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ArribaAbajo Las Silvas Americanas

Fragmentos inéditos con las variantes de redacción


  —2→     —3→  

ArribaAbajoPrimera parte




I

Tú que pides al suelo ora materias
en que se ocupe artífice ingenioso,
ora sustancias que a los hombres nutran,
antes que todo observa del terreno
el clima y temple; si abrigado yace  5
en un valle profundo, o si la espalda
—4→
de un monte ocupa; si colinas breves
acá y allá se elevan con suave
ascenso, o de una plana superficie
se ofrece la apariencia, do en invierno  10
hacen mansión las aguas e inficionan
con vapores morbíficos el aire;
cómo reciba de la luz dorada
la vital influencia, y a cuál punto
mire del orbe etéreo; si se cruzan  15
sobre su faz arroyos cristalinos,
o si sediento en el verano invoca
las aguas de los cielos; y cuál sea
de antiguos labradores la costumbre,
y qué nativas plantas alimente.  20
—5→


II

    La faz, antes que todo, del terreno
debes mirar, la situación y el clima;
si ocupa el hondo seno
de calurosos valles, o la cima
y pendientes laderas  25
de una montaña o yace a la ribera
de un cristalino río;
si de abundantes jugos da señales
o si templar su sed en el estío
es menester, llevando por canales  30
las dulces ondas a la gleba ardiente;
si el imperio del hombre ya consiente
o domarlo es preciso a hierro y fuego;
cuál en él haya sido desde luego
la inmemorial costumbre  35
de la rústica gente,
de dó reciba la celeste lumbre,
y qué nativas plantas alimente.

Tanto menos dominio el frío invierno
tiene en los climas, cuanto más lejano  40
—6→
del humilde horizonte el sol discurre,
y menos alto en la estrellada esfera
se ve el Dragón del Norte, o la Paloma
del cielo Austral. Por eso dividido
—7→
en cinco zonas el terrestre globo  45
pintó la antigüedad; las dos extremas
a los polos vecinas, triste patria
de infecundos helechos, jamás premian
el sudor del colono: estivas nieves
malogran su esperanza, y con los monstruos  50
del mar a combatir le obligan
por el diario sustento. Las templadas
zonas entre las frías y la ardiente
yacen, do de purpúreas flores Mayo,
y de espigas doradas la cabeza  55
corona Julio; donde tiñe Octubre
sus pies en los lagares espumosos,
—8→
y cuando los terrones ateridos,
constriñe el rudo invierno, del paterno
techo al abrigo, y del hogar caliente,  60
hace el colono a las fatigas pausas.

Sabia Naturaleza
dio varios dones a los varios climas;
ni es uno el vegetal, que en la rudeza
de la zona glaciar, o en las opimas  65
márgenes crece del sagrado Betis,
el que en las cumbres de los Alpes mora,
o en el imperio líquido de Tetis.
Ni solo el vegetal, mas cuanto dora
la etérea luz, o cuanto el mar encierra,  70
o en sus entrañas recelosa esconde,
la común Madre, a la virtud propicia
o del aire o del agua o de la tierra
vario en sustancia y formas corresponde.
¿Ves cómo eterno cebo a la codicia  75
ofrece, y de su plata el orbe inunda
México? ¿Ves el hierro que al guerrero
Cantabria da, los granos de que abunda
Mauritania, y las uvas del ibero?
—9→
Mientras que su café celebra ufana  80
Arabia, y su canela Trapobana,
el ruso al mar el pino añejo envía
que hará la furia de los vientos vana;
Haití en sus montes la caoba cría,
y el oaqueño en su nopal la grana.  85
—10→
Su vellón la vicuña da al peruano,
da al caribe el Atlántico sus perlas...
Mas ¿quién decir las obras de tu mano
o quién puede en guarismo comprenderlas,
Eterna Causa, inescrutable fuente  90
del ser y de la vida? No, no es dado
mensurar tu poder ni al abrasado
querubín que a tu trono refulgente
sirve de estrado, y cubre con las alas
su faz ante la gloria de tu frente.  95
Tú que al gran Todo, cual angosta escena,
de una mirada calas,
Tú que por ambos cabos la cadena
sostienes de los orbes, que las puras
ondas de los etéreos golfos hienden,  100
o equilibrados de sí mismos penden,
Tú solo a numerar tus criaturas
Padre del Universo eres bastante.
El hombre, cuya vida es un instante,
cuya mirada un punto circunscribe,  105
solamente percibe
de tus prodigios una breve parte,
—11→
y en el inmenso libro puede sólo
descifrar una línea y adorarte.

La faz, primeramente, del terreno  110
la situación y el clima
debes examinar; si el hondo seno
de valles abrigados, o la cima
y pendientes laderas
de una montaña ocupa, o las riberas  115
de un cristalino río;
si de abundantes jugos da señales,
o si templar su sed en el estío
es menester, llevando por canales
las dulces ondas a la gleba ardiente;  120
si el imperio del hombre ya consiente
o domarlo es preciso a hierro y fuego;
cómo reciba la celeste lumbre;
cuál en él haya sido desde luego
la inmemorial costumbre  125
de la rústica gente;
y qué nativas plantas alimente.
Sabia Naturaleza
hizo varios presentes a los climas;
—12→
ni es uno el vegetal que en la rudeza  130
de la costa glacial o en las opimas
márgenes crece del sagrado Betis,
el que las cumbres de los Alpes viste
o besa el pie de la salobre Tetis.
Ni solo el vegetal; mas cuanto existe,  135
cuanto esconde la mar o alumbra el día
o la gran Madre en sus entrañas cría
siente el influjo del paterno cielo,
de la tierra, o del aura natalicia.
¿Ves cuán fecundo el mexicano suelo  140
pábulo eterno dando a la codicia
de torrentes de plata el orbe inunda?
—13→
¿Ves cómo de granos el morisco abunda,
y en generosas uvas el ibero?
Mas el duro metal da a Marte fiero  145
Cimbria; la Arabia en su café se ufana,
y en su grata canela Trapobana.
La pacífica oliva de Minerva
las márgenes del Arno condecora.
¿Diré de Cuba la olorosa hierba  150
que cuando en humo leve se evapora
dulce cordial del alma
divierte el ocio y los cuidados calma?
¿O las fragantes lágrimas que llora
el arbusto sabeo?  155
¿O las piedras que compra el europeo
en los felices reinos de la Aurora?
El ruso al mar el roble añejo envía,
su vellón la vicuña da al peruano,
da al caribe el Atlántico sus perlas...  160
Mas ¿quién decir las obras de tu mano
quién alcanza en guarismo a comprenderlas,
Eterna Causa, inescrutable fuente
del ser y de la vida? No, no es dado
mensurar tu poder ni al abrasado  165
serafín que a tu solio refulgente
—14→
de escabel sirve y cubre con las alas
su faz ante la gloria de tu frente.
Tú que el gran todo cual angosta escena
de una mirada calas,  170
Tú que por ambos cabos la cadena
sostienes de los orbes, que las puras
ondas de los etéreos golfos hienden
o en el gran vacuo equilibradas penden,
Tú solo a numerar tus criaturas  175
Padre del Universo eres bastante.
El hombre cuya vida es un instante,
cuya mirada un punto circunscribe,
solamente percibe
de tus prodigios una breve parte,  180
y en el inmenso libro puede sólo
descifrar una línea y adorarte,
—15→

Naturaleza a los diversos climas
diversos dones concedió; ni es uno
el vegetal que en los polares yermos  185
sufre eternas heladas, y el que habita
en la templada zona, do a la nieve
sucede el blando aliento de Favonio,
o el que da sombra a las ardientes playas
que ven sumirse en la salobre espuma  190
—16→
el carro boreal. Ni el árbol solo
mas cuanto vive, y cuanto crece, y cuanto
sostiene el globo, o en sus entrañas hondas
albergan, el influjo de los cielos
de la materna tierra, y de las auras  195
—17→
natalicias conoce. ¿No reparas
cómo abundoso de metales ricos
pábulo eterno a la codicia ofrece
el suelo mexicano? Mas la Iberia
—18→
sus mármoles alaba; el ruso inerte  200
sus alerces y pinos que en las ondas
al Euro borrascoso desafían;
su hierro Cimbria; el Líbano su cedro.
—19→
Espanto de las selvas africanas
salta el rayado tigre tras la presa;  205
mientras que haciendo escarnio de los dardos
al rojo cazador del Orinoco
embiste el cocodrilo; al sarraceno
sirve el camello, el elefante al indio;
su vellón da al peruano la vicuña;  210
da al caribe el Atlántico sus perlas...
¿Pero quién de Tus obras portentosas
puede la varia innumerable suma
declarar, Causa Eterna, Eterna Fuente
del ser y de la vida? No, no es dado  215
—20→
calar de Tu poder el hondo abismo
ni a los puros espíritus, que sirven
de escabel a Tu trono, y con las alas
velan su faz ante el dosel de gloria
en que sublime estás; ni a los que mueven  220
en espacios sin límites, o sólo
limitado a Tu vista, la cadena
inmensa de los mundos. Todo canta
de Tu magnificencia los prodigios,
Tú con el orden la riqueza uniste,  225
con lo simple lo vario. Mas el hombre
como el insecto que en el verde cáliz
de una flor es nacido, y vive y muere,
sólo una parte mínima contempla
de maravillas tantas, y en el libro  230
de la Naturaleza puede sólo
descifrar una línea y adorarte.
imagen

Vista de Caracas. Óleo sobre tela, por F. G. Melbye, 1853.
(Pertenece a don Andrés Boulton.)

—[21]→


III

Ni sólo el sitio, que del suelo debe
el grano examinarse y la apariencia.
Es tierra pingüe, la que inculta lleve  235
árboles de robusta corpulencia;
que ni toda es arcilla
ni arena toda, mas un medio justo;
de color entre negra y amarilla,
suave al tacto, y desabrida al gusto.  240
No fácilmente en el verano adusto
se pulveriza o parte;
no se pega a los dedos manoseada,
ni espira ingrato olor recién mojada.
Mas de la mala tierra, en mucha parte  245
puede los vicios corregir el arte.
Mézclese arena a la gredosa, y greda
a la que en demasía es arenosa;
la que tras el esquilmo exhausta queda
haz que restaure su vigor ociosa;  250
la que es húmeda, al sol ararse debe,
la pobre de sustancia, cuando llueve.
—22→

Así también la greda
que de la justa proporción exceda
al vegetal no poca  255
injuria causa. Con ansiosa boca
chupa el claro licor; mas lo retiene
avarienta en sí misma, de manera
que a la raíz pequeña parte viene;
y tórnase, oreada,  260
en firme pasta, que rehusa entrada
a la luz, humedad de la atmosfera
—23→
de donde luego aviene,
que el vegetal de sed se abrase y muera.
Sobrada cal también esteriliza,  265
que demasiado ardiente es de natura;
—24→
mas con arena o greda la caliza
tierra mezclada, o bien la suelta arena
con la greda tenaz, a la cultura
—25→
responde; ni de todas la mixtura  270
a vil baldío el labrador condena.
Pero donde la tierra no contiene
la ceniza, disuelta ya y menuda,
—26→
de animales y plantas, nada viene
que con alegre carga al hombre acuda.  275
Decreto es de Natura que alimente
aquello que ha vivido a lo viviente.
—27→
No para siempre encarceló la Parca
a su triste cautivo, que el candado
quebrante al fin del arca  280
funérea, y de sus hierros desatado
—28→
su forma en otras formas convertida
pace otra vez las auras de la vida,
Cual propio bien con el despojo ajeno
nos ufanamos hoy (¡breve ufanía!)  285
para volverle al seno
—29→
de la materia en el prescrito día,
tal es el fardo del vivir terreno.
Mas en otra manera
el Padre omnipotente,  290
ordenara los hados y el gobierno
de la raza viviente
en aquella primera
Aurora, que con nuevo albor rosado
la sombra desgarró del caos eterno.  295
Inacabable ser le fue acordado,
segura paz y dulce bienandanza
y copia sin hastío
y sin engaño amor y sin mudanza.
Pero vestido de culebra astuta  300
al Arcángel impío
sedujo al hombre; el hombre inobediente
osó gustar la prohibida fruta.
De allí nuestro dolor. Súbitamente
se apareció la Muerte, el descarnado  305
—30→
brazo de hoz armado
que a la terrestre gente
infatigable siega.
Ni sola vino; densa tropa llega
de crímenes que sendas cada día  310
descubren al morir. Huyó la pía
inocencia y nació la ley austera
que puso al campo valla, al pueblo muro.
Huyó la dicha, y vino la esperanza
mensajera falaz del bien futuro,  315
de las artes solícita nodriza.
Ya gime el yunque; al hombre su pujanza
somete el bruto; y desplegó a la brisa
túrgidas velas el bajel; ya doma
la reja el campo; el hijo de la selva  320
la índole montaraz depone, y muda
la amarga baya en regalada poma.
Tú si el campo quisieres que se vuelva
de terco dócil, mixturar no duda
las tierras diferentes, abonando  325
una con otra y con el polvo blando
de orgánica materia.
Así el terrón se esponja, así se empapa
de la frescura aeria,
—31→
y porción muy pequeña se le escapa  330
del riego y lluvia y matinal rocío.
Por eso aquellos campos que ha dejado
mudando lecho, un caudaloso río
o que de tiempo en tiempo inunda hinchado,
tuvieron justamente  335
de fértiles renombre; que con diente
—32→
mordaz el agua, cuanto errando toca,
lima; y la misma roca
deshace al fin, que silenciosa lava,
montañas desmorona, valles cava,  340
y las varias menudas partecillas
arrastra, mezcla, y de fecundo lodo
por doquiera que va, lo cubre todo.
Y más la que contempla a sus orillas
alegre sucesión de torreados  345
lugares, alquerías y ganados,
y fugaz acarrea el pingüe fimo
de hombres y brutos. Tal, ¡oh Nilo hermoso!
el prolífico limo
que ufano con las parias de la Etiopia  350
—33→
llevas a Egipto; así del venturoso
agricultor corona las fatigas
indefectible copia,
y no basta la hoz a las espigas.
Mas beoda la gleba se requiere  355
do caluroso el clima y seco fuere;
y más también, do el móvil suelo es hondo
y la grave humedad se filtra al fondo;
donde toldo a la tierra no entreteje
el vegetal que en ella se cultive,  360
o do escurrir las dulces ondas deje
de la ladera el rápido declive.
Bajo la línea, pues, o bajo el polo,
u en zonas, do al ardor sucede el hielo,
—34→
su propia y peculiar temperatura  365
a cada planta señaló Natura.
Mas cuanto erige la ancha frente al cielo
un monte ecuatorial, tanto mitiga
su ardor genial, y si la adusta falda
orna de copos y de negra palda,  370
en sus laderas a la rubia espiga
templado hospicio ofrece.

