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Antología poética

Rosina Valcárcel Carnero

Sendas del bosque (1966)

¿Cómo a mis huertos llegaste

donde antes nadie arribó?

En aquel bosque antiguo

donde la alondra hace infinita

el alma de la tarde,

Peregrino halló mis huertos.

El Caminante en el bosque

siente abrirse

la primera flor del día.

Una mujer canta

en medio de sus muertos.

Peregrino avanza hacia la luz.


Un hombre camina por la calle,

otro lo sigue,

¡ciudad perdida de los cuervos!

Maldito infierno el que vivimos

*Hasta cuándo, Señor, hasta cuándo*

¿Acaso has visto el rostro de mi padre?

Dan ganas de escupirse

y decirle adiós al mundo.

Que nos perdonen los muertos:

Lima yace bajo tierra,

su mirada contra el muro de los muertos,

ya nada, nada sucede en la ciudad;

sólo los cuervos.

Lima ha recostado su cuerpo en la oquedad.


Setiembre

¿quién es, dime, el espíritu

aquel un poco más errante

que mi hijo, todavía?

¿Quién es, dime

el que extendió sobre el mar

una oscuridad

como si ya no existiera?

(La noche me pareció

demasiado quieta)

Setiembre

tu estación me exalta.

Oh Antiguo mío,

¿Dónde, dónde está el lugar,

aquel planeta

donde podrán amarse los impíos?


Navíos (1974)

Corté mis cabellos

Corté mis cabellos

para que no me amaras

amor

te regalo mi cuello y sus orejas

y los senos también

por si te pareciera poco

cuídalos hasta la próxima estación

del año

mientras cabalga solitaria

la otra mitad de mi cuerpo


Marihuana amor

Fue hermoso como hicimos el amor

la última noche,

parecíamos dos monos chillones

en su luna de miel

murmurando sonidos extraños

en un vuelo inacabable.

Mis piernas se abrían

como un valle quieto,

caminaste en él

lleno de furia

y fuiste su mejor habitante.


4 de setiembre

A Leoni

Años de amor

y aún renaces

pájaro encendido

tambor

guitarra

Tu carne

es sol

límpida

salvaje

Cortos los años

los bosques,

la arena

grande tu corazón

almendra

Ciegos

de tanta cercanía

una noche enloquecimos

fuiste león

y yo ballena

Amor mío

¿dónde tu olor

tus cabellos?

Es amargo el destierro

¿Dónde tu cuerpo de metal?

¿Dónde tu casa, mi casa,

tu amor?

Campanas tu amor

en mis oídos

¿dónde tus manos de madera?

Hojas fugaces,

viento

lejanía.

Amor mío

estás lejos a la hora del canto

¿Dónde tus pies el río?

¿dónde tu risa

mi lámpara?

Mutilado amor

¿dónde tu desnudez,

tu hambre?

¿dónde tu cuerpo de aluminio?

¿Dónde mi falda de colegio?

¿dónde mi anillo?

Han callado los truenos

¿dónde mi cama

mi esposo?


Una mujer canta en medio del caos (1991)

Una mujer canta en medio del caos

(Lento fuego y distancias)

Para poder tocar tu rostro

Camino calles enteras y te busco

Coronas de olvido

Ojos oscuros a los 31

Nunca llegas puntual camarada

Corté mis cabellos para que no me amaras

La voz de la alondra

Contemplando el camino

Yo sólo puedo mencionar tu nombre

Perdida en las calles

Una plazuela bella y extraña

Negra como el amor

Como una mendiga en la hierba

Aquí nace el olvido

Niño limpio y salvaje

Como las aves entre el viento y las tinieblas

Todo lo que amamos es vivir

Las selvas me atormentan

Un hombre camina por la calle cautivo

Nada sucede en la ciudad sólo los cuervos

La música del viento

Mi cuerpo ardiente

Puedo contarte mis sueños amor mío

Una biblioteca en altamar

Azulita princesa de los duendes

El también era una sombra

Camino calles enteras y te busco

Estrellas en mi cuerpo

Flotando en el vacío

En la mejor edad

Beso al primer amante que dispara.


Relaciones peligrosas (1979)

Te parecería mejor si de frente nos viéramos

en aquel chifa donde se barajan los sueños

así evitar el rutinario: «Hola, qué novedades,

cómo está la familia, etc.».

