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La postura de Jaume Collel ante los ataques de la prensa intransigente y más especialmente de El Correo Catalán fue analizada por Bonet i Baltá y Casimir Martí, en L’integrisme en Catalunya, 1990, pp. 43-45. (N. del A.)

 

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«No se alarmen con el ruido de las desavenencias que en el campo de la prensa católica han surgido, no tengan en cuenta las disputas y polémicas de los periodistas seglares que no tienen más autoridad que la que puede darles su mérito personal» (La Veu de Montserrat, 1881b, pág. 42). (N. del A.)

 

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En una carta dirigida el 10 de Febrero de 1883 a Torras y Bages, Urquinaona ponía de relieve el carácter dramático de las polémicas entre católicos y el papel de la prensa intransigente en la crisis religiosa (Torras i Bages, 1934, pág. 271). (N. del A.)

 

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La revista integrista La Vespa (1882), en un artículo titulado «Punzadas» del 30 de Noviembre 1882, declaraba que «la Unión es una pantalla para encubrir ambiciones de los que quieren destruir el único obstáculo que se opone al completo triunfo de la Revolución en nuestra desgraciada tierra, el tradicionalismo». (N. del A.)

 

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Entre las revistas intransigentes satíricas cabe destacar La Vespa (1882), Lo Fuet (1882), Lo Burinot (1879-1882), L’Avi Vell (1882). (N. del A.)

 

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La Vespa habla de una «liga de católicos liberales para destruir la gran comunión tradicionalista» (1882a, pág. l). (N. del A.)

 

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El periódico católico ilustrado La Campana de la Catedral, que empieza a publicarse en Enero de 1872, reconoce en su primera publicación que quiere luchar con «la prensa inmoral y antirreligiosa». Su título evoca intencionadamente La Campana de Gracia. Lo Burinot, «periódico ilustrado y satírico», que surge en Enero de 1880, multiplica los ataques a la prensa anticlerical joco-seria como El Diluvio o la Esquella de la Torratxa. (N. del A.)

 

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También se puede mencionar al eclesiástico Francisco Mateos Gago, colaborador de la Revista Popular y de la publicación integrista Dogma y Razón (1897), que publicó varios artículos en contra de la Unión Católica y de los prelados «cómplices del liberalismo» en la revista La Vespa (1882): «¿Insistirán muchos de nuestros Prelados en manifestar sus simpatías por la Unión y sus pocos disimulados desdenes a los tradicionalistas en sus Boletines, en sus Pastorales y hasta en el púlpito?», La Vespa, 30 de Noviembre de 1882. (N. del A.)

 

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En Marzo de 1882, el obispo Urquinaona, en una circular dirigida a los católicos de su diócesis, se lamenta de la situación de cisma provocada por la prensa intransigente que alimenta y exacerba los conflictos religiosos: «[...] la presunción crece y se manifiesta más erguida, prescindiendo ya completamente de nuestro sagrado ministerio para interpretar documentos pontificos, decidiéndose en tono magistral sobre asuntos de nuestra exclusiva competencia», Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Barcelona, 9 de Marzo de 1882, pág. 156.

Se suspendió, en Marzo de 1882, la revista satírica Lo Fuet. En una carta dirigida a Torras i Bages en 1883, el obispo de Barcelona alude a la situación caótica de la prensa católica en Cataluña y emplea la palabra «secta» para designar a los laicos católicos y algunos miembros del clero que comparten el radicalismo religioso de C. Nocedal: «[...] realmente secta es lo que se nos ha introducido en la Iglesia de España y con tales bríos que no basta la fuerza moral para acabar con ella» (Torras i Bages, 1934, pág. 272). (N. del A.)

 

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En 1882 La Vespa afirmaba que el mundo era un campo de batalla en el que la prensa era una de las mejores armas: «Es de buen sentido que en toda guerra, uno de los enemigos se aprovecha de las invenciones y tretas del otro» (La Vespa, 1882b, pág. 2). (N. del A.)