Autobiografía y epistolario: a propósito de una carta de Sarmiento a Frías
Ana María Barrenechea
Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas «Dr. Amado Alonso»
Domingo Faustino
Sarmiento y Félix Frías sostuvieron una
correspondencia que comenzó el 11 de noviembre de 1843
cuando vivían el primero en Santiago y el segundo en
Valparaíso. Sarmiento comenta el modo común de pensar
que los une en el exilio y lo invita a iniciar un intercambio
epistolar: «una relacion que a juzgar por
mi mismo, estaria basada en mil simpatias de principios, de ideas,
de patria, de causa, &ª»
(f. 1. r.). La
relación se prolongó durante muchos años con
vaivenes de coincidencias y divergencias, motivadas por situaciones
de la historia política y por el enfoque laico del uno y
fuertemente católico del otro1.
La carta que ahora
comento, «rreserbadisima»
, sin
fecha, se sitúa hacia comienzos de 1844, cuando ya ha
publicado la quinta carta a Rafael Minvielle sobre la reforma
ortográfica en América. No puedo tratarla ahora en su
totalidad, por lo que reservo el problema de la ortografía
para otro artículo. Para alcanzar conclusiones apropiadas
sería necesario analizar conjuntamente la Memoria sobre
ortografía americana presentada a la Facultad de
Filosofía y Humanidades de Chile (Obras, IV,
Santiago de Chile, imprenta Gutenberg, 1886, 1-49), la serie de
cartas publicadas en la Gaceta del Comercio (de
Valparaíso, ibídem 49-87) dirigidas contra la que
escribió don Rafael Minvielle sobre su propuesta de reforma,
y todas las cartas y artículos posteriores acerca de dicho
tema en un largo proceso (ibídem hasta 222).
En el libro, las
cartas y los artículos, interesan más que la
discusión de los aciertos y/o errores de su propuesta las
ideas generales que sirven de base a su argumentación,
repetidas con insistencia lúcida (aunque machacona). Ellas
convierten la propuesta de reforma ortográfica en un claro y
contundente acto político. Una es la crítica
permanente a la «mala
España»
-porque también habla de la
«buena España»
de
espíritu progresista-; la primera es la responsable del
camino erróneo seguido por los pueblos hispanoamericanos a
los que no preparó para la vida democrática.
Otra es el
convencimiento de que la difusión de la educación
popular podrá cambiar la historia de esos pueblos. Cambiar
la escritura por un sistema más cercano a la
pronunciación (que Sarmiento quiere refleje el uso
americano), facilitará el manejo de la lectura y la
escritura en las clases pobres, pues los hijos de las élites
no encuentran dificultades para aprender la ortografía
académica debido al ámbito cultural en el que se
desenvuelven. «Para que la masa
de la nación y los niños de nuestras escuelas
aprendan a leer»
(Obras, IV, 116).
Así pensaba Sarmiento con su fe en el progreso y su fe en la educación para establecer la democracia participativa y permitir el ascenso social. Sería anacrónico pedirle que en su época y en nuestro continente comprendiera que la distribución igualitaria de los bienes depende de otros parámetros que no son sólo los de la educación, y que el mismo proceso educativo está condicionado por ellos.
Dejados a un lado, por el momento, estos problemas, me concentraré ahora en la segunda parte de la carta a Frías para plantear las relaciones autobiografía-epistolario. Interesa estudiar esta conexión no tanto porque las cartas suelen revelar el itinerario de un hombre (ya sean públicas o privadas) y las privadas permiten, en general, descubrir una intimidad manifestada más libremente, sino porque en el caso de esta carta se explicita la estrategia que el destinatario debe seguir para obtener indirectamente, por boca del otro, las metas que el escritor desea alcanzar.
Paul de Man, en
«Autobiography As
De-Facement»2
rechaza la autobiografia como género, definida «a simpler mode of
referenciality, of representation»
que se
funda en un «nombre»
y una
«firma»
y sostiene que lo
válido es la inversa.