En cuanto al diálogo pendiente

frío o natural

propondrás otra vez tu fórmula correcta

tomando vino bajo el gran vendaval.

Si murmuraras algún pasaje de Kafka /

una canción de Adamo o un verso de Nazim

los rostros que nos soportan

      reventarán como olas frescas.

Si dijeras: «Cayeron los militares,

resistiré / pronto

la guerra popular»,

en el planeta triunfaría

una nueva especie de abedul.

Pero si insistes en: «¿cómo te va?

algo tienes que contarme...»,

tu excusa, amigo mío, acabaría

como un teléfono desconectado

y nuestro viejo amor

      de bruces

ladrido de perro / pura sal.


Variaciones de un viaje

1
Violeta se vistió de rojo por el siglo

mientras yo soñaba a pierna suelta

      con árboles y cantos,

más tarde embrujada bebí mate cedrón

valium 5 y Efortil, por si las moscas.

2
Lagartija azul naranja

no importa que las ilusiones se desmoronen

      como la lluvia

o que estos días sean un hato de hierbas blancas

importa que la ausencia se haga espuma y sol.

3
Ciego caminante, no he visto tus ojos

alumbrando los pedregales

ni en el sendero donde el país se incendia

¿quién los ha escondido detrás de los montes?

4
Patio de peregrinos, he visto tus manos

      en el reflejo del agua

tu cuerpo volando sobre la sangre

y anuncio: herencia de la primavera /

      polvo esmeralda

montañas de hojas frescas todo lo vivido.

5
Sobre el camino el viento arrastra

   resplandores del sur,

desnudeces tibias de las que no hablaremos

Georges, porque afirmo:

      es suficiente este otoño,

esta lluvia quema viajes y los recupera.


Loca como las aves (1995)

Esquizofrenia

Cuando Darío sonreía (su huraño rostro de fakir)

me iba envolviendo en muecas extrañas hasta liarme

en ellas. Sus manos temblorosas transpiraban y sus blancos

dientes eran colmillos agazapados para asir sólo la sangre

de mi cuello inmóvil y saciar su deseo animal: febriles

movimientos de leopardo, oscuros espasmos intermitentes.

Lejos, en azules jadeos de sirena embrujada, mi devorado

cuerpo sucumbía.

Entregada al ritmo de su lengua de hierro, fui una simple

planta veloz y casi redonda. Un ruido cercano me volvía

a la realidad, pero él, invertido en sigilo y brazos

imperiosos, quedaba abismado en nocturna eyaculación.

El macho cabrío reía obsceno.

Así descubrí el humor negro de su cuerpo vacío

desbaratando mi corazón y la ingenua lámpara del techo.

Mi lira hecha cenizas bajo el cielo sombrío.


Loca como los pájaros

¿Cómo esconder mi corazón turbado?

¿Cómo arrancarlo?

¿Cómo entregar belleza sin orgullo?

¿Por qué me falta lo que anhelo?

¿Cuándo recibir el amor osado que yo entregué?

¿Hasta cuándo dar todo sin reparar en mi dolor?

¿Por qué no distinguen si canto o lloro?

¿Por qué si deseo bailar otros duermen?

¿Por qué se niegan a calmar mis pesares?

¿Por qué nací en la suavidad de la rosa

y otros en el frío del acero?

¿Por qué nací loca como los pájaros

y otros crueles como una espada?


Reloj de arena

El reloj que ayer alumbró hoy nos devora

Cae la Amazonía en crepúsculos plateados

Y mi cuerpo solitario como una balsa

La mañana no tiene el resplandor

De tus ojos cerca al Mayo

Aquel río rodeado de palmeras

Donde desembocaron

A 426 metros de altura

¿Para quién me visto en el portal

A quién espero loca como los pájaros?

El reloj de arena advierte la prisa del viento

Necio corazón esperas una inútil señal

Amarilla flor que limpie la suerte

En la calle: odio y violencia

Morbidez y miseria

La sombra negra como la muerte

Recorre las plazas / Mata

Y desaparece

La letanía se repite

El relincho azul

Simple karabana

El café de racumín

Y tu nombre es perseguido


Paseo de sonámbula (2001)

Al modo de Guan Hanqing

Postrado en la cama

mi esposo está muerto

Lamento su aspereza

mas a él vuelvo la débil mirada

De vez en cuando me quejo

Al mediodía le regaño

y en la noche le celebro

¿Quién acecha mi habitación?