Bajo la línea pues o bajo el polo,
o do el ardor alterna con el hielo,
su propio temple y suelo  375
—35→
a cada planta señaló Natura.
Mas cuanto eleva la ancha frente al cielo
un monte ecuatorial, tanto en frescura
gana el adusto clima, y de apariencia
muda la alpestre población frondosa,  380
y si en la falda, expuesta a la violencia
—36→
de tórridos calores,
la enhiesta palma se levanta airosa,
y cubiertos de juncos trepadores
los árboles mayores  385
ven de sus ramas descolgarse al viento
foliaje extraño y peregrinas flores;
luego, en más fresco asiento,
la americana encina
descuella y la balsámica resina  390
del liquidámbar chupan auras leves;
mientras con ceño eterno
reina, en arreo de brumales nieves,
sobre los yermos picos el Invierno.

Bajo la línea, pues, o bajo el polo  395
o do el ardor alterna con el hielo,
imagen

Litografía que representa la ciudad de Caracas.
(Museo Bolivariano, Caracas.)

—[37]→
su propio temple y suelo
a cada planta señaló Natura.
Mas cuanto eleva sobre el mar la cima
un monte ecuatorial, tanto en frescura  400
gana el adusto clima,
y si en la falda expuesta
a perpetuo calor la palma enhiesta
sobre humildes opuncias y popayos
alza, cual verde parasol, su copa  405
(a donde de parleros guacamayos
viene a mecerse la pintada tropa)
y envueltos en bejucos trepadores
los árboles mayores
ven asombrados, de su copa anciana,  410
—38→
ajena pompa descolgarse al viento;
en menos bajo y más templado asiento
la americana encina
se levanta lozana;
su velloso capullo abre la quina,  415
su aroma el aura al liquidámbar bebe;
mientras con ceño eterno
reina, en arreos de encrespada nieve,
sobre los yermos picos el Invierno.


IV

En lomas elevadas (mas no tanto  420
que deslustre a la tierra el verde manto
la escarcha y los pimpollos tiernos tale),
—39→
también medra el café, la yuca medra;
ni el cambure se arredra
de pintar su racimo; y tanto vale  425
la nativa frescura
que no apetece riego el arbolillo.
No es allí de la selva la espesura
cual del Aragua o Tuy en la ribera,
ni con la mala hierba el escardillo  430
ha tanto que lidiar. Así vestida
una y otra ladera
se ve de suave-olientes cafetales
en El Hatillo, y donde sus reales
—40→
asentaba otro tiempo la aguerrida  435
gente mariche, y donde el teque fiero.
Si tan rígido empero
el alto clima fuese
que ni esperar la yuca permitiese,
la mazorca nativa coronada  440
de purpúrea melena,
puede nutrir nostante la chilena
papa su globo, y la manzana puede
a perfección llegar, y la preciada
poma que a Persia debe nombre y cuna.  445
—41→


V

En bajos llanos cuando el estío
recuece el campo y los terrones hiende,
—42→
debe el colono la humedad fecunda
mantener con el riego; allí se place
el plátano lustroso; ahí su tallo  450
nectáreo erige la otaitina caña,
y el arbusto de Arabia se corona
de cerezas purpúreas y el cacao
—43→
de hermosa grana sus mazorcas tiñe,
ni el trigo mexicano sus espigas  455
ve malograr, ni el algodón sus copos.
Mas en las frescas lomas no requieren
las plantas vigorosas el socorro
de artificial irrigación: contenta
—44→
con las anuales lluvias y el rocío  460
educa allí sus globos harinosos
la chilena patata; allí se inclina
el cambure prolífico a la tierra,
de melifluos racimos agobiado.

En las profundas vegas  465
que del Sol los geniales rayos cuecen
y lluvias y canales humedecen
cuales son, Tuy dichoso, las que riegas,
es do Natura con más pompa brilla.
¿Quién a las plantas que en tu margen crecen  470
poner nombre o guarismo hay que presuma?
Antes podráse en la bramante orilla
contar las gotas de estrellada espuma
o los menudos átomos de arena.
¡Oh qué de formas miro allí juntarse!  475
—45→
Cuál se levanta de arrogancia llena,
y crecer y morir y renovarse
ve a su sombra la plebe enmarañada;
cuál de garras armada
se ase de otras y sube, a la melena  480
de la cañada amena
sus débiles bejucos enlazando;
cual que injertó Natura
en algún alta copa, contemplando
está desde su altura  485
el susurrante caos; penacho leve,
que el primer llanto de la aurora bebe;
ésta flota en el agua, estotra gira
como enroscada sierpe, haciendo alfombra
al negro suelo, o con voluble espira  490
abrazando tal vez el tronco anciano;
todo vestido está, fresco y lozano;
—46→
una ama el claro día, otra la sombra,
una la enjuta loma, y otra el llano.
Ceibas, laureles, mirtos, vides, gramas  495
apiñados están; ramas a ramas
pugnando por gozar de las felices
auras y de la luz, hacen la guerra;
a las ramas, al aire, a las raíces
angosto viene el seno de la tierra.  500

En la vega profunda
que del sol los geniales rayos cuecen
y lluvias y canales humedecen
como las que el ameno Tuy fecunda,
es do la rica almendra  505
que de Caracas la riqueza hacía,
en mazorcas de púrpura se cría.
Allí también acendra
el arbusto de Arabia el blando aroma
de su baya sanguina,  510
y da el mamey su naranjada poma
y la caña otaitina
su tallo dulce, y su raíz la yuca.

Diferente es el clima donde lleve
el algodón lanígero su nieve.  515
Los inviernos allí Naturaleza
determinó con límite seguro;
—47→
ni del copo inmaturo
viene a injuriar la cándida belleza,
por el aire batiendo  520
su empapado plumaje el cierzo frío.
Cuando en menudo polvo torna estío
el cocido terrón, y está muriendo
de sed el monte, y aun la humilde vega,
súbito horror de nubes se congrega  525
en el olimpo, y fuertes aguaceros
refrigeran el año caluroso.
Pero no bien los huracanes fieros
lanza a la mar Octubre proceloso,
alma serenidad jamás turbada  530
ríe en los aires; no hay oscura nube
que ose empañar la bóveda azulada,
o si descuelga el tenebroso velo
la noche, o si la grande antorcha sube
y en un golfo de luz convierte el cielo;  535
hasta que Primavera rubicunda,
alterando, fecunda
—48→
los varios elementos,
y cruza el aire en alas de los vientos
vaga hueste de nubes, que ya envía  540
la suspirada lluvia a los sembrados.
Así la Providencia con eterna
saludable armonía
el giro anual gobierna,
en tus valles, Aragua, afortunados.  545
Tal es el suelo do el cacao su almendra
cría en urnas purpúreas. Allí acendra
el arbusto de Arabia el blando aroma
de su baya sanguina.
Allí el mamey su naranjada poma  550
y su robusta nuez el coco educa,
y la caña otaitina
su dulce tallo, y su raíz la yuca,
y su arropada espiga
—49→
brinda el maíz y a fallecer obliga  555
la pesadumbre de la hermosa carga
al banano, primero de los dones
que dio la Providencia en copia larga
del tostado ecuador a las naciones;
cuya sabrosa fruta  560
la pobre mesa del esclavo adorna;
o cuando cruda o cuando al sol enjuta
en hilos de dorada miel se torna;
vegetal bienhechor, que no forzado
—50→
de humanas artes rinde el premio opimo  565
y ni al rastro es deudor, ni al rudo arado
ni a la corva segur de su racimo;
escasa industria bástale, cual puede
ofrecerle a intervalos mano esclava;
crece veloz, y cuando exhausto acaba  570
numerosa prosapia le sucede.


VI

Así ves coronarse tu ribera
de algodón, y de añil, con quien pudiera
—51→
sus algodones confundir Bengala,
sus añiles la bella Guatemala.  575
También la yuca, así; y así prospera
la dulce caña, ni el café rehusa
tu comarca feliz, ni el fruto enano
del cambure africano,
ni el trigo haitino o la haitina musa  580
que guarda el nombre de su patria antigua.
Así también tu margen Tacarigua
—52→
de variadas cosechas enriqueces,
tú, plateado lago, que humedeces
de la Nueva Valencia el campo ameno,  585
y acoges en tu seno
de cien dulces raudales en tributo.
Ni el Aragua ni el Tuy producen fruto
imagen

El camino de Maiquetía. Óleo sobre tela, por F. G. Melbye. 1853.
(Pertenece a la Fundación John Boulton, Caracas.)

—[53]→
que no den tus estancias exquisito.
Ni tiene el mundo tan feliz distrito  590
más amable ribera
que el que a tu entorno yace,
ni bella perspectiva que solace
la vista, como tú, del pasajero,
—54→
o ya cuando se ve de la mañana  595
el claro albor primero,
y tu horizonte se tiñó de grana
y un mar figuras de ondeante niebla;
o cuando ocupa el mundo la tiniebla
y la cándida luna se retrata  600
en tu cristal, y con su luz de plata
la callada ribera está bañando,
y de cucuyas mil bandadas bellas
por la líquida sombra van volando
cual fugitivo ejército de estrellas;  605
—55→
o por el claro día
cuando en toda su pompa y lozanía
tus playas y tus islas verdeguean
y por la tierra y por las altas copas
y por el aire embalsamado tropas  610
de felices vivientes juguetean
todo es amor, y todo es armonía.
Mas otros climas piden ya tu canto
¡oh rústica Talía!


VII

Mas ¡oh, si cual no cede  615
la tuya, Venezuela, a tierra alguna,
y como de Natura esmero ha sido
—56→
de tu indolente habitador lo fuera!
Que al ávido extranjero no pidiera
lo que le brinda el tuyo agradecido,  620
y ni el toscano olivo envidiaría
ni el lino egipcio, ni la vid ibera;
—57→
y en la cumbre que agora abriga fieras,
cabe el olivo y el nogal vería
madurarse las uvas y las peras.  625


VIII

Antes que todo, si una selva umbría
tienes que desmontar, cuida primero
que en propicia estación el corvo acero
—58→
los corpulentos árboles derribe
y toda la maleza enmarañada;  630
y que de su frescura el sol la prive,
y del materno gremio separada
los naturales jugos evapore
para que el fuego prenda fácilmente
y de un extremo al otro la devore.  635

Antes que todo, si una selva umbría
tienes que desmontar, cuida primero
que la postre el acero
en tiempo y que sus jugos evapore
al sol expuesta, a fin que prenda luego  640
rápidamente en la hojarasca el fuego
y de un extremo al otro la devore;
antes que te lo impida
de las primeras aguas la avenida.
—59→
Suele a Caracas la estación lluviosa  645
mayo traer; por eso aquí temprano
cuando febrero de su pompa hojosa
—60→
al bucare desnuda, ya en la mano
la hoz relumbra, y ya desapiadada
desbasta de los brutos la morada.  650
Suena el hacha; los golpes el lejano
eco redobla. Ya el samán añoso
—61→
de tantos huracanes victorioso,
se bambanea, da el postrer gemido,
y barre el suelo; el ciervo huyó medroso;  655
deja la prole implume y caro nido
el ave, y otro bosque, no sabido
de los humanos, va a buscar doliente.
Ah guarte, no la dé mortal venganza
la traidora serpiente  660
que enroscada tal vez ocupa el hueco
de un viejo tronco, puesta en acechanza
para clavarte el venenoso diente.

