en sus respectivas lenguas y culturas.






ArribaAbajoResultados obtenidos de los hablantes no nativos y bilingües de herencia


ArribaAbajoLos hablantes no nativos

Los hablantes no nativos que escogí fueron estudiantes de español intermedio cuya lengua materna, o cuya lengua de interacción habitual (ya que algunos eran coreanos, japoneses o chinos que habían pasado toda o la mayor parte de su vida en California, y se habían asimilado a los hábitos lingüísticos y culturales de esa región), era el inglés. Estos estudiantes tuvieron muchas dificultades en producir respuestas similares a (o a veces simplemente comparables con) las de los nativos. Su español representa una forma de interlengua (para este concepto, ver Koike, 1989, entre otros) en que se dan numerosas instancias de errores debidos a fracasos pragmáticos («pragmatic failure»), en el sentido de Thomas (1983). Según esta autora, los errores debidos a los fracasos pragmáticos se pueden clasificar en dos grupos: errores pragmalingüísticos, que consisten en saber qué decir, pero no saber cómo decirlo correctamente (textualmente: «knowing the correct thing to say, but not knowing how to say it correctly», pág. 94); y errores sociopragmáticos, que consisten en no saber qué decir o no decir algo apropiado, como resultado de transferir de su lengua y cultura nativa reglas sociales y sistemas de valores y creencias incongruentes (textualmente: «not knowing what to say or not saying the appropriate thing as a result of transfering the incongruent social rules, values, and belief systems from their native languages and cultures», ibid.). Ambos tipos de errores se dan, en proporciones variables, en las respuestas de mis informantes, aunque a veces ha sido difícil clasificar nítidamente los enunciados de los no nativos en una u otra categoría, ya que contenían errores de ambos tipos.

Siguiendo a Eisenstein y Bodman, dividí las respuestas recibidas a cada Situación en tres grupos: aceptables, no aceptables y problemáticas (o sea relativamente difíciles -aunque no imposibles- de interpretar por un hablante nativo que no esté acostumbrado a comunicarse con no nativos, o que pueden dar lugar a malentendidos). Por supuesto, los dos últimos grupos de respuestas son los que contienen errores debidos a fracasos pragmalingüísticos, sociopragmáticos, o a veces de ambos tipos, predominando, en este grupo de informantes, los errores pragmalingüísticos (aproximadamente 70%).

Algunos ejemplos de errores pragmalingüísticos son los siguientes:

Situación 2 (el autobús). Hablante A (pasajero): Gracias por me llevar, (en vez de llevarme) Hablante B (conductor): De nada. O bien: A: Muchas gracias. B: Bien (en vez de buen) viaje.

Situación 4 (aumento de sueldo). A: Estoy tratando de estar trabajador (en vez de ser trabajador, o mejor: trabajar bien, trabajar duro). Este estudiante está sobregeneralizando el uso de estar a una situación que él percibe como limitada en el tiempo y dependiente de las circunstancias.

Situación 9 (invitación al almuerzo). A: Mañana yo pago por el almuerzo (una promesa de devolver el favor que sustituye al agradecimiento). B: Es un buen idea (error de concordancia).

Situación 8 (los quehaceres domésticos). A (la esposa): Gracias por haciendo (en vez de hacer) el quehacer (debería usar el plural). No pude hacerla (falta de concordancia) porque estaba (uso inapropiado del imperfecto) ocupada. B (el esposo): Yo quiero divorciarse (en vez de me). Además, este intercambio resulta incongruente desde el punta de vista sociopragmático también, por la falta de conexión lingüística (aunque probablemente no lógica) entre los dos turnos conversacionales.

Aunque parecen contener simplemente errores «gramaticales», los enunciados de arriba resultan problemáticos, dentro de mi clasificación, precisamente porque el hablante, aunque sabe qué decir, no lo sabe decir como un nativo; y esta es precisamente, la esencia del error pragmalingüístico, lo que lo distingue del error sociopragmático, en el que el hablante, aun cuando se exprese correctamente en la segunda lengua, dice algo inapropiado desde el punto de las convenciones sociales y culturales del idioma en cuestión.

Algunos ejemplos de errores sociopragmáticos (en que se mezclan, además, transferencias lingüísticas del inglés) son los siguientes:

Situación 5 (diálogo en el supermercado). A (cliente): Hasta luego. B (cajera): Buenos días (en vez de una fórmula de despedida similar). Probablemente este estudiante cree que Buenos días es el equivalente de Good day, o quizás Have a good day, que sí son fórmulas de despedida adecuadas en inglés.

