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1

Es bien conocida la difícil caligrafía de Bello, especialmente en la escritura de versos.

 

2

M. A. Caro, Poesías de Andrés Bello, Barcelona-Buenos Aires, 1909, Prefacio, p. xxxi.

 

3

Id. id.

 

4

Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de la Poesía Hispano-Americana, Madrid, 1911, tomo I, p. 375. Después de estudiado minuciosamente este punto en las presentes páginas, hemos de rectificar la observación que en sentido contrario a la crítica de ahora, habíamos estampado en nuestro Discurso de entrada a la Academia Venezolana, en el que estudiamos la figura y la obra de Bello en los escritos de Menéndez Pelayo. Cfr.: «Discurso leído en la Academia Venezolana», Caracas, 1952, p. 39.

 

5

Este adjetivo, tan gráfico como atinado, lo usó Menéndez Pelayo para calificar los inacabables versos de las Elegías del célebre Beneficiado de Tunja.

 

6

A. Bello, «Opúsculos Críticos y Literarios», en Obras Completas, edición de la Universidad de Chile, 1935, tomo IX, p. 526.

 

7

Ibidem, p. 539.

 

8

Ibidem, p. 531.

 

9

Cita de Menéndez Pelayo en la moderna y original obra de F. García Andoin, Literatura Nacional y Extranjera, Libro del Profesor, Tudela, 1947, tomo I, p. 552.

 

10

Nótese el interés persistente de Bello en emprender traducciones de tan diversos poemas épicos, tanto clásicos antiguos, como renacentistas y aun neoclásicos y románticos. No obstante lo que afirmamos en el texto, debe hacerse excepción especial respecto del mérito excelente y original del pasaje épico-lírico contenido en las once primeras octavas reales del Canto III del poema inconcluso El Proscrito. Cfr. Obras Completas, Caracas, 1952, tomo I, pp. 602-604.