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ArribaAbajoRefranes agrícolas y observaciones meteorológicas

Saben bien los labradores los días en que la Iglesia rinde especial culto a los Santos, y de estos días se valen para fijar las épocas en que se deben practicar las faenas del campo; ¡hasta agricultor es en España el catolicismo!

Un labrador en pie es más que un grande arrodillado.

Enero mojado, bueno para el tiempo y malo para el ganado.

Enero y febrero comen más que Madrid y Toledo.

En enero, ni galgo liebrero ni halcón perdiguero.

De flor de enero nadie hinche el granero.

Pollo de enero, pluma o dinero.

(O se mueren o se venden caros.)

El mes de enero es como buen caballero.

(Como empieza acaba.)

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Enero de muchos hielos, febrero de muchas hebras, marzo de molinas (aguas menudas), abril lluvioso y mayo ventoso, hacen el año florido y hermoso.

En febrero, un rato al sol, y otro...

Cuando llueve por febrero, todo el año ha tempero.

Cuando no llueve en febrero, no hay buen prado ni buen centeno.

Febrerillo el loco no pasó de veintiocho; sacó su padre al sol y después lo apaleó.

San Matías iguala las noches con los días.

Año de heladas, año de parvas.

Año de neblinas, año de hacinas.

Año de brevas, nunca lo veas.

Año de landres (bellotas), año de landres.

Año lluvioso, échate de codos.

En año bueno, el grano es heno, y en año malo, la paja es grano

En menguante de enero corta tu madero.

Cuando por la Candelaria plora, frío fora.

En febrero mete tu obrero; pan te comerá, más buena obra te hará.

Por San Pablo riqueza en campo.

Tardes de marzo recoge tu ganado.

Boñiga de marzo, tira manchas cuatro, y boñiga de abril, tira manchas mil.

Paja y hierba para marzo la siega.

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Sol de marzo hiere con mazo.

A quince de marzo da el sol en la sombría y canta la golondrina.

Niebla de marzo, agua en la mano.

Nieblas en alto, aguas en bajo.

En marzo poda el ricacho y en abril el ruin.

Cuando mayo marsea, mayo marsea.

Quien ara en abril, su madre no lo había de parir, y quien ara en mayo, ni parirlo ni criarlo.

Abril y mayo son la llave del año.

Entre abril y mayo, las harinas para todo el año.

En abril aguas mil, y en mayo tres o cuatro, y estas con recaudo.

Abril, frío, pan y vino.

En abril cada gota vale por mil.

Altas o bajas, en abril sean las Pascuas.

Enjambre de abril para mí, el de mayo para mi hermano.

Frío de abril a las peñas vaya a herir.

Al principio y al fin abril suele ser ruin.

Del garbanzo te sé contar, que por abril ni ha de estar nacido ni por sembrar.

Por San Marcos bogas a sacos.

Mayo hortelano, mucha paja y poco grano.

A lo tuyo, tú.

Aún no es vino, y ya es vinagre.

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Grano de trigo no hace granero, pero ayuda a su compañero.

¿Dónde irá el buey que no are?

Hijos y pollos todos son pocos.

Quien en mayo se moja en mayo se seca.

Loca oveja la que al lobo se confiesa.

Cualesquier sementera tiene un día de sarpa.

Huerta sin agua, casa sin tejado, mujer sin amor y marido descuidado, son cuatro cosas que lleva el diablo.


    No fíes, ni porfíes,
ni tomes, ni prestes,
y vivirás con sosiego entre las gentes.



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ArribaAbajoLocuciones populares andaluzas

¿Viejas las cosas de Dios? Dios nace cada hora.

Dios está siempre en el mismo lugar.

Dios ni come, ni bebe, pero juzga lo que ve.

Está más alto que el «Inri».

Eso no lo arranca ni las tenazas de Nicodemo.

Sólo en el corazón de María Santísima cupo mayor dolor.

¿Cómo se llama? El dulce nombre (María).

Está mala, pero antes de morir se la llevan los ángeles al cielo.

Eso es mucho papel y poco tabaco.

Así paga el diablo a quien le sirve.

Quien no tiene calentura, no necesita médico.

Estaba boca arriba y sin resuello (muerto).

Nada encuentra; se le mandó por agua a la mar, y se vino sin ella.

Maldiciones de becerro no llegan al cielo.

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Esto va a acabar a estocadas.- Sí, a estocadas de cuadra.

A veces vale más «callar» por Dios, que «hablar» de Dios.

No quiero bufones; ya no los paga el Rey, porque no los quiere.

¡Toros! Sólo el aliento de los toros levanta un chichón.

Los niños en tortilla (muchos reunidos), no hay quien los aguante.

Ese no le pide a Dios que le dé dinero, sino que le ponga junto do lo haya.

Son como los de Fuente Ovejuna, todos van a una.

A ese no se le puede echar agua caliente (porque el pedernal basto salta).

A mí no me atan corto, que corto la soga.

La memoria juega conmigo al esconder.

Todos están ya sobredorados.

Se duerme sin temor de Dios (del que mal vive con cinismo).

Sí, como la fuente de la rana, que cuando llueve mana.

Obra hecha, no espera.

Anda que no te picará ningún bicho muerto.

Se agarran de un encalado (muro muy terso).

Confesión de tambor, absolución de pito.

Dios no ayuda con nada ajeno.

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Cuando asiento mis pies en tierra firme no me los hace menear ni un terremoto.

Llórame pobre, y no me llores sólo.

Come más que el río.

Más torpe que una mano sin dedos.

Fulana, sabe a su casa, y no sabe de juntos.

Dime de lo que blasonas, te diré de lo que careces.

La justicia va en carreta, pero alcanza a todo el mundo.

Eso será en la semana de los cuatro jueves.

El que alabe a fulano no pone más que la boca.

