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261

Boletín del Apostolado de la Prensa, enero de 1872, p. 14. El comportamiento inquisitorial recomendado en este Boletín a todos los fieles debe fomentarse también en los niños, ya que «los niños de las escuelas pueden ser excelente medio para ayudar a esta obra».

 

262

Ibíd., p. 14.

 

263

Manual del Apostolado de la Prensa, o Guía práctica del individuo de esta sociedad, Barcelona, Tipografía Católica, 1873, p. 39.

 

264

«Particularizad la aplicación de vuestras oraciones, por ejemplo:

Para que Dios promueva y suscite escritores católicos que combatan la impiedad y den gloria a su Iglesia;

Para el feliz éxito de los impresores verdaderamente católicos en sus empresas;

Para que se aumente la suscrición a los periódicos buenos y disminuya la de los malvados, que son más de los que muchos se figuran». Manual del Apostolado de la Prensa, p. 39.

 

265

«El socio del Apostolado recibirá al ingresar en el mismo o una cédula de agregación o diploma, en el cual al pie de la imagen de San Francisco Javier está indicado el lugar [...] y fecha de su admisión. Conserven los socios este documento [...] colóquenlo en un marco o guarnición en un lugar público de su casa [...] donde los que entraren lo vean colocado como una patente de catolicismo del dueño de ella [...] Téngase empero en mucha mayor estima el blasón de fervoroso católico y de soldado de la verdad, como debe serlo y lo es todo buen socio de nuestro Apostolado», ibíd., pp. 82-83.

 

266

Ibíd. p. 41. Esta preocupación por el aspecto material y financiero de la prensa se expresa constantemente. A partir de 1870, con las primeras asociaciones de fomento de la buena prensa, tanto la jerarquía católica como los laicos apuntan hacia una de las mayores debilidades de la prensa católica: su falta de organización material, la insuficiencia de una infraestructura financiera duradera.

La Hormiga de Oro, dirigida por Luis María de Llauder, dedica varios artículos a este problema. Citemos la serie de artículos «Las dos propagandas», publicados en 1884.

En el Boletín de la Obra de Buenas Lecturas de 1899, Ildefonso Gatell, escritor católico, lamenta la falta de medios del periodismo católico. En su obra Los periódicos en la sociedad, publicada por La Hormiga de Oro en 1913, Francisco Nabot y Tomás propone varios medios para convertir el periodismo católico en una «empresa mercantil». No podemos dejar de señalar la importante serie de artículos publicados en La Academia Calasancia en los años 1890 y 1891 por Eduardo Llanas, serie que se titula «Cartas al joven Conrado sobre el periodismo católico» y que denuncia las carencias materiales de la mayor parte de las publicaciones católicas.

El mejor testimonio de las preocupaciones de la Iglesia por un aspecto nuevo de la prensa, el de su organización material y profesional, está contenido en las propuestas de la Asamblea de la Buena Prensa de Sevilla de 1904, que dicen, entre otras cosas: «Mejorar las condiciones materiales del periodista católico a fin de que su trabajo tenga el correspondiente estímulo y puede dedicarse a él con más desembarazo». Boletín de la Obra de Buenas Lecturas, año 1904, p. 78.

 

267

Citemos los de Vich, Valladolid, Badajoz, Ávila, Barbastro. En Salamanca, el obispo Lluch y Garriga promovió en 1871 la creación de La Sagrada Alianza, cuya finalidad era «conservar, defender y propagar la santa fe católica por medio [...] de la oración, el buen ejemplo, la palabra y la imprenta». En Granada, La Asociación del Bien, fundada en 1872, tiene finalidades parecidas a las del Apostolado de la Prensa de Barcelona.

 

268

El escritor católico catalán Joaquín Rubio y Ors, perteneciente al sector católico moderado representado en Cataluña por católicos procedentes de la Escuela de Vich como Eduardo Llanas o Jaime Collell, al analizar la falta de un auténtico periodismo católico subraya que «el periodismo, por efecto de aquellas divisiones, dejó de cumplir en parte, o cumplió más bien en daño que en provecho de la Iglesia, y antes en desprestigio que en honra propia, la misión que le estaba encomendada». En De la moderación en las controversias, Barcelona, Imprenta de la Casa Padre de la Caridad, 1885, p. 15.

 

269

En el momento álgido de la crisis político-religiosa provocada por enfrentamientos entre el sector católico moderado, partidario de la Unión Católica, y los tradicionalistas, en 1883, el episcopado catalán prohibió la publicación de varios periódicos tradicionalistas, entre otras publicaciones satíricas o humorísticas como Lo Burinot, L’Avi Vell, La Vespa, que habían calumniado al obispo Urquinaona y al eclesiástico Torras i Bages.

 

270

Ildefonso Gatell, escritor católico, eclesiástico catalán moderado y abierto a su época, es el autor de una Historia de la revolución de setiembre, editada en Barcelona en 1875 y cuyo otro autor es Eduardo Vilarrasa, uno de los colaboradores del Boletín de la Obra de Buenas Lecturas a partir de 1895.