En el caso de
Sarmiento es notable la relación entre la imagen que
insistentemente construye, su proyecto
autobiográfico (expresión feliz de Paul de Man)
aplicable a los múltiples pasajes dispersos en su obra y a
los libros enteramente dedicados a narrarse a sí mismo.
Sarmiento escribió en Mi defensa (1843), su primera
autobiografía declarada: «Ya he
mostrado al hombre, tal como es, o como él mismo se imagina
que es»
3,
y ya en ella reconoce lo que el género tiene de personal y,
quizá, arbitrario. De ellos puede decirse que en parte
determinan su propia vida. Proyecto autobiográfico y
proyecto de Nación paralelos e inextricablemente
entretejidos, realización soñada y parcialmente
puesta en práctica dentro de lo que el contexto le
permitía.
A la primera parte
de la cita de P. de Man me adhiero
totalmente y en el caso especial de Sarmiento resulta justificada y
crucial, pero no suscribo la afirmación que la sigue:
«that whatever the
writer does...»
. Esta posición es
insostenible para cualquier autor pero más aún para
Sarmiento en cuya escritura interviene tanto el hombre
político (el leer, el escribir, el pensar, el ver, el
oír, el actuar) y su temperamento, su voluntarismo, sus
pasiones, sus amores, y sus odios. En sus textos interactúan
el individuo y la sociedad que lo conforma y que él quiere
transformar, construyéndola casi desde la nada. Sus
autobiografías son un proyecto de vida ligado a un proyecto
de Nación. Pero por su condición de político
sabe que debe moverse dentro de los límites que la realidad
le fija y que él mismo reconoció desde época
temprana según lo prueba esta carta que comento. Por eso
oscila entre las propuestas de metas audaces (que siempre exige
conseguir inmediatamente) y el reconocimiento de lo practicable en
el contexto nacional -en este caso chileno- y en el
hispanoamericano. También oscila entre las imágenes
personales que quiere mostrar al público lector de los
periódicos y al restringido de los especialistas entre los
que desea establecerse y de los que es rechazado por su falta de
formación académica, pues necesita de ambos para
imponer su acción. En un momento es el hombre capaz de
percibir el espíritu de la época («coincidencia»
) cuyo único
mérito estaría en su acuidad para captar los
movimientos generales de la historia; en otro momento es el hombre
con características originales y valiosas para la vida
pública, el reformador, el escritor, el diarista: «la obserbasion propia, el estudio de los echos,
el sentimiento americano; ([e]) la filosofia de los susesos,
&&.»
(f. 1. v.)4.
Hay motivos que
explica luego para adoptar esta táctica aparentemente
contradictoria: «la sosiedad, la epoca
son las qe produsen las ideas; qe el escritor no es mas qe un
rreflejo de ellas»
(f. 1.
v.). Presentándose así no
provocará la ira o el recelo de los colegas chilenos,
mientras por otra parte podrá afirmar su singularidad y
arrastrará la opinión por su capacidad de introducir
innovaciones, de ser un revulsivo de la sociedad estancada:
«a mersed de este paliatibo,
puede U. desir sin faltar a la berdad me
parese, qe mi nombre se alla asosiado en Chile de un modo notable a
la prensa, segun rresulta de la comparasion de los diarios
anteriores a mi epoca i las rrebolusiones qe a esperimentado el
diarismo despues...»
(f. 1.
v.), (el subrayado es mío).
Este preámbulo justifica que luego ofrezca al destinatario de la carta una autobiografía («Rreseña de mis trabajos»), para que el amigo la trasforme en una biografía que estampe y difunda en los periódicos la imagen deseada, proyecto de autobiografía que es siempre en Sarmiento un proyecto de vida hacia el futuro:
(f. 1 y f. 1 v.), (el subrayado es mío). |
El estilo de esta reseña de su vida insertada en la carta a Frías tiene predominantemente la conformación telegráfica de notas sueltas, en frases nominales sucesivas, con algunas que sirven como subtítulos para agruparlas. Adopta a sí la sintaxis de indicaciones que se van adosando al correr de la pluma como ayuda memoria5.