Ese no tiene carmín en las mejillas (vergüenza).

Para merecer, es preciso padecer.

Un juez más derecho que el dedo de San Juan.

Vargas que tiene más gracia andando que el Obispo confirmando.

Quien tal falsedad dice, dice que no hay Dios.

A lo «justo» no llega nada.

El de lo alto (Dios), la tierra de la verdad (el cielo).

¡Qué delgado estás! ¿Estás estudiando para tabique?

¿Qué remozado está? Parece que lo han retocado.

Oficio no mancha linaje.

Hay quien callando habla, y hablando calla.

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Aquello era un jardín de virtudes.- No dejaría de haber alguna cabra coja, porque en todas partes las hay.

Al que quiera saber, poquito y al revés.

A los preguntadores, cortapisas y callar.

Ese tiene escalera de plata (tiene suerte).

Entre amigos no hay manteles.

La verdad en Dios, y la justicia en el cielo.

A un juez de palo que fuese, le daría la razón.

Nadie sabe lo que vale un merecido aquí y allí.

¿Lo vio usted? ¿Pues no lo había de ver? ¿Acaso tenía mis ojos en presidio?

El gazpacho del tío Sandoval, mucho caldo y poco pan.

Quiero confesar este año, no me suceda lo que el pasado, que me quedé en barbecho.

Para pronunciar su nombre es preciso agarrarse a una columna.

Sus hijos son tan feos que quitan el hipo.

Un tonto echa una piedra en un pozo, y cien discretos no la pueden sacar.

Ese ha corrido sin pies.

Tan delgada, que cabe holgada en una paja de centeno.

Con un «¡Dios, mío!» me acuesto, y con otro «¡Dios mío!» me levanto.

Venía hecha un toro de fuego.

No todos pueden vivir en la plaza.

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Cuando le dan a uno las doce comiendo, alcanza la bendición del Papa.

Querer culpar a mi hijo es como querer arrancar los manteles a los altares.

Se debe dejar las cosas, velas en alto.

Cuando Dios extiende su mano alcanza a todas partes.

Más se lleva el diablo al cabo del año.

Quieres que sea como la medicina de Fernando, que desde la botica venía obrando.

¡Que vieja tan fea! Parece la que tuvo el candil la noche que se ahorcó Judas.

¿Qué hora es? Las todas (las doce).

Gracias, gracias, y me quedo con las ganas de darle a usted más.

Lo digo, y lo dijera con cien bocas que tuviera.

Le voy a dar una guantada de cuello vuelto. -Mire usted que le podrá salir caro. -Cinco duros (la multa).

Aceituna comida, hueso fuera.

El que no engorda comiendo, no engorda lamiendo.

La herramienta (la mano) es menester que coma.

-Guárdate de Fulano. -Su pellejo guarda al mío.

No sé que ha sido de él, ni hoja ni rama, no sé si lo tengo que honrar vivo, si lo tengo que honrar muerto.

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El que no se siente de una mala razón, no se siente de una puñalada.

Como la guitarra es mía, toco por donde me parece.

Este año es borracho, y hemos de beber el agua sin bajarnos.

Las funciones de iglesia dan producto al alma y al cuerpo.

Eso es; o cien varas de nariz o cortarla de raíz.

Esos lagartos de oro veía correr a mi vera y no los podía coger.

Parece que va al cementerio por sus pies.

El que tiene sesenta se sienta.

-No es un caballero, es un rico. -Pues dígale usted al rico que en dando las doce cada uno come en su casa.

Eso es horroroso con cien erres.

El que no tiene padrino no se bautiza.

No hay libra de carne sin añadidura.

Tiene el resto en las uñas.

De buenos es honrar.

Entrome con la tuya, sálgome con la mía.

Allí, la mitad parecen tontos, y la mitad lo son.

Yo sé bajarles los jornales.

No se me ocurrió nada, me se apagó el candil.

No seré yo quien le ponga la silla a ese potro.

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No entra en misa la campana y a todos llama.

No puede ni con una alforja llena de humo.

El que quiera saber que compre un viejo.

Usted no me saca de allí; ¡pues si un muerto es, y se necesitan cuatro!

Se murió y se llevó la llave de la despensa.

Sirve, porque hace de D. Juan, Juan y Juanillo.

Que se muela el trigo entre dos piedras.

No tenía que comer más que las uñas.

Nunca se han reunido los perros a pedradas.

¡Qué gañán! Ese va a engordar con las letras que se come.

Es tan largo como pelo de huevo.

De esto no hable usted mientras el cuerpo le haga sombra.

Está más perdido que un tapón.

Ahonda y sacarás agua.

Don Juan de Mena, ni palabra mala ni obra buena.

No hay cosa más socorrida que un día tras otro.

¡Jesús qué prisa! En diciendo melón, la tajada en la boca.

Los pinículos dicen siempre, a la corta o a la larga, que han comido con cuchara de palo.

Era entonces muy bruto, y ha continuado.

¡Qué mal año! Ni el Padre Santo podrá consagrar (no habrá trigo ni vino).

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Ese es otro moro con otro garrote.

Poco me cuesta ponerle los calzones al jaco.

¡Mire usted eso! Parece una mentira detrás de una mata.

Guarda que comer y no que hacer.

Ese no cambia en ese pellejo.

Se lo diré con la boca de mi cara.

Verá usted como le mando un recadito que se mude, con tres luegos.

La madera que ha de servir para cruz no le entra polilla.

No abro aunque venga el lucero del alba con una torta en la mano.

¡Qué frío! Señor, sol y avispas aunque me piquen.

De las veinticuatro horas, veinticinco estaba borracho.

En diciendo yo una cosa, la firma el Rey.

Hijos criados, duelos doblados.

¿Cómo saliste con esta noche? No había otra.

Pues si por mis bolsillos corren ratones.

¿Dónde vas oveja loca? A ver si topa.

