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11

Caro, ob. cit., pp. xxxix y xli.

 

12

Nótese que la palabra «mazorca» aquí empleada por Bello significa precisamente según el Diccionario de la Academia Española, la baya del cacao.

 

13

Cfr. Caro, ob. cit., p. xxxiii.

 

14

Este parecer lo hallamos expuesto en un artículo aparecido en El Mercurio, de Santiago de Chile, del domingo 13 de enero de 1952. Se titula: «Incorporación de la naturaleza chilena a la poesía de Bello», y lo escribe Raúl Silva Castro.

 

15

No se olvide que el paisaje del hermano país del Sur fue breve pero sentidamente cantado por Bello en las primeras estrofas del ya mencionado Canto III del poema El Proscrito, y aludido en delicados versos de la Oración por todos. Y sin embargo, aun allí en cuanto el poeta se adentra a pintar el paisaje, el recuerdo de su juventud y de su tierra nativa se apodera de su fantasía y de su péñola, y lo hace prorrumpir en evocadores versos impregnados de vivo sentimiento de Patria; como puede leerse en Obras Completas, Caracas, 1952, tomo I, pp. 603-604, versos 1069 a 1088.

 

16

Nos parece indudable que los abundantes pormenores que llevamos comentados ratifican y corroboran en forma elocuente lo que atinadamente había señalado Pedro Grases acerca de la poesía americanista (ahora habríamos de decir venezolanista) de Bello, a saber: que el Resumen de la Historia de Venezuela compuesto por Bello en Caracas, en 1809 y publicado en 1810, contenía en su última parte como «en agraz, en un bosquejo en prosa, su gran concepción poética de las Silvas que habrá de escribir quince años más tarde». La demostración que de este aserto hizo Grases con acucioso tino, podría llevarse ahora a límites mucho más completos, mediante los versos nuevos que nos descubren estos viejos borradores inéditos. Cfr. El Resumen de la Historia de Venezuela, de Andrés Bello, por Pedro Grases, Caracas, 1946, pp. 143-149.

 

17

Cfr. Samuel Gili Gaya, Introducción a Estudios Filológicos, I, Obras Completas, Caracas, 1955, tomo VI, p. xxx.

 

18

En redacciones del verso 1505 aparece repetido, en dos variantes, el verbo posternado, escrito así, sin r después de la p; forma que no parece haya sido correcta.

 

19

Azorín, La Voluntad, parte I, cap. XIV. (Cita en la obra antológica El Artista y el Estilo, Edit. Aguilar, Madrid, 1946, p. 232).

 

20

Menéndez Pelayo, ob. cit., p. 386.