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Canción a la batalla de Lepanto.
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Nos cabe la satisfacción de publicar algunos trozos inéditos de este poeta catalán, cuya fama es poca por lo poco conocido de sus inmortales Preludios. La Oda que copiamos a continuación aunque sumamente inferior a las mejores que aquella colección contiene, puede dar una exacta idea de su estilo. Pondríamos también íntegras las dos epístolas, si el incorrecto M. S. que poseemos nos lo permitiese.
A DOÑA JOSEFA AMALIA REINA DE ESPAÑA, | ||||
ODA | ||||
Las armas, los combates y el sangriento | ||||
Carro del genio adusto de la guerra | ||||
Quise cantar en son que retumbando | ||||
Repitieran los ecos. | ||||
Y al pulsar de la cítara templada | ||||
Las cuerdas de oro, los suaves trinos | ||||
De ternura y amor y paz amable | ||||
Plácidas exhalaron. | ||||
¡Oh paz! ¡oh dulce paz! sola tú seas | ||||
El numen que me inspire; asaz oímos | ||||
Lúgubres sones, gritos espantosos | ||||
Como en tormenta el trueno. | ||||
Voz de matanza las cavernas santas | ||||
Del Montserrat riscoso resonaron, | ||||
Voz de matanza pavorosa y ronca | ||||
Llegó al augusto templo. | ||||
Suspendieron los cánticos divinos | ||||
Los Padres solitarios que en el yermo | ||||
Himnos de loa entonan a la Madre | ||||
Del Salvador del mundo. | ||||
¡Ay! ¡y el fusil tronó! ¡ay! ¡y cien veces | ||||
Y cien tornó a tronar! y al eremita | ||||
Palpita el pecho más que en bramadora | ||||
Tempestad de los montes. | ||||
No así, no así le oyeron temerosos | ||||
De muerte el son los hijos de la sierra, | ||||
La faz tostada de la tierra alzando, | ||||
«Venganza» respondieron. | ||||
-«Insanos, ¿do corréis? ¿a qué estas armas? | ||||
«¿A qué esta rabia?...» amedrantadas piden | ||||
Las hembras catalanas: aquel eco | ||||
Que les respondió un día. | ||||
Amorosas palabras, «guerra, muerte» | ||||
Ora les torna flébil. Huyen ellos | ||||
Y en torno de sus mantas ondulosas | ||||
Del mal vaga el espíritu. | ||||
Vosotras vos, montañas de mi patria | ||||
Atravesar les visteis vuestras cumbres | ||||
Buscando presa y lid, buscando el pecho | ||||
Do hundir la aleve punta. | ||||
Y le hallaron ¡ay Dios!... Tened, oh crudos, | ||||
Que en vuestro seno palpitó mil veces | ||||
Y la leche que un tiempo vos chupasteis | ||||
Chupó el labio que os ruega. | ||||
Tres vegadas natura ha suspirado | ||||
El golpe criminal, en vano ¡ay tristes! | ||||
La cuarta cae al duro poderío | ||||
De irresistible fuerza. | ||||
Y era así, que yo vi salir de un vele, | ||||
(Velo que nunca cobijar debía | ||||
El crimen) vi salir el brazo infame | ||||
Sembrador de discordia. | ||||
Le vi, le vi guiar trémulas manos | ||||
Al fratricidio atroz, a los incautos | ||||
Arrastrando cual víctimas al ara | ||||
De sacrificio impuro. | ||||
¡Brazo infernal! él solo, catalanes, | ||||
Vos concitaba; él solo, no vosotros, | ||||
Amados hijos de una tierra amada | ||||
La maldad cometía. | ||||
¡Brazo infernal! ¿do está la ánima justa | ||||
Mansión de la piedad y... (tal vez la dulzura) | ||||
Que su poder quebrante, don funesto | ||||
Del rey de las tinieblas? | ||||
La tuya fue, Princesa, honor del trono | ||||
Occidental; tu corazón sencillo | ||||
Lloró sobre los males de la España, | ||||
Y al cielo convirtiendo | ||||
Entrambas luces bellas abundosas | ||||
En lágrimas «¡oh Padre!», le dijiste | ||||
Al que al mover del labio omnipotente | ||||
Estremece los orbes, | ||||
«Merced, ¡oh Padre!, la virtud triunfante, | ||||
»Caiga el malvado en noche sempiterna | ||||
»Ocultando sus tramas infernales | ||||
»Mudo y vencido yaga.» | ||||
En alas de mil ángeles la prece | ||||
Voló, Jehovah la escucha, a Hesperia torna | ||||
En blanda majestad velado el rostro | ||||
Y ya la paz brillaba. | ||||
¡Gloria! ¡gloria a Jehovah! en gloria suya | ||||
Resuena el arpa que encantara un día | ||||
A la hija de Sión, cuando el Rey lleno | ||||
Del inspirante numen, | ||||
