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51

Estoy de acuerdo con Forcione cuando dice que «the situation of confinement and liberation could enable the writer and reader to explore the universal problems of restraint and freedom, (...) and the tensions and moral ambiguities that inevitably beset human beings united as individuals within a community» (42). (N. del A.)

 

52

Nótese la analogía arquitectónica entre las acciones de Leonora y el «echar por tierra» el edificio protector de Carrizales. (N. del A.)

 

53

Véase el artículo de Percas de Ponseti (143-144), donde se resumen algunas de estas posturas. Sieber expone la posibilidad de que Loaysa sea afeminado (19). Me parece que estos críticos recurren a esta lectura partiendo de una interpretación fundamentada en dos posibilidades únicas de acción: que el personaje femenino se rinda (la solución del manuscrito Porras), o que el personaje recurra a la violencia. Lo que hace Loaysa se demuestra para ellos como una insuficiencia de un concepto bastante unidimensional de la masculinidad, basado en la violencia. Haría falta un estudio más detallado de las posibles alusiones a la sexualidad de Loaysa, pero partiendo de las manifestaciones bastante importantes de homoerotismo entre Loaysa y el eunuco Luis, en especial si se tiene en cuenta que uno de los sentidos que tiene la palabra eunuco es el de afeminado (por eso podía ser el guarda de las mujeres en el harén). Las escenas a las que me refiero aparecen en las páginas 112 y 115, en especial frases relacionadas con el comer como la siguiente: «aquel día [Luis] dio de comer a Loaysa tan bien como si comiera en su casa, y aún quizá mejor, pues pudiera ser que en su casa le faltara» (115). Hay que recordar aquí el eco indiscutible de las experiencias cervantinas en su encarcelamiento en Argel. Esto evitaría recurrir a un rescate de la violencia como requisito para Loaysa y mantendría intacta la exploración de Cervantes y su necesidad de rebasar fronteras y expectativas. Repito, habría que explorar este tema con mayor atención. (N. del A.)

 

54

Una de las manifestaciones más ilustrativas de este problema que confronta la crítica con El celoso aparece en la gran cantidad de preguntas que se hace la estudiosa Percas de Ponseti en su artículo (143, 149-151). Esto lo señalo no como crítica, sino como una celebración de los límites tan productivos que nos imponen los textos literarios. Edwin Williamson también ve positivamente esta cualidad abierta de la obra, al igual que Forcione. (N. del A.)

 

55

El uso dialógico de la alegoría se aleja mucho de su articulación monológica en la literatura del Barroco, donde los personajes aparecen limitados por una voluntad de reducir su movimiento por medio de nombres alegóricos, como es el caso de [...]55.1 (N. del A.)

 

55.1

Falta texto en el original. (N. del E.)

 

56

Leí varias versiones de este trabajo en diferentes foros que fueron nutriendo el contenido final del mismo. Agradezco los comentarios de los alumnos y facultad de los recintos de Río Piedras y Cayey de la Universidad de Puerto Rico, y a los de la Universidad de California en Irvine. En particular quiero agradecer a Lía Schwartz-Lerner su lectura cuidadosa y sus comentarios muy valiosos. Doy las gracias también a Ivette Hernández y Agnes Lugo-Ortiz. (N. del A.)

 

57

«Cervantes in Calderón» (203), «Érase un Hombre» (204), «Un paradigma intertextual: El Quijote y El caballero puntual de Alonso de Salas Barbadillo» (209), and «De Cervantes a Lope de Vega: el arte de novelar» (216) stand out among this tiny group. (N. from the A.)

 

58

Renaissance imitation theory admitted the possibility not only of mimicking literary precursors, but of bettering them. In his influential study of imitation tropes, W. G. Pigman III finds that Petrarch and Erasmus defended the writer's freedom both to master, and to refashion his or her model in a rewriting practice known as aemulatio. «Aemulatio calls attention to itself and deliberately challenges comparison with its model», writes Pigman. «The relation between text and model becomes an important element in the text itself» (26). (N. from the A.)

 

59

Carrizales assesses his own extravagance in his closing speech to Leonora's parents: «También sabéis con cuánta liberalidad la doté, pues fue tal la dote que más de tres de su misma calidad se pudieran casar con opinión de ricas» (132). (N. from the A.)

 

60

James Fernández writes, «'El celoso extremeño' is ... a tale of the dangers and failures of containment». For Fernández, however, that which is contained or subjugated in Cervantes's tale is the Other, understood not only as woman, but also as native: «... if Carrizales's house is a harem and a convent, it is also a colony, or, if you prefer, an ínsula» (974). (N. from the A.)