Detrás de la puerta casi

todo está en calma

menos este poema de amor

que leo

demasiado tarde


El espejo de Zorba

Leyendo a Tulio Mora

Mi sueño tiene el color

de las bellas ciudades desaparecidas

y el olor del arco iris cuando los dioses duermen

Mi sueño tiene la edad de los hombres

arrancados del cielo

Escribo no por azar sino por acuarelas, flautas y fuego

Las caricias abren los ojos junto a la floresta dorada

y es azul el universo y rojos los girasoles de Van Gogh

y son ellos quienes me devuelven a sus brazos

Un volcán alto, resplandor puro

una tinta salvaje para sellar mi canto

Me estoy acercando

en cada dibujo que construye o carta que ama

en las callejas que graban nuestros pasos

De él me separa una esquina de sombras y botellas

seres de especie diferente y tiempo remoto

alas marchitas por las bombas nucleares

que se esmeran en aparecer

cuando él toca mi puerta

Y de Zorba me aleja lo que perdí

7 bestiales amores fallidos

Un jardín de guijarros claros

abrazados a mi noche

Mientras mi piel recuerda su piel

montada sobre el poema

Aspasia y Julia

ascendiendo

El enigma, los duendes, la soledad dispersa

Así nos alzamos boca arriba

para recibir el movimiento del mar

y volver a contemplar los ojos coralinos

Bajo este viento

que hiere las hojas del otoño

tras la vivaz planta de sándalo

y la eternidad del día

Temblando entre cascabeles cautivos

con la voz de las aves errantes

que atraviesan el infierno y el cielo


Pequeña muerte

A Thelma Nava

En alguna ciudad del viejo continente

Celia recoge las huellas del musgo

y en cajitas turquesas

ya no guarda sus diáfanos sueños

Ella observa el vasto firmamento

Acaso sus ojos de niña

hallen la titilante estrella fugaz

que detuvo a los 7 años

aquella noche de magia

cuando veloz su cometa la atrapa

y bajo su cama la esconde

y cual caracola la escucha

Mas al alba

la encuentra agonizante

boca abajo

presagiando eclipses

la pequeña muerte

de los eternos guerreros

Entonces al atardecer de Cuahunahuac

-en nuestro México-

bajo el aroma de las tortillas y el pulque

camina hasta el borde del bosque

y entre ladridos y gallos

el clamor de la marimba

la devuelve al cielo felino

de los dioses distantes


Naturaleza viva (2011)

Naturaleza viva

A Frida Kahlo

En el barrio del Zócalo, estaba tu escuela

en el mero ojo de la ciudad.

Eras la novia maldita que se espantaba

de ver la vida ojerosa y abierta.

La volátil novia que llevó al amante gordo de divinas mañas

a algún restaurante italiano.

Y las mesas tenían manteles blancos, y le echaban azúcar

para dibujar el rostro de Dios o el de aquella mendiga.

Algo añadía Diego, quizás un beso

o un poco de vino o pimienta.

Algo de Diego, algo de Dios.

El paisaje del amor no tenía precio ni horario.

Bajo el arcoíris de Tenochtitlán

el auténtico paisaje nacía de tus manos azules

y el silencio.

Tardes de primavera en el D. F.

y las fotos sepias de mis padres aúllan en algún rincón.


No tiene edad la existencia

¿Viste que se ve bacán?

El libro progresivo es lúdico

Y Juan se lo merece

No tiene edad la existencia

ni nuestro afecto

Mi propio cuerpo prohibido

mi propio cuerpo pálido

Extraviados en el crepúsculo

nos hemos buscado

Pobres cuerpos sin tierra firme

En la calle los pasos húmedos del tiempo

Rastros de chacra arribando a la urbe

Bellas adolescencias interrumpidas

Basta de presiones y ausencias

El muro está callado

La puerta no podrá

leer la señal en tu frente

Así te reconocí maldito y puro

Lima se abre como una alcachofa

Y no está mi cuerpo en tu lecho


¿Quién duerme ahora?

