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ArribaAbajoCanto XII

Melidor y Floridena




    Que la guerra es la más tremenda plaga  7545
que el cielo justiciero al mundo envía,
y que en la guerra el pueblo es el que paga,
vémoslo por desgracia cada día.
Por cientos y por miles se lo traga
esta voraz, esta insaciable harpía;  7550
y mientras todo el daño al pueblo alcanza,
toda es de Potentados la pitanza.
—556→
   Como para los hombres no hay ventura
igual a la que un rey les proporciona,
Su Majestad, que el bien común procura  7555
cual carga impuesta a su Real persona,
un pueblo y otro y otro más por pura
benevolencia allega a su corona;
dejadle ir adelante en su carrera,
y hará feliz la humanidad entera.  7560
   Mas otro pío augusto personaje
al mismo objeto por su parte aspira,
cobrando a las naciones vasallaje;
éste de un cabo, aquél del otro tira;
y el que, ya al mundo culto, ya al salvaje,  7565
desgarra la más grande y bella jira,
es el más digno del aplauso humano
y el más grande y perfecto soberano.
—557→
   Mas hablando de veras, ¿no contrista
ver de tal suerte el orbe todo hecho  7570
vasto teatro de inmoral conquista,
do la fuerza es el único derecho?
—558→
¿Cuándo será que la razón resista
a ese brillo de gloria contrahecho,
y los goces aprecie que atesora,  7575
aun en sí misma, el alma bienhechora?
   Pero si es en un rey grosero engaño,
y a par que gran maldad, gran desatino,
con tanto propio afán y ajeno daño
comprar un bien tan falso y tan mezquino,  7580
¿qué se dirá del que en servicio extraño
el salario recibe de asesino,
y carga de asesino la librea,
y con ella se esponja y pavonea?
   ¿Para que duque o mariscal te llame  7585
el que hoy te nombra a secas don Fulano,
y que el pecho una estrella o cruz te infame,
que esclavo te denuncie de un tirano,
—559→
bárbaro, es menester que se derrame
a torrentes la sangre por tu mano;  7590
y a trueque de esa vana, esa supuesta
gloria, el dolor común te es burla y fiesta?
   Lauro eterno al intrépido soldado
si por su patria y por su fe pelea;
si no, tu nombre, ¡oh guerra, abominado  7595
y por siempre jamás maldito sea!
Pláceme que a tus furias tregua he dado,
que aun en sueños me asustas y en idea;
ebria de sangre se me antoja verte
esgrimir la guadaña de la Muerte.  7600
   Noble Reinaldos, Flordelisa bella,
obligado a vosotros me confieso,
que habéis venido a interrumpir de aquella
desmocha impía el trágico proceso.
Vuelvo a donde os conté que a la doncella  7605
hace el barón ofrecimiento expreso
—560→
de su espada y su brazo, y que, indecisa,
se rinde al fin y acepta Flordelisa.
   Que cabalgue, la Dama le suplica,
pues el corcel le falta, la hacanea.  7610
Reinaldos cortésmente le replica
no le proponga acción tan baja y fea;
mas ella las instancias multiplica
tanto, que el paladín no titubea,
y bien que a su pesar, la silla ocupa,  7615
haciendo a Flordelís tomar la grupa.
   Sube la Damisela temerosa,
que no del todo al paladín se fía;
pero temor más grande una espantosa
voz le infundió que a corto trecho oía;  7620
a Flordelís la bella tez de rosa
en pálido jazmín se convertía.
Reinaldos con intrépido semblante
salta de la hacanea, y ve un gigante.
   Estaba el tal en medio de una senda  7625
junto a la boca de una parda gruta;
la cara tiene abotagada, horrenda,
—561→
negro el pellejo y la mirada bruta.
Inevitable juzga una contienda
el barón, y no sólo no se inmuta  7630
mirando aquel vestiglo tan cercano,
mas a encontrarle corre, espada en mano.
   Una gran porra empuña el tal, y lleva
de triple malla todo el cuerpo armado,
y se ve a la abertura de la cueva  7635
en cadenas un grifo a cada lado;
pero una cosa más extraña y nueva
que todas éstas, era que guardado
estaba allí el caballo de Argalía;
su guarda a cargo aquel jayán tenía.  7640
   El cual caballo en esta cueva oscura
por arte se engendró de encantamento.
Nacida fue su madre de una pura
etérea llama, y fecundóla el viento;
tal fue de Rabicán la genitura,  7645
que de uno y otro rápido elemento
heredó lo veloz de la carrera,
la bella estampa y la índole guerrera.
   No probó nunca paja ni cebada,
que de aire solamente se nutría.  7650
Valido de una mágica entruchada
robóle Galafrón para Argalía,
y éste le trajo en la fatal jornada
—562→
con que a turbar la cristiandad venía;
y en que a sus verdes años cortó el hilo  7655
de daga mora el acerado filo.
   Después que, como os dije, Ferraguto
a palos le ahuyentó de la presencia
de su señor, el generoso bruto
volvió del patrio albergue a la querencia,  7660
que, llena ahora de pavor y luto,
custodia este jayán, con asistencia
de los dos grifos, que argentada pluma
tienen, y fuerza y ligereza suma.
   Reinaldo al enemigo se presenta  7665
con no menos denuedo que recato,
alta la espada, y con la vista atenta
a reparar de treta y de rebato.
El jayán, que le ve, ya se hace cuenta
que ha de tener que trabajar un rato;  7670
habiendo dado a más de mil la muerte,