De sus cuerdas harmónico-sonantes | ||||
Sublimes tonos arrancando, el coro | ||||
De levitas, las grandes maravillas | ||||
De Adonai cantaba. | ||||
Y a ti, loor y prez, piadosa Madre, | ||||
Que aplacaste la saña del Eterno, | ||||
E hiciste que sus rayos depusiese, | ||||
Los rayos de su cólera. | ||||
No cese tu rojar: si él ha logrado | ||||
Que de los altos cielos descendiese | ||||
La santa paz que huyera estremecida | ||||
De la española tierra, | ||||
Haz, que a ella suceda aquel Espíritu | ||||
De divinal Amor que al Padre abrasa | ||||
Y al Hijo en caridad, y al Hijo y al Padre | ||||
Igual en gloria reina. | ||||
Él encienda los tibios corazones; | ||||
Él al sabio y su boca en son robusto, | ||||
Cual de agua que mugiente se derrama, | ||||
La verdad enaltezca. | ||||
Y brille la verdad, sus rayos puros | ||||
Al árbol mustio de mi Patria tornen | ||||
El esplendor antiguo y lozanía | ||||
Y las sombras disipen. | ||||
Las sombras del error encubridoras | ||||
Del negro trono do sentado el Pérfido | ||||
Víctimas pide y a la Madre España | ||||
Sume en viudez y llanto. |
EPÍSTOLA
1.ª | ||||
No, mi amable Gisperto, no tu amigo | ||||
Irá a pasar sus juveniles días | ||||
En la mansión de Casetania, donde | ||||
Rancios inciensos queman a Sofía | ||||
Sus sacerdotes de fruncidas cejas | ||||
Y adusta faz, mansión aborrecible | ||||
Sin el ángel de paz, que en otro tiempo | ||||
Era consorte mío y lo era tuyo. | ||||
Una mujer allí me cautivaba, | ||||
Una mujer en años abundosa, | ||||
Y en la que acaso tú no contemplaste | ||||
Con frío corazón gracias sublimes | ||||
................ | ||||
................ | ||||
Yo, ¡mísero de mí! cuyo destino | ||||
Rige maligno un astro, y me condena | ||||
A registrar Pandectas y Partidas: | ||||
El culto hermoso de las dulces musas | ||||
Abandonar apóstata, y hundirme | ||||
So las góticas bóvedas de un templo, | ||||
Que para nuestro asilo levantaron | ||||
Antiguas gentes: Yo, querido mío | ||||
Si amorosos cuidados te desvelan, | ||||
O el rigor te atormenta de una esquiva, | ||||
Si la estrujada bolsa te entristece, | ||||
Cuyo peculio vació en sus garras | ||||
Despiadado banquero, oh falaz moza; | ||||
Yo, mi Gisperto, entonces con pausado, | ||||
Docto compás, y magistral acento | ||||
Cual ensalmo de bruja, una y dos veces | ||||
Te leeré los bárbaros escritos | ||||
De nuestro foro, espléndidas humbreras | ||||
Que de patrios Doctores y de extraños | ||||
Ocupados trajeron los celebros | ||||
Luengas vigilas: mas los tiempos mudan, | ||||
Y nosotros también, dijo el poeta. | ||||
Ora verás cual a su magia, al duro, | ||||
Pesado estilo, al son de peregrinas | ||||
Dicciones y vocablos, (no lo dudes | ||||
Lo sé por experiencia) un sueño dulce | ||||
Oprimirá tus párpados y al pecho | ||||
Retornará la fugitiva calma. | ||||
Y al santo don serasme agradecido: | ||||
Que aquellas doctas páginas no siempre | ||||
Efectos tan pacíficos producen. | ||||
Cual las palabras de furiosa Pifhia | ||||
Que inicuos sacerdotes trasladaban | ||||
A placer del menguado, que iba al templo, | ||||
Así hambrientos letrados interpretan | ||||
La ambigua ley, el comentario, y glosa; | ||||
Se arman las lides, la discordia turba | ||||
La doméstica paz, rompe los lazos | ||||
De la amistad y de la sangre, y entra | ||||
Del Dios de paz en el santuario mismo: | ||||
Crece el proceso, auméntanse los gastos | ||||
Una sentencia al fin, comprada o justa | ||||
Pierde la causa, y entretanto luce | ||||
Del defensor la esposa en el teatro | ||||
La necedad del triste pleiteante, | ||||
Y los talentos del marido ilustre. | ||||
Mas no quiero Gisperto que trazados | ||||
Veas con hiel los rasgos fugitivos, | ||||
Que mi peñola forma cuando corre | ||||
Libre, y sin arte en amistosa carta. | ||||
A Dios pues: las locuras de los hombres | ||||
Hunde en olvido, mas de mí te acuerda. |
La Granada 24 de Octubre de 1830. |
EPÍSTOLA
2.ª | ||||
................ | ||||
................ | ||||
........Corro a la margen | ||||
