41
«Para que cada alma que esto leyera en alguna
manera eche de ver el camino que lleva y el que le
conviene llevar, si pretende llegar a la cumbre de este
Monte»
(Prólogo Subida, 7).
42
«Porque esta senda del alto monte de
perfección, como quiera que ella vaya hacia arriba y sea
angosta...»
(IISubida, 7, 3).
43
«Por ser muy pocos los que perseveran en
entrar por esta puerta angosta y por el camino que
guía a la vida»
(INoche, 11, 4).
44
«Aun le serían ocasión de hartos
errores y engaños en la subida deste
monte»
(IISubida, 8, 7).
45
«Se da a entender a toda alma que quiere subir a
este monte a hacer de sí mismo altar en
él...»
(ISubida, 5, 7).
46
«El modo de subir hasta la cumbre del
monte, que es el alto estado de la perfección que
aquí llamamos unión del alma con Dios»
(Argumento, Prólogo, Subida).
47
«Por cuanto esta escala de amor es tan
secreta, que sólo Dios es el que la mide y
pondera»
(IINoche, 18, 5).
48
Este
término no aparece ni en Subida ni en
Noche, aunque sí el infinitivo volar:
«Sin desfallecer corre por la esperanza;
que aquí el amor [que la ha fortificado] la hace
volar ligero»
(IINoche, 20, 1).
Cfr., por ejemplo,
CánticoB, 31, 4: «Vuela este amor a Dios con gran
fortaleza y ligereza, sin detenerse en cosa alguna»
, o
Dichos 23: «El que de los
apetitos no se deje llevar, volará ligero
según el espíritu, como ave a que no falta
pluma».
Para una interpretación de este
símbolo, así como de algunas de sus
características, tales como la «ligereza»,
etc., puede verse mi
artículo «Aproximación léxica a una
imagen sanjuanista: el "Vuelo"», en Teresianum, en prensa. Esta imagen
está íntimamente imbricada en el arte de la
cetrería: «Si Él... no nos
mirara y amara primero..., y se abajara, ninguna presa hiciera [en
él] el vuelo del cabello de nuestro bajo amor, porque no
tenía él tan alto vuelo que llegase a
prender a esta divina ave de las alturas; [mas porque
ella se bajó] a mirarnos y a provocar el vuelo y
levantarlo de nuestro amor, dándole valor y fuerza para
ello»
(CánticoB, 31, 8), lo que se
confirma en el poemita «Otras de el mismo a lo divino»,
donde se ponen de manifiesto las características de esta
vertiginosa ascensión mística a través del
espacio aéreo en pos del Amado, asimilado a una «ave
de las alturas»: «Para que yo
alcance diese/ a aqueste lance divino/ tanto volar me
convino/ que de vista me perdiese;/ y, con todo, en este trance/ en
el vuelo quedé falto...».
49
«Y por eso llamamos esta desnudez noche
para el alma, porque no tratamos aquí del carecer de las
cosas..., sino de la desnudez del gusto y apetito de
ellas»
(ISubida, 3, 4). «No se puede venir a esta unión sin gran
pureza, y esta pureza no se alcanza sin gran desnudez de
toda cosa criada»
(IINoche, 24, 4). «En esta desnudez halla el alma
espiritual su quietud y descanso»
(ISubida, 13,
13).
50
«En que se trata... cómo en ellas
[potencias del alma] hacen vacío y tiniebla las
dichas virtudes»
(IISubida, 6, 4).