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ArribaAbajo Ritmo y versificación

K. Spang, Ritmo y versificación. Teoría y práctica del análisis métrico y rítmico. Murcia, Universidad, 1983.


A. R. Fernández y González


Universidad de Pamplona


Ritmo y versificación no está concebido como manual de métrica -nos lo advierte el propio autor en el prólogo (13)- sino como una Teoría y práctica del análisis métrico y rítmico, tal como reza el subtítulo del libro, que por su presentación (agradablemente insólita) se sale un tanto de lo acostumbrado en publicaciones universitarias. Habrá que agradecer la «audacia» a la dirección del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Murcia.

El libro está dividido en tres partes claramente distinguidas y precedidas por una introducción teórica en la que el autor acomete la ardua «busca del verso puro», es decir un intento de descripción de lo que es lo esencial, lo imprescindible del verso en general y del castellano en particular. Las dificultades de tales empresas no se ocultan a nadie que esté medianamente familiarizado con la problemática; además los resultados, aparte de una tipología bastante útil de las métricas posibles, son escasos y hasta frustrantes, puesto que desembocan en unas lacónicas definiciones esquemáticas que dejan descarnado el verso real.

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La primera parte del libro ofrece unas pautas para el análisis del poema convencional (31-70). En pocas páginas el autor pasa revista a los elementos fundamentales que componen los versos y poemas convencionales y que constituirán los aspectos analizables en el esquema que se propone para este tipo de versificación (cf. 32 y 56 ss). Lo innovador de esta forma de análisis no reside en los elementos estudiados, sino en que por primera vez, que yo sepa, se presentan todos juntos en una especie de sinopsis, desde el número de sílabas fonológicas de cada verso hasta su rima y pasando por sinalefas/sinéresis, hiatos/diéresis, terminaciones verbales, las modificaciones silábicas que producen los fenómenos anteriores, las sílabas métricas, los acentos, los encabalgamientos y las pausas. Un total de once columnas.

Respecto de los encabalgamientos el autor introduce, además de los tipos reseñados en el ya clásico estudio de A. Quilis, un tipo de cohesión menos intenso que designa como enlace (47 ss). En él los elementos sintácticos no alcanzan «la estrecha fusión de los elementos de un sirrema, pero no dejan de notarse como más vinculados que otros» (50). Con mucha -tal vez demasiada- cautela indica Spang sólo dos casos de cohesión, a saber, la que se produce entre sujeto y verbo, y entre verbo y objeto directo. A mi modo de ver, la legislación de las posibles cohesiones es ampliable, por ejemplo por la que se observa entre verbo y preposición (como: ir a, interesarse por, preocuparse de, etc.).

La segunda parte del libro se dedica al análisis del poema libre (71-104). La estructuración sigue las mismas pautas que en la anterior; sólo que aquí el terreno está mucho menos preparado que en el caso del poema convencional. El autor es consciente de que salvo el trabajo de F. López Estrada (Métrica española del siglo XX) hay pocas bases sobre las cuales edificar un sólido análisis del verso libre. Adopta algunos términos técnicos de López Estrada y modifica otros. Lo más llamativo -exteriormente- es tal vez el rechazo del término «línea poética» y la rehabilitación de «verso libre» (75-76). El esquema de análisis que propone Spang también consta de once columnas, permitiendo, como el del análisis del poema convencional, una percepción casi instantánea   —481→   de los fenómenos estudiados. Es natural que aquí falten los conceptos de hiato/diéresis, que no se tenga en cuenta el final del verso, pero sí la extensión y la disposición de los versos o de sus partes.

Como el análisis de la primera parte, éste también se remata con un resumen en el cual se resaltan los datos más representativos obtenidos en el esquema, terminando con una descripción métrica del texto analizado.

La aportación más original y también más discutible es sin duda la tercera parte del libro (107-179) con una nueva teoría del ritmo poético y un método para su análisis. La definición del ritmo como fenómeno de repetición no constituye ninguna novedad; lo que sí resulta relativamente desconocido en este orden de ideas es la inclusión de la memoria, sin la cual resultaría imposible percibir la repetición; de modo que la percepción del ritmo se describe como un continuo vaivén, como un avanzar retrocediendo, un volver atrás, mientras se progresa. Spang insiste además en la necesidad de conceder un margen interpretativo en el análisis del ritmo puesto que está lejos de ser tan rígido y matemático como el de la música. La interacción de elementos significantes y el significado es muy considerable en el ritmo de la versificación. Consecuentemente cada poema tiene su ritmo propio antes de amoldarse tal vez a un ritmo preestablecido y externo.

La labor del analista será por tanto la de encontrar este ritmo individual del poema concreto, antes de comprobar si ese ritmo corresponde a un esquema preexistente y no a la inversa, como proponen muchos estudiosos (cf. 122 ss).

El autor habla de estas nociones fundamentales con conocimiento de causa, dado que le son familiares las teorías propugnadas hasta la fecha, a saber la de T. Navarro Tomás (124-126), la de R. de Balbín (126-130) y la del italiano G. Tavani (130-135).

Los elementos cuyo análisis propone Spang para un mayor conocimiento del ritmo de un poema son los siguientes: los acentos (interesantes páginas inspiradas en un trabajo de Kibédi Varga, 137-143), las pausas, la rima y la entonación. Para todos   —482→   estos elementos se propone un procedimiento esquemático que permite la visualización directa y sencilla de los fenómenos analizados y de tal forma que se puede abarcar casi de golpe el desarrollo rítmico de un texto versificado. El resumen de este esquema revela claramente que el análisis del ritmo no puede realizarse sin recurrir a una interpretación del texto en cuestión.

El mismo método analítico es aplicable tanto al poema convencional como al libre; así lo demuestra el autor en los fragmentos estudiados de García Lorca, de R. Guillén, de G. Diego y de P. Neruda.

Uno puede estar de acuerdo o no con esta nueva concepción del ritmo poético, sin embargo no cabe duda de que en el planteamiento y en su aplicación práctica el autor es consecuente consigo mismo.

En resumen: Ritmo y versificación resulta ser un libro muy útil tanto para profesores como para estudiantes de crítica literaria, puesto que propone unos métodos de análisis eminentemente prácticos y completos a la vez. Los repertorios de versos, estrofas y formas poemáticas de la versificación castellana y los índices de términos técnicos al final del libro constituyen otra ayuda de orientación rápida en casos de duda.

No estaría de más que a raíz de las hipótesis propuestas en algunos capítulos del libro, surgiera una discusión -deseada además por el autor- por ejemplo acerca del «enlace» o de la teoría del ritmo en general, sobre el que muy probablemente no esté dicha la última palabra.