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Volumen 6 - carta nº 267

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A   JUAN VALERA

Madrid, 11 febrero 1884

Mi muy querido amigo: Gran placer he tenido en lograr noticias directas de Vd. y de su feliz llegada á tierra norte-americana. No me han complacido ménos los agasajos y el buen acogimiento que han hecho á Vd. los yankees, por más que no esperase yo otra cosa. Entrando Vd. con tan buen pié, no dudo que realzará mucho la influencia política y literaria de España entre ésos pueblos, cuya benevolencia para nosotros parece indudable.

Ya estará Vd. enterado del cambio político de aquí. Alejandro Pidal ha entrado de ministro de Fomento, trayendo de Directores generales á nuestros amigos Aureliano y Catalina. De aquí que los negocios editoriales de éste no marchen con tanta actividad y eficacia. Todavía no ha impreso ningun pliego de las Poesias de Vd. y por consiguiente, llegará á tiempo el prólogo ó carta que quiero que Vd. escriba, mostrando el sentido recóndito del Cide Jahye y todo lo demás que á Vd. le parezca conveniente. Escriba Vd. tambien, y envíeme, la continuacion de la Metafísica á lo ligero [sic].

No sé si habrá llegado á manos de Vd. algo de lo poco que aquí se ha impreso desde que Vd. falta. Todo se reduce á dos tomos de poesías de Manuel del Palacio, en que hay sonetos perfectísimos y mucho arte de versificacion y de estilo poético en todo: á un nuevo poema de Núñez de Arce ( La Pesca), que me parece insulso y mal concebido, aunque bien escrito, y á una novela de Pereda (Pedro Sánchez) que al autor y á mí nos parece la peor ó menos buena que él ha hecho, pero que los críticos, y á su frente Clarín, han declarado la mejor de todas, llegando á graduarla de obra maestra. Sunt fata libellis.

Tambien tendrá Vd. noticia del enciclopédico discurso leido por Cánovas en el Ateneo, y en el cual se trata de todas artes y ciencias, á propósito ó con ocasion de las lecciones dadas en aquel establecimiento desde su orígen. El discurso, aunque desigual y atropellado, como todas las cosas de Cánovas cuando se pone á filosofar, encierra trozos elocuentísimos, y mucho caudal de doctrina mejor ó peor asimilada. De todos modos, es obra de un hombre de talento, y conozco pocos en Madrid capaces de hacer otro tanto, aun sin las prisas y angustias en que él debió verse.

Recibirá Vd. por el correo de hoy ó de mañana un ejemplar del Memorial de Utrera de Rodrigo Caro, impreso por los Bibliófilos de Sevilla, con un largo prólogo mío, en que he recogido las noticias que he podido hallar de aquel ilustre y candoroso arqueólogo, que fué una especie de Aureliano del siglo XVII, aunque sin D.ª Petra.

Tambien recibirá Vd. el discurso de entrada del Duque de Villahermosa sobre los hermanos Argensolas, y una contestacion de Molíns, bastante amena. Yo voy con mi Estética adelante, y cuento terminarla para fin de año. Entretanto he coleccionado un tomo de Estudios críticos, que tenía dispersos, y que remitiré á Vd. en cuanto tenga ejemplares.

Si se publica ahí algo importante para nuestra Historia ó Literatura, no deje Vd. de decírmelo, ni tampoco de darme noticia del movimiento intelectual de la América sajona, conforme á los libros que irá Vd. leyendo.

He recomendado con grandísimo ahinco á Pidal y á Aureliano la reposicion de D. n Luis Herrera, y no dudo que se conseguirá, tratándose de un atropello tan brutal é injustificado, como aquél de que nuestro amigo fué objeto.

Tengo casi seguridad de salir diputado para las nuevas Córtes, y aun de trabajar algo en la futura ley de Instruccion pública, que Alejandro Pidal se propone hacer lo más liberal y descentralizadora que sea posible dentro del criterio, conservador.

A su mujer de Vd. he visto dos ó tres veces, y supongo que por ella estará Vd. enterado de las demás cosas no políticas ni literarias que aquí han sucedido, y que yo no relato, por no alargar en demasía ésta carta.

De Vd. siempre verdadero amigo

M. Menéndez y Pelayo

 

Valera - Menéndez Pelayo, p. 193-195.

SÁNCHEZ DE MUNIAIN, J. M.ª: Antología de Menéndez Pelayo, p. 936 (fragmento).