Cuando se escriben como un índice los títulos y subtítulos de los datos que manejará Frías para diseñar la (auto)biografía de Sarmiento no se aprecia que reflejen a primera vista un plan muy consistente y jerarquizado (aunque destaque algunos por la diagramación, con punto y aparte, por el tamaño de la letra o el subrayado). La lista registra 14 tópicos que numero para facilitar su referencia:
- Reseña de mis trabajos;
- Política;
- Mi conducta
(El Nasional / El Mercurio); - Literatura;
- El Progreso
(Caminos. Teoria del Senado. Munisipalidad); - Consecuensias;
- Cuestion del Estrecho de Magallanes;
- Dilijensias;
- Munisipalidades;
- Burlas sobre el Ave Maria de los serenos;
- Incorporasion en la Unibersidad. Unico estranjero americano en ella;
- Sus conosimientos profesionales en la enseñansa primaria. Escuela Normal. El Liseo;
- Ortografia;
- Bombas de Insendio (Mercurio).
Después se verá la estrategia global que Sarmiento le propone a su amigo pero primero describiré el contenido de la información autobiográfica que le suministra y la selección de datos que practica. El N.º 1, «Reseña de mis trabajos», podría interpretarse como el título general, siempre que se entienda no con el significado de 'escritos', sino con el más amplio de 'actos' (por ej., si se incluyen como subtítulos el 2 y el 3 que comprenden la justificación ético-pragmática de apoyar a Bulnes contra Tocornal y favorecer la fusión de ambos partidos).
Podría
decirse que en este punto 2, «Política»,
también está hablando al mismo tiempo de su labor de
escritura como periodista pues en la diagramación de la
carta coloca paralelos en dos columnas «El Nasional / El
Mercurio», los dos periódicos en los que
colaboró en la campaña presidencial de Bulnes. Y lo
más interesante es que describe dos distintos estilos que
importan dos estrategias, unidas al final gráficamente por
la conclusión destacada con letras más grandes y
abarcadoras de ambas columnas: «Uno i
otro trabajan en la union i fusion de los partidos liberal i
Bulnes, ([qe al f]) El primero se debilita i al fin se
unen»
(f. 2 v.).
El recorrido de
los temas señala intereses de escritor que por el momento
casi sólo se ha manifestado en la prensa periódica
(estamos en 1844)6
pero sin embargo a través de sus artículos ha sido
capaz de recibir la aprobación de los más calificados
(Bello, que en una ocasión comentó oralmente un
trabajo suyo: «Es superior a
Larra»
); de difundir el género
«artículo de costumbres» luego seguido por
escritores chilenos (entre los que le indica que pondere a
Jotabeche, para atraerse a la inteligencia chilena); de
ampliar y modernizar el panorama cultural con la polémica
sobre romanticismo (sin olvidar el nombre de Vicente López,
su asociado en el periodismo y en la enseñanza del Liceo),
polémica que abrió a los jóvenes del
país nuevos horizontes.
Los ítems
anotados pueden ser agrupados entre los que rescatan su papel en
literatura, en política, en
educación. Algunos ejes reorientan la lectura de
una materia presenta da en forma un tanto aleatoria, porque su
repetición apunta a un sentido básico. Uno destaca la
ética (por ej., en 2.