Situación 14 (despedida del amiga en cuya casa ha cenado). A (el invitado): Gracias por la cena. Estaba deliciosa. Espero hacer esto de nuevo. B (el anfitrión): ¡Oh, sí, nos gustaría su compañía a cenar este sábado! ¿Gustaría? En este intercambio, se dan errores lingüísticos propiamente dichos (uso incorrecto del imperfecto y uso del verbo gustar sin objeto indirecto acompañante), errores sociopragmáticos debidos a la transferencia del inglés (Espero hacer esto de nuevo es una traducción literal de «I hope to do it again» ) y sobre todo, un error sociopragmático básico (que no se le puede atribuir a la transferencia del inglés), que consiste en que el invitado, en vez de prometer invitar a su turno, se hace invitar de nuevo por sus anfitriones, y además, ¡a un intervalo de apenas una semana de distancia!

En líneas generales, los no nativos que tomaron la prueba de español se comportaron de forma más o menos similar a los no nativos que tomaron la prueba de inglés de Eisenstein y Bodman. Tanto estos como aquellos demostraron pobreza expresiva, falta de variedad y sobre todo falta de elaboración o elaboración excesiva, en comparación con las normas de uso nativas.

Dos ejemplos de pobreza expresiva son los siguientes intercambios, suscitados por la situación 13 (el valet parking) y, respectivamente, 4 (aumento de sueldo): A (motorista); Hola. B (valet): Adiós; y A (empleado que acaba de recibir una promoción): Adiós. B (jefe): Hasta mañana. Además, especialmente en el segundo caso, llama la atención, como falla pragmática, la falta de verbalización de la supuesta gratitud del beneficiado.

Dos ejemplos de elaboración excesiva son los siguientes:

Situación 2 (bajada del autobús). A (pasajero): Gracias, usted es una persona muy simpática y amable. B (conductor): No, gracias a usted por ser tan buena gente. Que tenga un buen día.

Situación 5 (supermercado). A (cliente): ¿Nunca le han dicho que hace su trabajo muy rápido y eficiente? B (cajera): No, usted es la primera persona que me ha dicho eso, gracias.

En ambas situaciones, los interlocutores pecan por exceso de cortesía (y de verbosidad), produciendo un intercambio que, a mi modo de ver, suena poco natural a los oídos de un nativo. Hay que decir que, por lo general, incluso los no nativos que dominan bien el español (como es el caso de los informantes arriba citados) tuvieron dificultades en calcular correctamente el grado de intensificación requerida en una situación u otra. Por ejemplo, le dijeron Mil gracias al conductor del autobús, pero solo Gracias a la persona que les dio un regalo, los invitó a comer a su casa. Una situación similar se presentó entre los hablantes no nativos que realizaron la dramatización de Ragone, y que tuvieron, según esta autora, dificultades en la elaboración y la intensificación del acto de expresar gratitud (usando, por ejemplo, la misma «cantidad de gracias» con los abuelos que les regalan un auto, el compañero que les presta los apuntes, y el portero que viene después de sus horas de trabajo a arreglar el baño).

Por otra parte, mis informantes emplearon con frecuencia fórmulas de agradecimiento en situaciones en que algunos nativos se mostraron reacios en hacerlo (los service encounters) o, al revés, fallaron en demostrar de forma adecuada gratitud en situaciones que lo requerían. Por ejemplo, en el caso del regalo (Situación 3), muchos de ellos solo dijeron Me gusta, lo cual resulta sociopragmáticamente inadecuado en ausencia de una fórmula de agradecimiento o su equivalente. Asimismo, probablemente acostumbrados al intercambio automatizado de Thanks/You’re welcome del inglés, usaron de nada incluso en situaciones en que su empleo resultaba claramente incongruente (por ejemplo, si después de hacer un cumplido - como en la situación 11- la persona lo agradece, resulta extraño continuar con «de nada», ya que en cierto modo sería como atenuar la fuerza del elogio que se acaba de formular). Y finalmente, no usaron nunca términos cariñosos (al hablar con el esposo o la esposa, por ejemplo) y no siempre escogieron el pronombre de tratamiento adecuado, tuteando a los desconocidos (por ejemplo la persona que les trae el paquete extraviado, en la Situación 16) -o empleando «usted» ( o una mezcla de «usted» y «tú») con familiares y amigos- un problema que, obviamente, no se dio en el caso de los que tomaron la prueba en inglés, ya que ese idioma no distingue entre formalidad y confianza en el trato pronominal. Al contrario, un problema que sí se dio con los informantes de Eisenstein y Bodman, pero no surgió en el caso de mis informantes, fue que aquellos tuvieron muchas dificultades en saber qué decir en situaciones sociales alejadas de su trasfondo cultural (como las situaciones 4, 10 y 13, que tienen que ver con una entrevista con el jefe, que le anuncia un aumento de salario, la fiesta de despedida y el valet parking), pero ese no fue el caso con mis informantes, nacidos y crecidos en la cultura estadounidense. Quizás si hubiese modificado el cuestionario incluyendo situaciones típicas del mundo hispano habría encontrado el mismo tipo de problemas, pero no lo hice, quizás por no poder identificar fácilmente situaciones capaces de elicitar resultados parecidos (los no nativos de Eistenstein y Bodman venían de países asiáticos, del Oriente próximo o del este de Europa y Rusia, zonas con costumbres socio-culturales aparentemente más disímiles).