Quien dice la verdad, ni peca ni miente.

Tan hermosa que paraba al sol.

Si estás triste, cuélgate un cascabel en las narices.

Si el diablo no hubiese inventado la mentira, la hubieras inventado tú.

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Para esos dolores no hay sino polvos de mayo y cáscaras de brevas.

La mentira anda barata.

Me eché las piernas al hombro y no quise ir.

Hasta que no briegue el tiempo no llueve.

El diablo está haciendo leña en el tajanal cuando tú no te estrenas.

Juan, ¿qué te duele? Todo lo que se llama Juan.

Dios tiene que dar más de lo que ha dado.

«Vecina-vocina».

Ni Jesús pasó de la Cruz, ni yo paso de aquí.

Ese fuego es como la risa del negro, se apaga en un instante.

Sea el santo que fuese, «ora pro nobis».

Calla, calla, que no sabes por dónde le entra el coco a la haba.

Ese, bárbaro fue a Madrid, y bárbaro volvió a venir.

Ese no pasa de ocho cuartos, ni ha de llegar nunca a real.

No echo mangas largas, sino que cuento con lo que gano.

No tanto queso como pan.

Sin un ochavo no se hace un real.

Es como el cura de Trebujena, que se murió de sentir penas ajenas.

Se ha criado tan sujeta como un cerrojo.

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No tiene más luces que las del día.

Esa habla hasta debajo del agua.

Aquello va despeñado (atolondrado.)

Dios y su madre no quitan carnes, sino el hijo al nacer y la madre al morir.

Ese no tiene más luces que las del día.

Como no se tiene el tiempo en la mano.

-¿Cómo te va con tu suegra? -Cómo me ha de ir, una hubo de azúcar, y amargó.

Se veía como unas huertas.

No puedo ver a las gentes «relojeras» para el trabajo, y que sea menester pincharles como a los bueyes.

A mí no me quema más que la candela y el aguarrás.

Al que no quiera habas, tres guisos al día.

Yo tocarme la mantilla con una que tuviese nota, eso no. Con esas que una se junta que le dé y no le quite.

¡Ay! Que esto se me ha caído de la mano. ¿Quién me estará mentando? -«Mal cogido.»

Te he de querer mientras tenga Jesús la Cruz a cuestas.

¿Qué hago? Respirar por no ahogarte.

Eso no pega ni con cera ni con cerote.

Como moza de posada, mal comida, mal bebida y deshonrada.

Con esto se echó el ribete a la empanada.

El buey que me corneó, a buena parte me echó.

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Es como la gente gañana, que lo que es hoy no es mañana.

Lo da de «don atrás» (se encumbra).

Como no tengo «hayal» (dinero), me llamo callar.

Echar crudo para que haya cocido.

¡Máquinas, malditas! Los brazos de los pobres son su caudal; en parándose, ¿qué será de ellos?

El hijo de la vecina por madrugar se halló un costal. -Más madrugó el que lo perdió.

-Dígame usted la verdad. -No señor; si la digo, me quedo sin ella.

La aseada de Jurguillos, que lavaba los huevos para freírlos.

Esa es de las que echó Santa Ana del carro abajo (es decir, que es cuajona y pava).

Es muy recatada; no es de las de puerta de calle y punto en calceta.

Está tan espesa la cebada, que no se puede «regender» con una espada.

Yo no entiendo de grajos pelados.

Estás más desgraciado que el tiesto de Inés, que se secó lloviendo.

Eres como la hierba en primavera, que crece de noche y de día.

En empezando a comer, era preciso silbarle para que parase.

Más fornido que un canto.

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Si el niño llora, dejarle llorar que la boca es nueva.

Harto ruin es quien por lo suyo no vuelve.

A costa de su pellejo, Francisco Esteban fue guapo.

Mientras hay catas, hay embudos.

Eso ha de sonar más que las narices.

¡El demonio se pierda!

Era un pan de rosas; nunca se le oyó un malhaya.

Como usted, señor Vicente; pero cuidado que no reviente.

Parece tu cabeza una «pavea» de albejones.

A tu casa no lleves quien ojos tenga.

Aquello le sonó a campana cascada.

El real que guarda ciento es buen real.

Como la ballena, que todo le cabe y nada le llena.

Padre tengo, y lo tengo muerto.

He estado haciendo mi hacecillo de suya.

Lo que se calla se puede decir, lo que se dice no se puede callar.

La verdad no pierde por niña, ni la mentira gana por anciana.

Remienda tu sayo, y pasarás tu año.

Ya se vio; le pareció todo el monte orégano.

Al que cuece y amasa, no hay que venderle hogaza.

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Hazme ciento y márrame una, y no me has hecho ninguna.

Tomó dos de luz y cuatro de traspón.

La gracia del peluquero es sacar rizos donde no nay pelo.

Es amigo de hacer honras de cuerpo presente.

¿Quieres retar a tu madre? Mira que «hija» eres y madre serás.

No grites; si fueses de alambre, habías de ser el mejor cencerro que hubiese en la campiña.

Ni a ti te luzca ni a mí me haga falta.

De lo contado come el lobo y anda gordo (por malas cuentas).

Tienes gañotes de calceta vieja.

Esos B., que son judíos, que es peor que ser negros, porque lo negro sale, pero lo judío se reverdece cada siete años.

Al pobre tío Juan se lo comen a cucharadas.

Dile que si eso dice le arrancaré la lengua y la campanilla.

Para hablar de mi hija es preciso que se enjuague la boca con agua de rosas.

¡Qué destruida está! No parece ni su prójimo.

Vestido de saya y el dinero en la caja.

¡Qué aseada es! Está su cocina que parece que no ha pecado.

Estamos en paz y jugando.

Este está aquí y en el infierno.

Tiene más ojos que un camaleón viejo.