La jauría anda allí, afuera, se siente su presencia
malévola, tras el triste cantar de los grillos

Óscar Amaya Armijo



Cierto, no nos apocan la miseria ni la ceniza del desierto Mascamos la vigilia, nuestros ideales, el runrún de las parejas y el gruñir de las señales en el teclado Cómo negar la conspiración Hoy coreamos algo similar con este ayuno Sí, en este lado de la capital, arrullados entre libros y olas marinas somos fragmentos de generaciones de conspiradores insomnes, apremiados de claveles, amor, libertad y revolución Qué sentido tiene dormir Si al margen de la orilla el país es un pálido animal decapitado ¿Puedes dormir? No. Anhelo pensar, escribir y cuidar el aura de las mujeres, hombres y jóvenes que dedicaron la existencia a custodiar sus mitos Como nosotros, esta medianoche, los compañeros y hermanas están velando otros amados rebeldes, desaparecidos, torturados, presos, muertos. Esta noche ya tiene siglos de haber principiado y nos punzan los ojos y perciben fatiga estos pálidos cuerpos. Sin embargo, ajados y enfermos aquí estamos Quién sueña hoy, quién podrá dormir Las hierbas secas musitan ¿Los traidores? Si dormitan es pueril su sueño Nuestro insomnio, es real, mas no vano Solo velamos la patria alegre que deseamos como herencia para los infantes anónimos de aldeas y pueblos remotos, para los niños que pasan y sonríen, para los que transitan y están mudos, para nuestros hijos y su prole. Nuestro insomnio, entonces, es utópico La cámara no miente Nuestro desvelo infringe Contra los que tienen la visión perversa Contra los que están cavando su propia tumba extendemos el eco de nuestra guitarra al hombro.

(a Gloria Mendoza Borda)

Luana (2013)

Parque Güell

En Barcelona

Amaranta sueña rondas carmesíes

Centauro lascivo contempla

Los pechos de la madona

Los domingos

En el parque Güell

Gitanos tocan violín y clarinete

Hechizadas alondras

Pican la hierba de oro

Y como un cuadro de Goya

Luana abre los ojos

Asombrada


París brilla a la luna desde lo alto del cielo


Francis Picabia



Dios habita en un cofre antiguo

Sube al Cielo por la escalera rota

La familia es un espejismo

Y no abraza la edad de la razón

Los aros, nuestro talismán

Cuando se extravían surge otro amor

Tu sonrisa, Luana

Es un lienzo desde mi balcón

Los libros los amigos

No se atreven a perdernos

El albor de mi pecho

Enlaza tus brazos tibios

La ausencia es un viaje en tranvía

Al infinito

Las aves y el arcoíris

Son hijos de amores incestuosos

Tu mirada no se aparta de mi lado

Aunque se acerque el fin de esta película.


Carta a Luana

Leyendo a Hikmet

Niña mía, abre los ojos. No elijas el cielo gris solitario. Habita la tierra entre mariposas y el jardín de las delicias. Disfruta esta vida, pequeña, goza el valle de tus ancestros. Ama a los claveles y a los animales. Corre por la chacra y cree en la humanidad y en su fulgor. Aprende a caminar sobre la viga oscura, pequeña bailarina. Percibe la nostalgia del árbol y sus raíces, la tierra que se contamina. Ama a la especie y el dolor de los hombres. Ama a los astros y al misterio. Ámate, pequeña mía. Te cedo mis manos. El ángel de la alegría es tu aliado. La noche te brinde sabiduría y magia. Alondra, los dioses andinos cuiden tu senda y la música sea tu alimento. Buda te dé serenidad y la libertad reine en ti. Ha llegado el verano.

Contradanza (2013)

En busca de sus viejos ojos

Apunte de mi adolescencia

Llega mi padre

Vencido por el tiempo,

Afligido de distancia.

Sube al cuarto, se acuesta,

Cierra los ojos,

Lloro a su lado

Y le escondo los zapatos.

Cierro su puerta,

Bajo,

Siento un ruido

Y veo su cuerpo descender.

Me pide sus zapatos,

Le pregunto:

Papá, ¿adonde vas?

-A buscar mis viejos ojos.

Y se va papá,

Vuelve en la noche,

Vuelve al día siguiente,

Y se vuelve a ir

Tras sus viejos ojos.