ArribaAbajoLos hablantes bilingües

Los 65 hablantes bilingües (todos ellos chicanos o méxicoamericanos) que contestaron el cuestionario produjeron enunciados que se clasifican en una escala de producción que va básicamente desde problemático a aceptable, con muy pocas instancias de respuestas inaceptables, debidas, supuestamente, al poco manejo del español que algunos de estos chicanos tenían, a pesar de estar tomando clases formales en este idioma, y que quizás les hizo malentender la situación. Por ejemplo, en la Situación 14 -la invitación a cenar en casa- el invitado dijo, al despedirse: Gracias por la cena, y los anfitriones contestaron: De nada. Será 20 dólares; o en la Situación 10 -la fiesta de despedida- la persona a la que se le anuncia la fiesta dice Gracias, y su interlocutor, quien, supuestamente, la está organizando para celebrar a su colega, dice ¡Qué bueno que te vas!

Las respuestas que evalué como problemáticas contenían, en su mayoría, errores debidos a fracasos sociopragmáticos, doblados, a veces, por errores pragmalingüísticos, que, si bien no obstaculizaban la comprensión, daban un «sabor inglés» al enunciado resultante, que le quitaba autenticidad fuera del ámbito del español estadounidense. Concretamente, lo que mejor caracteriza la producción verbal de estos bilingües, en comparación tanto con la de los monolingües como con la de los nativos, es la presencia, a veces explícita, otras veces insidiosa, del inglés en su español. Esta se manifiesta explícitamente, en el así llamado code-switching (por ejemplo, usar Thank you, o Bye, o Have a nice day! como clausura en los service encounters) y en varias instancias de calcos sintácticos y semánticos. También, una reacción frecuente al agradecimiento, que usaron los bilingües (aunque no los no nativos) fue la interjección ¡Ajá!, muy usual en inglés, en lugar del más formal You are welcome, pero considerada, me parece, poco cortés en el mundo hispano.

Algunos ejemplos que demuestran interferencias del inglés en las respuestas de los bilingües son los siguientes.

Situación 14 (cena en casa de un amigo). A: Gracias, nos divertimos mucho. B: Tenemos que hacer esto otra vez. La réplica de B es una traducción exacta de We have to do it again, que se dice en inglés rutinariamente al concluir una actividad que dos personas hicieron juntas, pero su equivalente español no surte el mismo efecto pragmático, y no es usual. -En la misma situación, el invitado dice: Gracias por un buen tiempo, que también es una traducción literal de to have a good time, o sea de «pasarlo bien»- que un monolingüe más bien conectaría con el estado del tiempo.

Situación 4 (aumento de sueldo). A. Gracias. B. OK, para atrás a trabajar. La réplica -bien brusca del jefe, dada la situación- es una traducción directa de (Go) back to work en inglés.

Situación 9 (invitación a almorzar). A: Gracias por el almuerzo. Estuvo muy sabroso. La propina me toca a mí. B: OK. El invitado está transfiriendo aquí una práctica norteamericana corriente, que consiste en que la persona que invita paga la cuenta, y la persona invitada pone la propina. No creo que esto sea muy común entre los españoles o los latinoamericanos... En la misma Situación, otro informante contesta así: A: Estoy lleno, gracias. B: Tú pagas la próxima. Aunque perfectamente comprensible, y por lo tanto aceptable, este intercambio también traiciona la influencia del inglés, ya que decir uno que está lleno, al terminar una comida, se considera un elogio, y recordarle a su compañero que la próxima vez le toca pagar no tiene nada de ofensivo. Este diálogo parece la traducción literal de I am full, thanks. Next time it´s on you, que, en inglés, pierde el sabor algo «marginal», desde el punto de vista sociopragmático, que tiene en español.

Por otra parte, no fueron pocos los casos en que las respuestas contenían errores sociopragmáticos que, en verdad, no se le podían atribuir directamente al inglés, sino más bien a una inseguridad o limitación sociocultural con respecto a la competencia comunicativa de estos bilingües. Por ejemplo, fallaron en escoger el registro de formalidad adecuado a la situación, y se «comportaron» lingüísticamente con una familiaridad rayana en descortesía (incluso según las normas de conducta estadounidenses, más directas e informales, que las del mundo hispano), o fallaron en dar las gracias en situaciones en que eran imprescindibles, cometiendo pues otro tipo de transgresión a las normas de cortesía usual. Estos son algunos ejemplos al respecto.

