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11

También se encuentra esta copla en Venezuela. La he visto citada en: El Cancionero popular venezolano, Cantos populares de Venezuela, recogidos por el doctor A. Ernest (Caracas). Editados por primera vez en la República Argentina por el doctor R. Lehmann-Nitsche (La Plata), Buenos Aires-Montevideo [1904].

En esta publicación he aquí las coplas rioplatenses que se encuentran. El primer número es el de nuestra colección, el segundo, de la recopilación venezolana. En la primera parte: 1086-1, 150-4, 508-8, 1414-14, 1054-16, 1424-18, 267-21, 582-22. En la segunda parte: 1418-1, 708-6, 662-25, 427-27, 1803-30, 337-31 y en la tercera parte: 42-4, 1393-10, 234-21, 53-26 y 27, 557-31, 672-36, 600-37, 964-52, 339 a-53, 421-54, 1065-55, 494-60 y alguna más. (N. del E.)

 

12

Decididamente es bastante difícil establecer con un solo texto de poesía popular a la mano, teorías sobre la formación espiritual de quienes los poseen. Muchas veces hay que buscar las contradicciones en otras versiones; algunas, sin embargo, encierran todo, Véase este texto español:


La mujer pequeñita
es un regalo;
más vale poco y bueno
que mucho y malo.
Aunque yo digo esto,
vuelvo la hoja:
la mujer para el hombre,
alta y garbosa.

(Ex Cantares populares de Castilla, por Narciso Alonso Cortés, loc. cit., n.º 240l).                


(N. del E.)

 

13


Cuando dos quieren a una
y ella quiere a uno nomás,
el querido va adelante
y el aborrecido atrás.


Dice también un cantar gauchesco. Basándose en igual observación he dado con esta copla española:


Si quieres que las damas
tras de ti anden,
cuando vayan andando
ponte delante.


(N. del E.)

 

14

Este bellísimo texto lo da el señor Carlos B. Quiroga en Alma popular, página 44, Buenos Aires, 1924. (N. del E.)

 

15

Como versos de una zamacueca chilena se citan estas variantes:


Los campos y las flores
son casi iguales,
cuando no llueve lloran
sus sequedades.

(Ex Friedenthal15.1, Stimmen der Völker, op. cit., IV, página 25).                


En la misma zamacueca se dan variantes de los textos 1390 y 933. (N. del E.)

 

15.1

[«Friedental», corregido de la fe de erratas del original (N. del E.)]

 

16

En una copla del cancionero popular español (Rodríguez Marín, Cantos populares n.º 6020) encontramos el complemento explicativo de nuestro texto:


El árbol del cariño
tiene una rama,
no puede subir uno
sin que otro caiga.


Ahora, he aquí la composición -incompleta, pues le falta una estrofa-, cuyos últimos versos forman la cuarteta que siempre oí cantar en esa forma y que el señor Carlos B. Quiroga trae también en su libro Alma popular:




II

Quien a mí me lo dijera
cuando más contenta estaba,
con repiques me aguardaban
como si príncipe fuera,
mas hoy que de tal manera
te has olvidado de mí,
qué motivo he dado a ti
para tan cruel abandono,
y me bajaste del trono
donde más alto me vi.


III

Anda dile a ese dichoso
no ha ocupado mi lugar
que no se gloríe en subir,
porque luego ha de bajar,
que poco le ha de durar
ese placer tan escaso,
como a mí me llegó el plazo
que con la ausencia me borre
me despido de la torre,
fueron los cimientos falsos.


IV

Que goce de sus placeres
que yo no le diré nada,
que siendo la hora llegada
me he de ver del mismo modo,
por esto yo me acomodo
a verlo todo y sufrir
porque no me digan a mí
que mudo con el tiempo,
porque en un solo momento
otro subió y yo caí.


Creo que la copla es anterior a esta composición. Me parece así apoyándome en el hecho de que Rodríguez Marín trae la cuarteta en su Cancionero bajo el número 5449.

