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1371



¿Recuerdas cuando pusistes
tus manos sobra las mías,
y llorando me dijiste
que nunca me olvidarías?

¿Te acuerdas cuando pusiste
tu mano sobre la mía,
y llorando me dijiste
que nunca me olvidarías?

L. 2.º, 275-2.                


 

1372


¿Recuerdas cuando tus manos
sobre mis manos pusiste,
y jurando me decías:
que nunca me olvidarías?


 

1373


¿Recuerdas cuando tus manos
sobre mis manos pusiste,
y jurando me decías:
que nunca me olvidarías?


 

1374

¿Te acuerdas de aquella vez, que tuya soy me dijiste y creyendo en tu verdad, te di mi corazón de hombre?

 

1375

¡Ay, Pachamama, Santa tierra! ¡ahora quisiera llegar al fin de mi jornada para hacer mi diligencia!

Es copla de caminante la suelen decir ante la apacheta, los paisanos de la Puna, en sus largos viajes a pie.

Pachamama: entre los paisanos de los valles calchaquíes y los jujeños, existe la creencia de que una divinidad invisible, llamada Pachamama, los proteje. Esta deidad suele ser identificada con la tierra y así algunos dicen Pachamama, Santa tierra. Es idea generalizada, que ella hace nacer la yerba para alimentar las llamas, ovejas, burros, vicuñas, guanacos, etc. Ella es quien hace madurar las mieces; maíz, trigo, quinua, y que ella, en fin, es la autora de cuanto vive sobre la tierra. Pachamama es el principio generador, la madre de lo creado, por eso es que se le hace sacrificios y se le ofrenda para obtener los más variados favores. El pastor lo pide buena parición del hato, esquila abundante, prosperidad y engorde de la hacienda; la hilandera que no se lo corte el hilo y que éste salga parejo y resistente; el caminante le pide, que le acorte la distancia y lo deje regresar sano a la casa; el agricultor que haga brotar la semilla y le dé abundante cosecha; el tropero; le ruega que a sus bestias le libre de la puna, de la sed y del hambre; el cazador de vicuñas la suplica no le mezquine sus animalitos; la niña le pide novio, el joven novia, la vieja salud, y el viejo bienestar.

Para conseguir estos beneficios, el caminante arroja a la apacheta, altar de la Pachamama, su acuyico, vierte algunas gotas de alcohol, le reza sus plegarias y sigue confiado su viaje. El tejedor entierra el primer trozo de hilo en su holocausto. El ollero alfarero, hace un agujero en la barranca arillosa de donde ha de sacar la tierra y pone en él unas hojitas de coca para que se rajen las tinajas al retirarlas del horno. El pastor reza sus oraciones a la Pachamama el sol para que no se le desparrame el ganado ni se le cansen los corderitos; durante la parición le pide a la Pachamama, no le haga comer con el cóndor las crías indefensas; cuando llega la señalada agradece con oraciones, libaciones y bailes el multiplico de la majada. La médica o curandera bebe y coquea en obsequio a Pachamama para que cure al enfermo; el que corta sal de las salinas, antes de iniciar las tareas, ofrenda coca y alcohol para que no se deshagan los panes, lo mismo hace el que siembra para que la semilla nazca; el que cosecha entierra en la cabecera del rastrojo la primera espiga de trigo o de maíz o la primera flor madura de quinua; el que sacrifica una bestia para comer, pone el animal con la cabeaza en dirección al sol, reza a la Pachamama y mata, siempre que no sea martes ni viernes, Pachamama no quiere que se derrame sangre en esos días. Por último, cuando uno muere los deudos ofrendan coca, chicha y alcohol a la Madre Tierra, para que ella reciba nuestra alma en su seno.

Para el estudio del culto a la Pachamama, véase Adán Quiroga: El Folklore Calchaquí, págs. 24 al 30 y Eric Boman, Antiquités, tomo 2.º, págs. 383 y siguientes.

 

1376

¡Ay, sí, mi kilinita rosada, voy a morir por ti, no por uno, ni por otro, sino por ti, Pachamamita!

No sé qué querrá decir kilinita. Es copla que oí cantar a la Virgen, en Yaví, en 1928.

Los nativos alternan los cánticos piadosos de la fe católica, con los de sus divinidades indígenas.

 

1377

¡Pachamama. Santa Tierra! ¡hoy día es tu día! ¿Acaso yo no me voy a partar (manifiesta alegría y agradecimiento) por la dote (el favor) que me has dado?

Esta copla cantaron en La Rinconada, unas mujeres, agradeciendo a la Pachamama la buena parición del hato, en ese año (1928).

 

1378


¡Pachamama, Santa Tierra!
¡Ayuda, ayuda!


La oí rezar a una mujercita, ante la apacheta que está al sur del pueblo de Santa Catalina, como a un kilómetro. Iba acompañada de su hija, en busca de unas llamas perdidas.

 

1379

¡Pachamama susquiña! (de Susque), almilla de oro, pollerita rosada. ¡Pachamamita Santa Tierra, Virgen, ayúdanos!

Una columna como de veinte personas, acompañaba a una imagen de la Virgen, la llevaban de Susques y se dirigían a Santa Catalina, para hacerle celebrar una misa.

 

1380

¡Óyeme Pachamama! Viento frío he besado, el cóndor ¡epo! (para espantarlo) le dije, al zorro ¡jalai! (para espantarlo y correrlo) le dije.

Me decía la viejita que me dictó esta oración, que a la misma la rezaban a la Pachamama, para que les dé buen multiplico en las ovejas y llamas y no les haga morir las recién nacidas. Es de advertir que los mayores enemigos de los animales, chicos, indefensos, son los cóndores y los zorros.