distingue cuál es flojo y cuál es fuerte.
   Con la osamenta de la pobre gente
blanquear todo el campo se divisa;
ni por eso temor Reinaldos siente;  7675
morir hará al jayán, y no de risa.
Cerraron ambos presurosamente,
y un tanto la ventaja fue indecisa;
con ojo y pulso igual tiran, reparan,
y golpes dan que riscos destrozaran.  7680
   Reinaldos al jayán hirió primero,
y con la punta le alcanzó a la testa;
pero la cubre tan templado acero
—563→
que muy poco la herida le molesta.
Soberbio un gran porrazo al caballero  7685
retruca, y conclüir pensó la fiesta;
Reinaldos hurta el cuerpo a maravilla,
y aciértale otra punta a la tetilla.
   De hierro un palmo le metió en el pecho,
que la malla de hirviente sangre inunda;  7690
pero aún no de esta herida satisfecho,
otra con más violencia le asegunda.
No fueron al gigante de provecho
sus armas; que Frusberta furibunda
en la barriga le abre una tronera,  7695
y parte del redaño le echa fuera.
   Mucho sintió su fuerza enflaquecida
el malandrín, y de color se inmuta;
tanto el dolor le aqueja de la herida
que cercano a la muerte se reputa.  7700
Único medio de salvar la vida
le pareció correr hacia la gruta
y soltar a los grifos la pihuela;
mas no bien libre el uno dellos vuela,
   Agarra al pobre diablo de una zanca,  7705
y agarrado a las nubes se le lleva;
mientras el otro hacia Reinaldo arranca
queriendo hacer en él la misma prueba;
grazna horrorosamente, y con la blanca
pluma erizada (fiera lidia y nueva)  7710
—564→
embiste al paladín, que atiende inmoble,
y al verle cerca esgrímele un mandoble.
   Tan a sabor, que por un tris entera
toda la pierna izquierda le rebana.
Graznando y renqueando huyó la fiera,  7715
el cándido plumaje tinto en grana.
Mas lo peor del caso nos espera;
que el otro grifo, habiendo, cual liviana
presa, alzado al jayán, sobre los picos
de una roca le suelta, y le hace añicos.  7720
   Y con el espantoso pico abierto
y las dos alas extendidas, cala.
Dice Turpín, y téngolo por cierto,
que como doce pies mide cada ala.
Se oye un zumbido en todo aquel desierto,  7725
que en pampa austral el raudo sur no iguala;
con tanta furia el aire y tanto estruendo
aquella ave infernal viene batiendo.
Déjase con el ímpetu del rayo
caer sobre el valiente caballero,  7730
que, habiendo para aqueste nuevo ensayo
los bríos requeridos y el acero,
—565→
un súbito revés tira al soslayo,
que al grifo coge y le desgarra el cuero;
aleteando un tanto se retrae,  7735
y sobre el paladín otra vez cae.
   Vuélale en torno al príncipe cristiano
buscando cómo pueda echarle el guante;
ya baja de las nubes, cual milano,
ya por detrás, ya asalta por delante;  7740
mas halla al buen señor de Montalbano
apercibido siempre y vigilante;
y por doquier que amenazando viene,
con la punta Frusberta le detiene.
   Al cielo enfurecido se levanta,  7745
y piérdese de vista; mas desciende
a poco rato con violencia tanta,
que al barón esta vez casi sorprende.
A la cabeza embiste, y le quebranta
de una uñarada el cerco que defiende  7750
alrededor el yelmo de Mambrino;
pero al yelmo no daña, que era fino.
   Por más que se afanaba, no podía
darle golpe Reinaldos que valiera,
pues tan veloz el grifo iba y venía,  7755
que a la vista ir tras él difícil era.
Mientras que Flordelís votos hacía,
corto el aliento, y con la faz de cera,
fatiga el uno al otro, urge, trabaja,
y un átomo no lleva de ventaja.  7760
   Viendo el barón con cuánto afán la guerra
aun a la luz equilibrar consiga,
y que la noche a toda prisa cierra,
que teme algún desmán no sé si diga.
Por último recurso se echa en tierra,  7765
fingiendo que desmaya de fatiga.
El grifo, que le cree de vida falto,
hambriento embiste; el príncipe da un salto,
—566→
   Y a la fiera esta vez coge de lleno,
clavándole la espada en el gollete;  7770
y luego cuatro veces en el seno
hasta los gavilanes se la mete.
Ya que expirando enrojeció el terreno
por bocas el tal grifo seis o siete,
el palafrén, la Dama, de la brida  7775
trajo al barón, instando a la partida.
   Mas vino al paladín el pensamiento
de examinar el fondo de la cueva,
y se dirige al boquerón pizmiento,
y a Flordelisa de la mano lleva.  7780
De mármol vio labrado el pavimento;
y de alabastro y pórfido se eleva
a poco trecho espléndida fachada
de lámparas de plata iluminada.
   Era de bronce sólido la puerta,  7785
jambas, dintel, columnas y arquitrabe;
y en un oculto nicho descubierta
por la discreta Flordelís la llave,
con ella es la interior estancia abierta,
que era una luenga embovedada nave;  7790
en cien hacheros blanca cera ardía
que claridad perpetua mantenía.
   Bajo un dosel de plata, que doblado
repite el resplandor de tanta llama,
aparece alto lecho de brocado,  7795
y en él una gentil difunta dama.
—567→
En caracteres de oro está grabado
sobre un negro padrón junto a la cama
un letrero que dice: «Aquel que fuere
llegado a este lugar sepa que muere,  7800
   «Si a pasar adelante se aventura,