Mas derribado el alto bosque y seco
sea el incendio en tal región prendido  665
—62→
de do lo empuje a las demás el viento.
Antes habrás, empero, prevenido
una barrera al rápido elemento
—63→
en torno despejando
toda materia que cebarle pueda.  670
Si no, desenfrenado irá talando
por montes y por campos la arboleda
y ni la verde selva será parte
a sujetarle, ni del hombre el arte...
¡Cielos! ¿qué torbellino de humareda  675
la luz embarga, y nube sobre nube
aglomerando, en parte espira sube
por el éter inmenso? Cual si el bando
de espíritus rebeldes que al Infierno
precipitado fue, de nuevo alzando  680
sedicioso pendón contra el Eterno
—64→
la damantina cárcel quebrantara,
y el Abismo en bostezos vomitara
huestes de fuego armadas que impusiesen
montes a montes y a escalar subiesen  685
el alcázar Empíreo. Mas en cuanto
la parda noche descogió su manto
crece el horror: del Avila eminente
se ve ardiendo en mil partes la floresta.
Como en aquella noche, que la gente  690
ha dedicado a regocijo y fiesta
brillan en las cornisas y portales
de un soberbio palacio mil labores
y grupos mil de antorchas y fanales;
el resplandor de lejos reverbera  695
en calles, plazas, domos, miradores;
pártese en rumbos mil desta manera
la llama activa, y desde el alta cumbre
por cuanto en derredor la vista abraza
se derrama la trémula vislumbre.  700
Mas ¡ay! no nos anuncia regocijo,
estrago sí, rüinas amenaza.
¡Mísero labrador cuyo cortijo
cercano está! tener tú parecía
segura la cosecha; mas el día  705
nunca verás, cuitado,
de conducir tus frutos al mercado.
Tarde la grey servil, tarde se afana
abriendo contra fuegos: la hidra insana
nuevas cabezas alza y por doquiera  710
señalan su carrera
—65→
cenizas yermas. ¡Ah! si al fin tocado
de la miseria humana
no hubiese Dios la brisa encadenado,
y libertad no diera  715
al Sur lluvioso que el incendio apaga;
adivinarse el fin no se pudiera
de la tremenda asoladora plaga.

  —66→     —67→     -[3]-  

4-20. Primera redacción28:



    Ante todo investiga del terreno
   cuál es la situación; cómo reciba
   la benéfica luz; y de las auras
   el ya funesto ya propicio soplo;

V si le humedece un cristalino río,
   o si sediento en el verano invoca
   las aguas de los cielos; cómo puedas
   templar su ardor trayéndole de lejos
   las frescas ondas; si abrigado yace

X en un valle profundo, o bien la espalda
   de un monte ocupa, o de colinas breves;
   cuál su aspecto y su genio y la costumbre
-[4]-
   de antiguos labradores, y las plantas
   que en él vegeten sin cultivo, sean,

XV y cuáles frutos brinde y cuáles niegue.

ii Primeros intentos de redacción:


la condición y el sitio


el temple y situación; cómo reciba


el temple y situación; si ya[ce]...


la situación; cuál índole...


la situación; cómo la luz reciba

v Primeros intentos de redacción:


si de algún río la humedad [fecunda]


si el refrigerio de vecinas aguas

viii Primeros intentos de redacción:


templar su sed llevándole de lejos

  -[4]-  

xiii-xv Primeros intentos de redacción:


de antiguos labradores, haya sido,
y cuáles frutos brinde, y cuáles niegue.


de antiguos labradores, y las plantas
que en él se crían sin cultivo [sean]


que en él vegetan sin cultivo sean,


que en él frondecen sin cultivo, sean,


y cuál fruto prometa, y cuál rehúse.


y cuál fruto prometa [y cuál rehúse].


y cuáles frutos niegue y cuáles brinde.


y cuál fruto rehúse, y cuál te ofrezca.

7-16. Otra redacción:



   ascenso, o bien de un campo anivelado
   se presenta su aspecto, do en los meses
   de las copiosas lluvias estancada
   forma el agua lagunas, e inficione

Va con vapores pestíferos el aire;
   cómo reciba de la luz hermosa
   el benéfico influjo, y a qué punto
   mire del orbe etéreo; si humedece

viiia Primeros intentos de redacción:


se halla expuesta del cielo


de la celeste...

19. A partir de este verso inició la siguiente redacción:


   Naturaleza a los diversos climas
   diversos dones repartió; no es uno
   de las glaciales playas el semblante

  -[5]-  

21-23. Primera redacción:


   La faz, primeramente, del terreno
   la situación y el clima
   debes examinar; si el hondo seno

26. Primera redacción:


   de una montaña ocupa o la ribera

31. Otra redacción:


   las dulces ondas al terrón ardiente

35. Comenzó a redactar:


   de la rústica...

37. Primera redacción:


   cómo reciba la celeste lumbre

39-49. Primeros intentos de redacción:



   Ni sólo de los polos la distancia
   constituye los climas; que una misma
   latitud suele ver la nieve eterna


   latitud suele ver eternas nieves
-[6]-

   Los productos varían de la tierra
   según la varia latitud; o altura


   según la varia latitud. Por eso
   la latitud diversa de las tierras

   Dos causas principales el producto
   diversifican de la tierra; el clima,
   que las distancias forman de los polos,
   y la altura del suelo sobre el plano
   que cerca el ancho imperio de Neptuno.


   y la altura del suelo sobre el limbo
   que cerca los dominios de Neptuno.

   De dos causas dependen las diversas
   producciones del suelo; la distancia
   a que esté de los polos, y la altura
   sobre las playas que a Neptuno cercan

   Dos causas constituyen el diverso


   Dos causas contribuyen al diverso
   temple de las regiones; la distancia
   de los terrestres polos y la altura


   de los polos terrestres y la altura
   sobre el nivel de las marinas ondas.

   Tanto son menos frías las regiones
   cuanto del Ecuador menos se apartan
   y menos alto en la celeste esfera
   ven el Dragón, o la dorada (?)...

   Tanto son menos frías las regiones
   cuanto del Ecuador se aparten menos
   y menos alto en la celeste esfera
   se ve el ártico Dragón, o la Paloma
   del cielo austral. Por eso dividieron

   Tanto menos dominio el frío invierno
   tiene en el suelo...


   tiene en los climas, cuanto más vecinos


   tiene en los climas, cuanto más sublimes


   tiene en los climas, cuanto más excelsos
   miran los sitios por do el sol discurre
   y menos alto en la estrellada esfera
   se ve el Dragón del Norte, o la Paloma
   del cielo austral. Por eso ha dividido

  -[7]-  

45-61. Primeros intentos de redacción:



   En cinco zonas el terrestre globo
   se suele figurar: las dos extremas,
   a los polos vecinas, son la patria
   de eternos hielos...

   En cinco zonas el terrestre globo,
   suele representarse: las extremas


   se acostumbra pintarnos; las extremas
   a los polos vecinas, son la patria
   de los hielos perpetuos y la nieve.


   Allí de los hielos...


   Allí hielos perpetuos, ven la nieve
   destruir en estío la esperanza
   de infecundos helechos, y de musgos


   de agricultora mano


   de infecundos helechos no coronan
   con alegr[e]...


   del colono el sudor.


el sudor del colono: estivas nieves
   malogran su esperanza, y con los monstruos
   del borrascoso mar le hacen que luche,


   del hinchado mar le hacen que luche,


   del mar airado a combatir le fuerzan


   del mar soberbio a combatir le fuerzan
   por el diario sustento. Las templadas
   zonas entre éstas yacen y la media.
   Allí con pacto igual su imperio ejercen
   Favonio y Flora en ellos


   Favonio excelso, do en Mayo...
-[8]-


   do Mayo de purpúreas flores
   y do de espigas Julio se corona,


   y do de espigas se corona Julio,
   do tiñe Octubre en el lagar sus plantas


   do tiñe en los lagares espumosos
   los pies Octubre...


   el rojo Octubre sus desnudas plantas,
   y do, cuando constriñe el rudo invierno
   los ateridos cuerpos, al abrigo
   del patrio techo y del hogar caliente
   hace el colono a las fatigas pausa.


   y cuando los terrones ateridos
   constriñe el rudo invierno, al dulce abrigo
   del patrio techo y del hogar caliente
   hace el colono a las fatigas pausa.

75-85. Primera redacción:



   ¿Ves como eterno cebo a la codicia
   do México, y de plata el orbe inunda?
   Mas el duro metal da a Marte fiero
-[9]-
   Cimbria; de granos el morisco abunda,

V de generosas uvas el ibero.
   La Arabia su café celebra ufana,
   y su preciada canela Trapobana.
   Rusia a la mar el roble añejo envía,
   que contrastar a las borrascas puede,

V VOaxaca a los dominios de la Aurora
   manda el carmín que en sus nopales cría.
   Los aromas Natura dio al sabeo
   y el diamante a los reinos de la Aurora.
   Crece en Italia el árbol de Minerva.

XV Crece en Cuba la hierba
   que cuando en humo leve se evapora
   dulce cordial del alma
   divierte el ocio y los cuidados calma

iv-x Otra redacción:


Cantabria en granos el morisco abunda
y en generosas uvas el ibero.
Si Rusia al mar el pino añejo envía
que contrastar a las borrascas puede,
mientras Oaxaca en sus nopales cría


mientras el rico insecto de la grana


Oaxaca al europeo
la grana manda que...

xiv-xviii Otra redacción:


Crece en el Lacio el árbol de Minerva.
Crece en Colombia la olorosa hierba


Crece en Colombia la fragante hierba


Crece en los reinos de Colón la hierba
que cuando en sierpes de humo se evapora
blando cordial del alma
engaña el tiempo y los cuidados calma.

Segunda redacción:



   ¿Ves cómo eterno cebo a la codicia
   ofrece, y de su plata el orbe inunda
   México? ¿Ves el hierro que al guerrero
-[10]-
   Cantabria da, los granos de que abunda

Va el morisco y las uvas del ibero?
   En tanto su café celebra ufana
   Arabia, y su canela Trapobana,
   la Rusia al mar el pino añejo envía
   que resistir a las borrascas puede

X ay el oaqueño en sus nopales cría
   precioso tinte, que al de Tiro excede

iiia-viiia Otra redacción:



México? ¿Ves la Arabia cuán ufan
de su café, los granos de que abund
la playa mauritana?


de su café, los granos que fecunda
la costa mauritana
y cual exalta la región sabea
su incienso y su canela Trapobana


y cual su incienso la región sabea
decanta, y su canela Trapobana

  -[10]-  

via-xia Otra redacción:


¿No ves de su café la Arabia ufana
y de su cinamomo Trapobana?
Carmín Oaxaca en sus nopales cría,
y el arbusto sabeo incienso llora.
Haití en sus bosques la caoba cría,
y Caledonia el roble corpulento
que el furor de las olas desafía,
y Rusia el pino que las ondas hiende.


Haití de la caoba que se cría


Haití en sus bosques la caoba cría
y la Rusia su pino,
que a las ricas mansiones...


Haití en sus montes la caoba cría,
de los palacios fúlgido ornamento:
y Rusia al mar el pino añejo envía
que burlará la cólera del viento.

93. Comenzó a redactar: serafín

94. Comenzó a redactar: de escabel

106-107. Primera redacción:


   de Tus prodigios nada más percibe
   que una mínima parte,

  -[11]-  

110. Primera redacción:


   La faz, antes que todo, del terreno

117. Primera redacción:


   si de humedad nativa da señales,


   si de abundosos jugos da señales

119. Primera redacción:


   es fuerza conduciendo por canales

120. Otra redacción:


   las dulces linfas a la gleba ardiente;

122. Siguen dos versos tachados:


   Cuál punto mire de la eteria esfera,
   y cómo el viento y cómo el sol le hiera;

123-127. El primitivo orden de estos versos era 124-126-125-123-127.