Situación 5 (el supermercado). A (cliente): Ahí te wacho (expresión chicana típica). B: Simón (expresión mexicana típica). Este intercambio sería aceptable solo si el cliente y el proveedor fueran amigos íntimos, en cuyo caso, prácticamente, ya no se trataría de un service encounter en el sentido estricto de la palabra.

Situación 16 (paquete extraviado). A (la persona que perdió el paquete): Me siento como menso. B (la persona que se lo trae): No, no eres menso. Llama la atención la falta de agradecimiento y el tuteo totalmente inadecuado a la situación. Otro ejemplo: A: Adiós. B: Adiós. Otra vez, se nota la falta de expresión de gratitud y la pobreza expresiva del intercambio. En este otro ejemplo, A intenta expresar su gratitud a través de un cumplido, diciendo: Es usted muy honesto, pero a mi modo de ver, la alusión a la posible falta de honradez del interlocutor me parece que resulta contraproducente. Por fin, hay que notar la agresividad del siguiente intercambio, en que la persona que perdió el paquete malinterpreta la sonrisa (afable) de quien se lo trae, y acaba siendo insultado por su «benefactor»: A: ¿De qué te ríes? B: ¡Desgraciado!

La misma forma de agresividad se nota en varias respuestas, como es el caso de la Situación 8, acerca de los quehaceres domésticos, en la que el esposo dice Gracias, y su esposa le contesta: ¡Flojo, bueno para nada!, o la esposa dice, en vez de agradecer: Estás enojado, y el esposo solo contesta . Por fin, llama la atención la rudeza de la réplica de B, en este intercambio suscitado por la situación 6: A: Tengo que comer con cuidado, ¿no? B: Sí, tú eres un cerdo. O el cinismo de este intercambio en la situación 13 (el valet parking): A (motorista al valet): Te diste una vueltita. B (valet): Cierto podía.

Por lo demás, en un 40% de los casos, los bilingües no expresaron gratitud en la situación 10 (fiesta de despedida) -diciendo, por ejemplo: No creo que me gustaría la idea. Todos me van a Situación por qué me voy, o simplemente reaccionaron con un neutral: ¿Sí? ¿Cuándo? Y en cuanto al aumento de sueldo, mientras que algunos produjeron respuestas absolutamente comparables a las de los nativos, en cuanto a la extensión y elaboración del acto de gratitud, no pocos fueron los que simplemente contestaron quejándose de que el aumento «era muy poco». En general, se puede afirmar que los bilingües, a pesar de su mejor dominio del idioma, en comparación con la mayoría de los no nativos que respondieron al cuestionario, demostraron una inseguridad similar con respecto al grado de intensificación y elaboración adecuadas a una situación concreta u otra, clasificándose, desde este punto de vista, más bien del lado negativo de la escala (o sea, verbalizando la gratitud y reaccionando a la misma de una forma en general más escueta y menos variada que los «verdaderos» nativos).








ArribaAbajoConclusión

En conclusión, este trabajo propone un análisis estructural y funcional de las fórmulas lingüísticas más frecuentemente usadas en el español general para expresar la gratitud y para reaccionar a la misma, y las compara con las estrategias verbales usadas por un grupo de aprendices del español, residentes de California y cuya primera lengua es el inglés americano, así como también por un grupo de hispanos bilingües del mismo Estado. La comparación demuestra las transferencias de reglas pragmáticas del inglés en el español de los dos grupos de informantes mencionados, transferencia evidenciada por una serie de errores debidos a fallas tanto pragmalingüísticas como sociopragmáticas, y también pone de relieve la inseguridad comunicativa de los bilingües en la lengua que dominan menos - y que en este caso fue el español. Se puede decir, por lo tanto, que contribuye a un mejor conocimiento, por una parte, de la realización de un acto de habla cortés poco estudiado en español hasta la fecha, y por otra, de las características más sobresalientes de la interlengua de aprendices y hablantes de herencia en el ámbito del discurso de cortesía en esta lengua.




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ArribaAbajo Apéndice 1

Situaciones descritas en el cuestionario de producción usado para recolectar agradecimientos:

1. Es viernes. Usted revisa su billetera y ve que solo tiene dos dólares. Su mejor amigo/a en el trabajo se da cuenta de la situación y, al oírle decir: «Ay, Dios mío, tengo que ir al banco en seguida», le dice si necesita dinero. Usted le explica que se le ha olvidado ir al banco, y su amigo/a le dice: «¿Cuánto te hace falta?». Usted le dice: «¿Me podrías prestar 10 dólares? Te los devuelvo el lunes». Su amigo/a dice: «Claro que sí. ¿Estás seguro de que no necesitas más?». Usted le dice que no, y su amigo/a le da los 10 dólares.

2. Usted sube al autobús, paga su boleto y se sienta en un asiento cerca del conductor. Al acercarse su parada, toca el timbre y avanza hacia la salida. El conductor para y abre la puerta.

