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21

Recuérdese que la conquista de la tierra a los indios se llamó «campaña al desierto», aunque buena parte de ese territorio constituyera la fértil pampa húmeda.

 

22

Es casi seguro que el nombre «Nuestra Señora Santa María de los Buenos Ayres» fue dado en honor de la virgen Santa María Bonaria, patrona de los navegantes sardos y cuya veneración se extendió por el Mediterráneo. Sin embargo, la primera explicación «literaria» del nombre -y a ella me remito- la da Ulrico Schmidel: «Allí levantamos una ciudad que se llamó Buenos Aires: esto quiere decir buen viento» («Viaje al Río de la Plata», en Los fundadores. Antología, Canal Feijoo (comp.), Buenos Aires, CEAL, 1967, p. 7).

 

23

J. L. Romero habla de una

«línea de democracia inorgánica»


: «Contrario a la democracia doctrinaria y orgánica encuadrada dentro de los principios liberales, propugnada por los hombres de Buenos Aires, comenzó a esborzarse otro sistema de ideales. Como no provenía de la reflexión sistemática ni se apoyaba en doctrina alguna, sus características fueron su imprecisión y su resistencia a toda formulación estricta; pero tenía en cambio la fuerza de las convicciones seculares y el vigor de las reacciones primigenias. Era, eso sí, un sistema, porque, en sus diversas manifestaciones revelaba una profunda unidad interior, y de esa actitud espiritual provenía su fuerza y su irreductibilidad. [...]. Imprecisos en su formulación y confusos en algunos de sus contenidos, los ideales de las masas populares se manifestaban de manera inequívoca en tres aspectos fundamentales: la emancipación, la revolución criolla y la democracia. Eran tres objetivos coincidentes con los del movimiento liberal y centralista de Buenos Aires, pero una actitud espiritual recóndita e irreductible les proveía de un contenido harto diferente», (en Las ideas políticas en Argentina, México, FCE, 1981, pp. 100-101).

 

24

J. C. Ghiano, «Protagonistas y espacios en Amalia» en AA. VV., Recopilación de textos..., cit., p. 301.

 

25

J. B. Alberdi, «Al anónimo del Diario La tarde», en La moda, Buenos Aires, 6 de enero de 1836.