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Tenía la boca desplegada de reírme.

La familia del Dios Baco, padre, hijo y el Demonio.

Se le caen los calzones de hombre de bien.

Más bueno que el pan, y más pasado que la masa.

Cuerno y cuerna que son macho y hembra.

Estás como el milano, las alitas quebradas y el pico sano.

Es capaz de comerse la omnipotencia de Dios hecha pan.

-¿Pero qué hace? ¿En qué se emplea? -Tiene siete sesos, y los siete vacíos.

Tiene pestañitas de sombra.

No es tan muchacho, que ya ha rompido la casaca (cumplido el servicio militar).

Es buen hombre y mal sastre.

Yo seré tonta hasta donde me ha hecho Dios, pero no hasta donde me quieren hacer los hombres.

Es más feo que pegarle a Dios en Viernes Santo.

Tiene el oído en los pies.

El cielo se puso sus plumeros.

Señor, tanto pesa una libra de lona como una libra de oro.

Donde hay campanas hay de todo.

¡Dios mío! Este es el último escalón de la horca.

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La gracia de Dios ha de salir (se sabrá la verdad).

Le vino tan bien como a un santo dos velas.

Padre, me acuso que soy carpintero. -Tarugo tenemos.

Las penas se me empalman.

Si como mientes corres, el demonio que te alcance.

Tres cosas hacen al campesino salir de su casa: procesiones, toros y personas reales.

No he pegado los ojos en toda la noche.¡Cómo los habías de pegar, si están por medio las narices!

El papel aguanta mucho.

La santa rosa ama las espinas, entre las que se cría.

¡Qué lenguas! Aquí, pronto le quitan la capa a San Juan, la camisa a San Sebastián y el pellejo a San Bartolomé.

¡Señales de agua! Todas marran. No hay más señal cierta que cuando le sudan los cuernos a los bueyes.

El perro del herrero, que no acudía a las martilladas y acudía a las mazadas.

Se casó con un desavío, pero fue porque si ella era negra, las pesetas eran blancas.

¿Qué cenaba el pobre? -Pan y pan.

Quilindón, quilindón; zapato de vara no gasta listón.

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Quiero que me miren a la cara, y no a las manos.

Lo que ha de cantar el carro lo canta la carreta.

¡Tengo unas vísperas! (Presentimientos.)

Tener hijos es: nueve meses de enfermedad y toda la vida de convalecencia.

¡Razón! Esa la tiene todo el mundo; es lo más cuotidiano que hay, y anda tirada por el suelo.

El dinero se ha perdido.

Me dejó la cara llena de frente.

Más vivo y más ligero que un brinco.

Quien sangre nueva administra, la suya la tiene frita.

Ya esas (cosas viejas) van echando las obligaciones atrás.

Eso es como el milagro de Mahoma, que lo pusieron al sol y se quedó a la sombra.

Ese, si fuese sol, no alumbraría a nadie.

Ese botón, ¿es de casaca o de casacón?

Tan mansa y tan loge, que no es capaz de decirle zape al gato.

Ha quedado como barrido, desgastado y deslucido.

Estás como Juan Flor, que se curaba para estar mejor.

Conoce las letras, pero no las junta.

Ese entripado lo ha tenido cocido por dentro.

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No pasé peine por cabeza, que no se quedara calva.

¡Qué delgada está! Y está bien, y come, pero parece que come relámpagos.

¡Anda! Un mal marido te entre por las puertas.

Siempre está en el campo como una cepa.

Sobre la quemadura, agua hirviendo.

Tiene la cabeza como rabadilla de gallo inglés.

Quiero ser tambor, pero ser el que toque mejor.

Al amigo se le acompaña hasta la puerta del infierno, y allí se le deja.

La carne, para el diablo; los huesos, para Dios.

Lo mismo es tu cuento que los perros pachones, que de feos hacen gracia.

Si el mar se casase se le quitaba la braveza.

Salí a la calle y avergoceme, y entré en mi casa y consoleme.

Esas son señoras injertadas.

Don Juan, la moneda es un gran señor.

Tome usted este pan, aunque es duro, que más vale Duranda que no Miranda.

Señor Corrín, que corriendo va, que siempre corriendo y nunca hace «naa».

Dios le ayude, y a nosotros no nos olvide.

No era más que para el «arache» y el «cavache» (arar y cavar).

El que da un mal rato, no lo espere bueno.

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Viva la jaquita de Fosal, que hacía polvo en un lodazal.

Cada uno sabe sus penas, y Dios las de todos.

¡Qué chillones! Parecían huecos.

El que va por la ley, ¿quién le echa el arado atrás?

Ese, si lo apalean, echa bellotas.

Es fino como tafetán de albarda.

Si ahora le parece tarde, más tarde será mañana.

Parece andando un loro viejo.

Tenía la cama más dura que un arroyo.

Tan hermosa, que la envidia el día.

La cae la sombra de un coche.

Ahora, hasta los escarabajos empinan la cola.

Haré... Hombre, que se vea y no se diga.

Todo te se vuelve cerner y no echar harina.

Cogí el pendil y la media manta y me mudé.

Mientras hay Dios hay misericordia.

Hoy la hallas, y mañana la encontrarás falla.

Estás como tía Mai Miguel, que le daba vergüenza hasta de ser mujer de bien.

Sobre padre no hay compadre.

Pues si yo estoy como las ánimas benditas, siempre deseando que le den.

Mañana será de día, y verá el tuerto los espárragos.

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Cuando viene a pelo, aunque la burra se caiga en el suelo.

Dios sabe el que le sirve.

Para decir el toro viene no es menester tantos arrempujones.

Conforme se murió se hizo el caudal tiras y gabanes.

Era cosa tan buena, que el rey la llamó de tú.