«Política»), pues si se alió con el
partido conservador por realismo, por temor a la anarquía,
lo hizo manteniendo su independencia para seguir luchando contra
Rosas y aun criticando medidas oficiales contrarias a la
modernización que mejor arfa la sociedad en que le tocaba
vivir; o renunciando a la redacción de El Progreso,
fundado por él y por V. López: «sin escusas sin (―justificasiones―)
[...] sacrifican sus interes (sic) materiales»
(f. 3 v.). Otro destaca
su papel en la prensa periódica existente o fundada por
él o por otros como reacción polémica con
respecto a él. Y al mismo tiempo señala sus
estrategias que unen lo revulsivo de la
argumentación y el estilo variado, la
documentación que se preocupa en acopiar sobre los
asuntos tratados, la perspicacia para percibir la
oportunidad de suscitarlos (en 7, donde trata de la
colonización del Estrecho a raíz de la
fundación de una sociedad de vapores: «Si la colonia de Magallanes produse los
rresultados qe de ella se esperan, Chile deberá a mi
oportuna cooperasion algo / pues es seguro qe alguna nasion europea
abria echo la ocupasion»
.), siempre moviéndose
entre los polos de lo grande y lo menudo (10, el Avemaría de
los serenos)7
y buscando en ciertos núcleos (escuela primaria, municipio)
el lugar propicio para comenzar a educar al pueblo en el ejercicio
de la democracia (9. «Munisipalidades. El
Mercurio está lleno de ataqes [...] contra la([s]) inacsion
e impotensia de estas corporasiones ―espresion de la
sosiedad, estudio de sus nesesidades (―i de la
opinion―) [...] toman estos cuerpos nueba actibidad y
publican sus sesiones [...] (al fin)»
. f. 4).
El grupo de temas
sobre educación 12 y 13 refuerza la dicotomía
atraso, rutina, hostilidad hacia las
reformas vs. propuestas innovadoras,
modernización, progreso con énfasis
puesto en la adecuación al medio por el «conosimiento de los intereses de las
sosiedades americanas»
(f. 4), (el subrayado es mío).
Todo el desarrollo
de su discurso epistolar oscila entre el reconocimiento de sus
excesos polémicos y el goce exaltado en la lucha misma, la
quejosa denuncia de los ataques personales y de las trabas que
oponen a su obra civilizadora frente al estudio de las causas del
mal que deben removerse, las convicciones profundas que lo
sostienen, la capacidad de ver, la intuición genial. En suma
reconocimiento de sus rasgos negativos frente a la
afirmación de los positivos, de los logros alcanzados ya, a
pesar de los antagonismos, y de su seguridad en el triunfo futuro.
«El publico le ara justisia ―el
aprenderá a ser menos osado en sus ataques― si esto es
posible ―si un escritor puede dejar de ser como es― de
todos modos la sociedad tendrá qe perdonarle sus estrabios
en cambio de sus buenos deseos―&&»
(f. 4 v.).
Al final de la carta a Frías reconoce cómo se ha comportado en la redacción de las notas auto-bio-gráficas:
(f. 5) |
En la posdata agrega una observación sobre el apresuramiento que su condición de periodista le impone, volviendo al juego de justificaciones y exaltaciones, con espontaneidad que seduce por sus mismas flaquezas:
Si qiera (sic) desir algo sobre mi estilo i escritos ―prebenga qe los borradores suelen ir a la imprenta ([sin rre]) dejando traslusir qe no an sido bueltos a leer.― efecto nesesario del diarismo ―estilo― lleno de descui / dos incorrecsiones ―faltas gramaticales; pero ― U. sabe el pero8. Algunos de mis articulos rreprodusidos en el Peru, en Bolibia, en Nueba Granada en el (día) bi uno, en B. A. i Montebido (sic) mi nombre conosido en Bolibia i Peru. Qe carajo, aguante U. toda esta candides, para eso es mi amigo i nesesito descubrirme con toda (sic) mis pretensiosas peqeñeses. Mui tonto seria U. sis([h])e deja embaucar. |
(f. 5 y 5 v.) |
¿Qué ofrece la carta frente a la autobiografía o también frente a un plan preparado para redactar un texto autobiográfico? Ofrece la imagen elegida por el autor, el retrato que desea imponer a los lectores tanto en su redacción completa como en el esquema de datos seleccionados. Pero además la carta ofrece una serie de instrucciones que no suelen estar explícitas en ambos casos y que sólo podríamos inducir en el caso de la autobiografía ya conocida como texto. Lo que trae una obra del tipo de carta que comento son instrucciones para el uso de los datos del plan, sin duda elegidos por el autor pero destinados a ser manejados por el destinatario, para que el otro, en este caso Frías, los emplee con una estrategia que explicita, que revela las probables estrategias que el autor ya ha empleado y empleará en el futuro para sus obras o pasajes autobiográficos, sin exponerlas en la superficie. Lo que se le pide al otro es el apoyo que sólo otro puede prestar. Muchas veces se le ha reprochado a Sarmiento la inmodestia (la impudicia) por hablar de sí mismo como sólo se permite que otro lo haga según las convenciones de la sociedad9.