3. Es su cumpleaños, y usted ha invitado a cenar a algunos amigos. Uno de ellos le trae un regalo. Usted lo abre y encuentra un suéter azul.

4. Usted trabaja para una compañía importante. El jefe del personal lo/la llama a su despacho y le invita a sentarse. Usted está un poco nervioso/a porque hace solo seis meses que trabaja allá. El jefe le dice: «Usted está haciendo un buen trabajo. De hecho, estamos tan contentos de usted que le voy a dar un aumento de sueldo semanal».

5. En el supermercado, el cajero/la cajera le termina de poner todas las compras en bolsas de plástico, le desea un buen día, y luego se vuelve hacia la persona siguiente que espera su turno para pagar. Usted recoge las bolsas para salir.

6. En el restaurante, un/a amigo/a con quien está comiendo le dice: «Tienes algo en la cara». Usted le dice: dónde, y su amigo/a se lo explica. Usted se limpia la cara y le dice: «¿Ya está?». Su amigo/a le dice que sí.

7. Usted necesita de repente una cantidad de dinero que no tiene disponible. Se lo menciona a un/a amigo/a, quien inmediatamente se ofrece a prestárselo. Es más, le escribe un cheque por $500 dólares. Usted está sorprendido/a y al principio protesta, diciendo: «Oh, no, no te lo mencioné para que me lo prestaras tú. No puedo aceptar». Su amigo/a le dice entonces: «Te aseguro que lo hago de buena gana. ¿Para qué sirven los amigos?». Usted toma el cheque, muy agradecido.

8. Usted está casado/a. Tanto usted como su esposo/a trabajan. Un día, usted regresa tarde del trabajo, y se da cuenta de que su esposo/a ha hecho una serie de quehaceres domésticos que usted había prometido hacer, pero no había tenido tiempo.

9. Su amigo/a le propone ir a almorzar. Usted le dice que le gustaría mucho acompañarlo/a, pero que solo tiene dos dólares a su disposición, y que las tarjetas de crédito se las dejó en casa. Su amigo/a le contesta: «No te preocupes, te invito», y le lleva a un restaurante precioso y mucho más caro que los restaurantes a los que suele acudir usted. Usted come divinamente; al final, su amigo/a paga, y los dos se levantan para irse.

10. Usted acaba de obtener un trabajo más interesante y mejor remunerado. Un/a amigo/a en la oficina donde ha estado trabajando le dice que ha organizado una fiesta de despedida en su honor, y le invita.

11. Usted acaba de cortarse el pelo y está muy contento/a con su nuevo peinado. Al encontrarse con su amigo/a, este/a le dice: «Te va muy bien este nuevo corte de pelo».

12. Usted comparte el apartamento con un/a colega de escuela. Están los/las dos sentados/as en el cuarto de estar, descansando. Usted le pide a su compañero/a de cuarto que le alcance el periódico que tiene cerca. Su compañero/a se lo da.

13. Usted está esperando que le traigan el auto, en un restaurante con «valet parking». El empleado se lo trae, y luego se dirige hacia el auto de la persona siguiente. Usted le entrega una propina.

14. Usted ha sido invitado a casa de un conocido reciente. Cena en compañía de él y de su esposa, junto con otros amigos de la familia. La comida ha sido excelente y usted lo ha pasado muy bien. Al salir, su anfitrión lo acompaña hasta la puerta.

15. Usted está en casa, con fiebre. Un/a colega de oficina, con quien no tiene mucha intimidad, llama para saber cómo se siente y se muestra lleno/a de solicitud. Agradablemente sorprendido, usted charla un rato con su colega y luego, al sentirse cansado, se prepara a despedirse cortésmente.

16. Usted está en un gran almacén, con los brazos cargados de compras. Hay mucha gente y usted está un poco mareado/a. De repente, tropieza y pierde el equilibrio. Todos los paquetes se le caen al suelo. Usted los recoge precipitadamente y se aleja, sin notar que le falta uno, que había rodado hacia un rincón apartado. Otro cliente, que ha visto la escena, recoge este paquete suyo y le sigue hacia la salida. Cuando lo/la alcanza, se lo da con una sonrisa, sin decir nada.




ArribaAbajoApéndice 2 - Dramatización

1. El médico te da suficientes muestras de tu medicina para que no tengas que ir a la farmacia por unas semanas.

2. Tu novio/a, como sabe que estás atareadísimo/a, te arregla el apartamento y cocina una cena fantástica para la llegada de tus padres.

3. Tu portero se molesta en venir a arreglarte el baño después de sus horas de trabajo para que esté listo al llegar tus amigos.

4. Un/a compañero/a te deja sus notas/apuntes ya que no pudiste ir a clase.

5. Es la Navidad, las tiendas están llenas de gente y los vendedores están requeteocupados. Sin embargo, este vendedor te ayuda a buscar un regalo barato y difícil de encontrar.