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ArribaAbajoAdivinas y acertijos populares


ArribaAbajoAdivina


    Yo vi un toro bramar desde una nube.
Vi salir fuego de una cantimplora.
Vi salir agua, es cierto, de un arado.
Vi dos bueyes hablar a una señora.
Vi dos hombres comiéndose un caballo.
Vi unos perros jugando a la pelota.
Vi unos niños tragarse tres navíos.
Vi el alto mar de leche abastecido.
Vi una taza de cien codos.
Vi una torre que andaba por un prado.
Vi una vaca tocar la chirimía.
Vi un sacristán verdad, por vida mía.



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ArribaAbajoAcertijos populares




1


   Un tercero en este mundo
a Dios limosna pidió;
Dios le dio lo que pedía,
mas de un cuarto no pasó;
y al regocijo del cuarto,
se gastó más de un millón.




2


    De bronce el tallo,
las hojas de esmeralda,
de oro el fruto,
las flores de plata.




3


   Una estancia abovedada,
donde el eco se recrea;
un batallón de soldados
repartido en dos hileras;
no son los más fuertes machos,
que son las más fuertes hembras;
está una mujer entre ellas
por parlanchinota presa.




4


   Cuando más chicos, más grandes;
cuando más grandes, más chicos.




5


   Soy alguacil de las damas
y ministro singular,
ando cargado de varas,
sin prender ni castigar.

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6


    Yo y mi hermana, diligente,
andamos por un compás,
con el pico por delante
y los ojos hacia atrás.




7


   En Francia fuí fabricado,
en España soy vendido,
y con afán por las damas
siempre he sido pretendido.
Si me prenden, prendo;
si me sueltan, soy perdido.




8


   Somos muchas compañeras,
que unidas y de un color,
gastamos de tres maneras,
aunque alguna tal cual vez
trastornamos la mollera.




9


   Es una red bien tejida,
cuyos nudos no se ven,
y duran toda la vida.
En esta red de pescar,
unos claman por salir,
y otros claman por entrar.




10


   En el aire me crié
sin generación de padre,
y soy de tal condición,
que muero y nace mi madre.




11


   Di la muerte al concebir
al que me vino a buscar,
cuya muerte he de pagar
al tiempo de yo parir.




12


   La última soy en el cielo,
con Dios en tercer lugar,
me embarco siempre en navío,
y nunca estoy en la mar.

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13


   Una, una y una,
una, dos y tres,
contaban dos amantes,
contaban veintitrés,
contaban dos amantes,
y no contaban cien.




14


   Me llaman pan, sin ser pan.
tengo voces de alegría,
y me sacan en los días
de mayor celebridad;
de bofetadas me dan,
y yo, puesto en un madero,
pienso de que fuí cordero,
mas no soy Dios ni soy pan.




15


    Preñado dicen que estoy,
y jamás a parir vengo;
lomos y cabeza tengo,
y aunque vestido no estoy,
muy grandes vidas mantengo.




16


   Ayer era, hoy no soy,
ayer no era, hoy sí.




17


   ¿Quién fue el que no nació,
y su madre se lo comió?




18


   Mi ser por un punto empieza,
por un punto ha de acabar;
el que mi nombre acertare,
sólo dirá la mitad.




19


   En el campo me crié,
metida entre verdes lazos;
aquel que llora por mí,
ese me hace pedazos.




20


   Soy alto y hermoso,
ando a la ventura,
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por do paso corto,
y coso sin costura.




21


   Justo me llaman, y doquier
soy alabada sin tasa;
a todos parezco bien,
nadie me quiere en su casa.




22


   Dime, si eres entendido,
esto cómo puede ser,
que ni tres son más que dos,
ni dos son menos que tres.




23


   El boticario y su hija,
el médico y su mujer,
se comieron nueve huevos,
y les tocaron a tres.




24


    Dos son tres, si bien se advierte;
tres son cuatro, si se mira;
cuatro, seis, y de esta suerte,
seis son cuatro, sin mentira.




25


   Un convento chiquitito;
las monjas son de marfil;
más arriba dos ventanas
más arriba dos espejos,
y más arriba la plaza del pensamiento.




26


   El que la hace, la hace cantando;
el que la busca, la busca llorando;
el que la disfruta no la ve.
¿Qué es?




27


   Al ver dos hombres que venían,
dos mujeres, una a otra, decían:
Allí vienen nuestros padres,
maridos de nuestras madres,
padres de nuestros hijos
y nuestros propios maridos.

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28


   Más de veinte vecinos
en una sala,
los que nunca se juntan,
y nunca se hablan.




29


    Encerrada siempre estoy,
en invierno y en verano,
y sólo me dejó ver
de médico y cirujano.




30


    Limpio, claro, acrisolado
es mi ser, y aunque estoy muerto,
en toditas mis acciones
alma parece que tengo;
si se ríen, yo me río;
si lloran, hago lo «mesmo»,
sólo me falta el hablar;
en lo demás, estoy diestro.




31


   En el cielo no lo hubo,
en la tierra se encontró,
Dios, con ser Dios, no lo tuvo,
y un hombre a Dios se lo dio.




32


    De arena un grano
puede pararme,
mas a quien sigo no hay quien lo ataje
ni en el cielo, ni en la tierra,
ni en el agua, ni en el aire.




33


   Quien la hace, no la quiere;
quien la ve, no la desea;
quien la goza, no la ve.




34


   Sirvo al Rey y sirvo al Papa,
al con capa, al sin ella,
tengo una mella,
y no puedo pasar sin ella.




35


   ¿Cuál es el hijo cruel
que a su madre despedaza,
—280→
y la madre con mil trazas
se lo va comiendo a él?




36


   Con mí nadie está contento,
me rechazan con enojo;
yo mismo visito al viejo,
y a mí me visita el mozo.




37


   Dos buenas piernas tenemos
y no podemos andar
sin el hombre, que sin nosotros
no se puede presentar.