no haciendo antes solemne juramento
de vengar a esta exánime hermosura
dando a su matador digno escarmiento;
y en don se le concede, si lo jura,  7805
un corcel que en la estampa y el aliento
(salvo uno solo) a cuantos hay excede,
y a dos pasos de aquí montarle puede.
   «Caballo de cristiano ni de moro
en el presto correr no le es igual,  7810
pues deja atrás al mismo Brilladoro
y al famoso Bayardo, otro que tal.
Atado está en sutiles lazos de oro,
y cubierto de diáfano cendal;
de paramentos, riendas, freno y silla  7815
y lo demás, provisto a maravilla».
—568→
   A sí mismo se da la enhorabuena
de este hallazgo el señor de Montalbano.
Luego colgado ve de una cadena
un libro, en roja tinta escrito a mano,  7820
do la historia leyó, con harta pena,
de un tierno amor y de un ardid villano,
y de la dama la infelice suerte,
y por qué causa, y quién le dio la muerte.
   Del rey de Babilonia Trufaldino  7825
(arriba varias veces mencionado),
según contaba el libro, era vecino
un conde, de linaje señalado
y gran virtud; por donde ser le avino
de aquel perverso mortalmente odiado;  7830
llamábase este conde Floridelo,
y castellano fue de Montebelo.
   Con él vivía una menor hermana
hermosa, y en el mismo grado honesta.
El libro, que la llama Floridana,  7835
dice que en lo discreta y lo modesta,
lo bella, lo graciosa y lo galana,
no hubo mujer cabal, o éralo ésta,
y que con fino amor, puro y constante,
de un caballero amada fue y amante.  7840
   El sol no vio, que todo el mundo gira,
como éste, un par de amantes en la tierra.
Si la beldad de Floridana admira,
valor igual en Melidor se encierra,
que entre la gente babilona y sira  7845
famoso fue en la paz como en la guerra;
—569→
cortés, bizarro, liberal sin tasa,
y solamente de ventura escasa.
   Que, como a un claro mérito inhumana
madrastra la Fortuna siempre ha sido,  7850
no pudo de su cara Floridana
Melidoro llegar a ser marido.
El conde Floridelo, que su hermana
a un poderoso duque ha prometido,
al sin ventura Melidor la niega,  7855
y la empeñada fe y palabra alega.
   El libro añade que de foso y muro
se hallaba Montebelo circundado,
sobre la cumbre de un enhiesto y duro
cerro tan sabiamente edificado,  7860
que por cualquiera parte está seguro
por cualesquiera fuerzas amagado,
y solamente vil superchería
defensas tantas allanar podía.
   El Babilonio muchas veces quiso  7865
por arte o fuerza conquistar la plaza;
y hallando a Floridelo sobre aviso,
mientras como enemigo le amenaza,
—570→
su intento posponer creyó preciso,
y con traidoras muestras lo disfraza;  7870
y para al fin salirse con su tema
valerse resolvió de estratagema.
   Averiguada el malandrín tenía
de aquellos dos amantes la maraña;
y sabiendo en qué parte andar solía  7875
a caza Melidor, se da tal maña
que con él se hace encontradizo un día,
traba conversación y le acompaña;
júrale que de tiempo atrás ha estado
a su valor y fama aficionado.  7880
   Y cuando cree que franco está el camino
del joven Melidor al pecho hidalgo,
de un punto en otro a sus amores vino:
«Si os merezco servir, le dice, en algo,
entendido tened que os patrocino,  7885
y disponed de cuanto puedo y valgo.
Sé de vuestro rival la intriga toda,
y de la dama la forzada boda».
   Como artificio en Melidor no cabe,
y le ciega el amor de Floridana,  7890
que algo se oculte imaginar no sabe
bajo tan noble oferta y cortesana.
Cual náufrago que hundirse ve la nave,
—571→
batida de furiosa tramontana,
y en este afán se abraza a la más leve  7895
tabla, pensando que a salud le lleve;
   Así amor que esperanza desampara,
de lo más flaco y débil echa mano.
¿Quién, sino Melidor, imaginara
poner la suya en este rey tirano?  7900
¿O quién le diera fe, cuando mirara
otra vislumbre de socorro humano?
Vese perdido, y ve una senda abierta
de salvación (que tal juzgó la oferta);
   Y sin ver más la acepta, y ya la hora  7905
de poseer el caro bien le tarda;
que hallando asilo en Babilonia ahora,
ni Floridel ni el mundo le acobarda.
Manda, pues, por mensaje a su señora
que si la fe que le juró le guarda,  7910
venga con él a verse, y a extranjera
tierra le siga; y que en tal parte espera.
   Ella, que tanto amaba al caballero
como era dél con tierno amor querida,
le escribe por el mismo mensajero:  7915
—572→
«Pronta estoy; apresura la partida;
llega mañana el duque; mas primero
que unirme a él me quitaré la vida,
que vivir no me es dado sin quererte;
soy tuya, esposo mío, hasta la muerte».  7920
   Sale, pues, y a la hora y al minuto
concertados se juntan, y con presta
fuga a un palacio van, donde el astuto
Trufaldín los recibe a mesa puesta;
y del largo penar gozan el fruto  7925
pasando el día en regocijo y fiesta,
¡ah! sin pensar que el último sería
de su vida y amores aquel día.
   Entregado está apenas al reposo
el caballero en brazos de su amada,  7930
cuando con gran silencio el alevoso
entra en el aposento a mano armada.
Del lado del mancebo valeroso
quitó primeramente arnés y espada;