Al mismo tiempo que los datos -recalco- Sarmiento le marca las conductas más adecuadas para utilizarlos haciendo más creíble la objetividad y la independencia del otro. En la trastienda del epistolario queda transparente el nivel pragmático de la escritura, que en otros modos o géneros en que el escritor es el responsable directo de su retrato, figura más borroso u opacado. El «espontaneísmo» de la escritura sarmientina hace difícil señalar el límite entre lo que es exabrupto natural y lo que es instrumento calculado, pero no es eso lo que importa. Puede darse el caso de que los textos destinados a la publicidad bajo su firma sean a veces orgullosamente autoelogiosos. Lo que singulariza cartas como ésta es la distinción entre lo que debe decirse y lo que debe callarse, para ser políticamente eficaz en la escritura.
[f. 1 ]
¡Rreserbadisimo!
Mi qerido amigo:
La publicasion qe tan oportunamente me a echo U. de la Sansion Academica del 22 de Abril me a proporsionado uno de los triunfos mas estrepitosos qe an podido alcansar jamas pobres escritores americanos. Esta la oposision con la cola entre las piernas: Caras largas! Pero temo qe la calumnia i la embidia bengan a castigarme por aber sabido lo qe toda esta turba ignoraba. Si le rrecomendo (sic) mi articulo 3º como desisibo, le rrecomiendo el 5º como justisiero; me e bengado de todos los insultos qe (sic) sufrido. A los RR. del Mercurio les ba en parte, para comprometerlo a U, a no partisipar de la qema. (Su carta e rresibido)
Espero qe U. ba a completar la obra de rreabilitasion qe prinsipió en mi fabor en su articulo coinsidensia literarias (sic). El momento es oportuno para bindicarme ante el público. Le pido a U. como amigo qe me aga este serbisio. Se qe pongo en sus manos una arma poderosa. Pero si nosotros no nos prestamos la mano, en el pais amigo jamas nos aran justisia: obserbe U. el espiritu publico; mi nombre no suena nunca en la prensa sino para cubrirme de insultos, a no ser qe algun paisano qiera aser([lo]) mi defensa. Si a U. le / [f. 1 v.] parese oportuno pues, con motibo de la rreforma ortografica able de mi ―nesesito no dejar pasar esta ocasion de aser abrir los ojos al público, i estableser mi nombre; esto asegurará el establesimiento de educasion qe tengo i mi porbenir. No le pido elojios qe manejados sin medida me perjudicarian: afecte imparsialidad, bitupereme lo qe en mis escritos le paresca― deme U consejos de prudensia aga lo qe qiera: ([V]) Puede U. motibar su articulo en las coinsidensias de la epoca, mostrando qe me es peculiar la obserbasion propia, el estudio de los echos, el sentimiento americano; ([e]) la filosofia de los susesos. &&. Todo esto qedaria apoyado en la sircunstansia de aber arribado a los mismos rresultados con el mismo objeto qe la Academia española; para no chocar a estos espiritus enfermisos ([ado]) apliqe ([mis]) |los| prinsipios qe e espuesto en mis art.º 1.º i 6.º rreforma ortográfica, a saber qe la sosiedad, la epoca son las qe produsen las ideas; qe el escritor no es mas qe un rreflejo de ellas: Con este motibo i ([co]) a mersed de este paliatibo, puede U. desir sin faltar a la berdad me parese, qe mi nombre se alla asosiado en Chile de un modo notable a la prensa, segun rresulta de la comparasion de los diarios anteriores a mi epoca i las rrebolusiones qe a esperimentado el diarismo despues, asosiando a todo esto a la sosiedad, a el fondo de berdad qe ai en las cosas.
