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Ponz, 1947. La primera edición se publicó en 18 volúmenes entre 1772 y 1794. De los 13 primeros volúmenes hubo una segunda edición entre 1776 y 1788, y se hizo la tercera edición de los 6 primeros entre 1787 y 1793. (N. del A.)

 

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Las estampas que sirven de ilustración al texto pertenecen a la colección madrileña de Antonio Correa. El conjunto es un repertorio representativo del tipo de grabado que estaba vigente en España durante el siglo XVIII (la talla dulce académica, el grabado en madera popular) y se completa con las estampas al aguafuerte y aguatinta de Francisco de Goya, que por ser las más conocidas hemos obviado reproducir. Por otro lado, es importante recordar que entre los artífices españoles se dio una especialización local en la producción de estampas religiosas, por lo que todas las que se reproducen, incluidas las anónimas, son españolas. (N. del A.)

 

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Opinión compartida por Jovellanos en su Elogio de don Ventura Rodríguez (Jovellanos, 1956, pág. 372): «Cornisamentos curvos, oblicuos, interrumpidos y ondulantes; columnas ventruadas, tabidas, opiladas y raquíticas; obeliscos inversos, sustituidos a pilastras; arcos sin cimiento, sin base, sin imposta, metidos por los arquitrabes, y levantados hasta los segundos cuerpos; metopas injertas en los dinteles, y triglifos echados en las jambas de las puertas; pedestales enormes, sin proporción, sin división ni miembros, o bien salvajes, sátiros y aun ángeles, condenados a hacer su oficio; por todas partes parras y frutales, y pájaros que se comen las uvas, culebras que se emboscan en la maleza; por todas partes conchas y corales, cascadas y fuentecillas, lazos y moños, rizos y copetes, bulla y zambra y despropósitos insufribles; he aquí el ornato, no sólo de los retablos y hornacinas, sino también de las puertas, pórticos y frontispicios, y de los puentes y fuentes de la nueva arquitectura». (N. del A.)

 

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A pesar de la riqueza de nuestro patrimonio en estampas religiosas, aún en la actualidad no hay abundantes repertorios gráficos sobre este tema. Desde esta perspectiva resulta sin duda fundamental el catálogo de la exposición Arte y devoción, 1990. (N. del A.)

 

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Cinco años antes el mismo grabador había publicado una Vista exterior e interior del magnífico tabernáculo de Nuestra Señora del Pilar. Se encuentra reproducción de la estampa en el catálogo de la exposición Ventura Rodríguez, 1983, núm. 18. Conviene recordar que la estampa que siempre tuvo una demanda constante en España fue la de carácter religioso. El ejemplo más elocuente de esta realidad lo encontramos en la actividad desarrollada por el mejor grabador español en talla dulce y maestro de grabadores, Manuel Salvador Carmona; un 30% de su producción está formada por estampas de devoción. (N. del A.)

 

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Christian, 1989. En las obras de este mismo autor (1981 a, y b) se basó Velasco, 1989, para hacer su estudio. (N. del A.)

 

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En la estampa se hace una breve relación de las circunstancias en las que Gaspar Becerra hizo la imagen. La historia completa con toda suerte de detalles se puede consultar en Ares, 1640. (N. del A.)

 

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Entre las más profundas transformaciones se cuenta la de la Virgen de los Desamparados de Valencia. La imagen de la Virgen era yacente, ya que se llevaba reposada sobre el féretro de los ajusticiados y de los cofrades muertos. Se transforma en una escultura erguida por medio de un añadido en la parte posterior y un armazón para vestirla. Las transformaciones sufridas por esta imagen han sido estudiadas por C. Alarcón, La religiosidad popular española en tiempos de Carlos III, manuscrito inédito. Agradezco la consulta de este estudio, que ha resultado de una ayuda inapreciable para redactar estas páginas. Las conclusiones y parte de la documentación han sido publicadas en Alarcón Román, 1990. (N. del A.)

 

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Son muchas las imágenes de vírgenes vestidas: por ejemplo la Virgen de la Almudena de Madrid, la Virgen del Prado de Ciudad Real, la Virgen de la Natividad de Pinto, la Virgen de Piedraescrita en el retablo que existe en la iglesia parroquial del pueblo del mismo nombre en los montes de Talavera, la Virgen de los Nogales de la villa de Cameros, etc. De todas ellas se pueden ver estampas del siglo XVIII, tanto por mano de grabadores académicos como por artesanos. La diferente calidad de la técnica y el grabador es evidente en los ejemplos que reproducimos de las virgen es del Sagrario y de Atocha. Sobre las imágenes vestideras véase Cea Gutiérrez, 1992. (N. del A.)

 

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En las descripciones se hace patente la diferencia existente entre las pequeñas dimensiones de la talla y la altura que suele alcanzar esta cuando está vestida. (N. del A.)