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Conectados con este efecto están la minuciosidad descriptiva y el detallismo particularizador, que se denominó «minuciosidad holandesa», que algunos después llamaron «Realismo» y otros denostaron. Leticia Barbauld, al referirse a Richardson, alude a ello en The Corresponde of S. Richardson (1804), I. Vid. Allott, op. cit., p. 36, y M. Praz, The Hero in Eclipse in Victorian Fiction (1956).

 

42

Valladares, op. cit., p. 5: «¿Pero quien duda, que el plan, extension y objeto de los dos son iguales? Y aun ella es mas ingeniosa, variada y moral».

 

43

C. Reeve, The Progress of Roman, 1785, I, noche VII: «la novela hace una relación corriente de las cosas según pasan todos los días ante nuestros ojos, tal como le pueden ocurrir a un amigo nuestro».

 

44

Ésta era la opinión de Aristóteles, como se verá después. En España, la idea pervive, como puede verse en Iusepe Antonio González de Salas, Nueva idea de la Tragedia antigua, o ilustracion ultima al libro singular de Poetica de Aristoteles Stagirita, por... (1633), Madrid, Sancha, 1778, «habiendo iá manifestado la abominacion que merece la Fábula, que llama Episodica, porque contiene Episodios frequentes, i largos, i no assidos con la Accion principal de la Fabula...», «... que sus partes se junten bien entre sí, i de la una parezca proceder la otra; pero de tal forma, que su Imitacion i Representacion excite Horror y Lastima» (p. 49).

 

45

Aristóteles, op. cit., cap. 23, p. 215: «se deben estructurar las fábulas [...] de manera dramática y en torno a una sola acción entera y completa»; cap. 8, p. 155: «La fábula tiene unidad, no, como algunos creen, si se refiere a uno solo; pues a uno solo le suceden infinidad de cosas, algunas de las cuales no constituyen ninguna unidad»; cap. 8, p. 161: «llamo episódica a la fábula en que la sucesión de los episodios no es ni verosímil ni necesaria». El cap. 8 está referido a la unidad de la fábula.

 

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Y por ello será la novela un género difícil. En el siglo XIX, la relación y la comparación de la novela con el género dramático será frecuente. Vid. Th. Holcroft, Alwyn, or the Gentleman Comedian, prefacio (1780); R. Navas-Ruiz, El Romanticismo español. Documentos, Salamanca, Anaya, 1971, «La Novela», páginas 262-82.

 

47

Cumberland, op. cit., lib. VI, cap. I.

 

48

V. Salvá, Irene y Clara o La madre imperiosa, Valencia, Mallén y Berard, 1831, prólogo: «La novela, del mismo modo que el drama, debe estar escrita con tal artificio que la acción progrese sin cesar».

 

49

L. Sterne, The Life and Opinions of Tristam Shandy, Gentleman, lib. I, capítulo XXII, observa esto mismo. Vid. supra la cita de Valladares. Sterne fue utilizado a veces como autoridad contra Aristóteles: Jakob Michael Reinhold Lenz (1751-1792) en sus Anotaciones sobre el teatro (1774).

 

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Como escribe Allott, op. cit., p. 20, «la enseñanza y el entretenimiento no son peculiares de la épica».