Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.


ArribaAbajoIII. Nuevo dato acerca de la historia militar de Alejandro Farnesio, Duque de Parma, y la de D. Pedro Enriquez de Acevedo, Conde de Fuentes

Carlos de Lecea y García


La falta de documentos inconcusos ha producido la escasa conformidad, mejor dicho, la vaguedad é incertidumbre con que los más discretos escritores refieren cuándo y por qué razón el famoso Capitán Alejandro Farnesio cesó en el mando del ejército de operaciones, auxiliar de la famosa Liga de los Católicos en Francia.

Créese generalmente que el Duque Alejandro retuvo la dirección de los tercios de Flandes, al par que el gobierno de aquel Estado, hasta su muerte acaecida en 2 de Diciembre de 1592. Créese también que en uno y otro cargo sucedió interinamente primero, y en propiedad después, el Archiduque Ernesto, hasta que por su fallecimiento ocurrido en 1595, recayeron ambos en el ilustre conde de Fuentes, D. Pedro Enriquez de Acevedo, que fué más tarde esforzado vencedor de Cambray.

Hay quien dice que, esparcido por las Cortes de naciones amigas el rumor de las miras ambiciosas y propósitos contrarios de Alejandro Farnesio á los proyectos de Felipe II, se enfrió un tanto el afecto que dispensaba el Rey al General victorioso y que este aprovechando la oportunidad que le brindaba la herida recibida en el sitio de Cambedec de volver á Flandes, suplicó de seguida á D. Felipe que le acordara licencia de retirarse á su   —212→   país, sintiéndose incapacitado para continuar en el mando del ejército de operaciones. De aquí habría provenido la orden urgentísima comunicada al Conde de Fuentes, de presentarse en Madrid, y partir sin demora á los Países Bajos, llevando despachos reales que le encargaban el gobierno de las armas, y al propio tiempo consuelos á Farnesio, y ruego de que siguiese en el gobierno superior del Estado; mas como hubiesen llegado á Flandes estas noticias antes que el mensajero, mortificado el de Parma, mal informado por los confidentes, ó impulsado por el despecho de que tan pronto se le diera sucesor en la guía de sus amados tercios, volvió á entrar en Francia á la cabeza del ejército, doliente de veras, y falleció en Arrás á pocos días80.

D. Modesto Lafuente no atribuye á semejante móvil la tercera expedición de Alejandro Farnesio á Francia.

Después de la admirable maniobra del paso del Sena y su llegada á París con su ejército cargado de riquezas, Farnesio, habiendo dado otra vez la vuelta á los Países Bajos (Julio de 1592) escribió al Rey que le enviara sucesor, porque su salud no le permitía continuar en el cargo de las armas y del gobierno de Flandes, y que los médicos le ordenaban como indispensable que volviera á tomar las aguas de Spá. Enterado el Rey accedió á que repitiera el uso de aquellas saludables aguas. En punto á relevarlo del gobierno, no solo le denegó su solicitud, sino que le rogó y (por si fuese menester) le mandó, que se preparase para hacer la tercera jornada á Francia. El desenlace no se hizo aguardar. Achacoso, hidrópico y herido, no quiso Alejandro dejar de obedecer á su Soberano; dispúsose á consagrarle las pocas fuerzas corporales que le quedaban; se trasladó á Arrás en Octubre; y agravándosele la enfermedad, murió en 2 de Diciembre de 159281.

  —213→  

Entre tan encontradas versiones, alguna luz me parece puede brotar de un documento original que poseo.

Tal es la patente ó nombramiento que en favor de D. Pedro Enriquez, Conde de Fuentes, hizo el Rey D. Felipe II en 3 de Noviembre de 159282.