encima se les echa con su gente,  7935
y préndelos a entrambos juntamente.
—573→
   Temblando por la suerte de su esposa
mudo contempla Melidor el hecho,
mientras la dama atónita y medrosa
pide misericordia sin provecho.  7940
El rey, amenazando que les cosa
a puñaladas con la daga el pecho,
si no se cumple su intención tirana,
una pluma presenta a Floridana.
   Y ordénale que escriba a Floridelo  7945
que el joven Melidoro la ha robado,
y en un bosque cercano a Montebelo
con tres pajes la tiene a buen recado;
que sin rumor, para no dar recelo,
venga, y de poca gente acompañado;  7950
que así podrá, frustrando el torpe intento
del robador, ponerla en salvamento.
   Entonces de la negra alevosía
de Trufaldín se desvolvió el ovillo;
prender a Floridelo pretendía,  7955
y apoderarse luego del castillo.
Pero nada alcanzó por esta vía;
Floridana protesta que al cuchillo
antes el cuello entregará, que sea
el instrumento de traición tan fea.  7960
   Con esto embravecido el inhumano
manda que se le traiga un hierro ardiente.
A la una se lo aplica y la otra mano;
luego en el seno lo estampó y la frente.
Mas fue la instancia del dolor en vano,  7965
que se mantuvo hasta expirar valiente.
A Melidoro, que romper amaga
los duros lazos, traspasó una daga.
   Todo esto en aquel libro se refiere,
—574→
pero en más largo cuento y más süave;  7970
pues pone las palabras que profiere
ésta y aquél; y añade que no sabe
cuál de los dos más angustiado muere
y con dolor más enojoso y grave;
si Floridana, que abrasada expira,  7975
o el sin ventura esposo que la mira.
   Y dice más, que una hada ha restaurado
la injuriada beldad a la heroína;
que allí cerca el amante fue enterrado,
y que a par dél va a serlo la mezquina,  7980
luego que la venganza haya alcanzado
que el decreto del cielo le destina,
cual ha de darle en tiempo no distante
un bautizado caballero andante.
   Toda leyó Reinaldos la escritura,  7985
que a maravilla y compasión le mueve,
y con más veras nuevamente jura
que el rey traidor su merecido lleve.
Restauróse tras esto de la dura
fatiga de la lid en sueño breve;  7990
y al rayo débil del albor temprano,
deja la cueva y monta en Rabicano.
   Y cabalgando el palafrén la dama,
siguen los dos en busca del jardín,
donde con otros de alta estirpe y fama  7995
cautivo está Roldán, el paladín.
Andando van por entre rama y rama
de un denso bosque; y llegan casi al fin,
cuando a un feo centauro ven cercano,
que a un gran león rugiente arrastra a mano.  8000
—575→
   Tenía de caballo la figura
hasta los lomos; y de allí adelante
humano pecho y cuello y catadura,
y brazos poderosos de gigante.
Habitaba la parte más oscura  8005
de la floresta; y siempre en ella errante,
lleva un broquel, tres dardos y una maza,
y del pillaje vive y de la caza.
   Tiembla de susto y miedo la montaña
toda en contorno por do va la fiera;  8010
no hay cerca que no salve, ni alimaña
que compita con él en la carrera.
Un adulto león de fuerza extraña
acaba de atrapar, y cual si fuera
pequeño recental recién parido,  8015
de la melena le llevaba asido.
   Pues el centauro que la presa mira
nueva, que la fortuna le depara,
suelta al león que huyendo se retira,
y al animoso paladín se encara.  8020
Un dardo con violencia tal le tira
que a cogerle de lleno le pasara.
Reinaldo esquiva el golpe, y sólo pudo
rozarle el hierro el borde del escudo.
   Vuelve las ancas él, como azorado,  8025
—576→
y luego torna, y otro dardo asesta;
mas en el yelmo de Mambrino ha dado
y hácele sólo retemblar la cresta.
El tercero también ha malogrado,
con que el garrote a manejar se apresta.  8030
Sobre el de Montalbán se viene al trote,
creyendo que esta vez le descogote.
   Y cierto ha menester el caballero
toda su agilidad; tal le trabaja
aquel grueso bastón que tan ligero  8035
a diestra y a siniestra sube y baja;
ni menos diestramente el compañero
ora a Frusberta esquiva y ora ataja,
pues, amén del coraje que le anima
y de la fuerza, entiende bien la esgrima.  8040
   Ya de éste embiste y ya de aquel costado,
ya por la espalda el monstruo y ya de frente;
tanto, que el paladín atolondrado
cabeza y pulso flaquear se siente,
y le parece en giro arrebatado  8045
moverse cielo y tierra, y finalmente,
temiendo vacilar, contra la falda
de un gran peñón tajado se respalda.
   Y respaldado, esgrime así la espada
que sin provecho el tal centauro suda;  8050
mas ¡ay! echando en torno una mirada,
a Flordelisa ve, que en susto y duda,
sin color, sin aliento, a la trabada
lid está atenta; de designio muda;
de un salto enfrente a Flordelís se planta,  8055
y de la silla en brazos la levanta.
—577→
   Y a gran galope por la selva espesa
intérnase, cargando con la dama.
Reinaldos va en pos dél a toda priesa,
y al verse así burlar, de enojo brama.  8060
Llega el centauro a un río y le atraviesa.
«¡Favor! ¡Favor!», la prisionera clama,
pero la historia aquí suspendo, en tanto
que templo mi laúd para otro canto.