38


   En una cumbre me ponen
para que el aire me dé,
sirvo de guía a los hombres,
y me sostengo en un pie.




39


   El enamorado esté advertido,
que queda dicho mi nombre
y el color de mi vestido.




40


   Yo los sesos me devano
y en pensar me vuelvo loca,
la suegra de mi cuñada,
¿qué parentesco me toca?




41


   Una serpiente feroz y ligera,
que nunca se aparta de su madriguera,
y que metida en su rincón
a muchos le causa su perdición.




42


   Soy chica, y soy ligera,
y a pesar de esto, es muy cierto
que no puede ningún vivo
tomarme un ratito en peso.




43


   Dime cómo podrá ser
que una planta de la tierra,
en dejándola crecer,
de macho se vuelva hembra.

  —281→  


44


   Yo me crío en Berbería
y me compran los cristianos,
si quieres saber mi nombre,
asido estoy a tus manos.




45


   Redonda como la bola
me mantengo por la cola,
tantos hijos como tengo,
a todos les doy corona,
y a mi amo pesadumbre
cuando me caigo en el suelo.




46


    Príncipe fuí sin ser noble
de un Estado muy pequeño,
me concedieron poder
de predicar sin ser clérigo;
mi nombre lleva una silla,
donde me senté el primero.




47


   ¿Quién es el ser infeliz
que hasta la gloria llegó,
y por querer subir más
para siempre se perdió?




48


   ¿Qué cosa tiene el molino
precisa y no necesaria,
que no molerá sin ella,
y no le sirve de nada?




49


   Más alta que Dios subí,
y en el cielo y en la tierra,
nadie se encuentra sin mí.




50


   Soy clara y espero yema.




51


   Iba yo por un camino
y sin querer me la hallé,
me puse a buscarla
y no la encontré;
—282→
y como no la hallé,
me la llevé.




52


   Me hice un hombre de arte,
por mí el caudal más crecido,
a veces se desmorona;
yo de Reyes no he nacido
y tengo cuatro coronas.




53


   Yo tengo una tía que quiero, y se llama
con nombre que a hombre
yo nunca aplicara,
porque desde luego
a mal lo tomara.




54


   Estoy de día y de noche
en continuo movimiento,
siempre acortando las horas;
mira que no soy el tiempo.




55


   En la ventana soy dama,
en el balcón soy señora,
en la mesa cortesana
y en el campo labradora.




56


   Siempre quietas,
siempre inquietas,
durmiendo de día,
de noche despiertas.




57


   Hembra soy que por la posta
ando diversos caminos,
los hombres bastos y finos
se divierten a mi costa.
En una prisión angosta
me meten sin compasión,
y todos estos tormentos
me los dan por diversión.

  —283→  


58


   Una salita entrelarga,
en medio, una celosía;
cinco muertos le acompañan
y un vivo le da la vida.




59


   En medio del mar estoy,
no soy de Dios ni del mundo,
ni del infierno profundo,
y en todas partes estoy.




60


   Mi primera es madre
y nunca ha parido;
mi segunda, selva
que a nadie dio abrigo;
nace mi todo y no sabe andar,
pero por doquier se pone a trepar.




61


   ¿Qué cosa es la más sutil
y penetra por doquier,
y se pone junto a mí
aunque lejos está de ti?




62


   Estudiantes que estudiasteis
el libro de teología,
decidme, ¿cuál es el ave
que no tiene pecho y cría,
que a los vivos da sustento
y a los muertos da alegría?




63


   Volando nací, señores,
para cernirme en el viento,
y después, andando el tiempo,
pobre me veo y desnudo.
Si alguna mano me ayuda,
lágrimas voy derramando,
las cuales quedan impresas
y hablando van, y aunque mudas,
se expresan como discretas.

  —284→  


64


   Vuelan sin que tengan alas,
dan sombra sin tener cuerpo,
son ligeras o pesadas,
tímidas o deseadas,
matan sin hierro ni espada
y resucitan al muerto.




65


   Una cosa angosta y larga,
como varón soy muy dulce,
como hembra soy amarga.




66


   Soy consultor de las damas
y por ellas muy querido;
nunca hablo la verdad
ni en mentira me han cogido.




67


    Cabra y leña me dio el ser
y sin ellas nada soy.
Sin pie caminando voy;
susténtome sin correr;
obedécenme temblando,
y muchos pierden la vida
por no hacer lo que yo mando;
mi amo no es caballero
y se llama como yo.




68


    En Granada hay un convento
con muchas monjitas dentro,
con un velo tan delgado,
que ni es de lana ni es helado.




69


   Verde se nace,
negro se crían,
y entra en la plaza
con fantasía.




70


   ¿Quién es una hembra triste
muy secreta y reposada,
—285→
de cuerpo y alma privada
que de negro siempre viste?




71


   En continuo movimiento
estoy de noche y de día,
siempre acortando la vida;
mira que no soy el tiempo.




72


   En medio del cielo estoy
sin ser lucero ni estrella,
sin ser sol ni luna bella;
aciérteme usted quién soy.




73


    En el campo me crié
entre matas y lentiscos,
nunca zapatos calcé,
hábito franciscano visto,
dos martirios pasaré
pero no será por Cristo,
y así al cielo no iré.




74


   Un pastor vio en la montaña
lo que no vio el Rey en Castilla,
ni el Pontífice en su silla,
ni Dios con ser Dios lo vio.




75


   A la inquisición llevaron
a una porción de sujetos,
y muertos que fueron estos,
sus restos depositaron,
y a otro año de ellos sacaron
al origen de sus pleitos.




76


   Cinco compañeros juntos
por lo regular vivimos,
y cuando nos dividimos
es para varios asuntos;
sirvo al vivo y al difunto,
siempre en movimiento estoy,
—286→
de una parte a otra voy
por mandato de los hombres
a quien serví, no te asombres,
aun antes de ser quien soy.