Rreseña de mis trabajos.
El año 1841 aparesco en la prensa con una / [f. 2] composision literaria, (el 12 de Febº) fundada en los sentimientos americanos; en los prinsipios de la rrebolusion qe ase un efecto notable. Se sigen en el jenero artículos de crítica, de costumbres ([algunos de ellos]) osados punsantes, algunos de ellos (estan el Mercurio Pinganilla, qe fueron rreputados por los intelijentes (―(Bello)―), como no desprobistos de merito (desia qe eran mejores qe los de Larra) Consecuensias. Este jenero se ensaya con suceso por barios talentos; Jotabeche: espliqe de manera qe salga esto no como obra mia solamente: era llegada la época, la literatura. Mi osadia para la crítica, empiesa a sublebar las preocupasiones nasionales.
Politica
Tomo parte en la discusion de las ([los ecxame]) elecsiones. Si no era combicsion de la bondad de la causa qe abrasaba; el asierto de mi elecsion entre los partidos qe me solisitaban prueba al menos qe en un mes de rresidensia, abia podido obserbar el estado de la opinion, las fuersas de los partidos, i la causa qe abia de triunfar. Mis prinsipios de entonses no se an desmentido despues. ([El gob])
Partidos. Tocornal ― ideas rretrogradas
Pinto
― o antiguo partido liberal, destronado 12 años
antes, persegido,
pulberisado por la administrasion Prieto:
―sin influensia sobre la mayoria:
Bulnes.
intereses ([nasidos bajo]) (―i echos―) nasidos bajo la
influensia de la administrasion pasada
―prinsipios no ostiles a la libertad ―el
prestijio
sobre las masas de una bictoria rresiente Yungai ―la
fuersa material ―el poder administratibo a / [f. 2 v.] su
disposision:
Mi conducta
El Nasional ataca al partido Tocornal: estilo pesado, difuso; calma, no aparesen personalidades dignidad: separa al partido Bulnes de sus antesedentes |
El Mercurio al partido liberal. Discusión de prinsipios: combense de impotensia al partido antiguo liberal: estilo ardiente animado: critica de la prensa i de los partidos: burlas á la gerra La Tirania ―la des[?] seran la mayor parte de los periodicos― despierta el sentido comun |
Uno i otro trabajan
en la union i fusion de los partidos liberal i Bulnes, ([qe al f])
El primero se debilita i al fin se unen.
Literatura:
Arroja ideas atrebidas contra el predominio qe ejersen los ([p]) autores españoles, ([con]) i la llamada literatura clasica; ataca con atrebimiento, con injustisia con ecsajerasion, la autoridad (―i las rreglas―): combida a la jubentud chilena a escribir, a pensar &&ª. (Mercu) (rio) (sic) Abia en todo esto espiritu de partido literario; desarreglado en su modo ― nasido de el([a]) espiritu americano, pero util en su objeto i consecuensias ― subleba rresistensias literarias ― polémicas ― con los ([Este]) jobenes gramaticos. Esto ([por ayuda a]) contribuye (sino (sic) motiba) esto ultimo es la berdad. La aparision del Semanario; util publicasion ― la p.ª en el pais qe segun su prospecto tenia por objeto la literatura ― espiritu de oposision literaria qe se descubre en él ― Cuestion del Rromantisismo polémica terrible. Yo tomo un articulo del Semanario como un ataqe personal, i ([des]) ata― / [f. 3] co a los RR. de aql periódico sin cordura, sin miramientos ― Subleblo las (sic) preocupasion nasional ― fuerte pronunsiamiento de la opinion publica en mi contra: pero el Rromantisismo es esta bes mejor comprendido i justificado: los jobenes todos asta los estudiantes, toman interes en la cuestion; la jubentud ([se des]) literaria los mas jobenes se desiden por ello. Asosiasion de Lopes en esta cuestion en la Gaseta ― Sus (―conosidas―) luses en la literatura moderna; ([per]) superiores a las mias, mas fondo filosófico, menos brillo; igual orijinalidad. Sus conosimientos en la historia sobre todo en la filosofia de la istoria. ([A]) Asosiasion de ideas i de intelijensia (―y de intereses―) entre ambos: data desde entonses una amistad: escriben juntos: Enseñan juntos se apoyan; sus aptitudes son de distinto jenero no se embarasan, no se chocan. ([Mu. Las discusiones literarias estas ante]) El ([ac]) espiritu literario de la prensa puede aber contribuido al ensayo de sosiedad literaria echa en Santiago. (pero siempre asiendo partir el mobimiento de la sosiedad misma, de los antesedentes.