  —578→     -[555]-  

7545-7552:



   Que de todas las plagas [es] la plaga
   mayor la guerra, es pun[to] averiguado;
   y que en la guerra el pueblo es el que paga,
   tampoco puede serme disputado,

V    pues aunque a millaradas se le traga
   esta infernal arpía, no al soldado
   el prez de la victoria grande o chica
   sino al caudillo sólo se adjudica.



   Que es la guerra, señores, una plaga
   la más cruda que el cielo airado envía,
   y que en la guerra el pueblo es el que paga
   es cosa que la vemos cada día.

Va    A cientos, a millares se lo traga
   esta voraz, esta insaciable arpía;
   (ileg.) el mal de la guerra al pueblo alcanza,
   es para los caudillos la pitanza.



   Que la guerra es la más tremenda plaga
   que el irritado cielo al hombre envía,
   y que en la guerra el pueblo es el que paga
   lo vemos, por desgracia, cada día.

Vb    Por cientos, por millares, se lo traga
   esa voraz, esa insaciable arpía;
   y mientras todo el daño al pueblo alcanza,
   se llevan los caudillos la pitanza.

ivb



no es menos claro que la luz del día.

  -[556]-  

7553-7560:



   Como el servir a un rey es la ventura
   mayor que el cielo al hombre proporciona,
   Su Majestad que el bien común procura,
   cual cargo impuesto a su real persona,

V    un pueblo y otro y otro más por pura
   benevolencia añade a su corona;
   y si le dejan, a la tierra entera
   hará feliz, que quiera o que no quiera.

i-ii



Como el servir a un rey es la fortuna


Como dizque en la tierra no hay ventura
sino la que un monarca proporciona,

Como para la tierra no hay ventura
como la que un monarca proporciona,

vi-viii



benevolencia agrega a su corona
y si nadie a sus votos se opusiera,
haría así feliz la tierra entera.

7561-7568:



   Mas otro pío augusto personaje
   a la dicha también del mando aspira,
   cobrándole tributo y vasallaje:
   uno de un lado, y otro de otro tira

V    y aquél que logra al mísero linaje
   humano desgarrar la mayor jira,
   ése es el más perfecto soberano
   en el vocabulario cortesano.

iv-viii



éste de un lado, y aquél de otro tira,
y el que consigue al mísero linaje
humano desgarrar la mayor jira,
es el más adorable soberano,
en el vocabulario cortesano.

cada cual por su lado agarra y tira,
y aquel que logra el humano linaje
desgarrar la más grande y bella jira,
ése es el que vindica (?) su memoria.


ése es al que adjudica el prez de gloria,
en vez de (ileg.), la historia.

  -[557]-  

La siguiente estrofa aparece al margen del manuscrito, completamente tachada. No fue incluida en la introducción original con que Bello inicia este canto:



   Pero el asunto es demasiado serio
   para tratarse a la ligera. En llanto,
   en ayes de miseria y cautiverio,
   en sangre, y luto y aflicción y espanto
   la mole se cimenta de ese imperio,
   que aduladora fama ensalza tanto;
   do a la ambición, que usurpa la diadema
   humilde grey profano incienso quema.



   ¡Oh escándalo, vergüenza, vituperio
   del hombre, y del humano juicio! En llanto
   de (ileg.) servidumbre y cautiverio,
   en sangre, y luto, asolación y espanto,
   la mole se cimenta de ese imperio
   do a la ambición que usurpa la diadema
   humilde grey hediondo (?) incienso quema.



   y en que a un ídolo torpe altruismo (?)
   vela y embriaga, de servilismo!