123. Después de este verso, aparece tachado el siguiente:


   y a cuál punto esté vuelto de la esfera

124. Primera redacción:


   cuál sea desde luego

129. Primera redacción


   dio varios dones a los varios climas;

  -[12]-  

131-132. Primera redacción:


   márgenes crece del templado Betis,
   el que corona las alpinas cimas


   el que corona las alpinas cumbres


   el que la frente de los Alpes cubre

135-139. Primeros intentos de redacción:


   Ni solo el árbol: cuanto vive, y cuanto
   sostiene la tierra avara


   la tierra avara encubre


   avaro el suelo encubre
   sobre el terráqueo globo se descubre


   cuanto sobre el terráqueo globo nace


   o en sus entrañas escondido yace


   cuanto en el seno de la tierra yace


   cuanto en el gremio de la tierra yace
   o a recibir la luz del almo cielo


   o a ver la luz del almo cielo nace,


   o a recibir bajo la luz etérea
   o en las entrañas de la tierra yace,


   de las auras...


   siente el influjo de su patrio cielo
   y de la tierra, y del aura natalicia.

140-153. Primeros intentos de redacción:


   ¿No ves cuán abundoso de metales
   el mexicano suelo


   ¿No ves cuán rico el mexicano suelo
   pábulo eterno ofrece [a la codicia]
-[13]-


   ofrece eterno cebo a la codicia?
   Mas el duro metal da a Marte fiero
   Cimbria. De granos el morisco abunda
   de sabrosos racimos el [ibero].
   La Arabia su café celebra ufana,
   su rico cinamomo Trapobana.
   ¿Diré de Cuba la olorosa yerba
   que vuelta en secos polvos o humo leve
   del importuno tedio nos preserva
   y los cuidados tétricos remueve?
   ¿O las preciosas lágrimas que llora
   el arbusto sabeo?

158. A partir de este verso aparece tachada la redacción siguiente:


   que contrastar a las borrascas puede,
   y el oaxaqueño en sus nopales cría
   purpúrea misura que a la Tiria excede?

El segundo verso lo modifica:


   carmín viviente el Oaxaqueño cría

162. Primera redacción:


   o quién puede en guarismo comprenderlas.

  -[14]-  

168. Primera redacción:


   su faz ente la gloria en que resides.

169-176. Primeros intentos de redacción:



   Tú que de un golpe mides
   el grande e inmenso y...
   Tú solo eres bastante
   a numerar tus bellos criaturas.

V Tú solo la cadena vacilante
   sostienes de los mundos que en las puras
   ondas del éter surcan,
   o equilibrados de sí mismos penden.

v-vi Otros intentos de redacción:


de soles y de mundos y las puras
sustancias...


y regiones de éter...

viii Otros intentos de redacción:


y cuanto en sí comprenden


o equilibrados de ti solo penden


o en el espacio equilibrados penden

177-180. Otros intentos de redacción:



   Mas el hombre que vive
   apenas un instante
   y cuyo ser un punto circunscribe,
   de tantas maravillas ¿qué percibe

V sino lo más pequeña y leve parte?
   Tú solo ves el límite lejano
   de lo criado y tus hechuras cuentas
   Mas el hombre, que dura un solo instante
-[15]-


   Mas el hombre que dura un breve instante


   Mas el hombre que apenas un instante


   Mas el hombre que al insecto semejante
   un fugitivo instante
   sobre el capullo de una rosa [vive]


   Pero ¿qué puede el hombre? Un sólo insta[nte]


   Pero ¿qué es el hombre? Un...


   Pero ¿qué puede el hombre? Un solo instante,
   un punto su existencia circunscribe


   Mas ¿qué es el hambre? Un átomo. Un instante
   su fugaz existencia circunscribe,
   de tantas maravillas no percibe


   Mas el hombre que dura un breve instante,
   y a cuyo ser un punto circunscribe,
   solamente percibe
   de tus prodigios la más breve parte

183-196. Primera redacción:



   Naturaleza a los diversos climas
   diversos dones concedió; ni es uno
   el vegetal que en los glaciares campos
   sufre eternos inviernos, y el que habita

V en la tórrida zona do a la nieve
   sigue el genial Favonio y los calores
   al polvoroso Julio; o bien las playas
   de do se ven las árticas estrellas
   precipitarse al piélago solado

Segunda redacción:



   Naturaleza a los diversos climas
   diversos dones concedió; ni es uno
   el vegetal que en las glaciales playas
   sufre eternas heladas, y el que habita

Va en la templada zona do a la nieve
-[16]-
   siguen geniales auras y a las flores
   el polvoroso Agosto; o en las costas
   que ven el carro boreal sumirse
   en las salobres ondas; mas la altura

Xa de las varias regiones al influjo
   ceden las plantas;

va Otra redacción:


en los templados países, do a la nieve

  -[16]-  

viiia Intentó iniciar este verso con las palabras bajar y mojar

ixa Otras intentos de redacción:


en la salada mar;


en el salobre abismo; mas la altura


bajo el salobre abismo; ni tan sólo

Tercera redacción:



   Naturaleza a los diversos climas
   diversos dones concedió, ni es uno
   el vegetal que en los polares yermos
   sufre eternas heladas, y el que habita

Vb en la templada zona, do a la nieve
   siguen geniales auras, o el que viste
   de flores odoríferas las playas
   que ven el carro boreal sumirse
   en el salobre abismo. Ni tan solo

Xb la planta; cuanto vive, y cuanto crece,
   y cuanto cubre el globo, y cuanto albergan
   sus lóbregas entrañas, reconoce
   del cielo natalicio la influencia.

vib-ixb Otras redacciones:


siguen geniales auras, o el que llena


siguen benignos aires, o el que llena


siguen benignos aires, o embalsama
de su aliento aromático las playas
que ven sumirse en el salobre abismo


que ven sumirse en las espumas...
del carro boreal. Ni el árbol solo


sigue el benigno aliento de Favonio.
o el que nace en las costas abrasadas


o el que nace en las playas abrasadas


o el que habita en las playas abrasadas


o el que da sombra a la abrasada costa


o el que da sombra a las ardientes costas

xb-xiiib Otras redacciones:


mas cuanto vivo, y cuanto crece, y cuanto
cubre la faz del globo, y cuanto albergan


cubre la faz del globo, y cuanto esconden
-[17]-


cubre la faz del globo, y cuanto encierran


cubre la faz y cuanto yace oculto


sustenta el globo, o sus entrañas hondas
encierran, el influjo de los cielos
de la materna tierra, y de las auras
natalicias conoce; trepa alegre
sobre los hielos árticos la foca;
oprime del unguímano elefante
los anchos lomos las...

Después de este verso intentó redactar el siguiente tema:



En los áridos desiertos de la Arabia
vive el dócil camello; hambriento sigue
en los líbicos bosques tras la presa
el pintado leopardo

En los secos desiertos de la Arabia
vive el dócil camello; salta hambrienta
en los líbicos bosques tras la presa
el pintado leopardo


espanto de los líbicos desiertos
corre el pintado tigre tras la presa

196-211. Otros intentos de redacción:


   natalicias conoce. El mexicano


   natalicias conoce. El suelo indiano


   natalicias conoce. El indiano
   suelo abunda en metales


   natalicias conoce. Inagotables
   venas de plata el suelo mexicano
   enriquecen...


   venas de plata a México enriquecen;


   natalicias conoce. Ricos de oro
   los montes mexicanos


   los de Iberia venas inexhaustas


   natalicias conoce. ¿No reparas
   cómo inexhaustos de metales ricos
   los mexicanos montes inexhaustos
   pábulo ofrecen eterno a la codicia


   pábulo eterno a la codicia ofrece


   el suelo mexicano? Mas la Iberia
   sus mármoles alaba


   sus canteras alaba
-[18]-


   al cincel del artífice
   brinda...


   brinda al cincel...


   el suelo mexicano? Mas la Iberia
   sus mármoles alaba, sus lustrosas
   pieles el ruso...


   pieles de Rusia...


   el suelo mexicano? Mas la Iberia
   sus mármoles alaba; el ruso inerte
   sus pieles, y su hierro y sus encinas


   sus pinos que las velas


   sus pinos que en las ondas
   al borrascoso viento desafían


   Albión su hierro...


   su hierro Albión y sus aromas...


   sus aromas Arabia; Albión su hierro


   su hierro Albión; el Líbano su cedro


   Acecha al indio incauto a las orillas


   A la margen del rápido Orinoco
   acecha al indio incauto el escamoso
   caimán; espanto de africanos montes


   caimán; espanto de las líbicas aren[as]


   sobre la arena que Orinoco baña
   acecha al indio incauto el escamoso
   caimán; espanto de las selvas africanas


   caimán; espanto de los líbicos desiertos
   corre el pintado tigre tras la presa;
   mas el ciervo...


   el caimán a las márgenes floridas
   del Orinoco...


   salta el pintado tigre tras la presa;


   salta el rayado tigre tras la presa;
   mientras del Orinoco a las orillas
   la suya acecha el lúbrico caimán
-[19]-


   el lúbrico caimán la suya aguarda


   la suya acecha el cocodrilo


   sirve al árabe errante el dromedario;
   su vellón da al peruano la vicuña:
   la quina su corteza; al tirio errante


   la quina su corteza; al vago sirio


   la quina su corteza; al israelita


   sirve el camello; el elefante al indio


   sirve el camello; al indio el elefante


   sirve al árabe errante el dromedario.
   su vellón da al peruano la vicuña;


   sus nácares la mar...


   sus perlas el Atlántico


   sus perlas al goagiro


   da al goagiro sus perlas

212-214. Comenzó a redactar:


   Pero quién de tus dones la riqueza,
   la inmensa variedad, o quién las leyes
   puede explorar, ¡oh Padre de los seres!
   ¿Quién las leyes eternas con que a todos

215. Primera redacción:


   del ser y de la vida? ¿Puede el hombre


   del ser y de la vida? ¿Puede acaso

  -[20]-  

216. Primera redacción:


   Pued[e] calar de tu poder el hondo

219-220. Primeros intentos de redacción:


   velan su faz ante la gloria augusta
   de tu dosel de luz, ni a [los que mueven]


   con que tus ojos el Empíreo llenan


   de tu dosel sublime
   en que sentado estás; ni a los que mueven

223-224. Primeros intentos de redacción:


   inmensa de los mundos. Mas el hombre
   como el insecto que en el tierno cáliz
   de una flor nace y muere,


   inmensa de los mundos. Todo llena


   inmensa de los mundos. Todo ofrece
   de tu magnificencia las señales,


   de tu magnificencia las hechuras

228-229. Primera redacción:


   de una flor nace, y vive
   cual mínima porción de tus hechuras

231. Primera redacción:


   de la Naturaleza puede apenas

  -[21]-  

233-246. Primeras redacciones:



   Ni solamente el sitio, pero debe
   verse también del suelo la apariencia.
   Tierra es jugosa y rica, la que lleve
   inculto bosque de alta corpulencia;

V la que ni toda arcilla
   ni arena toda, mas un medio, fuere;
   de color entre negra y amarilla;
   suave al tacto; y levemente adhiere
   a los dedos, tocada;

X ni fácilmente el sol la pulveriza,
   ni espira ingrato olor recién mojada.

i-iv Otra redacción:


Ni sólo el sitio, que del suelo debe
verse también el grano y la apariencia.
Tierra es granosa y rica, la que lleve
nativos troncos de alta corpulencia;


Ni sólo el sitio, que del suelo debe
el grano contemplarse y la apariencia.


atenderse también y la apariencia.
Es rica tierra, la que inculta lleve
árboles de notable corpulencia;

243. Primera redacción:


   no se pega a los dedos manejada,

  -[22]-  

253-259. Primera redacción:



   Ni poco a poco el agua allí circula,
   mas cuando lluvia o riego la acumula,
   parte se sume hasta encontrar la roca,
   parte al aire en fugaz vapor se eleva,

V y el jugo apetecido al árbol lleva.
   ¿Y qué la greda? O sola, o demasiada,
   al vegetal no poca
   injuria causa. El agua derramada
   chupa sí, mas avara la rehusa

X al arbolillo...

iv-v Otros intentos de redacción:


parte en sutil vapor el aura lleva,


parte el aire a...


parte a las auras en vapor se eleva,


y oportu[no jugo al árbol lleva],


y sustantivo jugo al árbol lleva.


y el nutritivo jugo al árbol lleva,


y nutrimento a las raíces lleva,


y el grato jugo a las raíces lleva,


y la nutricia linfa al árbol lleva,


y el nutricio licor al árbol lleva,


y la nutricia savia al árbol lleva,


Y al arbolillo la sustancia lleva,

vi Otra redacción:


¿Y qué la greda? En copia dema[siada]

viii Otra redacción:


injuria causa. La humedad embebe,

ix Otros intentos de redacción:


sedienta absorbe; mas la guarda avara


chupa sí, mas la guarda codiciosa

259-262. Primera redacción:


   que poca parte a las raíces viene;
   y tórnase, oreada,
   en correosa pasta, que la entrada
   rehúsa a la humedad de la atmosfera

  -[23]-  

265-271. Primera redacción:



   Sobrada cal también esteriliza,
   que demasiado seca es de Natura;
   mas do a la cal la greda neutraliza,
   o a la greda tenaz la suelta arena,

Va o equívoca mixtura
   forman las tres, a la humedad serena
   abierto el suelo está; la desleída
   hez de sustancias que tuvieron vida
   adhiriendo al terrón le da grasura;

Xa ni es inútil de puro aprisionada
   el agua, o por exceso de soltura
   profusa se evapora o se desliza;
   mas a la tierna fibra trasegada
   la nutre gota a gota y vigoriza.

via-viiia Primera redacción:


forman las tres, allí el campo


forman las tres, el campo la serena
frescura embebe. Allí la desleída


las tres componen...


forman las tres, el campo la serena
humedad bebe. Allí la desleída

Segunda redacción:



   Sobrada cal también esteriliza
   que demasiado ardiente es de Natura;
   mas con arena o greda la caliza
   o con la greda tenaz la suelta arena

Vb suele ser obediente a la cultura;
-[24]-
   ni la triple mixtura
   el labrador condena;
   pero la desleída
   hez de sustancias que tuvieron vida

Xb es necesaria al vegetal doquiera;
   y más al que la industria ha mejorado
   domando la salvaje índole fiera
   con el largo cultivo,
   o de quien rico premio el hombre espera

XVb como el trigo dorado,
   o tu purpúrea vid, Baco festivo
   como la caña de nectárea savia
   o el arbusto odorífero de Arabia.
-[25]-
   Así contino el orbe renovado,

XXb florece; y lo que hoy muerto llama, o vivo
   mañana está mundando de figura.
   Arde con los despojos de la Parca
   puro, inextinto el fuego de la vida.

iiib-viib Otros intentos de redacción:



mas la gredosa tierra a la caliza
y a la greda tenaz la suelta arena
suele hacer obediente a la cultura;

mas la tierra caliza
con la gredosa; o bien la suelta arena
con la greda tenaz, a la cultura
suele obediente ser, ni la mixtura
triple el experto agricultor condena

mas la tierra caliza
con la gredosa; o bien la suelta arena
con la greda tenaz, a la cultura
es más agradeci[da]


suele corresponder


responde agradecida,
ni de las tres tampoco la mixtura


ni la triple cultur[a]


ni la triple mixtura
-[24]-


ni menos la mixtura
el labrador condena


por infecunda el labrador condena

viii-ixb Otros intentos de redacción:


Pero la hez a polvo reducida
de aquellos cuerpos que tuvieron vida


de cuerpos que tuvieron antes vida

xiii-xviiib Otros intentos de redacción:



como cien generaciones de siglos,


con el largo cultivo, cual los dones


con la labor de siglos, cual tu amado
pámpano, Baco, de la risa amigo,


pámpano, Baco, cual la dulce caña,
cual tu dorado trigo;


y el espigado trigo;


pámpano, Baco, o la amarilla [poma]


pámpano, Baco, o la extranjera poma
de Persia o Media


pámpano, Baco, o la persiana poma


o como el rubio trigo
o como el tallo de nectárea savia,
la rubia Ceres o el café de Arabia,


o el fragante arbolillo de la Arabia


con el largo cultivo, y de quien el cuidado
humano digna recompensa espera
de Baco regalado


y de quien el cuidado
humano larga recompensa espera


o de quien largo premio el hombre espera,
como la caña de nectaria savia,
la rubia Ceres o el café de Arabia.
Como el maíz dorado,
como tu cara vil, Baco festivo;
-[25]-


como tu amada, Baco festivo;

o tu quer[ida] vid, Baco festivo;


o tu preciada vid, Baco festivo;

xixb-xxiiib:


Así contino el orbe renovado,
florece; y alimenta el muerto al vivo


Así florece el orbe renovado,
formas cambia constantemente vivo


y lo que hoy muerto lloras
permanece, mudando de figura.


Así dan los despojos de la Parca
pábulo eterno al fuego de la vida


arde entre los despojos de la Parca
la vital llama inextinguible y pura,
ni para siempre el Monstruo exangüe abarca
en su...

Tercera redacción:



   Pero la desleída
   hez de sustancias que tuvieron vida
   es necesaria al vegetal doquiera.
   Deuda es de todo el que nació que muera

Vc y su sustancia injerte
   en otras formas luego,
   y que entre los estragos de la muerte
   arda inextinto, de la vida el fuego.

viic-viiic Otros intentos de redacción:


y alimentado por la misma muerte


y que arda alimentado por la muerte
puro, inextinto, de la vida el fuego.


de la antorcha vital el sacro fuego.


de la vital antorcha el sacro fuego.

272-291. Primera redacción:



   Pero en aquella tierra nada viene
   do de plantas y brutos fallecidos
-[26]-
   los informes fragmentos no contiene
   a finísimo polvo reducidos.

V Que de Natura en los dominios todos,
   uniforme en el fin, varia en los modos,
   alimento recibe
   de aquello que ha vivido lo que vive.
   No para siempre la tirana Parca

X en sus garras la exangüe presa abarca
   que luego en otras formas la convierte
   en que la etérea llama es infundida,
   y brilla alimentado por la muerte
   puro, inextinto el fuego de la vida.

XV El Padre omnipotente
   así regló el gobierno
   de la terrena creación viviente
   en aquella primera
   mañana, que con nuevo albor rosado

XX la sombra desgarró del caos eterno.
   Desnúdase uno de su ser prestado
   y ya de los despojos ataviado
   otro se ufana (¡mísera ufanía!)
   que también de la Madre Tierra al seno

XXV baja a su vez en el prescrito día.
   Fecunda al campo que hoy florece ameno
   el polvo del que ayer le poseía...
   Mas ¿dó me alejo? De la tierra mala,
   puede los vicios enmendar sudando

XXX el hombre...

ii Otra redacción:


que de plantas y brutos tallecidos

  -[26]-  

iv Otra redacción:


a levísimo polvo reducidos.

xv-xvi Otra redacción:


Regló de esta manera
el Padre omnipotente
los hados y el gobierno

xxii-xxiv Otra redacción:


y de aquellos despojos ataviados
otro se ufana ya (¡breve ufanía!)
que también a la tierra al vasto seno

xxviii-xxx Otros intentos de redacción:



Mas ¿dó me alejo? De la tierra mala,
puede los vicios enmendar el arte
mezclándole otra tierra,

Mas ¿dó me alejo? De la tierra mala,
mezclándole otra tierra, enmienda el vicio:
de la que húmeda exhala


a la que infecta exhala
malos vapores, purgue el sol...

Segunda redacción:



   Pero donde la tierra no contiene
   la ceniza, disuelta ya y menuda,
-[27]-
   de animales y plantas, nada viene
   que con alegre carga el hombre acuda.

Va De cuanto de Natura el ser recibe
   (o vegetal o sensitivo fuere)
   ofrece a lo que vive
   necesario sustento lo que muere.
   No para siempre la tirana Parca

Xa en sus garras la exangüe presa abarca,
   antes en otras formas la convierte,
   que pasen la celeste lumbre luego,
   y brilla alimentado por la muerte
   de la vital antorcha el sacro fuego.
-[28]-
   Ni se ha dado tampoco a lo terreno
   para siempre gozar la lumbre etérea.
   Despójase uno de su ser prestado,
   y otro ya empavonado

Vb ufanándose está (¡breve ufanía!)
   con los despojos, que también al seno
   de la antigua materia
   ha de volver en el prescrito día.
   Regló de otra manera

Xb el Padre omnipotente
   los hados y el gobierno
   de la terrestre creación viviente
   en aquella primera
   aurora que con nuevo albor rosado

XVb la sombra desgarró del caos eterno.

  -[29]-  

iva-ixa Otras redacciones:



que con larga cosecha al hombre acuda.
Pues cuanto en la tierra se concibe


En todo lo que vario el mundo exhibe
es ley común, que ofrezca a lo que vive
necesario alimento lo que muere

es ley común, se injerte en lo que vive


es ley común, se infunda en lo que vive


es ley común, que pasea lo que vive

En todo cuanto vario el mundo exhibe
lo que vivió sustenta a lo que vive

No para siempre la tirana Parca
en sus garras la exangüe presa abarca,
antes en otras formas la convierte,
do la vital antorcha es infundida,
y brilla alimentado por la muerte
puro, inextinto el fuego de la vida.

[El Padre omnipotente]
de todo lo viviente
así regló los hados.
No para siempre la tirana Parca
en sus manos la exangüe presa abarca;
antes en otras formas la convierte,
que la lumbre vital reciben luego


que la celeste lumbre pasan luego


do a la vital antorcha se recibe


do otra vez el genial calor se anida


do otra vez el vital calor se anida


y sobre los escombros de la muerte
florece el orbe y renovado vive.


y brilla alimentado por la muerte
puro, inextinto el fuego de la vida.


do otra vez la celeste antorcha anida,
y brilla renovado por la muerte
hermoso y puro el fuego de la vida.

  -[28]-  

iiib-viib Otros intentos de redacción:



Que negóse al terreno
polvo gozar por siempre


polvo pacer por siempre

Ni es dado a ser terreno
pacer por siempre el aura dulce eteria.


pacer sin fin la alegre lumbre eteria.


para siempre gozar la lumbre eteria.


respirar para siempre el aurea eteria.

Cuál se desnuda de su ser prestado
y cuál ya engalanado


desnúdase uno del vivir prestado
y ya el otro engalanado
se está ufa[nando]...


ufanándose está (¡breve ufanía!)
en los despojos, que también al seno
de la común materia


Hoy ufanarse (¡mísera ufanía!)
en el despojo ajeno


ufanarse una hora en el ajeno
despojo; en la siguiente
de la Madre Común volverle al seno


volverle de la Madre Tierra al seno


bajar con él de la Gran Madre al seno,
tal es el fardo del vivir terreno.

¡Ay! de otro modo el Padre omnipotente
ordenara los hados y el gobierno


determinó los hados y el gobierno
de la terrestre gente


de la mundana gente
-[29]-


de todo lo viviente
en aquella alborada
primera, que con nuevo





   ¡Ay! en otra manera
   el Padre omnipotente,
   ordenara los hados y el gobierno
   de la terráquea gente

V cen aquella primera
   aurora, que con nuevo albor rosado
   la sombra desgarró del caos eterno.
   Sin término el vivir le fue acordado,
   blanda paz, inocencia, y bienandanza;

Xc deleite sin rubor, y sin hastío,
   sin valla el campo y la ciudad sin muro,
   y sin fraude el amor y sin mudanza;
   ni fue del bien futuro
   incierta mensajera la esperanza

xc Otra redacción:


sin leyes, inocencia y bienandanza

296. Otras redacciones:


   Interminable ser le fue acordado,


   Perdonable vivir le fue acordado,

299. Primera redacción:


   y sin fraudes amor y sin mudanza

303. Comenzó la redacción:


   osó probar la prohibida fruta

  -[30]-  

307. Primera redacción:


   que la raza viviente

309. Primera redacción:


   Ni sola vino; en densa tropa llega

313. Primera redacción:


   que puso valla al campo

317-320. Intentos de redacción:


   Ya suena el yunque herido; y se lanza
   al mar la nave que desplegó a la brisa
   túrgidas velas; ya la reja doma
   el crudo suelo; el hijo de la selva


   ya gime el yunque; el bruto su pujanza
   rinde al hombre; el bajel tendió a la brisa


   túrgidas alas el bajel; ya doma
   la reja el campo; el hijo de la selva

322. Comenzó a redactar:


   la baya amarga...

329. Primera redacción:


   de la frescura eteria

  -[31]-  

332-348. Primeros intentos de redacción:



   Por eso aquellos campos que ha dejado
   mudando lecho, o los que cubre hinchado,
   de tiempo en tiempo un caudaloso río
   (del cual vagando visitó no pocas

Vregiones, y mordaz limó mil rocas,
   cuyas leves mezcladas partecillas
   acá y allá se asientan,
   y más el que contempla a sus orillas
   ciudades y risueñas alquerías).