6. Tus abuelos te dan su coche/carro, pues van a comprarse uno nuevo. No tenías coche/carro. En este caso/Al despedirte, ¿cómo les das las gracias?




ArribaApéndice 3

Ejemplos de agradecimientos y reacciones a los mismos, sacados de textos literarios:

1

[Al recibir un primer regalo - n.n.]

Paula - Muchas gracias.

El odioso señor - No vale la pena.

El odioso señor - Perdón, señorita, se me olvidaba ofrecerle un ramo de flores

(Saca un ramo y se lo regala)

Paula (aceptándolo) - Encantada.

El odioso señor - No vale la pena. ¿Unos bombones, señorita? Para usted la bolsa.

Paula (aceptándola) - Muchas gracias.

El odioso señor - Por Dios...

(Miguel Mihura, Tres sombreros de copa)

2

[Al final de una entrevista - n.n.]

Enc(uestador) - Pues muchísimas gracias por todo y encantado por su conversación.

Inf(ormante) - De nada. Lo que luego celebraré es que esto les sirva para algo. Hay una cosa que han dicho: «Madrileño y mayor de edad». Las dos cosas, lo soy.

Enc. - Gracias.

Inf. - Nada.

(El habla de la ciudad de Madrid: Materiales para su estudio, ed. de M. Esgueva y M. Cantarero)

3

[Al final de una entrevista - n.n.]

Enc(uestador) - Bueno, pues, muchísimas gracias.

Inf(ormante) - Nada, a usted.

Enc. - Ya está bien.

Inf. - Bueno.

(Ibídem)

4

Subió Augusto a la casa, con el canario agitándose en la jaula y el corazón en el pecho. La señora le esperaba.

- ¡Oh, gracias, caballero!

- Las gracias a usted, señora.

(Miguel de Unamuno, Niebla)

5

- Dígame una cosa más, buena mujer...

- Usted mande...

- Y usted, ¿cómo se llama?

- ¿Yo? Margarita.

- ¡Muy bien... muy bien... gracias!

- No hay de qué.

(Ibídem)

6

- Joder, cómo mola tu navaja -dijo Coco.

Coco se había fijado en la navaja que su novia (es un decir) había utilizado para cortar la coca: ...

- Me la regaló un camello rasta que me enrollé en Amsterdam - dijo Mónica-. Es bonita ¿verdad? Pero no creas, no tiene valor sentimental ni nada de eso. El tío me daba igual, así que, si tanto te gusta, puedes quedártela.

Él se quedó mirando a la navaja tan boquiabierto como un seminarista frente a la página central de Playboy.

- Joder, tía, muchísimas gracias. Me encanta.- Y para demostrarlo cogió a su (por decir algo) novia de la cintura y la obsequió con un beso de tornillo.

(Lucía Etxebarría, Beatriz y los cuerpos celestes)

7

(Terminando de dar unas explicaciones sobre un mapa de un atlas histórico - n.n.)... Si lo deseas, puedo sacar fotocopias.

- Te lo agradezco.

- No tiene importancia. -Álvaro se echó hacia atrás en el sillón...

(Arturo Pérez-Reverte, La tabla de Flandes)

8

- He pensado que podríamos celebrarlo - miró el Rolex que llevaba en la muñeca-. Son casi las siete, así que la invito a cenar. Tenemos que discutir sus próximos trabajos con nosotros...

- Se lo agradezco mucho, pero estoy algo alterada. La muerte de mi amiga, el asunto del cuadro... Esta noche no sería una acompañante amena.

- Como guste - Montegrifo encajó la negativa resignado y galante, sin perder la sonrisa-. Si le parece bien, la telefonearé a principios de la semana próxima... ¿El lunes?

- De acuerdo - Julia tendió la mano que el subastador estrechó suavemente - Y gracias por su visita.

- Siempre es un placer volver a verla, Julia.

(Ibídem)

9

Abrieron la tartera. Estaban las empanadas en el fondo, un poco desmigajadas.

Tito exclamó: -¡Menudo! Verdaderas montañas de empanada. Con esto me pongo yo a cuerpo de rey.

- Ello por ello. Has tenido suerte.

- Te diré. Gracias, encanto.

- De nada, hijo mío.

[...]

- ¿Queréis un poco?

- ¡Quita! Comer nada ahora.

[...]

- ¿Y tú tampoco quieres, Lucita?

- No, Tito, muchas gracias.

- Las gracias a ti.

(R. Sánchez-Ferlosio, El Jarama)

10

- ¿Quiere usted una copa?

- Se agradece. Vamos, tú -le dice al ayudante-, que este caballero nos invita a una copa.

(A. Díaz-Cañabate, Historia de una taberna)

11

(Al cabo de una entrevista en la cual una señora le pide informes de una muchacha que quiere entrar a su servicio a otra señora, que la ha empleado previamente.)

