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Coloquio entre la vieja y Periquillo sobre una procesión celebrada en Lima

Juan del Valle y Caviedes

PERSONAJES



UNA VIEJA.
PERIQUILLO.
   (La anciana curiosidad
frágil, femenil dolencia,
total, prolijo cuidado
de las sucesoras de Eva,
pregunta al niño de Guacos,
5
bobo de Coria en simpleza,
hijo de madre arrullona,
nene por niño de teta.
Perico es de estos palotes
y aunque periquitos le echan,
10
cuenta todo de pe a pa,
al pie de su inculta letra)
VIEJA
Niño Perico, pues vienes
de aquella Cairo suprema,
que son cortos arrabales
15
las cortes más opulentas;
con quien Roma es un cortijo,
Nápoles una aldehuela,
Londres un zaquizamí,
París una choza yerma,
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digo de aquel maremágnum,
cuya desmesura inmensa
es el lustre, imperio y gloria
de la vanidad limeña;
contadme, niño, contadme,
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sin que la pasión te mueva,
sus progresos, sus trofeos,
sus máquinas, sus grandezas.
PERIQUILLO
Abuelita mía, yo
aunque contártelo quiera,
30
no estoy muy al cabo y temo
de darte muy malas nuevas,
demás que yo, divertido
con los niños de la escuela,
juega jugando, vi sólo
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unas niñerías meras.
VIEJA
Decidlas, niño, decidlas
no te hagas tan de nuevas,
que los melindres enfadan,
por ser, niño, cosa vieja.
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PERIQUILLO
Sí y aun por eso, sin duda,
atribuyéndolo a Pepa,
comúnmente dicen: «eso,
vaya y cuéntelo a su abuela».
Sólo temo, abuela mía,
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que si a conocerme llegan,
me destierran de estos reinos
como extraño en tal esfera.
VIEJA
¡Tal simpleza de muchacho!
Discúlpete tu edad tierna.
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Que el desengaño conozcan
los limeños tú recelas,
cuando su vana ilusión
tanto sus troneras ciega
que jamás pudieron verte
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ni aun conocerte por señas.
PERIQUILLO
Acuérdome haberme dicho
mi mamita la experiencia,
que fue siempre en tales casos
la más cuerda consejera,
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que el ascenso peligraba
de una realidad ingenua,
cuando se ponía ilusa
la incredulidad proterva.
VIEJA
Acaba de despenarme.
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¿Hase visto mayor flema
de chiquillo? Dilas ya,
no hagas burlas de mis veras,
pues vuela por esos reinos
una fama tan parlera
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que, atragantando embelecos,
me marea la cabeza.
PERIQUILLO
Siempre la fama, señora,
fue campana vocinglera,
suena más de lo que es
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y es menos de lo que suena.
VIEJA
Bien haya quien te parió
y no algunos paporretas
que me faltan al respeto
con apócrifas quimeras
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de asombros, monstruosidades,
maravillas, conveniencias
y delicias y recreos,
solemnidades y fiestas,
que a no ser tan conocidas
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sus falacias, se creyera
tierra de Pipiripavo,
los Bausanes de Batuecas.
Y así, Periquillo mío,
te pido individual cuenta
90
de todo lo que observaste
en la Babilonia nueva.
PERIQUILLO
Bosquejaré, ahora, en tipos
las más exquisitas muestras,
para que, por los indicios,
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las consecuencias se infieran.
VIEJA
¿Qué me cuentas del celaje,
que, según lo que exageran
los patricios, del empíreo
aun excede la belleza?
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PERIQUILLO
Del dicho al hecho hubo siempre
muy notable diferencia
y en cualquier tierra de babia
saben mentir los babiecas,
y más éstos, que, por dar
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a sus errores más fuerza,
dirán que el cielo es pintado
sobre cristalino néctar,
que es de tela de cebolla,
bordada de lentejuela,
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que hay en cada nube un astro
y es un sol cada planeta,
siendo así, que las más veces,
cubierto de opaca niebla,
puede competir al Limbo
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y exceder a la Noruega.
En el adorno de altares
y calles, se manifiesta
de fervores el non plus,
al Rey de cielos y tierra.
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Según el infiel orgullo
con que el misterio celebran
las tapadas, pues mendigan
tarascas de aquella fiesta,
con irreverencias tantas
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a la herejía semejan
y cubiertas con el velo,
pierden el de la vergüenza;
con los barberos barbados
siempre andan a chanzonetas,
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muy preciadas de entendidas,
ignorantes bachilleras
que ni aun el Christus conocen
en medio de tantas letras.
Por hacer más execrable
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su desenvuelta insolencia,
hacían del sambenito
la gala más deshonesta.
