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Ilustración



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ArribaAbajo Otros poemas

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ArribaAbajoFrance-Amérique


   Un vent plein de sanglots sur la mer impassible
vient jusqu'ici! La France écoute, grave. Or,
ce sont les voix éplorées, la douleur terrible
des Hécubes en pleurs des Amériques d'or.

   Là-bas, dans l'épouvante et l'injure et la haine,  5
les chasseurs de la mort ont sonné l'hallali,
et de nouveau soufflant sa venimeuse haleine
on croirait voir la bouche d'Huitzilohoxtli.
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   Il semblerait que tous les démons du passé
viennent de s'éveiller empoisonnant la terre.  10
Si contre nous l'étendard sanglant s'est levé,
c'est l'étendard hideux de ce tyran: la Guerre;

    Marseillaises de bronze et d'or qui vont dans l'air
sont pour nous coeurs ardent le chant de l'espérance.
En entendant du coq gaulois le clairon clair  15
on clamé: Liberté! Et nous traduisons: France!

    Car la France sera toujours notre espérance,
la France à la Amérique donnera sa main,
la France est la patrie de nos rêves! La France
est le foyer béni de tout le genre humain!  20
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    Crions: Paix! sous les feux des combattants en marche,
la paix qui prêche l'aube et chante l'angelus,
la Paix qui promulgua la colombe de l'arche
Et fut la voix de l'ange et la croix de Jésus.

    Crions: Fraternité! que l'oiseau symbolique  25
soit nonce de fraternité dans le ciel pur,
que l'aigle plane sur notre inmense Amérique
et que le condor soit son frère dans l'azur,

    Et toi, Paris! magicienne de la Race,
reine latine, éclaire notre jour obscur,  30
donnez-nous le secret, que votre pas nous trace
et la force du Fluctuat nec mergitur!
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    Et quand nous sommes pris dans cette noire flamme,
qui fait de nos esprits, de Caïn les égaux
nous levons nos regards et nous chauffons nos âmes  35
au soleil de Voltaire et de Victor Hugo!



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ArribaAbajo Gesta del coso


Dramatis personae

EL TORO.
EL BUEY.
LA MUCHEDUMBRE.
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(América. Un coso. La tarde. El sol brilla radiosamente en un cielo despejado. En el anfiteatro hay un inmenso número de espectadores. En la arena, después de la muerte de varios toros, la cuadrilla se prepara para retirarse triunfante. El primer beluario, cerca de una huella sangrienta, está gallardo, vestido de azul y oro, muleta y espada bajo el brazo. Los banderilleros visten de amarillo y plata. En las chaquetas de los picadores espejean las lentejuelas al resplandor de la tarde. En el toril han quedado: un toro, hermoso y bravo, y un buey de servicio. Son de clarín.)

 
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LA MUCHEDUMBRE
¡Otro toro! ¡Otro toro!
EL BUEY
¿Has escuchado?
Prepara empuje, cuernos y pellejo:
ha llegado tu turno. Ira salvaje,
banderillas y picas que te acosan,
aplausos al verdugo; al fin, la muerte.5
Y arriba, la impasible y solitaria
contemplación del vasto firmamento.
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Yo, ridículo y ruin, soy el paciente
esclavo. Soy el humillado eunuco.
Mi testuz sabe resistir, y llevo10
sobre los pedregales la carreta
cuyas ruedas rechinan, y en cuya alta
carga de pasto crujidor, a veces
cantan versos los fuertes campesinos.
Mis ojos pensativos, al poeta,15
dan sospecha de vidas misteriosas
en que reina el enigma. Me complace
meditar. Soy filósofo. Si sufro
el golpe y la punzada reflexiono
que me concede Dios este derecho:20
espantarme las moscas con el rabo.
Y sé que existe el matadero...
EL TORO
¡Pampa!
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¡Libertad! ¡Aire y sol! Yo era el robusto
señor de la planicie, donde el aire
mi bramido llevó, cual son de un cuerno25
que soplara titán de anchos pulmones.
Con el pitón a flor de piel, yo erraba
un tiempo en el gran mar de verdes hojas,
cerca del cual corría el claro arroyo
donde apagué la sed con belfo ardiente.30
Luego, fui bello rey de astas agudas:
a mi voz respondían las montañas,
y mi estampa, magnífica y soberbia,
hiciera arder de amor a Pasifae.
Más de una vez, el huracán indómito,35
que hunde los puños desgarrando el roble,
bajo el cálido cielo del estío,
sopló al paso su fuego en mis narices.
Después fueron las luchas. Era el puma,
que me clavó sus garras en el flanco,40
y al que enterré los cuernos en el vientre.
Y tras el día caluroso, el suave
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Aliento de la noche, el dulce sueño,
sentir el alba, saludar la aurora
que pone en mi testuz rosas y perlas:45
ver la cuadriga de Titón que avanza
rasgando nubes con los cascos de oro,
y alrededor de la carroza lírica
desparecer las pálidas estrellas.
Hoy aguardo martirio, escarnio y muerte...50
EL BUEY
¡Pobre declamador! Está a la entrada
De la vida una esfinge sonriente.
El azul es en veces negro. El astro
se oculta, desparece, muere. El hombre
es aquí el poderoso traicionero.55
Para él, temor. Yo he sido en mi llanura
soberbio como tú. Sobre la grama
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bramé orgulloso y respiré soberbio.
Hoy vivo mutilado, como, engordo,
la nuca inclino.
EL TORO
Y bien: para ti el fresco
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pasto, tranquila vida, agua en el cubo,
esperada vejez... A mí la roja
capa del diestro, reto y burla, el ronco
griterío, la arena donde clavo
la pezuña, el torero que me engaña65
ágil y airoso, y en mi carne entierra
el arpón de la alegre banderilla,
encarnizado tábano de hierro;
la tempestad en mi pulmón de bruto,
el resoplido que levanta el polvo,70
mi sed de muerte en desbordado instinto,
mis músculos de bronce que la sangre
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Hinche en hirviente plétora de vida;
en mis ojos dos llamas iracundas,
la onda de rabia por mis nervios loca75
que echa su espuma en mis candentes fauces;
el clarín del bizarro torilero
que anima la apretada muchedumbre;
el matador que enterrará hasta el pomo
en mi carne la espada; la cuadriga80
de enguirnaldadas mulas que mi cuerpo
arrastrará sangriento y palpitante;
y el vítor y el aplauso a la estocada
que en pleno corazón clava el acero.
!Oh, nada más amargo! A mí, los labios85
del arma fría que me da la muerte;
tras el escarnio, el crudo sacrificio,
El horrible estertor de la agonía...
En tanto que el azul sagrado, inmenso,
continúa sereno, y en la altura,90
el oro del gran sol rueda al poniente
En radiante apoteosis...
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LA MUCHEDUMBRE
¡Otro toro!
EL BUEY
¡Calla! ¡Muere! Es tu tiempo.
EL TORO
¡Atroz sentencia!
Ayer el aire, el sol; hoy el verdugo...
¿Qué peor que este martirio?
EL BUEY
¡La impotencia!
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EL TORO
¿Y qué más negro que la muerte?
EL BUEY
¡El yugo!