7569-7576:



   Por esa loca tema de conquista
   la tierra está, como la vemos, hecha
   un teatro que al ánima contrista;
   loca tema en verdad, pues la cosecha

V    de gloria que deslumbra nuestra vista
   aun a los que la siegan no aprovecha;
   que falta en ella el dulce holgar, la calma,
   la paz interna, único bien del alma.



   Por ese loco anhelo de conquista
   el mundo está, como lo vemos, hecho
   un teatro que al ánima contrista;
   do la fuerza es el único derecho;

Va   y do el mismo que ofusca nuestra vista
   con ese brillo falso y contrahecho,
   no sabe qué es gozar la interna calma,
   la paz serena, el dulce holgar del alma.

ia



¡Ah! por esa manía de conquista


¡Ah! por ese delirio de conquista

viia-viiia



no sabe qué es gozar la dulce calma,
la (ileg.) dicha en que se goza el alma.

7570:



   ver de esa suerte el orbe todo hecho

  -[558]-  

   Hablando seriamente ¿no contrista,
   no espanta al mundo, cual lo vemos, hecho
   vasto teatro de voraz conquista,
   do la fuerza es el único derecho?

Vb   ¿Posible es, oh (ileg.) que la vista
   os ofusque ese brillo contrahecho
   y no apreciéis los goces que atesora
   aun en sí misma el alma bienhechora?

7573-7575:



   ¿Nunca distinguirá la humana vista
   del verdadero bien el contrahecho,
   ni apreciará los goces que atesora

7577-7584:



   Pero si es en un rey funesto engaño,
   y a par que gran maldad gran desatino,
   con tanto propio afán y ajeno daño
   comprar un bien tan falso y tan mezquino;

V   delirio me parece aún más extraño
   que reciba el salario de asesino
   y se haga una persona de talento
   a la locura de otros instrumento.

i



Pero si es en un rey gran desatino

iv



comprar un bien tan frívolo y mezquino;

vi-viii



que mendiga el salario de asesino


el salario mendiga de asesino
y hace su vida y brazos y talento
de locuras ajenas instrumento?


de la ambición de un príncipe instrumento?

7585-7592:



   Para que duque o mariscal te llame
   el que hoy te dice a secas don Fulano;
   o el pecho alguna estrella a cruz te infame,
   que te denuncie esclavo de un tirano,
-[559]-

V   ¡bárbaro! ¿es menester que se derrame
   tanta copia de sangre por tu mano?
   A trueque de esa vana, esa supuesta
   gloria, el dolor común te es burla y fiesta?

iii-iv



para que el pecho alguna cruz te infame,
denunciándote esbirro de un tirano,

  -[559]-  

   ¿Para que duque o mariscal te llame
   el que hoy te nombra a secas don Fulano,
   bárbaro, es menester que se derrame
   a torrentes la sangre por tu mano

Va    y que el pecho una estrella o cruz te infame,
   que te denuncie esclavo de un tirano.
   Y a trueque de esa vana, esa funesta
   gloria, el dolor común te es burla y fiesta?

via



que siervo te denuncie de un tirano

7593-7600:



   Sea el guerrero intrépido loado
   que por su patria y libertad pelea;
   si no, perversa guerra, abominado
   tu nombre, y veces mil maldito sea.

V   Pláceme que a tus furias tregua he dado,
   que aun en sueños me asombras y en idea;
   ebria de sangre me figuro verte
   la guadaña esgrimiendo de la Muerte.

vi



que aun en sueños me espantas y en idea


que aun en sueños me asombras y en idea

7601-7608:



   Noble Reinaldo y Flordelisa bella,
   eternamente os viviré obligado,
   que me viniste a sacar de aquella
   desmocha horrible de Agricán malvado.

V   Vuelvo a donde contaba que por ella
   el noble ofrecimiento fue aceptado
-[560]-
   del caballero, que a tomar la vía
   del mágico jardín se disponía.

iv



desmocha horrible el trágico proceso,

  -[560]-  

7609-7616:



   Flordelís desmontando le suplica
   que cabalgar su palafrén consienta.
   Reinaldos cortésmente le replica
   que no le quiera hacer tamaña afrenta.

V    Mas la dama los ruegos multiplica
   tanto que al fin Reinaldos la contenta
   y, bien que a su pesar, la silla ocupa,
   haciendo a Flordelís tomar la grupa.

i



La doncella desmontando le suplica


La dama desmontando le suplica

vii-viii



y él, aunque a su pesar, la silla ocupa,
dejando a Flordelís, tomar la grupa.

7612 B y C:



   que hacer no le proponga acción tan fea;

C:



   no le proponga acción tan baja y fea;

7619:



   mas dale otro temor una espantosa

7624:



   salta del palafrén y ve un gigante

  -[561]-  

7629-7640:



   negro el color y la mirada bruta.
   El barón ve forzosa una contienda;
   mas no tan solamente no se inmuta
   mirando aquel vestigio tan cercano,

   sino a encontrarle corre, espada en mano.
   De hierro empuña herrada maza, y lleva
   de fina malla todo el cuerpo armado;
   y estaba, a la abertura de la cueva,
   en cadenas un grifo a cada lado.