Esto es, prescindiendo el poco
esmero en que degeneran
140
de católicos fervores
las descuidadas tibiezas.
VIEJA
¿Qué me cuentas, Periquito?
Mira, niño, no me mientas,
porque, dudo que pudiese
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suceder más en Ginebra.
PERIQUILLO
No, señora, que en los niños
y en los locos son cosecha
las verdades y, aunque amargue,
la verdad es evidencia.
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VIEJA
¡Oh, qué claro es el chiquillo,
en medio de su simpleza!
¡A fe que para escribano
es el muchacho una perla!
PERIQUILLO
También vi en la Compañía
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por adorno de la Iglesia,
colgados muchos rebozos
de brocato y de bayeta,
porque femeniles galas,
a desplegadas banderas,
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hagan de profanidades,
aun en los templos, ostenta.
VIEJA
Mira, Perico, que ya
pasan de raya tus pepas:
habla claro, que aun yo misma
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imagino que te juegas.
PERIQUILLO
Juro in verbo motilonis
y créame usted siquiera,
porque todos me despachan
o mi abuela que me crea.
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Es tan fiero el huracán
de ventosas volumeras,
tan feroz el torbellino
de vanas prosopopeyas
que, si por muerte de un rey,
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hay sermones donde quiera,
aquí, por lo que se mira,
predican dos mil arengas,
siendo abuso tan común
que, si Dios no lo remedia,
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tendrán ya su panegírico
pulperos y verduleras.
En los entierros nocturnos
su gran fantasía observa,
porque a todas luces luzca
185
de vanidad la quimera,
que dizque en el Purgatorio
también se alivian de penas
las almas de este país
con aparentes exequias.
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VIEJA
Gentil alivio por cierto,
encender al humo hogueras,
haciendo efectivas llamas,
siempre de Dios más aceptas,
como si ante la infalible
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verdad de infinita ciencia,
vanos desvanecimientos
dignos holocaustos fueran.
Ésta es la supersticiosa
ilusión que a muchos ciega;
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juzgan que aun en cultos sacros
profanos humos prefieran,
y es tanta la vanidad
de la mundana demencia,
que aun de lo sagrado abusa
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la profanidad grosera.
Mas ¿dónde dejas las glorias
que de sus hidalgos cuentan?
Dizque ya de hijos de Adán
sus prosapias degeneran.
210
PERIQUILLO
Todo el mundo es Popayán,
y pasa lo que en mi tierra
donde quiera que hay campanas;
y así te suplico, abuela,
que no me importunes más
215
con preguntas y respuestas,
que aunque a las reglas camines
no hay particular ofensa,
haciendo prerrogativas
que mi respeto venera;
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ni es justo hacer un agravio
por las malas a las buenas.
Ni es mi designio tampoco
profanar las excelencias
de tantos gloriosos héroes,
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que ilustran su alta nobleza.
VIEJA
Pues yo, guardando el decoro
con debida reverencia
a tanto noble esplendor,
excepción de aquestas reglas,
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hablaré con sólo aquéllos
que por meterse en docena,
siendo de miseria flux,
se introducen a primera.
Caballeros sólo in voce
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de su jactanciosa lengua,
hidalgos sin más informe
que un Don de bastardas letras;
como unos pavones reales
muy erizados se encuentran,
240
sin atender a que estriban
en unas patas muy feas;
y como firmen el Don,
aunque de donado sea,
les basta sólo el firmarlo
245
para su información plena;
que en esta Babel, tan sólo
al contacto de la huella,
se constituyen los sastres
en potentados de Grecia;
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los calafates en condes,
duquesas las taberneras,
en príncipes los arrieros
y las gorronas princesas.
De suerte que el que quisiere
255
exaltar su descendencia,
en jurando el domicilio
no necesita más prueba.
Y es cosa muy singular
que, aun sin saber formar letras
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sino caracteres griegos,
siempre aquéllas tres primeras
que constan de sólo el Don,
con gran claridad expresan,
pero en todas las demás
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su abuela que los entienda.
¿Viste algunos gamonales
de seriedad circunspecta,
muy estíticos de bolsa,
muy estirados de cejas,
270
de aquéllos que si se ofrece
la cuestión primera, niegan
doce artículos de fe
con prosa caballeresca;
de aquéllos de quitasol
275
de angaripola y cenefa,
rapacejos de algodón
en vez de flecos de seda?
PERIQUILLO
No, señora, que no pude
elevarme a tanta esfera,
280
si no es ya que de mal vistos
ninguno hay que verlos pueda.
Sólo vi unos aéreos diablos,
de tan vana ventolera
que del propio torbellino
285
camaleones se alimentan.