Del humilde Cervera; su corriente | ||||
Sigo que se desliza entre olmos blancos. | ||||
¡Árboles de dolor! La mano dura | ||||
Del diciembre robó la cabellera | ||||
Que os adornaba, y la marchita frente | ||||
Contempláis en los límpidos cristales. | ||||
Lloráis ¿o es del rocío por ventura | ||||
La gota matinal que se ha mezclado | ||||
Con las aguas? Así del patrio Eridano | ||||
Cabe la margen, la corriente undosa | ||||
Con sus piadosas lágrimas crecieran | ||||
Los amantes... que plañían | ||||
Del mozo audaz la muerte lastimera | ||||
................ | ||||
................ | ||||
Un arbusto, una peña, y mustias plantas | ||||
Esto del mundo veo, y solo escucho | ||||
Del agua el ruido plácido, de lejos | ||||
La cascada tronar precipitándose | ||||
Y una siniestra voz que por los aires | ||||
Vaguea, y me estremece; aves infaustas | ||||
Aves de agüero funeral, horrendas, | ||||
Negras como el delito, la producen, | ||||
Cortan los aires: por detrás del pardo | ||||
Velo de niebla revolar las veo, | ||||
Y colmado de horror, en mi delirio, | ||||
Creo que son las sombras de los impíos | ||||
Que en estos mismos campos, fraternales | ||||
Armas blandieron, fraternales armas | ||||
Que en sangre fraternal crudos bañaron: | ||||
Y cuando exhalan el graznido horrible | ||||
¡Sangre! ¡Venganza! en mi delirio escucho | ||||
¡Sangre! ¡Venganza! acentos pavorosos | ||||
De lástima y horror: ¡ay! cuántas veces | ||||
Cuántas veces, Osman, aquestos montes | ||||
Aquestos campos, y la margen esta | ||||
Los oyeron tornar estremecidos? | ||||
Y cuántas veces la eco Catalana | ||||
Ronca aquí los tornó ¡sangrienta idea! | ||||
Muy más llena de espanto, dulce amigo | ||||
Que cuanto ofrece de terrible y triste | ||||
Naturaleza airada. Ella, si ella, | ||||
Del canto alegre y amoroso el goce | ||||
Interrumpe a la mente contristada, | ||||
Ella la voz a la garganta apega, | ||||
Y ella el semblante en lágrimas inunda, | ||||
Se vela en luto la acordada cítara | ||||
Y el genio del dolor en torno vuela; | ||||
Que aquí, que aquí do ahora guía al campo | ||||
El labrador sus bueyes, de labranza | ||||
Los hierros convirtiéronse en objetos | ||||
De asesino, el furor entrambas haces | ||||
Al combate llevaba; hubieras visto | ||||
Asestando el puñal contra el canudo | ||||
Padre, el hijo infeliz; salir silvando | ||||
Del tubo funeral randa la bala | ||||
Y atravesar ardiente del amigo | ||||
El pecho que fue amado; el tierno joven | ||||
Bañado en sangre, y en sudor caía, | ||||
Tornaba el rostro pálido la muerte, | ||||
Y veía al matador que era un hermano. | ||||
El furor los guiaba, y ni en afectos | ||||
De humanidad y amor, ni en el silencio | ||||
Y paz del tabernáculo encontraron | ||||
Do guarecerse. La discordia impía | ||||
Introducía su voraz hoguera | ||||
En los rabiosos corazones, crudas | ||||
Las Furias del averno dirigían | ||||
Las homicidas manos «¡Patria! ¡Patria!» | ||||
Gritaba el uno y «¡Libertad!» y fiero, | ||||
Desapiadado más que hircana tigre | ||||
La cabeza que aún chorreaba sangre | ||||
De su contrario paseaba en triunfo. | ||||
Los otros, ¡mal pecado! furiosos | ||||
Gritaban «¡Religión!» y la ponzoña | ||||
En las venas hubieran derramado | ||||
De su enemigo, ¡oh Dios! y todos, todos | ||||
Tenían una fe, y uno era el hábito, | ||||
Uno el país natal, unos los padres!... |
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La muestra de tercetos del arte métrica pertenece a una elegía.
24
La silva del arte métrica es un madrigal.
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Véase la Poética general Art. III. Preg. última.
26
Humano capiti.
27
Véanse los dos primeros ejemplos de cuarteto y de quintilla en el Arte Métrica.
28
Tales son los últimos ejemplos de pareado y de cuarteto, para poner al pie de las estatuas de la Farmacia y de Niobe.
29
Se dio un ejemplo en el de cuarteto endecasílabo.
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De ambos dimos también fragmentos en el Arte métrica.