Dice así: «D. Phelipe, por la gracia de Dios Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Hierusalém, de Portugal, de navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdenia, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaen, de los dos Algarves, de Gibraltar, de las Islas de Canaria, de las Islas Orientales, y Occidentales, Islas y tierra firme del mar Occéano, Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, de Bravante, Milán, Conde de Hapsburg, de Flandes, de Tirol, de Barcelona, Señor de Vizcaya y de Molina, etc., etc.» Por quanto para la buena disciplina y conservación del exército que tengo en Francia en socorro de aquel Reino y de los Católicos dél y de toda la Infantería y cavallería de cualquiera nación que al presente anda y adelante anduviere en el dicho mi exército á mi sueldo, ha parescido convenir que se le dé una particular cabeça, á quien toda ella respete y obedezca y que esta Rija y govierne toda la dicha gente assí de pie como de cavallo; Por ende por la satisfacción y pruebas que tengo, de lo bien que Vos, Don Pedro enriquez Conde de fuentes, me aveys servido por lo passado y lo que espero que adelante me serviréis os elijo nombro y señalo por mi capitán general del dicho mi exército, y os doy poder y facultad cumplida para que podays usar y exercer el dicho cargo de mi capitán general dél y que como tal ordeneys todo lo que os paresciere y viéredes convenir á cualquier capitán general de Cavallería ó Artillería, ó Maestre de Capitanes de hombres de Armas y cavallos y infantería, sargentos mayores, alféreces y otros cualquer oficiales y soldados de la dicha gente   —214→   de á pie y de á cavallo de cualquiera nación que sirve al dicho mi sueldo al presente y me sirviere adelante á los quales mando que obedezcan y cumplan vuestras órdenes por escrito y de palabra, como de tal su capitán general, entera y puntualmente por que mi voluntad es, y assí se lo ordeno y mando á todos los susodichos y los mis vehedor general, contadores y otros cualesquier oficiales que estuvieren á mi obediencia de hacienda pluma y quenta, y los demás, que os ayan y tengan y obedezcan por tal mi capitán general del dicho mi exército y que como á tal os honrren y respeten, y guarden todas las honras y franquezas y preheminencias que como á tal capitán general os tocaren y pudiera pertenescer entera y cumplidamente sin disminución alguna; y que los unos ni los otros no hagan cosa en contrario, por que esta es mi voluntad. Y en firmeza dello mandé despachar la presente firmada de mi nombre y sellada con mi sello. -Dada en nuestra Señora de la estrella á tres de Noviembre 1592 = Yo el Rey = Por mandado del Rey nuestro Sr. Don Martín Idiaquez (Hay un sello real).

Este regio diploma, que estimo inédito, me sugiere varias reflexiones.

Un mes antes que muriese Alejandro Farnesio tenía nombrado sucesor en el marido general del ejército de operaciones en Francia, auxiliar de la Liga. No se demuestra, que este nombramiento entibiase su afecto al Rey, quien antes bien se lo mostraba atendiendo á su grave estado de salud y aliviándole de un cargo que debia juzgar incompatible con ella. No se ve en todo ello la menor sombra de agravio; y la misma libertad con que el Duque procedió induce á creer que obraba con aliento leal y magnánimo. El Rey nada innovó, ni por lo tocante al Gobierno superior del Estado de Flandes, ni la dirección de las tropas existentes en él, que Farnesio conservó hasta su muerte.

No era D. Felipe hombre que sufriese resignado la menor resistencia á sus órdenes, ni siquiera á sus deseos.

¿Tan loco era el Duque ó desmemoriado que esto ignorase ó despreciase?

Probablemente los designios del Rey, al enviar sin demora á los Países Bajos al Conde de Fuentes, no fueron otros sino los   —215→   muy acertados de prevenir las contingencias que podrían ocurrir, si la enfermedad de Farnesio se agravaba ó le sobrevenía de pronto la muerte, teniendo allí á su disposición un hábil general con instrucciones precisas para que en uno ú otro caso se pusiera á la cabeza de las tropas.

Segovia, 6 de Diciembre, de 1886.

CARLOS DE LECEA Y GARCÍA,
Correspondiente de la Real Academia de la Historia.