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Breves consideraciones heterodoxas sobre las primeras ediciones de la «Celestina»

Jaime Moll





En las líneas que siguen no pretendemos resolver el problema bibliográfico de las primeras ediciones de la Celestina. Sólo señalar hechos, posibilidades, que nos permiten llegar a conclusiones, unas que creemos lógicas, otras más hipotéticas. Ante un panorama que se ha desarrollado a lo largo del siglo XX al compás de las sucesivas apariciones de ediciones desconocidas -esperamos que nuevas apariciones nos permitirán ir desvelando algunos de los problemas- queremos aportar algunas ideas, con la esperanza no de que se acepten, por lo menos totalmente, sino que sirvan de revulsivo y generen otras soluciones. Este trabajo es fruto -por aceptación o rechazo- de las lecturas y análisis que durante años hemos realizado de la labor de los numerosos investigadores del tema, a los que agradecemos sus esfuerzos, y del estudio, en lo que hemos podido, de las ediciones1.


La edición de Burgos

¿Dónde debemos situar la edición de Burgos, que de 1499(?) ha pasado a 1499? ¿Cuál es su posición entre las ediciones conocidas de la Comedia? ¿Representa un estado inicial en el proceso de publicación de la Comedia o, por el contrario, es su estado final?

Es preciso tener siempre bien en cuenta, y no olvidarlo, que el único ejemplar conocido de la edición de Burgos es un ejemplar incompleto y manipulado. ¡Ojalá aparezca algún día un ejemplar completo! Conocemos su pedigree desde 1836, y como otros libros -por fortuna no todos, ni mucho menos- con historia bibliofílica y, por lo tanto, librera hay que tratarlos con cuidado y prevención. De un ejemplar incompleto se pretendió hacer algo aparentemente completo. Se rasparon las signaturas del primer cuaderno para simular que empezaba en la hoja a1 y estaba completo (¡si no se contaban las hojas!). No tenía portada y se enmarcó la página inicial con líneas rojas para darle la apariencia de encabezamiento. La hoja final, que no pertenecía al volumen, pero que tenía pegada la marca de Fadrique de Basilea, fue facsimilada y enmarcada con líneas rojas semejantes a las de la primera hoja. Ya está «fabricado» el ejemplar único, con un texto sin los elementos preliminares y finales de las otras dos ediciones de la Comedia y con una cronología basada en la marca del impresor, que se sitúa como primera edición conocida de la Celestina.

La marca de Fadrique de Basilea, que es probable perteneciese al libro, presenta grabado el año 1499 y es la base que se ha tenido en cuenta para fecharlo. Esta marca se siguió empleando, sin raspar el año 1499, hasta mediados de 1502. Un total de seis ediciones la ostentan, tres con colofón que las fecha: 29 de enero de 1500, 1.º de noviembre de 1501 y 1.º de junio de 15022. Al no conocerse, por ahora, ninguna edición del año grabado en la marca, se ha pretendido que la Celestina de Burgos ocupaba este lugar. No es un argumento probatorio.

¿Tenía la edición de Burgos los elementos preliminares y finales que figuran en las otras dos ediciones de la Comedia? No hay nada que se oponga a la existencia de un cuaderno preliminar, sin signatura, incluso con páginas en blanco, como es el caso del Oliveros de Castilla3. Se trata de una edición de «lujo» y no era necesario ahorrar papel. En cuanto al final, el cuaderno m podía tener pliego y medio o dos pliegos conjugados. Si se pudiese analizar la hoja m3 para ver si se raspó su signatura -a no ser que fuese facsímil dicha hoja- y el resultado fuese positivo, creemos que sería una prueba de que está falto el cuaderno m.

La Celestina es una obra de autor, que se ofrece, como era habitual, en las ediciones de Toledo, 1500, y Sevilla, 1501, con sus piezas paratextuales, que se mantendrán en la Tragicomedia. ¿Se hizo la edición de Burgos al margen de Rojas, aprovechando el acceso a una copia manuscrita del texto, no preparada para la impresión, por lo tanto sin los complementos que se añadirían al llevarla a la imprenta? En lugar de imprimirla rápidamente, como sería natural en este caso para avanzarse a una probable edición autorizada, se entretienen en planear y grabar las ilustraciones. ¿No es una contradicción la realización de una edición incompleta en sus textos que, en cambio, se presenta enriquecida con ilustraciones, que las ediciones consideradas posteriores no imitan? La existencia de ilustraciones obliga a un cambio: los nombres de los personajes que intervienen en cada auto, por el orden de su intervención, que figuran en Toledo y Sevilla después del argumento, se colocan encima de los personajes representados, en el lugar que les corresponde en el grabado, no en el de su intervención, tal como veremos posteriormente en las ediciones ilustradas de la Tragicomedia.

La última copla de Alonso de Proaza, el llamado colofón rimado, exige mil quinientos, siendo imposible una fecha anterior. Si aceptamos que la versión de esta última copla que figura en la edición de la Tragicomedia de Valencia, 1514, refleja la existente en la primera edición de la Comedia -ya volveremos sobre ello- se establece un orden lógico para las ediciones conservadas. Una primera -perdida- de Salamanca, 1500, que se reedita el mismo año en Toledo, y el año siguiente en Sevilla y, probablemente, en Burgos, que la ofrece con el atractivo y novedad de sus ilustraciones. Es una evolución lógica.




La Tragicomedia

La Comedia forma una unidad en su texto y paratextos, que la edición de Burgos ha ampliado con sus ilustraciones.

