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200.      Monarquía indiana, lib. XIX, cap. 33.

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201.      Como de la noticia que copió del Padre Torquemada podría deducirse rectamente que el Padre Motolinía fue el primero que escribió una Doctrina en Mexicano, debo añadir, por la exactitud y fidelidad que debe guardarse en las investigaciones literarias, que el mismo Torquemada (lib. XV, cap. 18) hace una explícita e importante rectificación, expresando que los primeros que supieron la lengua mexicana y salieron con ella, fueron Fr. Luis de Fuensalida y Fr. Francisco Ximénez, y que con esta inteligencia y con ayuda de los más hábiles discípulos, que estaban ya muy informados en las cosas de la fe, tradujeron lo principal de la doctrina cristiana en la lengua mexicana y pusiéronla en un canto llano muy gracioso para que los oyentes así la tomasen de memoria.

     La duda sobre la primacía aumenta con una noticia singular de Vetancourt, reforzada por Beristain. Dice el primero (Menologio, Junio 29, -Varones ilustres, n 5) que el V. Fr. Pedro de Gante enseñó a millares de niños la doctrina cristiana, que tradujo en mexicano y a los dos años tenía impresa en Amberes...por carecer de imprenta en México. Y como el P. Gante arribó a Veracruz el 30 de Agosto de 1523, tendríamos como hecho seguro, que su Doctrina, impresa en Amberes, estaba ya en México a fines de 1525, un año después de la llegada de los misioneros franciscanos, y antes ciertamente que éstos hubieran aprendido la lengua. Beristain dice en términos precisos, que la impresión se hizo el año de 1528, tres posteriores al que da la computación de Vetancurt; añade que se reimprimió en México el 1553, y agrega circunstancias que a primera vista inducirían a creer que había tenido en sus manos ambos ejemplares. A cuál atenernos?

     Vivamente excitada mi curiosidad, hacía años, por esta duda, y encontrándome cerca de Amberes, quise aprovechar la oportunidad, ya para admirar los prodigios del pincel de Rubens, ya para aclarar este segundo misterio de la bibliografía mexicana, siendo el otro la tan decantada edición de la Escala espiritual de San Juan Climaco. Nada encontré en sus más acreditados depósitos de libros antiguos, ni los corredores del ramo supieron darme razón. Entonces me dirigí a Gante, con el único designio de visitar el monasterio de nuestro Fr. Pedro, esperando hallar en su biblioteca lo que buscaba, y añadir algo a las escasísimas noticias que poseemos de este venerable fundador de la civilización y de las artes en México. El superior del convento, sujeto muy afable y cortés, se manifestó perfectamente dispuesto a absolver todas mis dudas; pero no pudo responder a ninguna de mis preguntas. Biblioteca, frailes, convento, iglesia, todo había desaparecido al soplo del furioso vendaval democrático brotado de la revolución de Francia, sin dejar a los restauradores, ni las ruinas, ni aun el terreno, sobre el cual se levanta hoy un edificio público. Nada, por consiguiente, tenía de extraño que el guardián tampoco recordara al humildísimo lego que, más de tres siglos antes, había venido a esconder su existencia y su nombre en un mundo desconocido. Después de muchas preguntas e indicaciones, me dijo que tenía la idea de haber visto una copia escrita en flamenco de la carta que dirigió a sus hermanos en 27 de Junio de 1529, publicada últimamente en francés, por Mr. Ternaux-Compans. He aquí el único fruto de diez años de incesantes pesquisas. Quizá otro será más dichoso.

     Las noticias de nuestros dos bibliógrafos sobre la pretendida edición de Amberes, me parecen sumamente sospechosas. Las del Illmo. Gonzaga, que según hemos visto (2) son las del P. Oroz, contemporáneo del V. Gante, se resumen en el siguiente pasaje, que nada expresa respecto de la impresión: In ipsorum idiomate (el mexicano) perample satis et copiose christianam doctrinam scripsit, quae excussa typis circumferetur. Torquemada, su coetáneo, lo tradujo, o quizá lo copió de su original castellano, en las siguientes palabras: compuso en ella (en la lengua mexicana) una doctrina que anda impresa, bien copiosa y larga. -Más explícito en la noticia de los escritores franciscanos (Monarquía, lib. XIX, cap. 33), dice: Después de estos cuatro (que allí menciona), Fr. Pedro de Gante, aunque lego, compuso una copiosa Doctrina cristiana, que también anda impresa. -La calidad de copiosa era bastante para conjeturar que no fuera la primera, aunque indudablemente el P. Gante lo fue en el catequismo mexicano. Esa doctrina, hoy muy rara, existe para ministrar una última prueba contra la pretendida edición primera de Amberes. El ejemplar que tengo a la vista contiene 162 hojas en 8, got., sin contar las del Calendario y Tabla. Le falta la portada, y su suscrición dice así: A honrra y gloria de nuestro señor lesuxpo y de su bdita madre: aqui se acaba la presente doctina xpiana en legua Mexicana. La ql fue recopilada por el R. p. fray Pedro de Gte de la ord de sant francisco. Fue impressa en casa de lu pablos impressor de libros. Año de 1553. -A ser una reimpresión, se hubiera expresado, como se ve en otras producciones del mismo tipógrafo.

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202.      Biblioteca Hispana Nova, art. Toribius de Motolinea. -Madrid, 1778, fol.

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203.      Colocada al principio de la que lleva la siguiente portada: - A Iesuchristo S. N. ofrece este Sermonario en lengua Mexicana su indigno siervo Fr. Ioan Baptista de la orden del Seraphico Padre Sanct Francisco, de la Provincia del Sancto Evangelio. Primera Parte. En México con licencia. En casa de Diego López Dávalos: y a su costa. Año 1606. En 4.

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204.      Ni el mismo P. Vetancourt, quien, según vimos, dio un catálogo de los autores y documentos, así impresos como MSS., que tuvo a la vista para escribir su Teatro Mexicano, menciona esta Relación de Viaje.

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205.      Ésta contiene solamente la historia del niño Cristóbal.

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206.      Era muy común en las antiguas relaciones, y aún en formales tratados científicos, que se escribieran de una tirada, sin división de capítulos, y ni aun de párrafos.

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207.      Trat. III, cap. 14. -Torquemada copió todo lo sustancial de esta narración, con grandes amplificaciones.

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208.      El descubridor y conquistador de Zacatecas.

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209.      Reportorio de los Tiempos, trat. II, c. 9.

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