X Estos la palma con razón tuvieron
   de la fertilidad. Los que cubrías
   afortunado Nilo, tales fueron

iii Otros intentos de redacción:


un crist[alino río]


o que de tiempo en tiempo cubre hinchado

vi-ix Otros intentos de redacción:



cuyas desmenuzadas partecillas
leves rodando, acá y allá se asientan,
y más el que contempla a sus orillas
haciendas y ciudades


ciudades y alquerías que frecuentan


ciudades y alquerías


pastos alegres, florecientes villas

y sobre todo aquel cuyas orillas



cuyos diversos át[omos]


cuyos varios fragmentos


cuyas menudas partes acarrea;

y más aquel que vea


y más aquel que a sus orillas vea
ciudades y risueñas alquerías

xii Aparecen después de este verso, los siguientes intentos:


De pingües justamente
alcanzaron renombre. La corriente


han alcanzado estima

Segunda redacción:


   Que con diente voraz mil rocas lima
   el agua en su veloz huida, y lava
   laderas mil y mil quebradas cava;
   y arrastrando las varias partecillas,
-[32]-
   por doquiera que va lo envuelve todo
   en prolífico todo;
   y aquella mucho más, cuyas orillas
   frecuenta el hombre y cubren torreados
   pueblos y alegres quintas y ganados.

337. Otra redacción:


   mordaz el agua lima cuanto toca

339. Otra redacción:


   que hoy la detiene, al fin deshecha en leves
   átomos que jugando


   en vano lo resiste


   en vano por un tiempo le resiste


   al fin en leves átomos deshecha
   acata su poder

341. Otra redacción:


   y de las varias leves partecillas

344-348. Otra redacción:


   Mas el raudal que mira a sus orillas
   alegre sucesión de torreados
   pueblos y bellas quintas
   y fugitivo lleva
   de hombres, brutos y plantas los despojos


   de hombres, brutos y plantas las ruinas

348-350. Otras redacciones:


   de hombres y brutos, tal la egipcia
   tierra...
   ufano con las parias de la Etiopia,
   Padre Nilo, enriqueces con tu limo.


   inundando enriqueces con tu limo.

  -[33]-  

351-352. Otros intentos de redacción:


   llevas a Egipto; de allí del venturoso
   agricultor bendice las f[atigas]

354. A continuación de este verso aparece suelto y sin tachar el siguiente verso:


   Ni a todo fruto es una tierra propia

359-362. Otras redacciones:


   o donde umbroso toldo no entreteja
   el mismo vegetal que se cultive,
   o do en fin escurrir las aguas deja
   de la ladera el rápido declive.


   do frondoso a la tierra no proteja
   el vegetal que de ella el ser recibe,
   o donde no proteja
   con su sombra a la tierra
   el vegetal que della el ser recibe,


   o donde no proteja a la tierra
   el vegetal que en ella se cultive,


   do frondoso a la tierra no proteja
   el vegetal que en ella se cultive,

363. Comenzó a redactar:


   Del uno al otro polo
   todo ordena...

363-364. Primera redacción:


   Ya bajo el ecuador, ya bajo el polo
   cada planta su patria reconoce;
   y el temple en que se place; mas la altura

Segunda redacción:


   Ya bajo el ecuador, ya bajo el polo
   ya en zonas, do al color sigue la nieve

  -[34]-  

367-368. Primeros intentos de redacción:


   Mas el terreno ecuatorial que al cielo


   Mas si el terreno que en las altas cumbres,
   se eleva más a la región aérea


   se eleva más a la región etérea
   En las altas cumbres, cuanto el suelo...


   En las montañas cuanto más el suelo
   Mas cuanto altivo se levanta al cielo
   un monte ecuatorial, su cumbre tanto


   Mas cuanto empina su cerviz al cielo
   un monte ecuatorial, tanto su cumbre
   Mas cuanto erige el ancha espalda al cielo
   un monte ecuatorial, tanto parece


   un monte ecuatorial, tanto se templa


   un monte ecuatorial, tanto su clima

369-372. Primeros intentos de redacción:


   del prolífico suelo


   del prolífico ardor


   su clima y si la ardiente falda


   su clima y si la adusta falda
   orna de cocos y de negra palda,
   en sus laderas la cereal espiga


   en sus laderas la rubia espiga
   ofrece grato hospicio.


   hospicio grato ofrece.

  -[35]-  

378-381. Primeros intentos de redacción:


   un monte ecuatorial, cuanto a la pura


   un monte ecuatorial, tanto en frescura
   el clima va ganando


   va ganando el mudable clima...


   va poco a poco el...


   y tanto muda el bosque su apariencia


   y tanto el bosque su apariencia altera


   y tanto el bosque su apariencia muda
   otra en la falda hojosa


   otra en la falda umbrosa


   otra en la cima umbrosa


   otra en la yerma cima
   de la silvestre población frondosa.


   de la nativa población frondosa.


   de la verde población frondosa.


   Allá casi desnuda


   Allá de grandes árboles desnuda
   la no de humanos pies
   tocada cima...


   yerma arriba y desnuda
   ve bajo de sí la solitaria cima


   oye mugir la tempestad furiosa;


   bajo de sí...


   Acá la palma se levanta airosa,
   y cubiertos de juncos trepadores
   los árboles mayores
   ven de sus ramas descolgarse al viento


   no de otra suerte que en color


   otra en la falda, y otra en la eminencia


   otra vive en la falda calurosa,


   otra es la planta que en la falda hojosa


   y si en la falda, ardiente

  -[36]-  

388-394. Otros intentos de redacción:


   Arriba, en menos abrazado asiento,
   la americana encina
   crece, y de la balsámica fragancia


   se erig[e] y la balsámica fragancia
   del liquidámbar chupan auras leves;


   arriba, apenas asaltan estivales nieves


   arriba, apenas asaltan eternas nieves


   en vano asaltan al...


   vestido arriba de brumales nieves


   mientras arriba de brumales nieves


   mientras envueltos en infaustas nieves
   arriba reina con rigor eterno
   sobre...


   reina con ceño eterno


   reina en la alta región
   sobre infecundas rocas el invierno


   sobre desnudas rocas el invierno


   mientras arriba el crudo invierno
   en triste arreo de brumales nieves,


   reina en la alta región con ceño eterno
   sobre los yermos picos el invierno.

  -[37]-  

397. Primera redacción:


   su propio clima y suelo

399-419. Primera redacción:



   Mas cuanto eleva la ancha frente al cielo
   un monte ecuatorial, tanto en frescura
   gana el adusto clima, y de apariencia
   muda la alpestre población frondosa,

V y si en la falda expuesta a la violencia
   de tórridos calores
   la enhiesta palma se levanta airosa
   y cubiertos de juncos trepadores
   los árboles mayores

X ven descolgarse de su copa anciana
   follaje extraño y peregrinas flores;
   luego en más fresco asiento
   se levanta la encina americana
   y el viento la balsámica resina

XV del liquidámbar bebe,
   y su vellosa flor abre la quina
   mientras con ceño eterno
   crece, en arreos de erizada nieve,
   sobre los yermos picos el Invierno.

Segunda redacción:



   Mas cuanto se sublima
   un monte ecuatorial, tanto en frescura
   gana el adusto clima, y la apariencia
   va por grados mudando el bosque umbrío,
-[38]-

Va y si en la playa expuesta
   a la violencia de perpetuo estío
   la altiva palma se levanta enhiesta
   o cubiertos de juncos trepadores
   los árboles mayores

Xa ven asombrados, de su copa anciana
   apenas flores descolgarse al viento
   en menos bajo y más templado asiento
   la americana encina
   se levanta lozana;

XVa su aroma el viento al liquidámbar bebe,
   y su velloso nardo abre la quina
   mientras con ceño eterno
   crece en arreos de escarpada nieve
   sobre los yermos picos el Invierno.

iiia-iva Otros intentos de redacción:


gana el malsano clima


el insalubre clima va ganando


muda la selva umbría


muda el boscaje...


el bosque muda...

  -[38]-  

va-viia Otra redacción:


y si en la playa expuesta
a los ardores de perenne estío
la altiva palma se levanta airosa


la airosa palma se levanta enhiesta


solaza al [viajador la palma enhiesta]


consuela al viajador la palma enhiesta,
que alimento le ofrece, y toldo umbrío
a donde vienen de parleros papagayos


a donde de locuaces papagayos
viene a mecerse la parlera tropa

xia Otra redacción:


con extraño follaje
descolgarse un festón de airosas flores

420-431. Primera redacción:



   En lomas elevadas (mas no tanto
   que el crudo Enero la verdura tale)
   medra el café también, la yuca medra,
-[39]-
   ni el caolí se arredra

V de dorar su mazorca; y tanto vale
   del aire la frescura
   que no demanda riego el arbolillo.
   Ni tanta allí del monte la espesura,
   ni con la mala hierba el escardillo

X ha tanto que lidiar.

vi-x Otras redacciones:


de la lluvia y rocío la frescura,


de la lluvia y del aire la frescura,


la nativa frescura
que no demanda riego el arbolillo.
No es tanta allí del bosque la espesura,
como [a] orillas del Tuy, ni el escardillo


como del Tuy en la lozana margen;


como del Tuy en la ribera ardiente,
ni con la mala hierba el escardillo
ha tanto que lidiar.



421-422. Estos dos versos son resultado de diversos intentos de redacción:


   que el crudo Bóreas o la escarcha fría
   aje a la tierra el florecido manto)


   que el crudo Bóreas la verdura tale


   que el crudo Bóreas los pimpollos tale


   o la escarcha a la tierra


   ni con escarcha fría
   deslustre Enero el florecido manto

425. Primera redacción:


   de dorar su racimo; y tanto vale

428. Primera redacción.


   No es tanto allí del bosque la espesura

  -[40]-  

436. Primera redacción:


   nación mariche, y donde el teque altivo.


   mariche gente, y donde el teque fiero.


   mariche gente, y donde el teque altivo.

437-445. Primera redacción:



   Si tanto empero un monte se elevare
   que ni el caolí estivo
   ni la mandioca prosperar dejare,


   Si tanto empero el alto clima fuere
   que ni sembrar la yuca permitiere
   ni el fecundo caolí, o la peruana
   papa con todo alimentar podría.
   Y podría también a la manzana
   europea adaptarse
   y a la poma persiana


   y a la almendra temprana

   y al manzano europeo convendría,

   criar puede con todo...

   Si tanto empero el alto clima fuere,
   que ni sembrar la yuca permitiere
   ni la haitina mazor[ca]
   de rubia [cabellera]


   de roja cabellera,


   puede nutrir nostante la chilena
   papa su harina...


   papa su globo, y puede la manzana
   de europeas regiones,
   a perfección llegar, y la preciada
   pérsica poma...

  -[41]-  

446-449. Primer intento de redacción:



   En las húmedas vegas, donde...


   En hondas vegas, donde
   estío cuece de la ardiente zona,
   tiñe de negra púrpura el cacao
   sus cóncavas mazorcas; y se cubre

   En hondas vegas que el eterno estío
   de la tórrida zona cuece y tuesta;

   En hondas vegas por el sol tostadas
   tiñe de negra púrpura el cacao
   sus cóncavas mazorcas; mas los rayos
   del sol le ofenden...


   sus cóncavas mazorcas; mas no sufre
   los meridianos rayos, y de erguidos
   árboles pide la paterna sombra


   los meridianos rayos, y de erguidas
   matas pide la paterna sombra


   sus cóncavas mazorcas; mas no sufre
   el meridiano sol, y de gigantes
   matas pide la paterna sombra


   los meridianos rayos, y requiere
   de la erguida eritrina la tutela.


   los meridianos rayos, y al colono


   pide la paterna sombra al colono

   En hondas vegas por el sol tostadas,
   o donde en bajos llanos,


   o en llanos calurosos


   o en bajos llanos, donde supla el riego
   el dulce humor de las nativas aguas,


   el dulce humor de las nativas linfas,


   supla la falta de nativas linfas,

   En hondos llanos que el eterno estío
   de la tórrida zona cuece y tuesta
   es necesario que en los secos meses
-[42]-

   En bajos llanos por el sol tostados
   es necesario que industriosa mano


   es necesario que la humana industria


   debe el colono la humedad fecunda
   mantener, desangrando en largas venas
   los vecinos raudales, o trayendo


   los próximos raudales, o trayendo
   en altos cauces las lejanas ondas

449-456. Primera redacción:


   Allí sus blancas flores el arbusto
   de Arabia desenvuelve; allí sus hojas
   el plátano lustroso; allí su tallo
   nectáreo eleva la otaitina caña;
   ni rehusan del trigo americano


   ni del maíz rehusan las espigas


   ni el trigo americano sus espigas
   rehusa fecundar; mas en las lomas
   de elevadas regiones,


   ni el trigo americano sus espigas
   ve malograr, ni el algodón sus copos.