- Bueno, pues, señora, muchísimas gracias y usted perdone.

- De nada, por Dios. Pero le repito que aquí tenemos cocinera, doncella y asistenta, y que la Petra es muy respondona.

- Usted lo pase bien.

- Vaya usted con Dios, y ya sabe donde tiene su casa.

- Muchas gracias. La suya, Villalar, 24.

(Ibídem)

12

Doña Pilar - ¡Ah! Y tome usted el tapetito, Hermana. Ya está terminado.

Sor María - Que Dios se lo pague, doña Pilar. Doña Pilar - No merece la pena. Adiós, señor.

(M. Mihura, Melocotón en almíbar)

13

- A las buenas noches, don Lotario. ¿Me quiere usted dar un poco de lumbre para este cigarro?

- Sí, hombre; no faltaba más.

Don Lotario sacó el mechero y le dio lumbre a Plinio.

- Que Dios se lo pague.

- No hay de qué. Ahora usted sigue andando...

(F. García Pavón, Los carros vacíos)

14

Felipe - Mil gracias por tu bellísimo artículo, Margot.

Margot - ¿Ya lo has leído? Te lo traía.

Artemio - En la playa no hemos hecho otra cosa que elogiarte.

Margot - (Feliz.) Me abrumáis.

[...]

Felipe - (Titubea.) Toda la crónica me gusta muchísimo.

Margot - Pues habrá otra.

Felipe - Eres un amor.

Margot - Te lo mereces.

(Antonio Buero Vallejo, Llegada de los dioses)

15

Tesa - Gracias, Pablo.

Pablo - No me des las gracias. Me voy a casar con una chica que no me merezco.

Tesa - ¡Qué tonto eres!

Marta - Las gracias tienen que dárselas a ella...

Julia - ¡Bah!

Pablo - Y a usted también, doña Marta.

Marta - Por cierto.

(José María Bellido, Milagro en Londres)

16

Celia - (Sonriendo.) Contemplo el paisaje.

Javier - Lo tienes muy visto.

Celia - Eso sí. Y es un poco árido, además. Pero a mí me gusta.

Javier - Muy amable.

Celia - No hay por qué darlas.

Javier - No pega.

Celia - ¿El qué?

Javier - He dicho «muy amable» no «muchas gracias».

(Ana Diosdado, Usted también podrá disfrutar de ella)

17

El visitante - ¿Podría decirme dónde quedan los elefantes?...

Félix - Con mucho gusto, señor. Siga este camino hasta la primera rotonda. Tuerza después a la izquierda y saldrá al paseo central.... Allí están los elefantes... (Consulta su reloj.) Pero deben darse prisa.... Dentro de diez minutos se cierra el parque....

El visitante - Muchas gracias.

Félix - De nada, señor.

(José Fernando Dicenta, La jaula)

18

Hortensia - ...Más: yo influiré ante don Demigio para que le nombre oficialmente campanero. Tendrá usté un sueldecito. Modesto, pero...

Lorenzo - Gracias, señora. Muchas gracias. Un millón de gracias. (Va a besarle la mano muy camastrón.)

(Antonio Gala, Los buenos días perdidos)

19

Repartidor - ¿Señora de Aguirre?

Alicia - Sí, es aquí.

Repartidor - Un paquete de Óptica Soriano. Está pagado.

Alicia - Ya sé. Muchas gracias.... Espere un momento. (El Repartidor le entrega un paquete muy grande, que ella se lleva precipitadamente a la alcoba, procurando que no lo vea Tony). Tony, ¿tienes algo suelto? (Tony se acerca a la puerta y le da una propina al Repartidor.)

Repartidor - Muchas gracias.

Tony - Adiós. (Cerrando la puerta.)

(Ana Diosdado, Olvida los tambores)

20

Nacho - (Cumplido, a Alicia.) ¿Sabéis que lo he pasado muy bien? No me esperaba yo una reunión tan simpática.

Alicia - (Que se ha acomodado en el diván, sin zapatos y abrazándose las rodillas.) Gracias.

Nacho - En serio te lo digo. Está uno tan harto de locales públicos, de ambientes ficticios... [...] Yo siempre lo digo: A mí, donde me gusta estar es con los jóvenes. (Echando una mirada en torno.) Y tienes una casa muy mona..., muy graciosa. De verdad, muy graciosa.

Alicia - ¿Verdad que sí?

(Ibídem)

21

Don - (Rellenando su pipa.) Siento no poder ofrecerle un cigarrillo....

Victoria - (Cogiéndolo de su propio bolsillo.) Gracias. Tengo los míos. (Enciende con el fuego que le da Don.) (Jaime Salom, La playa vacía)

22

Felipe - Su «whisky», señora. Tres centímetros de «whisky», un trocito de hielo y medio segundo de sifón.