Después de 1501, la Comedia es reeditada por su autor ampliada con la intercalación en el texto de cinco autos que alargan «el processo de su deleyte destos amantes» y la inclusión de nuevos elementos, también explicativos, en los paratextos. La unidad de la Comedia se mantiene, aunque amplificada. El cambio de nombre no implica una obra nueva.

¿Qué datos tenemos sobre la Tragicomedia? En 1505 termina Alfonso Ordóñez su traducción italiana, que se publicará en Roma a principios de 1506. En 1507 se imprime en Zaragoza la primera edición conocida en su lengua original. Ambas ediciones carecen de ilustraciones y la de Zaragoza suprime los argumentos -¿su editor tiene en cuenta que su inclusión es «una cosa bien escusada según lo que los antiguos scriptores usaron»?- y la numeración de los autos, manteniendo como separación los nombres de los personajes por el orden de su intervención. La fecha de 1502 aparece en el colofón rimado de ediciones posteriores de Sevilla y Toledo, que Norton4 coloca en c. 1511 y c. 1510?, respectivamente. En 1514, se publica en Valencia una edición con colofón real -Joan Jofré, 21 de febrero de 1514- que da en el colofón rimado la fecha de 1500 y la ciudad de Salamanca como lugar de impresión e intercala una nueva octava en las seis del corrector Alonso de Proaza. Ante estos datos ¿cuándo podemos afirmar que se publicó la primera edición de la Tragicomedia?

El año 1500 creemos que puede quedar descartado, no sólo por la existencia en 1501 de la edición de Sevilla (la explicación que se ha intentado dar para conciliarla con una edición de la Tragicomedia de 1500 no es aceptable) sino por falta de tiempo: si admitimos que a mediados de 1500 se publica la Comedia, tiene que difundirse y discutirse en los círculos de lectores, captar opiniones, escribir los cinco autos y el prólogo e imprimir la nueva edición. El problema lo plantea el epígrafe de la última octava de Alonso de Proaza de la edición valenciana: «Descrive el tiempo y lugar en que la obra primeramente se imprimió acabada», que indica el año 1500. ¿Qué significado tiene el epígrafe? Alonso de Proaza estaba en Salamanca, en 1500, cuando corrigió la primera edición de la Comedia. En 1514 hacía ya años que vivía en Valencia al servicio de Guillem de Montcada, obispo de Tarazona, y canciller del virrey de Valencia. Profesor de la recién erigida universidad de Valencia, dedicó mucho tiempo y esfuerzo en la preparación de ediciones latinas de las obras de Ramón Llull. La primera fecha conocida de su estancia en Valencia es el 21 de octubre de 1504, en la que se le nombra profesor de la Universidad. Ignoramos el tiempo que ya llevaba residiendo en Valencia, aunque lo más probable es que ya no estuviese en Salamanca al publicarse la Tragicomedia. Creemos que Proaza consideraba que la obra estaba ya acabada en su primera edición, en la que intervino, pues sólo había sido adicionada ante las peticiones de los lectores. Por este motivo mantuvo Proaza la última estrofa tal como la había escrito en Salamanca, en 1500. Y quiso dejar constancia de su intervención en la edición de Valencia añadiendo una nueva octava con el epígrafe «Toca como se devía la obra llamar, tragicomedia e no comedia», que nos demuestra que consideraba como una misma obra la Comedia y la Tragicomedia.

¿En qué año se publicó en Salamanca la Tragicomedia? Hemos de destacar la existencia de dos colofones rimados con la fecha de 1502, limitándonos a las dos primeras ediciones conocidas impresas en Sevilla y Toledo. Norton ya aclaró con su estudio tipográfico la inexistencia de ediciones de 1502 que hayan llegado hasta nosotros. Pero podemos preguntarnos si existieron dichas ediciones de 1502. Es curioso que el taco que usó Polono en 1501 fuese serrado para eliminar la representación de Celestina de su parte izquierda. Se ha hablado de rotura, pero si bien observamos su uso en la Historia de dos amantes, Eurialo y Lucrecia, del futuro papa Pío II, de 28 de julio de 1512, vemos que se cortó en la línea recta adecuada para que su parte mayor pudiese ser usada al margen de la Celestina. ¿No puede significar este hecho que no se pensaba reeditar la obra para la que se había grabado la ilustración, pues ya el mercado estaba saturado con ediciones de la Comedia, que no se habían agotado, y la nueva de la Tragicomedia? Pasan algunos años hasta que se decide reeditarla -indudablemente, puede haber alguna edición no conocida anterior a la de c. 1511- y cuando se reedita se reproduce, según el original salmantino, el primer verso de la última octava, cambiando en el verso final el lugar de impresión. El año 1502 quedaba lejos del año en que se imprimía la primera edición sevillana de la Tragicomedia y no se dio a su mención el carácter de fecha real de la edición. Como no hemos visto ni analizado la edición toledana de la Tragicomedia, no podemos opinar qué relación existe entre las ediciones sevillana y toledana de «1502». Lo que nos interesa es la fecha que figura en el colofón rimado. Estas ediciones de la Tragicomedia son ilustradas, usándose figuritas -evidente ahorro- en las escenas que podemos considerar estáticas y grabados nuevos de una pieza en los casos de situaciones dinámicas.

Creemos que es posible deducir de los datos expuestos que la primera edición de la Tragicomedia se publicó en 1502, y que lo más probable es que, como la primera de la Comedia, se hiciera en Salamanca.

Solo la aparición de nuevas ediciones primitivas permitirá ir resolviendo los problemas bibliográficos que plantea la Celestina. Entre tanto, la interpretación de los datos que conocemos es el camino que nos puede conducir a nuevas deducciones e hipótesis.







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