77


    Añade a la letra B
el romper de una limeta,
y sabrás cómo se nombra
la que a mí me desatienda.




78


   Una dama que anda siempre
por tejados y azoteas,
doce galanes rondan,
a una toma y a otra deja.




79


    M. V. G. E. R.
(Anagrama.)
La M, muerte publica;
vicio la V, bien formada;
la G, guerra; la E, espada,
y la R, rayo indica.
De modo que si me ensayo
a unirlas como se advierte,
dicen estas letras: «Muerte,
vicio, espada, guerra y rayo».
¿Qué ingenio torpe e inmundo
mujer así disfrazó
y de tal modo ultrajó
la mejor cosa del mundo?
¿No fuera más cierto y fijo
que dejara descifrado
mujer, maravilla, vida,
gloria, estrella y regocijo?»

  —287→  


80


   Es nada mi segunda,
y de tal modo,
que mi primera
viene a ser mi todo.




81


    Agua bebo
porque agua no tengo;
si agua tuviera,
vino bebiera.




82


   Yo he visto un cuerpo sin alma
dando voces sin cesar,
puesto al viento y al sereno
en ademán de bailar.




83


   Salí de tierra
sin yo quererlo,
y maté a un hombre
sin yo saberlo.




84


   No soy cruz, ni voy al hombro;
no soy Espíritu Santo,
y hablo con lengua de fuego.




85


    Ya me llevan, ya me traen,
y es darme mayor tormento,
porque el fuego en que me abraso
arde con el movimiento.




86


    De lejas tierras me traen
a servir a un gran señor,
y sus ministros me queman
sin la menor compasión.




87


   De la iglesia mayor vengo
de ver el mundo al revés,
el penitente sentado
y el confesor a sus pies.

  —288→  


88


   Soy huésped aborrecible
y nadie quiere tenerme,
mas no se acuerdan de mí
sino cuando ya me tienen.




89


   Delgada, gruesa o mediana,
y con los ojos de un tuerto,
con las mujeres estoy
en la ciudad y en el huerto.




90


    Palmo, palo y plomo soy,
y soy cosa tan ligera,
que cuando quiero me marcho
sin tocar los pies en tierra.




91


    Un hombre murió sin culpa
cuya madre no nació,
la abuela quedó doncella
hasta que el nieto murió.




92


    Soy redonda como el mundo;
clara que eso no se diga,
y me hacen de por fuerza
que mi propio nombre «escriba».




93


   ¿Cuál será la muy mentada
que se halla al fin de la vida,
no halla en el mundo cabida
ni en el cielo tiene entrada,
que no se encuentra en los meses
y en la semana dos veces?




94


   En mí trabajan
mujeres y hombres:
ellos me muelen
ellas me escogen;
—289-290→
—291→


comer un conejo hoy
y que se mate mañana.




106


   Sale de su sepultura
con la santa cruz a cuestas,
unas veces salva al hombre,
y otras, la vida le cuesta.




107


   Yo tengo calor y frío,
y no frío sin calor.




108


   Apellídanme Rey, y no tengo reino:
dicen que soy rubio, y no tengo pelo;
afirman que ando, y no me meneo;
relojes arreglo, sin ser relojero.




109


   Cualesquiera que me viera
entre cadenas metido,
creerá que contra la iglesia
algún mal he cometido.
Pues jamás cometí daño,
ni en obra, ni en pensamiento,
y estoy, por decreto humano,
condenado a fuego eterno.
Suélenme sacar al aire,
y es para mí más tormento,
pues el fuego en que me abraso
crece con el movimiento.




110


   Es santa, y no es bautizada,
y trae consigo el día,
gorda es y colorada
y tiene la sangre fría.




111


   Yo tengo nombre de santa,
y en mi hermosura y olor,
merezco ser comparada
con la que es madre de Dios.

  —292→  


112


   Un árbol con doce ramas,
cada una tiene un nido,
cada nido, siete pájaros,
y cada cual su apellido.




113


   En medio del mar estoy y no me mojo,
en brasas me colocan y no me abraso,
en el aire me hallo y no me caigo,
sin que puedas echarme me tienes en tus brazos.




114


    ¿Cuál es aquel asmastrote,
ídolo de la mujer,
por cuyos costados entran
dos a dos, y tres a tres?
Dos cosas tiene de llave,
y de Fortuna una y tres,
dos del juego de ajedrez,
tiene una de hombre armado,
y otra que si le falta
ya no se puede mover.




115


   Mil veces doy alegría,
y otras mil causo dolor,
y aunque saben que yo engaño,
todos me tienen amor.




116


   Una dama muy delgada
y de palidez mortal,
que se alegra y reanima
cuando la van a quemar.




117


   ¿Cuál es el bicho feroz
que anda sin tener pies,
con las alas arrastrando
y el espinazo al revés?




118


    Un cercado bien arado, bien binado,
y reja en él no ha entrado.

  —293→  


119


   Verde me crié en el campo,
negra fue mi mocedad,
y ahora me visten de blanco
para llevarme a quemar.




120


   Vino cierto anciano un día,
y ufano con su valía,
me aseguró que en su nombre
un gran misterio hallaría;
en confusión me habéis puesto,
diga hermano la verdad;
diré que en el primer verso
la veréis con claridad.




121


   En tres meses ha parido
una casada tres veces,
y cada preñado ha sido
de cabales nueve meses.




122


   Muerdo al fuego, y el bocado
es daño y bien del mordido,
no vierte sangre el herido
aunque se ve acuchillado;
mas si es profunda la herida
por mano que no acierte,
causa al herido la muerte
y en la muerte está su vida.