X   Y si de casa tan extraña y nueva
   queréis que os diga la ocasión, guardado
   estaba allí el caballo de Argalía.
   La guarda a cargo aquel jayán tenía.

i



Empuña el monstruo herrada porra; y lleva


Tremenda porra empuña el monstruo, y lleva

v



Si de una cosa tan extraña y nueva

7644:



   etérea llama, y empreñóla el viento.

  -[562]-  

7654-7656:



   que de su bella hermana en compañía
   hizo a la Francia, do encontró el lozano
   mancebo en cruda lidia fin temprano.


   que emprendió de su hermana en compañía
   a la corte real de Carlomano,
   a París, y en que de un puñal el filo
   a sus alegres días cortó el hilo.

7657-7658:



   Después que, como dije, Ferraguto
   lo hizo dejar a palos la presencia

7672-7673:



   conoce cuál es flojo y cuál es fuerte.
   Con la osamenta de la triste gente

7677:



   Cerraron ambos denodadamente,

  -[563]-  

7684-7686:



   que poco o nada el golpe le molesta.
   Soberbio el monstruo entonces vibró un fiero
   porrazo, y acabar...

7689-7691:



   De acero un palmo le metió en el pecho,
   que toda en rojo humor la malla inunda;
   pero aún no de aquel golpe...

7698:



   con aquel rudo golpe el hideputa:

7700:



   que ya se cree perdido sin disputa.

7704:



   mas no bien suelto el uno de ellos vuela,

7705:



   Agarra al infelice de una zanca,

7708:



   y a efectuar con él lo mismo, prueba;

  -[564]-  

7711-7712:



   asalta al animoso caballero,
   que esgrimiendo a dos manos el acero.

7713-7720:



   Un ala le rebana toda entera,
   y el cuello le dejó casi tronchado.
   Renqueando huye el ave en la pradera
   ancha zona de sangre ha mancillado.

V    Mas lo peor del lance nos espera;
   que el otro grifo, habiendo enderezado
   el vuelo en alto más de media villa,
   suelta al gigante y le hace una tortilla.



   Le troncha el ala izquierda toda entera,
   y el cuello por un tris no le rebana.
   Graznando y renqueando huye la fiera.
   De renovar la lid no tuvo gana.

Va    Mas lo peor del lance nos espera;
   llevando el otro grifo cual liviana
   presa al jayán alzóle media milla;
   suéltale luego, y le hace una tortilla.

7724-7727:



   que más de doce pies mide cada ala.
   Un rumor se oye en todo aquel desierto,
   que el de una tempestad no se le iguala;
   con tanta furia el monstruo y tanto estruendo.

7731:



   que habiendo ya para este nuevo ensayo

  -[565]-  

7733-7736:



   de un súbito revés, dado al soslayo,
   al grifo coge, y le desgarra el cuero.
   Aleteando el monstruo se retira;
   mas hétele de vuelta, ardiendo en ira.

7740:



   ya por detrás, ya embiste por delante;

7752:



   pero el yelmo no puede, que era fino.

  -[566]-  

7770:



   hincándole la espada en el gollete;

7773:



   Ya que expirando ensangrentó el terreno

7785-7792:



   Era de bronce sólido la puerta,
   hojas y umbral y jambas y arquitrabe;
   y en un oculto nicho descubierta
   fue por la bella Flordelís la llave,

V    con ella al punto fue la estancia abierta,
   que era una luenga enbovedada nave
   do en mil hachones blanca cera ardía,
   que claridad perpetua mantenía.

ii



umbral, dintel, columna y arquitrabe;

iv



por la avisada Flordelís la llave,

vii



do en mil haceros blanca cera ardía,

  -[567]-  

7801-7808:



   Si pasar adelante determina
   no haciendo antes solemne juramento,
   sin vengar la traición que a esta mezquina
   dama condujo a infausto acabamiento.

V    Y si jurase, en don se le destina
   un gallardo corcel, que al mismo viento
   en lo veloz de la carrera excede,
   y a tres pasos de aquí montarle puede.

i-ii



Si a pasar a este sitio se aventura
sin pronunciar solemne juramento.

La estrofa siguiente sólo aparece en el texto B:



Reinaldo el juramento ha pronunciado
   de dar venganza a la difunta bella,
   y a la vecina cuadra trasladado,
   el generoso bruto encuentra en ella,

V    que de color retinto azabachado
   tiene la piel, y una nevada estrella
   sobre la frente, y cola y pies remata
   mancha luciente de color de plata.

7809-7816:



   En la velocidad no le igualaba
   caballo de cristiano ni de moro,
   y de dejar atrás diz que se alaba
   aun al mismo Bayardo y Brilladoro.

V    De cándido cendal cubierto estaba,
   y atado con sutiles lazos de oro:
   de paramentos, riendas, freno y silla
   y lo demás, provisto a maravilla.

  -[568]-  

7821-7824:



   donde la historia, con no poca pena,
   leyó del crimen (?) bárbaro inhumano
   de la dama infeliz, y de qué suerte
   y cuándo y quién le ocasionó la muerte.

7826:



   (arriba largamente mencionado)

7829:



   y de virtud; por donde ser le avino

7834:



   de gran beldad, y en igual grado honesta.

7837:



   la gracia y la hermosura soberana,

  -[569]-  

7848:



   y solamente de fortuna escasa.