Otros duendecillos vanos
muy sin forma ni manera,
por suponer entidad
forman varias apariencias:
290
ya de fantasmas galanes,
Don Guindos de la comedia;
ya de familiares trasgos
metidos en sus carretas;
ya de súcubos marciales,
295
hermafroditas diablesas,
con más afeites y aliños
que una Doña Melisendra;
mucho capote de franja,
pañuelo a la picaresca,
300
metidos entre cortinas
como en jaula cotorrera,
por un lado marimachos
y por otro marihembras.
Las cabezas circundadas
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con cintas de raso o tela,
mas con todo este fan fan
con la transformación quedan
en entrando al vestuario
Don Perolinos de Jerga.
310
Y en volviéndose a sus casas
toda grandeza depuesta,
la mazamorra en persona,
sazonan sus excelencias
y acabándose la farsa
315
de los Príncipes de Tebas
hacen a Don Gerinaldos
su mojiganga burlesca.
VIEJA
¿No haces conmemoración
de las femíneas bellezas,
320
que ya por hojas del aire
juzgo Semíramis bellas?
Dizque son unas jeringas
altas, delgadas y secas,
preciadas de pocas carnes
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sin patas, barriga y tetas.
PERIQUILLO
No me toquéis ese punto,
señora, porque me pesa
que así carguéis la romana
a matronas tan honestas,
330
cuando por romanas pueden
blasonar por muy Lucrecias
estas ilustres matronas
que mi decoro venera,
cuyo prudente recato
335
virtud, cordura y modestia
a la veneración toca
y no a censura grosera.
VIEJA
No por ésas te pregunto
que fuera necia imprudencia,
340
cuando sus fueros exentos
viven de toda sospecha,
sino por aquellas otras
charlatanas damiselas,
que Laïs, Lamias y Floras
345
son de esta Roma moderna.
PERIQUILLO
Como en la fragilidad
de nuestra humana miseria
por dolencia universal
es la más común flaqueza
350
siempre de inmundas, mundanas,
profanas, ninfas venéreas,
suele ser en todo el mundo
la más corriente moneda.
Y así noto en este informe
355
una sola diferencia,
que otras caen de rogadas
y éstas de caídas ruegan.
Vieja exhalación con manto,
o fantasmas corpulentas,
360
andan por calles y plazas,
jugando carnestolendas.
Unas se topan con todos
por ver si pega o no pega;
sin ser de peso pesadas;
365
livianas, sin ser ligeras;
y aunque desbarbadas no,
son muy rapantes barberas
que a los míseros barbados
desuellan que se las pelan.
370
Otras más cultas o soeces,
entrando a las casas mesmas
por echar el resto al saque
con todos pelota juegan;
porque a su desenvoltura
375
o liviandad deshonesta
aun sirva la humanidad
de sagrado a las iglesias.
Mas en medio de tan varias
ilícitas diligencias,
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más eruptan de gazuza
que bostezan de repletas.
Preciadas de Doña Urraca,
de picudas cotorreras,
por cuatro bachillerías
385
de memoria mal impresas,
tan superficiales que
a dos silogismos quedan
con un «beso a usté las manos»
bien concluida la arenga.
390
VIEJA
¿Esto es todo el zaine a Filis
que a tanto bauzán elevan?
¡Tan poca actividad tienen
los encantos de Medea!
PERIQUILLO
Todos sus donaires fundan
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en insolencias perversas
y así al punto semitonan
en tocándose otra tecla.
VIEJA
¿Luego todas las plausibles
pompas que el mundo celebra
400
de esa confusa Babel,
de esa fabulosa Creta,
de esa imaginaria Menfis,
de esa fantástica Atenas,
son, según la descripción,
405
que tu relación expresa,
ráfagas muy perceptibles
de humo que el viento subleva
en ficticios obeliscos
a desvanecida esfera?
410
PERIQUILLO
Son escritos sin sustancia
en los fastos que bostezan,
oropel sin fundamento
es el relumbrón que afectan;
todo paja, nada grano,
415
cascos vanos, tripas huecas,
mucho ruido, pocas nueces,
muchos dones, pocas rentas.
Y perdonad que yo no
sé más que estas menudencias,
420
que al acaso se me vienen
sin hacer reflexión de ellas.
Que sólo sé que no sé,
y aun si el no saber supiera,
ya eso fuera saber algo,
425
y eso mi ignorancia niega.
Digo, de hoy en adelante
doy por falsas, por siniestras,
por nulas, por atentadas,
por patrañas, por novelas,
430
a todas y cualesquiera
relaciones o gacetas,
informes o descripciones,
a mano escritas o impresas,
maldiciendo a los perjuros
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informantes, con aquéllas
que las viejas acostumbran
y hasta con las de anatema;
y a los tales ateístas,
por incursos en la pena
440
de falsarios, de embusteros,
o de perjuros babiecas.