Carta surrealista

El amor está en la tierra. Sólo tu cuerpo y el mío, solos. Los astros palidecen al vernos. Sólo tu cuerpo y el mío. Nubes de ámbar. Otra vez es noviembre y el amor renace de mis entrañas. Rojo, debe ser rojo, y no me quejo. Los trenes pasan y tu llamada tarda. Una mano invisible levanta mis faldas y la piel relincha como yegua en celo. Por ti perdí la realidad. Roedor de fantasías, no me dejes. El mar de tu lengua ciega, mis lágrimas y el tabaco. Mi amor espera una abrupta respuesta. Sólo tu cuerpo y el mío, solos. Adivino claveles y violines en tu corazón negro. El mar de tu lengua y otra vez el fuego. El río quiere apagar esta ola y no puede. Y estas ganas locas de ser lluvia y deseo, verso nacarado o triste melodía. La fuente y el Sol penetran en la penumbra, penetran entre mis piernas. Y ascendemos hacia nuestro viejo castillo destartalado. Es el parque Santos Dumont; ¿te acuerdas, mi amor? Me amabas en silencio y las manzanas eran otra historia. Dame ayahuasca, ángel arcano. Si volviéramos un instante, solo un instante, cuánto daría. Qué senda nos separó, qué confusa senda. Nunca te he conocido, Escorpión. ¿Y, tú, me conociste, acaso? Hay que llevar al Amor hasta el absurdo. Y tus palabras, ¿y tus palabras? «Me iré cuando te haya calado, amor mío». Torpes y solitarios eran nuestros corazones. Y me preguntaba por qué tenías miedo a las hojas del jazmín. Y me preguntaba por la Revolución, los bolcheviques y el barrio de San Eugenio. La belleza del mito me tocaba, sólo la belleza como nuestros cuerpos errantes y desnudos.

Juan Ramírez Ruiz

Algo se muere en el alma cuando un amigo se va.

Canción popular

Hoy, querido Juan, te esperábamos sobre el frío de unas sillas duras bajo el laberinto gris de nuestra mente vacía. En el pabellón número 8 del Hospital Víctor Larco Herrera, aquí, en Magdalena, me han confinado en este húmedo cuartel de plata y ceniza antiguo. Aquí me trajeron con camisa de fuerza a la una de la madrugada y solo a ti te lo cuento, porque solo tú sabes lo que significa ir contra el sistema, solo tú sabes del horror y el vacío. Todo el mundo se sorprendía mientras mi boca disparaba palabras inauditas que hervían y avergonzaban. Era Juana de Arco bajo el cielo de Lima y un bosque de botellas verdes invadía la ciudad. Zorba incauto silba entre los pajaritos de Lima. Valquiria peina su tonta languidez. En cambio tú, Hermano de causa, Hermano de historia, sabes de sobredosis, del sueño que puede liberarnos. A los poetas no hay que amarlos, a los poetas hay que leerlos. A los pintores hay que seducirlos, a los pintores hay que festejarlos. Para olvidarnos de ti y salvar tus poemas puse distancia entre la casa y el Sol, entre el Queirolo y los cadáveres insomnes. Por eso regalamos todos nuestros libros, ofrendamos todos nuestros cuadros. Y todo fue un caos, un túnel, un misterio. El manicomio nos da un paisaje tripartito. Hermano. Aquí platicamos con Martín Adán y bebemos pisco con Juan Francisco Valega. Te recordamos mucho, Poeta, amigo de puta madre. ¿Qué más, qué más? Solo un verso limpio y justo en tu corazón.

Versos para colgar en la pared (2016)

Tantos palos te dio la vida

Leyendo a Fayad Jamís

La tarde lánguida La ciudad sobre mi espalda Este Jardín imaginario El color de primavera serpentea la senda En los márgenes el aroma de la cabellera de los condenados Todavía sueña Una niña ahogada en su universo de leyendas levanta el peine roto al lado de un mendigo E inmóvil devora la luz que se filtra El amor de esa infanta saltó de un rincón bajo los guiñapos grises como pájaro mensajero de cuarzo que aletea sobre la plaza San Francisco

Así es el despertar Tú lo dices ahora en primavera Mea culpa tus ojos mortales Así es la aurora de Lima Agoniza su columna y hurga Los militares duermen Mi amigo Las leyes se avinagran Los viejos huesos duelen El hambre gime Un faquir cabalga al filo del océano Tú escribes ¿Poeta de la patria libre? La urbe es tu amada y la revelas descalza El horizonte sale de sus pechos de jade

Así no es Lima y me lo dices Mas sueño en un mundo extinto tras la última bomba nuclear Lima desierta llena de esplendor sin nombre Tú no entiendes y alucinas, Robin Hood de la miserable ciudad de los Reyes

