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El señor Director accidental de nuestra Academia se sirvió encargarnos que informáramos acerca de unos calcos de inscripciones árabes, remitidos por nuestro celoso viajero en África Sr. D. Saturnino Ximénez, quien las había copiado en las ruinas de la antigua Xela, cerca de Rabat.
Estudiadas las inscripciones de los calcos, resultó que estaban publicadas, aunque no con el texto árabe, y que no tenían interés especial para España; y como ofreciera bastantes dificultades la lectura de algunas palabras, si bien de poca importancia, por no afectar á lo sustancial de las inscripciones, hemos tardado en redactar este corto informe.
Fué Xela lugar favorito al famoso califa almohade Almanzor, y allí levantó una magnífica mezquita, que hizo lugar de enterramiento para los príncipes de su familia, y que después tuvo el mismo destino en tiempo de los benimerines. Dentro de la mezquita había en tiempo de León Africano treinta sepulcros, de los cuales las ruinas del soberbio edificio no dejaron ver más que tres á nuestro difunto académico honorario M. Tissot en 1874523, y de estos mismos sepulcros son las dos inscripciones copiadas y remitidas por nuestro intrépido compatriota.
Por singular coincidencia las dos piedras salvadas
aún de la general destrucción pertenecen á dos ilustres
esposos, el sultán Abulhasán, y una esposa suya, cuyo nombre no
consta en la piedra, pero que M. Tissot denomina Xafia. Fué esta
señora la madre de Abu Inán, décimo rey de la
dinastía de los benimerines, que se apoderó del trono en
rebelión contra su padre y antecesor. Sirve la lápida para
rectificar la fecha del fallecimiento del desposeído monarca, ocurrido
en 27 de rebia primero del año 752
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(24 de Mayo de 1351),
mientras el autor del
524 lo
coloca en el último día del mismo mes, y Aben Jaldún y
Azzarcaxí le suponen muerto el día 23 del mes siguiente. La
sultana le había precedido en cerca de dos años.
Las inscripciones están contenidas en dos grandes prismas triangulares de mármol, de 1m,82 de longitud y 0m,13 de latitud en cada lado la una, y 1m,80 de longitud y 0m,09 de latitud la otra, también en cada lado.
Ambas inscripciones constan de cuatro líneas de lectura, de las cuales dos están en una cara del prisma y dos en otra.
El carácter de la letra, como se comprenderá, es relativamente moderno y muy cursivo, de modo que ofrecería dificultades su lectura, aun estando en buena conservación, si bien por la época á que pertenecen se da la circunstancia de que se pusieran muchos de los puntos diacríticos en ambas y bastantes vocales en la segunda.
La primera, que es la mayor y más interesante, contiene adornos floreados entre las letras, y dice:
(2) Por
La traducción de esta lápida es conforme en todo lo sustancial con la que hizo M. Tissot, y confirma la relación de Aben Jaldún y Azzarcaxí525, según la cual Abulhasán fué enterrado en Marruecos y trasladado después á Xela, al sepulcro de su familia, cuando su hijo Abu Inán hizo un viaje á Fez.
La segunda inscripción, de lectura más difícil, por abundar en ella los giros poéticos, dice así, salvo error:
La fecha del fallecimiento corresponde al 18 de Setiembre de 1349, habiendo sido enterrada veintiún días después de su muerte.
En esta inscripción hay varias
palabras que no podemos leer con seguridad, como sucedió también
á M. Tissot á la vista del original, por cuyo motivo dejó
varios claros en la traducción, claros que hemos procurado llenar,
algunas veces por conjeturas;
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pues si algunas palabras,
después de un examen muy detenido, parecen seguras, en cambio hay otras
de difícil inteligencia, lo que no es de extrañar, atendido el
estilo de la leyenda. Hay en ella alguna falta gramatical casi indudable, como
sucede con la palabra
por
por
y quizá alguna otra en la distribución de vocales, que no figuran
en el texto: en las palabras cuyo sentido no resulta completamente
satisfactorio es muy posible, y aun bastante probable, que no hayamos acertado
con la verdadera lectura.
Madrid 1.º de Junio de 1888.
Francisco Codera. Eduardo Saavedra.