([E])
El Progreso
Dificultades de formar un diario nuebo donde no ai costumbres: nadie creia posible la cosa ― Prospecto ― Lleno de burla; de seriedad, de seguridad ― de dudas ― Es bien acojido. Trabajos 1.os del Progreso. Estilos ― Asuntos ― elebasion de conseptos ― articulos jocosos chocarrerias en unos ― desasiertos ― empiesa a sussitar prebensiones ― Falta de considerasion a las sircunstansias ― aun a las preocupasiones mismas ― Ataca al ministerio ([en el]) articulos llenos de ironia i de fuego sobre Caminos ― ([al]) sostiene la ([cond]) politica en los articulos ― (―i lo desagrada―) / [f. 3 v.] ([cong]) Teoria del Senado (―i desagrada al publico―): buelbe a desaprobar la politica en los art. «Munisipalidad». Se lebanta un grito ([jeneral]) de desaprobasion i un dia aparese (sic) en el Progreso estas cortas palabras ([llenas]) qe rrebelan la indignasion o el combensimiento
La Redacsion qe creó este diario deja desde de (sic) oi de alimentar sus columnas.", sin escusas sin (―justificasiones―) i sus RR ([a]) sacrifican sus interes (sic) materiales a trueqe de no continuar ecsitando rresistensias. (diga lo qe le paresca.)
Consecuensias
A pesar de todo lo qe ubiese de justo (―rreproche―) ([el]) los rresultados para Chile an sido la Creasion de un diario en Santiago, asta afirmarlo i aserlo una nesesidad: el aber estendido el sírculo de ombres qe leen en las probinsias, en la capital, donde los diarios circulaban antes con poca profusion.
Cuestion del Estrecho de Magallanes
Lejos de aber ideas sobre la ([oportu]) posibilidad de colonisar, abian preocupasiones ― la infortunada espedision de Sarmiento ― los biajeros ([ant de]) españoles adbersos. ― Fits Rroi no abla sino bagamente ― Nada se abia escrito en Europa ni en America. Momento oportuno ― Una sosiedad para bapores. El Progreso sostiene la oportunidad de la medida; rrecolecta dato (sic): ilustra la cuestion; apoya a los partidarios: deside los animos; i una espedision sale ― ([En]) Si la colonia de Magallanes produse los rresultados qe de ella se esperan, Chile deberá a mi oportuna cooperasion algo / [f. 4] pues es seguro qe alguna nasion europea abria echo la ocupasion.
Dilijensias. Propongo, demuestro, la oportunidad de estableserlas i se establesen.
Munisipalidades. El Mercurio esta lleno de ataqes (1842([i 4110]) de ataqes contra la([s]) inacsion e impotensia de estas corporasiones ―espresion de la sosiedad; estudio de sus nesesidades (―i de la opinion―); en Santiago i Balparaiso en las nuebas elecsiones, toman estos cuerpos nueba actibidad i publican sus sesiones ([se numeran la (sic) calles]) (al fin)
Sus burlas sobre el Abe maria de los Serenos, asen qe se modifiqe el canto.