Este hecho pudiera apuntarse bastantes16.1 veces; véase sino la nota pertinente (n.º 14) y aun otro caso más: En la Biblioteca de las tradiciones populares españolas, tomo V, director: Antonio Machado y Álvarez, página 10, Sevilla, 1884, se cita esta copla:


Cuando la vide bajar
por aquella serranía,
no la pintan los pintores
más bonita que venía.


Y Rodríguez Marín en su Cancionero español citado, número 1494, dice:


Cuando la bide bení
por aquella serranía,
pintores no la pintaran
bonita como benía...


Ahora bien, yo recogí en Santa Fe, por primera vez, después en Buenos Aires y en Catamarca, y me enviaron por último, de Mendoza, el texto siguiente. Tiene dos versiones, la primera de Mendoza y Catamarca, la segunda de Buenos Aires y Santa Fe. Ignoro cuál será la versión primera, posiblemente española. Ambas se conocen con el nombre de La pastora.




I

Apenas nace el aurora
ya viene el alba y el día,
y ha bajado una pastora
al pie de la serranía.

Una pastora ha bajado
toda cubierta de pieles,
y a descansar su suerte
abajo de unos laureles.

Ella tenía unos papeles
de la historia de su vida,
mientras los iba leyendo
se iba quedando dormida.

La casa donde habitaba
era de esmalte y de piedra
no la pintaron pinceles
tan linda como ella era.

Pobrecita la pastora
que ha fallecido en los campos
que Dios le conceda la gloria,
por haber sufrido tanto
debajo de sus laureles.


II

Apenas nace la aurora
y viene el alba y el día,
y ha bajado una pastora
al pie de la serranía.

Al pie de la serranía
allí el ranchito está alzado,
con nada se entretenía
sólo en cuidar su ganado.

En la mano trae papel
con la historia de su vida,
mientras lo va leyendo
se va quedando dormida.

Era de esmalte y de piedra
la casa en que vivía
no la pintarán pinceles
de tan bonita como iba.

Pobrecita la pastora
que ha fallecido en los campos,
Dios le conceda la gloria
por haber sufrido tanto.


Esta composición la he oído cantar varias veces con guitarra, con algunos pequeños cambios que no varían mucho de estos dos textos que he citado. En ninguna colección española he encontrado correspondencias a este cantar, fuera de las cuartetas citadas que, en rigor, son una misma y de dos versos:


Y se ha quedado dormida
debajo de los laureles,


que dentro de una estrofa distinta a la nuestra trae Narciso Alonso Cortés en su colección de Cantares populares de Castilla (n.º 4086 y 4433). (N. del E.)

 

16.1

[«Bastante», corregido de la fe de erratas del original (N. del E.)]

 

17

Así corrobora este pensamiento la copla citada por Rodríguez Marín en su Cancionero (n.º 6725):


El hombre que no s'aflije
cuando yora una mujé,
ni ha conosío a su mare
ni sabe lo qu'es queré.


(N. del E.)

 

18

He aquí la composición mayor, hecha, probablemente, como en otros casos citados, sobre la primitiva copla. La recogí en Córdoba, en cuyas sierras la cantaban como estilo:



Espinas hay en la flor
más hechicera y galana,
así modela tu ardor:
en tu juventud temprana
no te entregues al amor.

Al amor sigue el tormento
como al otoño el estío,
por eso a un amor violento
nunca te entregues, bien mío,
sin tener conocimiento.

No hay pena, por Dios, que iguale
las que el amor ocasiona
antes que tu pecho exhale
un suspiro, reflexiona
porque después ya no vale.

El que ciego de contento
entregado al amor vive,
reflexiona en aquel tiempo,
cuando ya de nada sirve
tener arrepentimiento.


(N. del E.)

 

19

De esta copla y de la 1494 se dan en otro lugar sus variantes. (N. del E.)

 

20

En otro cantar del pueblo se encuentra la explicación de estas coplas:


Ni caserita de cura,
ni criada de mesón,
ni viña junto al camino
no la compraría yo.

(Ex Rodríguez Marín, Cantos populares españoles, op. cit., n.º 7210).                


(N. del E.)

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