Luz devoradora Los roedores salieron del Palacio de Gobierno Tachos de basura de calles malolientes Tazas quebradas carnes pasadas ropas cuadernos arañados hedor sin alma Libros del adiós han dejado la herida ciega ¿Por qué no defienden a los pueblos liberados? La sociedad agoniza, camarada Las crías, los juglares, las musas, los viajes, perduran

Frente al Puente de los Suspiros construiré mi hogar

Aquel de la cortina azafrán en las ventanas Anticipa el canto del mar

Y bajo la ciudad hay ancianos sin tregua / ya no sueñan Y evocan un aullido cerca al Rímac gris

Mortales cavilan el anhelo de la tierra

El amor degollado es la vagina y la muerte


La nube azabache impulsa el temblor de una lechuza / un ahorcado y una cama alrededor suyo Emergen tréboles tres manos-ramas de primavera

La arboleda surge del río molusco del sensual humo de la marihuana

Una torcaza bate su karma sobre el río turbio Verde de septiembre

Sobre tu casa arden alondras El Amor a destiempo

Los bares dibujan el olor a sexo y vetustos hoteles

Bebes en una mesita para escribir esta carta mientras evoco Y me congelo Mi amigo, ácido, y la urbe se marchita

El bullicio abre paso a los transeúntes a la lluvia risible

Alucinas, mi Viejo Kakumei.

A Diana Ávila

El tranvía echa humo azafrán

-Lima es una presa que sangra, dijiste.

Si esta tarde lloviera hasta las diez

El río Chillón no duraría bajo el cielo

Ni el fervor de Octubre en nosotras

Flores del viento

Esperamos al hombre nuevo

A la mujer y al espejismo

Fulgor del poniente

La mar, la tierra, la vida

Entre el tabaco y el pisco aquel fugitivo se lleva

un trofeo

Pensamos en los otros / Víctimas de la filosofía

Del cristianismo / de Erich Fromm /

Del humanismo

De Marx

Hablas por la mujer / Hay eco / Resplandor vivo

Una existencia Un soplo Silencio de las nubes

Al margen de la esfinge: exaltadas

Cómo no revelar el estado de nuestro cuerpo

      de nuestra mente

      Exponer nuestra ropa raída

      Las tardes salobres

      Los zapatos rotos

En nombre de la ética subversiva

Nuestra soledad se borra

Nuestro espíritu gira

Los huesos resucitan

La madreselva entona

Tu frente se ruboriza

La tierra es un misterio

El presente lo atestigua


A Víctor Polay Campos

La prisión se extiende

La humedad en las hojas de la urbe

Como quien torea el patíbulo

La tarde del 6 de abril

Con sus ojos abiertos

El héroe aguarda al filo de un pozo

Me cede un libro de cuentos

Sereno se mueve en la escena y dice:

-Nadie podrá atarnos el espíritu

He soltado una cometa.


Venus en la caverna (2019)

Poema a un amigo cineasta / Señales

A Francisco Adrianzén

1
En la playa de los ciegos

El tiempo es una búsqueda perdida

Luis Buñuel definió al cine «instrumento de poesía, con todo

lo que esta palabra pueda contener de sentido libertador, de

subversión de la realidad, de umbral al mundo maravilloso del

subconsciente».

2
La ascendencia en el escalafón del montaje de Robert Wise

Incidió en la película Esmeralda la Zíngara (William Dieterle,

1939), donde laboró ya como máximo responsable de montaje.

3
Un texto es una cruzada y me lanza a las piedras

Sin más adversario que el amor fallido

Sin más opositor que mi sueño

Sin más discrepante que yo

Y el suspiro de las señales

Qué estación abrirá la ventana secreta.


Sueño de verano

Tarde de sábado, Calixto

Voy del salón Blanco hacia el Rímac, luego a Chosica

Me la paso soñando entre relámpagos y lanzas

En un campamento con muchachos

Das charlas y te asisto

Hacemos caminatas y platicamos

Ideamos platos nutritivos para el Movimiento

Escribimos, leemos, pintamos, esculpimos

Por un entrenamiento de color, salgo a buscarte

Todo lo cubres de verde gema

Sabes que estoy cerca...

Extiendes tus colores lo necesario y alcanzas el petate

Ahí está tu predilecta Es para sanarte, dices...

(La ceguera está hecha para el corazón humano, sí Moro)

Mis manos jamás serán una palabra inútil

Cuando gustes, puedo curarte con yerbas y aceite de oliva

Mientras, sin cesar, pinta color esmeralda

Custodia a los compañeros

Y cobíjate con esta ofrenda

Amor.