7849:



   Que, como a un claro mérito tirana

7851:



   no pudo de la bella Floridana

7854:



   a un señor poderoso ha prometido,

7862:



   de cualquiera poder amenazado,

7864:



   sus altos muros allanar podía.


   sus altas torres domeñar podía.


   defensas tantas superar podía.

7865-7872:



   Que muchas veces Trufaldino quiso
   tomarlo por sorpresa o por asalto:
   que hallando a Floridelo sobre aviso
   contra toda embestida o sobresalto,
-[570]-

V    la empresa abandonar le fue preciso
   y dar la vuelta, de esperanza falto;
   y que para salirse con su tema
   valerse resolvió de estratagema.

i



Más de una vez el Babilonio quiso

  -[570]-  

7875-7876:



   y como por la selva andar solía
   a caza Melidor, dase tal maña

7878:



   y honrándole, gran trecho le acompaña.

7881-7896:



   Y cuando tuvo en aquel pecho, exento
   de cautela y doblez, franco el camino,
   (que era de todo fraude y fingimiento
   maestro consumado el Trufaldino),

V    llevando a cabo su alevoso intento,
   de una razón en otra al punto vino
   de la forzada boda de la dama
   cuya hermosura al caballero inflama.
   Y le promete cuanto puede y sabe,

X    para que goce a Floridana bella;
   y le jura por último, si cabe
   en lo posible, hacerle dueño de ella.
   Cual náufrago infeliz que ya la nave
-[571]-
   zozobrar ve, y en el afán de aquella

XV ansia mortal, se abraza a la más leve
   tabla, pensando que a salud le lleve;

7900-7901:



   poner la suya en aquel rey villano?
   ¿o quién le diera oído, que mirara

7906:



   de ver seguro que el caro bien le tarda;


   de hacer seguro el caro bien le tarda;

7912:



   tierra le siga; y que en tal sitio espera.


   comarca irán, y el sitio en que la espera.

7913-7920:



   Ella que tanto amaba al caballero
   cuanto era dél con tierno amor querida,
   responde por el mismo mensajero,
-[572]-
   que apresurar es fuerza la partida;

V    que ya llega aquel hombre odiado y fiero;
   que venga a libertarla por su vida;
   y da fin a la carta desta suerte;
   «tuya soy, y he de ser hasta la muerte».

iv-v



que apresurar conviene la partida
que va a llegar aquel...


que en el próximo día venidero


que el novio odiado llega; que ligero,


que a libertarla venga por su vida


que vaya ya y la salve por su vida

viii



«tuya soy, dueño mío hasta la muerte».

7921:



   Sale pues y en la hora y el minuto

7924-7925:



   rey los recibe a cama y mesa puesta;
   y del largo penar cogiendo el fruto.


   y del largo penar gozando el fruto
   pasan el día en regocijo y fiesta,
   sin pensar que el postrero (oh suerte impía!)
   de su vida y su amor es aquel día

  -[573]-  

7937:



   Temblando por la vida de su esposa

7951-7952:



   que al robador así dará escarmiento,
   y pondrá a su persona en salvamento

7957:



   Pero errada la cuenta le salía:

7965:



   Mas fue el tormento y fue el dolor en vano,

7967-7969:



   A Melidoro, que a soltarse amaga
   de las prisiones, traspasó una daga
   Todo esto en aquel libro se decía

  -[574]-  

7977-7984:



   Y dice más que un hada ha trasladado
   sus cuerpos a esta gruta peregrina
   que en ella Melidor yace enterrado,
   y que con él va a serlo la mezquina,

V    luego que la venganza haya alcanzado
   que el cielo justiciero le destina,
   la cual le debe dar en no distante
   tiempo un cristiano caballero andante.

7978:



   la afeada beldad a la heroína

7996:



   está en prisión Roldán el paladín.

7998-7999:



   de un denso bosque; y cerca ya del fin,
   a un centauro disforme ven cercano,

  -[575]-  

8001-8002:



   Tenía de un caballo la figura
   hasta los hombros; y de allí adelante

8009-8016:



   Llena de miedo y susto la campaña
   tenía en derredor; no se da fiera
   que luchando no postre, ni alimaña
   que pueda competirle en la carrera.

V    Un horrendo león de fuerza extraña
   acaba de atrapar; y cual si fuera
   pequeño recental recién parido
   que la guedeja le llevaba asido.

v



Un enorme león de fuerza extraña

8017:



   Nuestro centauro, que la presa mira

8023:



   Reinaldos hurta el cuerpo, y sólo pudo

  -[576]-  

8026:



   y torna luego, y otro dardo asesta;

8030:



   con que el bastón a manejar se apresta:

8037:



   ni con menos destreza el compañero

8047-8048:



   temiendo trabucar, de un grande pino
   que mira cerca a respaldarse vino

8052 B y C:



   ve el monstruo a Flordelís, que en susto y duda,

8055-8056:



   da un alto brinco y cerca se le planta
   y de la silla en peso la levanta

  -[577]-  

8062:



   «¡Favor!», la triste desgreñada clama,

C:



   «¡Favor!» la triste prisionera clama,

8064:



   en tanto que fuerzas cubro para el nuevo canto.