― Incorporación en la Unibersidad. Unico estranjero americano en ella. Franklin estranjero en Inglaterra rresibió de la Unibersidad de Oxford el título de doctor (―|coinsidensia | no me baya a comparar con Franklin―) Sus conosimientos profesionales en la enseñansa primaria ― utilidad de ellos en el pais ― atraso en los metodos de lectura i arte de enseñar ― Escuela Normal, aun no es posible jusgar de sus rresultados
El Liseo ― Su programa esta rrebelando progresos en la enseñansa; aun no puede jusgarse; pero ya no es dudosa la capasidad de ambos DD. Lopes ([hi]) istoria, filosofia sobre todo literatura moderna Sarmto metodos de enseñansa plan / [f. 4 v.] espiritu ostil a las (sic) rrutina: uno i otro conosimiento de los intereses de las sosiedades americanas ―
Ortografia. Trabajo fundado en el estudio ([profundo del]) detenido de el espiritu español ― de su marcha ― de todos los antesedentes ― i en su obserbasion propia ― Estado de la opinion pública ― Ningun literato lo apoya: la Memoria llena de seguridad en el triunfo, de birulensia contra los qe se opongan a ella ― combicsiones intimas. El Mercurio la ataca i la desacredita ― La bos de la Gaseta rresuena sola: todos los periódicos se callan ― ([El siglo biene a confirmar sus obserbasiones]) La corresp.ª de los diarios lo ultraja, lo llama loco fatuo (―la Comision de la Unibersidad desecha su plan―) i sin embargo ― Siglo ― Academia ― Abana ― Aqi no ai dudas― abia ido al mismo fin qe los demas ―――――
El publico le ara justisia ――― el aprenderá a ser menos osado en sus ataqes ――― si esto es posible ――― si un escritor puede dejar de ser como es ― de todos modos la sosiedad tendrá qe perdonarle sus estrabios en cambio de sus buenos deseos ――― &&
Todos (+) ([an]) rrecuerdan la persecusion obstinada del corresponsal del Mercurio al serbisio de las Bombas en Santiago ― este serbisio se mejoró: emos oido desir qe no bien sonaba la campana de alarma estaba ya en el lugar del insendio, no tanto para apagar, cuanto para aser la gerra a las Bombas inutiles. / [f. 5]
En fin amigo, le e escrito todo lo qe me a paresido qe combiene notar con todo el candor de un tonto, qisá atribuyendome mas de lo qe me pertenese; pero si yo pudiera ablar de esto les daria un articulo "coinsidensias" qe los mataria Agamele justisia a Lopes, en el Progreso tambien qe se me a olbidado. Esto bendrá despues de qe concluya mis 8 artículos como en bia de jusgar la cuestion. Tome de esto lo qe qiera ― en el sentido qe qiera ― mi objeto es no desaprobechar la ocasion de desarmar a mis enemigos. No se si combenga rrecordar todo lo qe e sufrido de ataqes, de birulensia. Dos periodicos an nasido para ([at]) desacreditarme El Desmascarado, el Mastodonte
Contesteme dandome su juisio, i ya U. sabe qe no ai para mi merito como el de la franqesa.
Dejelo al Godo con su tema.
Qedo de V. amigo
Sarmiento [Rúbrica]
Nota. Si qiera (sic) desir algo sobre mi estilo i escritos ― prebenga qe los borradores suelen ir a la imprenta, ([sin rre]) dejando traslusir qe no an sido bueltos a leer. ― efecto nesesario del diarismo ―estilo― lleno de descui / [f. 5 v.] dos incorrecsiones ― faltas gramaticales; pero U sabe el pero.
Algunos de mis articulos rreprodusidos en el Peru, en Bolibia, en Nueba Granada en el (día) vi uno, en B. A. i Montebido (sic) mi nombre conosido en Bolibia i Peru.
Qe carajo, aguante U. toda esta candides, para eso es mi amigo i nesesito descubrirme con toda (sic) mis pretensiosas peqeñeses. Mui tonto seria U. sis([h])e deja embaucar.
Reserbado
([ ]) | Testado en el original. |
(― ―) | Intercalado por la misma mano. |
[?] | Lectura dudosa. |
| | | Corrección superpuesta sobre texto testado. |