En el remolino del Rímac una herradura de jade

Tú aspiras un jazmín en la alta enredadera

Un aro en la sesión de valor puro

Madera viendo sus balcones coloniales

Descalzo el monte de bruma

Descalzo el caos neoimpresionista

Los artistas innovadores en sus estudios quietos

Parten la flor limpia de la cepa rectangular

En el remolino del Rímac una herradura de jade

Hiela las claraboyas y prodiga las hiedras

El hombre arrincona las vías pavimentadas

Los espejos evaden el hechizo del inconsciente

El régimen ha clausurado el comercio de aromas

El autómata persevera sus pautas de dos elementos

Una huida de florestas, mamparas y cortinas claras

Corre por los aleros de las mansiones añejas

El viento afina su cuerpo geométrico sobre el océano

Y el panorama escala como un conducto extendido

Navegantes que conocen el alcohol y el crepúsculo

Yugulan albatros en los piélagos de acero

Las tinieblas, brunas imágenes de la cordura tienen

El ideal torneado de la luna en sus manos

Una esperanza de signos y metas nos vence

Aparece el varón que observa con la norma áurea.

La diosa Minerva, clara naturaleza viva

Y los aficionados de insectos emigran.

La urbe, entre la rampla, las calles anchas y el puerto

Exalta escaleras y atesora conchas de nácar

Las zampoñas de caña aquietan el día

Un antiguo dios rústico da fruto a los críos

Los marineros sueñan la quimera en polvos sepia

En altar mar un clavel rojo les vale de brújula

La distancia límpida de trapos lacerados

Une los magnos vidrios de la luna y del pez espada

Ata las correrías del zorro y la vicuña

Una firme aureola de veleros blancos

Estrecha frentes abatidas y hebras de arenilla

Las sirenas persuaden, pero no hipnotizan

Emergen si revelamos una copa de vino tinto

Oh, genio, de voz cálida

No aclamo tu laboriosa cámara joven

Ni tu gama que custodia el color de tu época,

Pero exalto tus aspiraciones de inmortal

Corazón destilado, existes sobre jaspes ajenos

Te abandonas a la lóbrega jungla de signos fantásticos

Tu visión consigue lo que alcanzan tus ojos

Vigilas el filme de las calles en tu claraboya

El cosmos tiene crepúsculos ciegos y caos

En los originales procesos que el humano cursa

Mas ya los astros escondiendo horizontes

Sellan el esbozo bien parecido de sus círculos

Las olas del tiempo se suspenden y dirigen

Las grafías numerales del siglo XX y otro

Y la expiración se guarece vibrando

En la rueda precisa del instante actual

Al pillar tu cámara, con un disparo en un remo

Exiges el albor y alientas el cáliz del limbo

Vasta irradiación de Venus, experta de amores

Donde no abraza la ilusión ni su flora omitida

Decides la iluminación de la infancia: en el rostro

Sin caer a los labios ni al corazón del monte

Lucero que teme las uvas verdaderas de Dionisio

Y el ímpetu sin ley que carga el eclipse

Haces bien en colocar guiones de advertencia

En el fondo azabache que deslumbra en el ocaso

Como creador no deseas que te calme el perfil

El tejido flotante de un nubarrón imprevisto

El animal acuático en su recipiente / el ave azul en la cárcel

No aspiras concebirlos en el río o en el poniente

Muestras discreto luego de haber observado

Con virtuosas pupilas sus figuras ligeras

Seduces un cabal elemento preciso

Donde el alga no pueda poner su reducto

Rondas el diseño que levanta en lo lejano

Aceptas el trofeo solo como un sarcasmo

Soy la flor pura que raspa tus ardides

Y alivia las alas ligeras de la alegría

Rosa exacta que delibera su acrobacia

Rosa de armonía Rosa del caos Rosa del dolor

Persigues el rocío azulino

Hoy celebro el firme recorrido de tu flecha

Canto tu brío de luces y sombras y jades

Tu apego a lo que no tiene definición posible

Celebro tu corazón sideral y piadoso

De juego franco y sin heridas

Hados y puños sin cóndor nos deslumbran

Mientras el arte y mi vida se desdoblan

Ante todo celebro una diaria reflexión

Que nos ensambla en los días grises y radiantes

No es el arte la luminaria que nos perturba los ojos

Es primero la revolución, el amor y la amistad.


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