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ANTONIO RISCO, La estética de Valle Inclán en los esperpentos y en El ruedo ibérico, Madrid, Gredos, 1966, pág. 197.

 

62

Un hombre que se va, pág. 172.

 

63

Sobre la estructura y alcance de los esperpentos deben verse GUILLERMO DÍAZ PLAJA, Las estéticas de Valle Inclán, Madrid, Gredos, 1966; ANTONIO RISCO, La estética de Valle Inclán en los esperpentos y en El ruedo ibérico, Madrid, Gredos, 1966, y ANTONIO BUERO VALLEJO, De rodillas, en pie, en el aire, Revista de occidente, noviembre-diciembre, 1966, págs. 132 y sigs.

 

64

R. CANSINOS ASSENS, La nueva literatura, II, instantes líricos, páginas 41-42.

 

65

Prólogo a Iluminaciones en la sombra.

 

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Otras veces, el estilo lleno de prosapia libresca se repite en bocas incultas, esporádicamente, con lo que se acentúa el carácter ilusorio del trozo, la mueca desorbitada de lo totalmente fuera de lugar. Es el caso del estilo «veni, vidi, vici» empleado por el chico de la taberna: «Entró, miró, preguntó y se fue rebotada, torciendo la gaita». Es un ejemplo feliz de grotesco, según explico más adelante.

 

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Ha resucitado, con ligeras variantes, el mismo ambiente, RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA, en Retratos contemporáneos, Buenos Aires, 1941, pág. 297. También caracteriza a Rubén con el ¡admirable! RICARDO BAROJA, Gente del 98, pág. 19.

 

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Sabemos que ya en este tiempo Valle trabajaba en la elaboración de Tirano Banderas. Lo demuestra una carta a Alfonso Reyes, fechada en noviembre de 1923. Hay, pues, una estrecha cercanía. (Véase E. SPERATTI, La elaboración artística en Tirano Banderas, pág. 147, donde figura la carta mencionada.)

 

69

R. GÓMEZ DE LA SERNA. Retratos contemporáneos, pág. 322.

 

70

R. GÓMEZ DE LA SERNA, Retratos contemporáneos, pág. 326.

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