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Según datos publicados por el mismo Ildefonso Gatell, en 1904 y desde 1890, la Obra de Buenas Lecturas, «Había recaudado e invertido en publicaciones y propaganda 105.000 pesetas, publicado y distribuido unos 7.000.000 de ejemplares de La Hoja Dominical, 60.000 ejemplares del Repertorio de Buenas Lecturas, 650.000 del Amigo del Obrero y más de 300.000 entre libros, opúsculos y hojas con 45 títulos distintos». Boletín de la Obra de Buenas Lecturas, 1904, pp. 83-84.

 

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Numerosos artículos de Ildefonso Gatell referentes al periodismo católico y más particularmente a la prensa católica popular se publican en este Repertorio desde 1895. Ponen de relieve la preocupación, por parte de la Iglesia española finisecular y de muchos católicos, por definir un periodismo católico capaz de competir con los grandes periódicos liberales de la época.

 

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Otra vez quisiéramos destacar las semejanzas entre la situación de Francia y la de España en materia de periodismo católico y de las buenas lecturas, aunque existe un desfase notable entre las distintas iniciativas católicas de ambos países. Cabe señalar que el Repertorio de la Obra de Buenas Lecturas alude repetidas veces a los esfuerzos y los éxitos de la prensa católica francesa; entre otras cosas a la existencia de revistas católicas críticas, verdaderos repertorios de buenas lecturas. Citemos uno de los más conocidos, la Bibliographie catholique, revue critique des ouvrages de religion, de philosophie, d’histoire, de littérature, d’éducation, que se publicaba en París desde 1840. Esta revista anual estaba destinada a las «bibliothèques paroissales, aux cabinets de lecture chrétiens, aux pères et aux mères de famille, aux supérieurs de séminaires, aux chefs d’institution et de pension des deux sexes, et à toutes les personnes qui veulent connaître les bons livres et s’occuper de leur propagation».

 

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Estas secciones eran: sección de Liga de Oraciones, sección de El Legionario, y sección de Buzones y de Publicaciones. En 1912, la sección de Publicaciones había editado 30.000 ejemplares de la hoja quincenal llamada Cultura Popular. En 1912, la Cofradía de los Legionarios encargada de la colecta de fondos para la buena prensa constaba de 472 «coros» y de 4.720 «legionarios».

Ildefonso Gatell, al presentar esta Comisión de Prensa y Propaganda en 1912, utiliza el mismo lenguaje que el que imperaba en 1870: «Para las luchas doctrinales de hoy, los católicos, los que pertenecemos a la Iglesia militante, no podemos desentendernos de estas luchas».

 

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Cabe mencionar otras iniciativas similares que habían surgido antes en distintas ciudades españolas: por ejemplo la del cardenal Marcelo de Spínola, arzobispo de Sevilla, que fundó en 1898 la Asociación Diocesana de Buenas Lecturas y la Liga de Oraciones para trabajar y orar por la propaganda de la buena prensa.

 

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«La creación de comités en los diez mil ayuntamientos de España, con sus juntas de Distrito y Provinciales, el Crédito e Información Comercial para todas las casas que tomando parte de esta Cooperativa presten su valioso concurso al desenvolvimiento y desarrollo de la Buena Prensa, será poderoso auxiliar en esta obra de trascendental importancia». Memoria acerca del objeto y fin de la Cooperativa General de la Buena Prensa, Barcelona, 1905.

 

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En una de sus encíclicas más importantes, la Cum Multa de 1882, León XIII lanza graves advertencias a la prensa y a los periodistas católicos en general y se refiere implícitamente a la situación española: «Y como nada más contrario hay a la concordia que el desabrimiento en el hablar, la temeridad en sospechar y la malicia en acriminar, es preciso evitar todo esto con suma precaución. Las disputas en defensa de los sagrados derechos de la Iglesia no se hagan con altercados, sino con moderación y con templanza». Encíclica Cum Multa a los Venerables hermanos y a los queridos hijos los Arzobispos, Obispos y demás ordinarios de la región de España, 8 de diciembre 1882.

 

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Pasajes reproducidos en: R. Martínez Nadal, Españoles en Gran Bretaña. Luis Cernuda. Madrid, Hiperión, 1983, p. 111; y Luis Cernuda, Prosa completa, Barcelona, Barral Editores, 1975, p. 1464.

 

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El ensayo de Goethe «Polygnots Gemälde in der Lesche zu Delphi» únicamente se encuentra recopilado en la Sophien Ausgaben, la edición exhaustiva de su obra. He consultado Goethes Werke, herausgegeben im Auftrage deer Grossherzogin Sophie von Sachsen, Weimarer Ausgabe, 1987, I, t. 48, pp. 81-122.

 

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Recogido luego por Ortega en su libro Espíritu de la letra (1927) y en Obras Completas, Madrid, Alianza Editorial, 1983, t. III, pp. 593-9. Las citas corresponden a esta última edición. No es de extrañar, dada la antipatía que mostró siempre Cernuda hacia Ortega, que no mencione nunca el artículo de éste, «Oknos el soguero». Salvo en una ocasión: en un fragmento tachado al final del borrador manuscrito (conservado en los archivos familiares de Sevilla) del citado texto para las guardas del tercer Ocnos, con la única antención de despejar las confusiones en que incurrían aquellos críticos ignorantes que mencionaban su libro con la grafía, más común, del artículo orteguiano, junto a otros errores un tanto pintorescos como lo de «Oknos, el alfarero» (un recuento de éstos, y no sólo para Ocnos, se halla en la nota de Carlos Peregrín Otero, «Indígenas y extranjeros sobre Cernuda», Homenaje a Luis Cernuda, La Caña Gris, Valencia, Otoño 1962, pp. 109-111).