457-464. Primeros intentos de redacción:



   Pero en menos ardientes vegas


   Pero la rubia Ceres más templada
   habitación requiere, y el enano
   cambure, oriundo de africano suelo

   Mas la rubia Ceres más templada
   habitación reclama, y el cambure
   de africana extracción, y el dominico


   habitación reclama, v el ameno
   cambure, hijo del África remota

   Mas la rubia Ceres más templada
   habitación reclama, y el cambure
   de africana extracción, y los frutales
   que debe a Europa el colombiano suelo

   Mas el dorado trigo, y el cambure
   de africana extracción, y los frutales
   que debe a Europa el suelo colombiano,
   menos ardiente habitación reclama.
-[43]-

   No desdeña el café las frías lomas
de elevadas regiones, como nunca

   No desdeña el café las cumbres frías
   de altas regiones donde nunca injurie
   la ruda escarcha sus pimpollos tiernos;

   No desdeña el café las cumbres frías,
   mas no tan elevadas que sofoquen


   mas no tan eminentes que haya injuria

   No desdeña el café las cumbres frías,
   como la escarcha su verdor no injurie;


   su delicado germen las...


   pero la helada...


   mas las escarchas...

   No desdeña el café las cumbres frías

   No repugna el café las altas cumbres,

Las frías cumbres el café no esquiva
   como no injurie sus pimpollos tiernos
   la ruda escarcha; ni apetece en ellas
   otro alimento, que los aires puros,
   y la lluvia y las nieblas y el rocío.


   la lluvia y leves nieblas y el rocío.

ni otro alimento en ellas que la lluvia,
   y el aire puro, y la delgada niebla,


   el aire puro, la delgada niebla,
   y el nocturno rocío, necesita

A continuación escribe Bello las siguientes líneas, como anotación en prosa del tema poético que va desarrollando: Cambure, papas, trigo, frutas europeas, piden habitación más templada. La yuca (tachado: sufre) se da por todas partes. El café sufre el frío de las lomas bajas, y más que todos la caña.

Después de esta nota reemprende la elaboración poética:



   Mas en las lomas frías no requiere
   la planta vigorosa otro alimento
   que las lluvias de Julio


   que las anuales lluvias y el rocío
   el aire puro y la delgada [niebla]
-[44]-

   Mas en las frescas lomas no requieren
   las plantas vigorosas el socorro
   de artificiales riegos: contenta
   con las anuales lluvias y el rocío
   el aire puro y la delgada niebla


   las leves nieblas y los aires puros
   vive la planta allí...


   trabaja a[llí]...

463. Primera redacción:


   de sus dulces racimos agobiado;


   de pálidos racimos agobiado;


   bajo su dulce carga


   lózanse allí las frutas europeas,
   y la rosa, y los lirios

465. Primera redacción:


   En hondas vegas...

467. Primera redacción:


   y que perennes aguas humedecen

475. Primeros intentos de redacción:


   Allí las formas todas ves juntarse.


   Las formas todas vense allí juntar.


   Las formas todas miro allí juntarse.

  -[45]-  

488. Primera redacción:


   Esta flota en las aguas, ésta gira
   como enroscada sierpe, haciendo espi[ra]

491-492. Primera redacción:


   Abrazando tal vez el tronco añoso;
   cuál ama el claro día, otra la sombra,


   una ama el claro día, otra la sombra,
   una el seco terreno, otra el jugoso.


   una las secas lomas, y otra el llano.


   una la enjuta loma, y otra el llano.
   Unas a otras se cruzan y enclavijan


   Mutuamente se cruzan y enclavijan
   laureles, mirtos, palmas, vides, yedras,


   laureles, mirtos, yedras, vides, palmas
   mutuamente se cruzan y enclavijan;
   todo poblado está; las duras piedras


   todo vestido está; la loma, el llano;
   doquiera dulce sombra,
   doquiera flores: en el todo


   todo apiñado está: falta la tierra
   a las raíces; y a las ramas


   todo apiñado está: viene a las ramas
   escaso el aire, el suelo a las [raíces]
-[46]-


   falta el aire a las raíces...


   todo apiñado está: mirtos y gramas,
   laureles, palmas, vides, lirios, yedras,


   Cedros, ceibas, laureles, mirtos, vides
   apiñados están;
   disputándose ansiosos
   por gozar las felices
   auras y clara luz, eterna guerra
   hacen, y a las raíces
   angosto viene el gremio de la tierra.

511. Primera redacción:


   Allí el mamey su naranjada poma

514-521. Primera redacción:



   De condición distinta
   debe ser la campiña, donde lleve
-[47]-
   sus penachos de nieve
   el algodón, y el negro añil su tinta.

V Allí Naturaleza
   determinó con límite seguro
   la lluviosa invernada;
   ni del copo inmaturo
   viene a injuriar la cándida belleza,

X o del añil la savia delicada,
   por el aire batiendo
   las empapadas alas, cierzo frío.

iv Otra redacción:


el algodón, y dé el añil su tinta.

xi Comenzó a redactar:


sobre

524-526: Primera redacción:


   de sed el monte, y aun la enjuta vega,
   súbito horror de nubes se congrega
   en el olimpo, y recios aguaceros


   en el olimpo, y la llanura anega

533-535. Primera redacción:


   ya cuando el pardo velo
   tiende la noche, o cuando Apolo sube
   o en un yermo de luz convierte el cielo;

535. Otro intento de redacción:


   o si descoge el tenebroso velo

  -[48]-  

539-545. Primera redacción:


   y cruza el aire en hombros de los vientos
   vaga hueste de nubes, que ya trae


   vaga hueste de nubes, que reparten
   la suspirada lluvia a los sembrados.
   Estas las leyes son que el año parten
   en tus valles, Aragua, afortunados.

546-547. Primera redacción:


   Tal es el suelo do la rica almendra
   que hace tu gloria, cara patria mía,
   en mazorcas de púrpura se cría.
   Allí también acendra


   Tal es el suelo do la rica almendra
   un tiempo tu riqueza,
   en sus urnas de púrpura se cría

553-564. Primera redacción:



   su dulce tallo, y su raíz la yuca,
   que tósigo dañoso
   encierra a un tiempo mismo y pan sabroso
   y da el caolí su arropada espiga
-[49]-

V y la húmeda rizófora su grano
   y a fallecer obliga
   la pesadumbre de la hermosa carga
   al rollizo banano,
   el más precioso bien de los que en larga

X copia virtió Pomona
   sobre los hijos de la ardiente zona;
   el fecundo banano, cuya fruta
   la pobre mesa del esclavo adorna,
   o, cuando al sol enjuta,

XV la cruda pulpa en áurea miel se torna
   con las viandas compite
   del señoril opíparo convite;
-[50]-
   el plátano que da mullido lecho
   al siervo en su follaje, y cubre el techo

XX de la humilde cabaña;
   y no por sol o lluvia o norte helado
   las esperanzas de su dueño engaña;
   vegetal bienhechor, que no forzado
   de humanas artes rinde el premio opimo

XXV y ni es al rastro deudor, ni al arado
   ni a la corva segur de sus racimos.

  -[51]-  

iv A partir de este verso escribe al margen del manuscrito los siguientes intentos de redacción:


Allí el maíz en su arropada espiga


Y su arropada espiga
dora el maíz, y...


Allí sazona su arropada espiga
el trigo indiano


el maíz, y rizófora su grano,
-[49]-


y el maíz dora su arropada espiga,


y da el maíz su arropada espiga,
y al banano fatiga


El banano, primero de los bienes


El banano, primero de los dones
que a la tórrida zona en copia [larga]


copia asignó Pomona
a la tórrida zona;


que da su sabrosa...


que da su rico...


no la desdeña el señoril convite
el banano que da mullido lecho

xii-xxvi Otra redacción:



el fecundo banano cuya fruta
la pobre mesa del esclavo adorna;
y después que su pulpa al sol enjuta
en hilos de sabrosa miel se torna;
no la desdeña el señoril banquete.
No por calor, o por lluvia, o norte helado
las esperanzas de su dueño engaña.

el fecundo banano cuya fruta
la pobre mesa del esclavo adorna;
y aun la del amo, cuando al sol enjuta
la cruda pulpa en hilos


en hilos de dorada miel [se torna]


su cruda pulpa, en áurea miel se torna,
-[50]-


el fecundo banano cuya fruta
la pobre mesa del esclavo adorna;
y después que su pulpa al sol enjuta
en hilos de dorada miel se torna,
no la desdeña el señoril banquete.
No por calor, o por lluvia, o norte helado


No de Agosto la saña


No de Julio la saña
ni la lluvia, ni el norte destemplado


No el norte helado, no del sol la saña


No el frío norte, no del sol la saña
las esperanzas de su dueño engaña.
Dócil, no violentado,


el fecundo banano cuya fruta
la pobre mesa del esclavo adorna;
y aun la del amo, cuando al sol enjuta
en hilos de sabrosa miel se torna;
no el norte helado, ni del sol la saña


No el frío norte, no del sol la saña
las esperanzas de su dueño engaña.


No de agosto la saña
ni la lluvia, ni el norte destemplado,
dócil, ni violentado,
las esperanzas de su dueño engaña.

572-575. Primeros intentos de redacción:



   Así ves coronarse tu ribera
   de rico añil y de algodón...


   de añil y de algodón, que el mundo envidia;
-[51]-


   de hermoso añil y de algodón precioso


   de añil lozano y de algodón precioso


   Así en ellas prospera


   de algodón que no envidia al...


   de preciado algodón, de añil que iguala
   al de la venturo[sa] Guatemala

   al que vende la rica Guatemala


   del añil que robaste a Guatemala


   Así ves coronarse tu ribera
   del añil, que robaste a Guatemala
   y de algodón que envidia da a Bengala


   de añil y de algodón que no cediera


   y con tu añil, famoso, Guatemala


   y con tu añil, amena Guatemala


   ni del añil, florida Guatemala

576-581. Primeros intentos de redacción:


   Así en ella prospera
   la dulce caña; y ni el café rehusa,
   ni el áureo trigo, ni la haitina musa
   que guardo el nombre de su patria antigua,
   ni el cambure de origen ofricano


   Así también la yuca, así prospera
   la dulce caña; ni el café rehusa,
   ni el dorado maíz, ni el fruto enano
   del cambure africano
   ni el rubio trigo, ni la haitina musa
   que guarda el nombre de su patria antigua

582. Comenzó a redactar esta parte relativa al lago de Valencia en la forma que se trascribe:


   Así crece en tu margen, Tacarigua,
   rey de los lagos...



ii Otra redacción:


(rey de los dulces lagos, que enriquece

  -[52]-  
   El más hermoso de los dulces lagos


   Así en tu margen crece,
   rey de los dulces lagos, Tacarigua,
   aromoso tabaco, que abaste[ce]


   el tabaco, aromoso;
   y la naranja...


   y el árbol chino su áurea poma ofrece
   letal veneno a un tiempo y pan sabroso



   A la margen así de Tacarigua
   (rey de los dulces lagos, que humedece
   de la nueva Valencia, el campo ameno,
   y con el claro humor se ensoberbece

V que a su plateado seno
   arrastran cien raudales en tributo)
   el tabaco aromoso también crece
   y cuanto vario fruto
   en premio dan de su industrioso empeño

X el Aragua y el Tuy al caraqueño

vii Otras redacciones:


el tabaco aromoso verdeguea,


el tabaco aromoso reverdece


   ¿Olvidaré tu margen Tacarigua?
   ¿Tú, plateado lago, que enriqueces
   de la nueva Valencia el campo ameno,
   y con el dulce humor te ensoberbeces
   Vaque arrastran en tributo
   cien hermosos raudales a tu seno?
   ¿Cuál es, de cuanto fruto,
   en galardón de su industrioso empeño,
   da el Aragua, da el Tuy al caraqueño,



Xa el que tu suelo a madurez no lleva?
   Que tanto crece el jugo de la gleba,
   tanto el frescor de la campiña herbosa,
   cuanto más a tu orilla cenagosa
   vecina está, y ofreces deste modo

XVa a cada especie el suelo que le agrada,
   desde el enjunto añil hasta el beodo
   arroz que alegre entre las olas nada

xvia Otra redacción:


desde el adusto añil hasta el beodo



   Tal es también tu margen Tacarigua,
   tu, plateado lago, que humedeces
-[53]-
   el ameno distrito de Valencia,
   y con el dulce humor te ensoberbeces

Vb que llevan en tributo
   cien hermosos raudales a tu seno.
   ¿Cuál es el rico fruto,
   que tu distrito a madurez no lleva?
   Que tanto crece el jugo de la gleba,

Xb tanto el frescor de la campiña herbosa,
   cuanto más tu ribera cenagosa
   vecina deste modo
   el suelo ofreces conveniente a cada
   siembra, desde el añil a quien agrada

viib-viiib Otra redacción:


¿Cuál estimado fruto
tu almo distrito a madurez no lleva?