123


   ¿Cuál es la dama pulida,
aseada y bien compuesta,
temerosa o atrevida,
pudorosa o descompuesta,
y gustosa o desabrida?
Si son muchos porque asombre
muda de mujer el nombre
en varón, y hay cierta ley
que habla por ella al rey
y la lleva cualquier hombre.

  —294→  


124


    De colores muy galano,
soy bruto y no lo parezco;
perpetua prisión padezco,
uso de lenguaje humano,
si bien de razón carezco.




125


    Un árbol que Dios crió
de los cielos a la tierra,
si no lo cortan de chico,
de macho se vuelve hembra.




126


    Al volver por una esquina
me encontré con un convento;
las monjas vestían de blanco,
la abadesa, de pellejo;
más arriba, dos ventanas;
más arriba, dos espejos.
más arriba, una plazuela
donde pasean los polluelos.




127


   Fui al campo,
me encontré un hombre sin brazos;
por sacarle el corazón,
le hice el cuerpo pedazos.




128


   Blanco como la leche,
negra como la pez,
habla sin tener lengua,
anda sin tener pies.




129


   Una dama de linda lindeza,
con doce galanes se sienta a la mesa;
uno la toma, otro la deja;
con todos se casa y queda doncella.




130


    Alicol que no tiene col,
ni alas, ni pies, ni pico,
y su hijo alicantico,
tiene alas, pies y pico.

  —295→  


131


   Yo vi venir a un hombre,
un estudiante juró
que venía de comer
lo que Dios nunca crió.




132


   Ningún día fuí hija,
ahora soy madre,
el príncipe que mis pechos críe
es marido de mi madre;
acertarla, caballeros,
si no dadme a mi padre.




133


   Fui al campo,
corté un bastón,
cortarlo pude,
rajarlo no.




134


   Vestido de fraile vengo,
a ver al padre prior,
traigo los hábitos blancos,
y amarillo el corazón.




135


   En el campo me crié
metido entre verdes ramas,
y ahora me veo aquí
al servicio de estas damas;
ellas me dan de comer
y yo no les pido nada.




136


   Por inútil y por viejo,
me apartó el rey de su tropa,
y sin darme pres ni ropa
total me quitó el manejo,
dejándome boca abajo,
en pago de buen servicio.




137


   Tan grande soy como el mundo,
y con todo, no me ves;
—296→
tiénenme por vagamundo,
cércote de ancho y profundo,
todo de cabeza a pies.




138


   Una dama está en faldetas,
un galán está bailando,
y al son de las castañuelas
las tripas le va sacando.

  —297→  

ArribaSoluciones

1. Carlos III y Carlos IV.

2. Naranjo.

3. Boca y lengua.

4. Chica borrachera y chico es medida de vino.

5. Abanico.

6. Tijeras.

7. Alfiler.

8. Uvas.

9. Matrimonio.

10. La nieve.

11. La víbora.

12. La letra O.

13. Las palabras que son 22.

14. La pandereta.

15. El monte.

16. Las deudas y las pagas.

17. Adán.

18. La media.

19. La cebolla.

20. El navío.

21. La justicia.

22. Porque el dos tiene tres letras.

23. El médico estaba casado con la hija del boticario.

24. Las letras.

25. La boca, ojos y frente.

26. La caja.

27. Dos que enviudaron y se casaron con sus respectivas hijas.

28. Las letras de imprenta.

  —298→  

29. La cañería.

30. El espejo.

31. El bautismo.

32. El reloj y el tiempo.

33. Las cejas.

34. La vasija de afeitar.

35. Arados.

36. La enfermedad.

37. Los pantalones.

38. Veleta.

39. Elena-morado.

40. Madre.

41. Las lenguas.

42. El ascua.

43. Espárrago y esparraguera.

44. La palma.

45. La granada.

46. San Pedro.

47. Lucifer.

48. El ruido.

49. La cruz.

50. Agua bendita.

51. Una espina que se hincó.

52. Naipes y baraja.

53. Barbero.

54. Reloj.

55. El agua.

56. Las estrellas.

57. Las bolas del billar.

58. La guitarra.

59. La letra A.

6o. La madre-selva.

61. Pensamiento.

62. La abeja.

63. La pluma.

64. Las nubes.

65. Río y ría.

66. Espejo.

67. Tambor.

68. Granada.

69. Bastón de alcalde.

70. La noche.

71. Reloj.

72. La letra E.

  —299→  

73. El conejo.

74. Su semejante.

75. Uvas y vino.

76. Papel, cuadernillo.

77. Beatriz.

78. La lima.

79. La mujer.

80. Aguacero.

81. Molinero.

82. La campana.

83. La bala.

84. La escopeta.

85. El incensario.

86. Incensario.

87. El lavatorio.

88. El hambre.

89. La aguja.

90. Las palomas.

91. Abel.

92. La criba.

93. La letra A.

94. El pan.

95. Cabrillas.

96. Grillo.

97. Choco o gibia (penado).

98. Notando las letras de que se componen las palabras.

99. Bellota, chaparro, encina.

100. El reloj.

101. La pera.

102. La bandera.

103. El cuerpo y el alma.

104. La onza de oro.

105. El conejo comía hoy y lo mataron al día siguiente.

106. Espada.

107. La sartén.

108. Sol.

109. El incensario.

110. Sandía.

111. Rosa.

112. El año.

113. La letra A.

114. Coche.

115. Sueño.

116. Vela.

  —300→  

117. El vapor.

118. El tejado.

119. El cigarro de papel.

120. Vino.

121. En el pueblo tres meses.

122. La espaviladera.

123. Las cartas y pliegos.

124. El papagayo.

125. El espárrago.

126. La cara.

127. El palmito.

128. La carta.

129. La botella de vino.

130. El coco de las habas.

131. Las hostias.

132. La caridad romana.

133. El pelo que se corta de la cabeza.

134. El huevo.

135. El torno de las monjas.

136. El cañón.

137. El aire.

138. La rueca.









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