Elena - Gracias. ¿Sigue lloviendo?

Felipe - Temo que sí, señora.

Elena - Eche un par de troncos en la chimenea. Tengo frío.

(Santiago Moncada, Juegos de medianoche)

23

Andrés - No tema. Falló todos los tiros.

Ricardo - ¿Fallé?... ¿Seguro?... (Andrés asiente. La reacción instintiva de Ricardo es de una incontrolable alegría. Abraza impulsiva y nerviosamente a Andrés.) ¡Oh, gracias!... ¡Gracias!... ¡Gracias!...

Andrés - Tranquilícese...

Ricardo - Le estoy muy agradecido... No puede figurarse lo que siento... gracias... Pero ¿por qué cayeron entonces? Yo vi cómo iban cayendo...

Andrés - Debió de ser el susto. Yo preferí tirarme al suelo.

Ricardo - Hizo perfectamente. Gracias... Casi no puedo respirar de alegría.

Andrés - Vamos, cálmese.

(Ibídem)

24

Ricardo - ¿Un cigarrillo?

Andrés - No fumo.

Ricardo - Es cierto, no fuma. Y seguramente tampoco bebe. Se reserva, ¿verdad? (El se lleva un pitillo a los labios. Intenta encenderlo, pero sus manos tiemblan. Andrés le ofrece con firmeza la llama de una cerilla.) Gracias.

Andrés - No hay de qué.

(Ibídem)

25

Asel - ...Confiesa que estás deseando hartarte un día. Y que ningún día lo consigues.

Tomás - Es verdad. Y no lo comprendo.

Asel - Hoy te saciarás.

Tomás - Asel, yo no debo aceptarlo.

Asel - No se hable más. (Le pone la mano en el hombro.)¡Prescripción facultativa!

Tomás - (Baja la cabeza.) Gracias. (Silencio.)

(A. Buero Vallejo, La fundación)

26

(Josefina saca un monedero y unos billetes.)

Josefina - Aquí tenéis, hijos. Cuatro semanas..., total..., ocho mil pesetas.

Antonio - Muchas gracias, señora. ¿Qué, está usted contenta con nuestros servicios?

Josefina- ¡Claro que lo estoy! ¡Muchísimo!

(Juan José Alonso Millán, Se vuelve a llevar la guerra larga)

27

Venancia - Aquí está el café. (Justo sigue admirando los cuadros desde distintos ángulos.)

Josefina - ¿Lo toma solo o con leche?

Justo - ¿Cómo?... No, gracias. No tomo café. ¿Coñac?

Venancia - ¿Francés o de aquí?

Justo - Francés, gracias.

(Ibídem)

28

- ¿Tú me crees inteligente?

- Mucho. Desde el principio se ha visto que eras muy lista. Yo siempre he dicho: Pepita, la inteligencia; Soledad, el sentimiento y la bondad. Tú eres la rosa real, pomposa y llena de colores; ella, la violeta.

- Dicho así, todo el mundo dirá que yo soy mala, egoísta, orgullosa.

- Egoísta en el mal sentido, no. Eres como una pagana. Te gusta la vida entonada, fuerte; desdeñas un poco lo sentimental. En ti lo más marcado es la inteligencia y la claridad de juicio, como en tu hermana lo más marcado es la bondad.

- No te agradezco ninguno de tus elogios... Todas tus explicaciones terminan en lo mismo: que tienes una mala idea de mí, y una buena idea de Soledad. Yo, naturalmente, te lo agradezco por Soledad, pero no te lo puedo agradecer por mí.

(Pío Baroja, El gran torbellino del mundo)

29

Marquesa - Bueno, pues esa Pipiola de usted me tiene hechizada.

Marciana - ¡Señora Marquesa! Marquesa - La verdad, la verdad; me tiene hechizada. Es una chiquilla modelo. Dios la ha dotado bien; pero ella lo aprovecha. Que idiomas, que lecturas, que piano, que labores... ¡Qué afán el suyo de mejorarse, de pulirse!... Un contento.

Marciana - Señora marquesa, muchas gracias.

(Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, Pipiola)

30

- He visto algunos de sus trabajos -le dijo a Julia cuando supo que era ella quien se ocupaba del Van Huys-. Sólo tengo una palabra: perfectos.

- Gracias.

- Por favor. No cabe duda de que La partida de ajedrez estará a la misma altura -mostró de nuevo la blanca fila de dientes en una sonrisa profesional...-

(Arturo Pérez-Reverte, La tabla de Flandes)

31

Manolo - ...Oye, por cierto, tú hablas un español perfecto.

Fanny - Gracias. Tú también.

Manolo - Pero es que yo soy de aquí.

Fanny - Y yo.

Manolo - ¿Tú no eres yanqui?

Fanny - Sí, del puente de Toledo.

(Ana Diosdado, Usted también podrá disfrutar de ella)



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