   ¿Da acaso el Tuy o da el Aragua un fruto
   que a madurez no lleva
   de tu almo suelo la fecunda gleba?
   ¿O tiene el mundo entero

Vc distrito más amable y placentero
   que el que en torno se extiende
   a tus cristales puros?
   ¿O bella perspectiva que solace
   la vista como tú, del pasajero

Xc cuando de mil colores tu horizonte
   se cubre, y tú embozado en niebla leve
   un mar figuras de ondeante nieve?
-[54]-
   O sea que la sombría
   noche tienda sus lóbregos capuces

XVccuando en tu faz la luna se retrata
   y vislumbres de plata

ic-vic Otros intentos de redacción:


¿Que no da el Tuy ni da el Aragua un fruto


Porque cuál es de Arag[ua]


de tu alma orilla la fecunda gleba?


de tus orillas la fecunda gleba?


Ni el Aragua ni el Tuy producen fruto
que no dé sazonado tu terreno.
Ni tiene el orbe tan feliz distrito
más risueña ribera
que el que a tu cristal en torno yace

ixc-xviiic Otros intentos de redacción:


y el alma embargue en calma deleitosa,
sea que el alba con su pie de rosa


del alto olimpo con su pie de rosa


y se tiñe de grana tu horizonte


se tiñe y un mar figura en niebla leve


aurora el quicio de oro
-[54]-


el umbral de oro del olimpo monte


o por la noche umbría


o por la noche fría


cuando tienda la noche umbría


cuando tienda la noche fría


o por la noche fría
con la cabaña alterna la alquería,
con el campo la villa populosa,

599-601. Primeros intentos de redacción:


   o reina la tiniebla


   cuando la luna en tu cristal se mira


   y en tu cristal la luna se retrata,


   o la parda tiniebla


   o cuando se derrama la tiniebla


   o cuando la tiniebla ocupa el orbe.

605. Primeros intentos de redacción:


   y luciérnagas bellas


   o luciérnagas bellas
   van por la sombra líquida cruzando
   cual escuadrón de alígeras estrellas;


   cual volador ejército de estrellas;


   y de cucuyas mil falanges bellas


   y de cucuyas mil bandadas bellas


   y de cucuyas mil legiones bellas
   por la líquida sombra van volando

  -[55]-  

609-612. Primeros intentos de redacción:


   y miles de vivientes por la tierra


   y por la tierra y por el aire miles
   de felices vivientes juguetean
   y se llena la selva de armonía?


   y se hincha todo el bosque de armonía?

613. Primera redacción:


   Pero otro suelo pide ya tu canto,

615-622. Primeros intentos de redacción:



   ¡Oh si como a ninguna
   región, la tuya, Venezuela, cede
   y como fuiste de Natura esmero
   de tu indolente habitador lo fueras!
   Entonces no pidieras
   ningún fruto...


   Que al avaro extranjero
   fruto ninguno pidieras;


   ningún fruto pidieras,
   y entonces en tus colinas elevadas
   fructificar con el olivo el pero


   y en tus colinas elevadas vieras


   y en tus montañas elevadas vieras


   y en tus cimas elevadas vieras


   y vieras en tus cumbres
-[56]-


   Mas ¡oh si cual no cede
   la tuya, Venezuela, a tierra alguna,
   y como fuiste de Natura esmero,
   de tu indolente habitador lo fueras!
   Que entonces fruto alguno


   Que fruto alguno entonces no pidieras
   a las avaras naves del ibero;


   a las odiosas naves del ibero;
   y en tus montañas vieras
   fructificar con el olivo el pero.


   que ningún fruto entonces


   que ya fruto ninguno


   que de fruto ninguno ya serías


   que ya fruto ninguno esperarías


   que de nada serías
   deudora...


   Que envidia no tuvieras
   a las ricas vendimias del ibero


   Que a las ricas vendimias del ibero


   y madurar verías
   cuanto fruto te vende el extranjero


   envidia no tuvieres


   que envidia no tendrías



   que envidia no tuvieras
   a las vendimias del distante ibero;


   que ni el vino bebieras
   pisado en los lagares del ibero;


   que en iberos...

619-625. Otras redacciones:


   Que al ávido extranjero
   fruto ninguno entonces pediría


   Que a las odiosas naves del ibero
   fruto ninguno entonces pedirías
-[57]-


   fruto ninguno entonces pedirías
   a las odiosas naves del ibero


   al ávido extranjero,
   y en las alturas frías,
   do ahora inútil bosque abriga fieras,
   cabe el olivo y el nogal verías
   madurarse las uvas y las peras.

626-635. Primera redacción:



   Antes que todo, si una selva umbría
   tienes que desmontar, mira primero
   que en propicia estación postre el acero
   la maleza intrincada,

V y sus húmedos jugos evapore
-[58]-
   al sol abandonada,
   para que fácilmente en ella prenda,
   y de una vez el fuego la devore.
   No sea que la lluvia te sorprenda,

X y haya caído el alto bosque en vano.

ii-x Otros intentos de redacción:



tienes que desmontar, postre el acero
temprano la maleza enmarañada,


los corpulentos árboles temprano
y toda la maleza enmarañada;
y expuesta a los ardores del verano
su humedad se evapore
no sea que importuna la lluvia...

que en propicia estación el corvo acero
los corpulentos árboles abata
y toda la maleza enmarañada;
y que el calor la prive
de su humedad...


y que el sol poco a poco seque


y que de su humedad el sol la prive
de la materna tierra separada;


y los nativos jugos evapore


sus naturales jugos evapore


todos sus jugos evapore


muera, y sus jugos todos evapore;


para que el fuego sin afán la encienda
y de un extremo al otro la devore
no sea que la lluvia te sorprenda
y hayas con hacha y hoz sudado en vano.


para que prenda el fuego fácilmente


para que prenda sin afán la llama
-[58]-


para que el fuego prenda fácilmente,
y de un extremo al otro la devore
no sea que lo impida
de las primeras lluvias la avenida,
y el siervo diligente
haya sudado con el hacha en vano


no sea que la lluvia de repente
aniegue...


no sea que la lluvia te sorprenda

636-650. Primera redacción:



   Antes que todo, si una selva umbría
   tienes que desmontar, cuida primero
   que el afilado acero
   en estación propicia la derribe

V y que de su frescura el sol la prive
   y sus vitales jugos evapore;
   para que prenda luego
   rápidamente el fuego
   y de un extremo al otro la devore;

Xantes que te lo impida
   de las primeras aguas la avenida.
-[59]-
   Mayo a Caracas la estación lluviosa
   suele traer. Por eso ya en la mano
   la cortadora hoz desde el temprano
-[60]-

XValborear de primavera hermosa
   empieza a relumbrar; suena la hojosa
   morada acá y allá

ii Otra redacción:


tienes que desmontar, postre pri[mero]

xii-vi Otros intentos de redacción:



Suele a Caracas la estación lluviosa
abril traer. Por eso ya en la mano
-[59]-
traer Abril; por eso ya en febrero

Suele a Caracas la estación lluviosa
Mayo traer. Por eso ya en la mano
la cortadora hoz desde Febrero
empieza a relumbrar; y la frondosa
morada acá y allá


empieza a desnudar la selva hojosa


empieza a desbastar la selva hojosa
la cortadora hoz

hace brillar en...


relumbra bajo el br[illo]


empieza a relumbrar en la frondosa
morada de los brutos el acero


a talar [la hojosa]...


a desbastar la hojosa


comienza en la arboleda nemorosa

Mayo a Caracas la estación lluviosa
suele traer; por eso ya Febrero
ve relumbrar en la arboleda hojosa
la cortadora hoz del jornalero

Suele a Caracas, la estación lluviosa
Mayo traer; por eso ya en Febrero


Mayo traer o Abril; y así en Febrero
a desbastar el arboleda hojosa


abrirse cuando el sol los cuernos


abrirse cuando al toro

Suele a Caracas la estación lluviosa
Mayo florido abrir


Suele en Caracas la estación lluviosa
abrirse en Primavera
y por eso temprano


y por eso no bien su frente hojosa
despojando Eritrina, el suelo estera


en Mayo abrirse; y luego que Febrero


en Mayo abrirse. Luego, pues, que Enero

Suele en caracas la estación lluviosa
ya al terminarse abrirnos primavera


ya hacia su fin abrirnos primavera


en su postrero tercio abrirnos primavera


En Caracas la bella p[rimavera]


Suele la primavera
en su mitad postrera
-[60]-


abrir al caraqueño en su postrera


al caraqueño en su mitad postrera

La bella primavera
en su mitad postrera
suele traernos la estación lluviosa
y por eso no bien el campo estera


A nuestro territorio primavera


En su mitad postrera
a nuestros labradores primavera

645-652. Otros intentos de redacción:



   Acá la primavera
   en su mitad postrera
   abre al colono la estación lluviosa;
   y por eso no bien su pompa hojosa

Va pierde el bucare, el jornalero esgrime
   la hoz desapiadada
   que tala de los brutos la morada.
   Acá y allá la oscura selva gime.
-[61]-
   No más frecuente el yunque de Vulcano

Xabajo el martillo infatigable suena;
   dobla los duros golpes el lejano
   eco del valle...

iiia-xiia Otros intentos de redacción:


suele traernos la estación lluviosa
y así cuando Febrero con la hojosa


y por eso no bien de su frondosa
cabellera el bucare se desnuda,


y por eso no bien el campo estera
con su melena hojosa


y apenas la frondosa
melena de eritrina el campo estera
a relumbrar empieza


y no bien al bucare
quita Febrero su melena hojosa


y apenas el bucare corpulento
de su hojosa melena se desnuda
ya se ve relumbrar el hacha aguda,
en la rústica [mano]


y por eso no bien de su frondosa
cabellera el bucare se desnuda;
ya a relumbrar empieza en la nervuda
mano la hoz; el alto bosque gime
bajo las hachas...


ya el jornalero esgrime
en la mano nervuda
la corva hoz; ya el alto bosque gime
bajo las hachas; no el martillo suena
tan frecuente en el yunque de Vulcano
-[61]-


y por eso no bien de su frondosa
pompa el alto bucare se desnuda


y por eso no bien su pompa hojosa
pierde el bucare ya en la fuerte mano
relumbra el hierro, y sin piedad se estrella;
suena el bosque oscuro
y redobla los golpes el lejano
eco del valle; tal el yunque duro


y redobla los golpes el lejano
eco del valle; cruje el tronco anciano
bajo las hachas...


eco; no de otro modo
bate el martillo el yunque de Vulcano


eco; no suele el yunque de otro modo
sonar bajo el martillo de Vulcano


eco de la montaña;


eco; no de otro modo
el yunque gime y el martillo hiere


suena batido el yu[nque]

657. Primera redacción:


   el ave y otro albergue no sabido

659-660. Primera redacción:


   Ah guarte, no la dé fatal venganza
   de la culebra el venenoso diente.

664-670. Primeros intentos de redacción:


   Mas rendido del hierro a la pujanza
   el bosque, y por el sol medio tostado,
   al punto el fuego sea
   en diferentes partes [aplicado]
-[62]-
   en partes diferentes aplicado
   de do a las otras le propague el viento.
   No empero al material la humosa tea
   primero arrimes


   No empero arrimarás la humosa tea


   No empero al seco material la tea


   No empero al pingüe pábulo la tea
   primero arrimarás, que un ancha valla


   antes arrimarás, que un ancha valla
   prevengas de antemano al elemento


   haya formado al rápido elemento
   cuya violencia todo lo avasalla,


   previnieras en torno extensa valla,


   antes arrimado que hayas


   antes que preparado hayas


   antes que hayas preparado


   tengas un dique al rápido elemento


   tengas en torno al rápido elemento
   una barrera que su curso ataje


   carrera el...


   a la furia...


   al rápido elemento


   una barrera al rápido elemento


   antes le arrimarás, que preparado
   hayas en torno, al rápido elemento


   antes arrimarás que una inviolable


   antes arrimarás que un vallado


   hayas formado al rápido elemento,


   hayas formado en torno


   al rápido elemento hayas formado


   póngase en torno
-[63]-


   antes arrimarás, que una muralla


   antes arrimarás, que de una valla
   impenetrable al rápido elemento


   antes arrimarás, que preparada
   al rápido elemento
   haya a su alrededor un ancha valla


   hayas un ancha valla


   un ancha valla al rápido elemento


   una barrera al rápido elemento


   al rápido elemento
   hayas en torno...


   el suelo despejando en torno
   de cuanto pueda darle


   de cuanto darte pueda nutrimento