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Carta de José Enrique Rodó a Manuel Ugarte. Montevideo, 15 de abril de 1904

José Enrique Rodó





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Montevideo, 15 de abril de 1904

Sr. Manuel Ugarte

Compañero y amigo:

En momentos de absorción para mí (pues preparo mi viaje a Europa, después de renunciar la diputación y despedirme de la política) recibí su atenta circular.

Envío a Ud. un ejemplar de mi Ariel. Los otros dos opúsculos de La vida nueva están agotados. El segundo, referente a Rubén Darío, figura como prólogo a la edición francesa de Prosas profanas.

¿Mi biografía? Lo único que merece recordarse de ella son mis obras, si algo valen.

Nací en 1872. Hice mis primeras armas literarias en la Revista Nacional. Luego publiqué mis tres obras, que Ud. conoce. Preparo actualmente Proteo, mi producción más extensa: será un libro donde creo daré un paso hacia adelante, en pensamiento y forma.

He desempeñado durante varios años la cátedra de literatura de esta Universidad.

Más   —[f.1v]→   tarde fui interinamente Director de la Biblioteca Nacional, como presidente de la Comisión encargada de proponer el plan de reorganización de ella.

En 1902 mis correligionarios políticos me llevaron al Parlamento, como diputado por Montevideo. Acabo de ser reelegido en tal carácter, pero inmediatamente he renunciado, nostálgico de la vida literaria y hastiado de la política. Vuelvo, pues, a mis primeros amores.

En el Parlamento he cultivado la oratoria (dicen que no del todo mal). Tampoco me ha sido ajena la prensa política. Además de lo citado tengo dispersa una vasta producción en artículos, estudios sueltos, revistas críticas, prólogos, etc., así en periódicos de mi país como de América y España.

Mis tendencias literarias, creo que Ud. las conoce. He pugnado por difundir en la literatura americana el interés por las ideas, apartándola del estrecho y egoístico personalismo que ha caracterizado las manifestaciones novísimas de nuestra actividad literaria, encastilladas en el arte puro   —[f.2]→   y la pura emoción individual. A este propósito responden principalmente Ariel y mi libro próximo: Proteo, que publicaré en Europa; con la diferencia de que Ariel es de tema predominantemente sociológico, y en Proteo predomina la psicología.

Tengo vivísimo amor por la perfección artística del estilo, y procuro realizarla hasta donde mis fuerzas alcanzan. No concibo la literatura sin el estilo, pero tampoco sin un firme fondo ideal.

Ariel ha circulado muchísimo por América y España, y ha sido transcrito en varias publicaciones chilenas, cubanas y de otros países. Sobre ese libro mío se ha escrito mucho; pero el desorden de mis papeles me impide enviar a Ud., según me solicita, algo de lo que sobre él se ha publicado. Recuerdo en este momento: el juicio de Leopoldo Alas, el de Valera (Ecos argentinos), el de Altamira (Cuestiones hipanoamericanas), el de Unamuno (La Lectura), el de Gómez Raguero (España moderna) y los de Benot, Rubió y Lluch, Morote, Rueda, Apisso, Ginés de los Ríos, etc. En   —[f.2v]→   América la obra sigue siendo analizada y comentada, y ha tenido un éxito sin duda superior al que merecía.

Si más tiempo tuviera, me detendría a satisfacer más ampliamente su benévolo pedido de datos; pero le escribo en días de múltiples atenciones para mí, y además no me tienta mucho esto de ocuparse tanto en uno mismo, abusando del odioso «yo» de Pascal.

Le deseo todo el éxito que merece en su simpática, oportuna y bien ideada obra -y la espero con anhelo-, así como las demás que su fecundo talento nos tiene prometidas.

Queda de Ud., como siempre, amigo y compañero que mucho le recuerda

José Enrique Rodó

Cerrito 102





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