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ArribaAbajoEl zorro, el quirquincho y otros animales

El robo de comida y bebida


20 versiones y variantes


Cuentos del 426 al 445


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426. El zorro y el quirquincho

SALTA

Resulta que el zorro con el quirquincho eran compadres. Y un día, dice que andaba el zorro embromau, no podía cazar. Y si acuerda del compadre y dice:

-Voy a visitar a mi compadre a ver si tiene algo para que me convide.

Y bueno, se va. Llega a la casa del quirquincho.

-Buenos días, compadre.

-Buenos días. ¿Cómo le va?

-Aquí ando, medio mal.

-¿Y porque le va mal, compadre? -dice.

-Y ando embromau, no puedo cazar y no hay qué comer.

-Pero, si es por eso, compadre -dice- ya vamos almorzar en seguida.

Y así pasan pa adentro, y se va a la despensa. El quirquincho saca un queso y le sirve al compadre zorro. Y así comían y conversaban los dos. Y al momento se va y saca una botella de vino, y siguen comiendo. Tomaban vino y conversaban. Y el zorro le dice:

-Caramba, compadre, ¿de dónde ha sacau queso tan rico, y este vino igual?

Dice:

-Ya le voy a enseñar de dónde lo alquiero yo. Usté sabe compadre que en esta vida más se necesita maña que plata   —396→   para poder alquirir las cosas.

-Y así, en conversación, llega la noche. Y dice:

Vea, allí tengo una bodega. Vamos a ir a sacar pasas de higos.

Y así se penetraron a la bodega. El quirquincho había hecho un aujero para dentrar a una bodega y sacar comida. Y dentraron adentro. Y había quesos y pipones223 de vino y comida de todas clases. Y comieron de todo y tomaban vino. El hecho es que el zorrito ya 'taba machado224 y ya quería cantar. Y ya le dice el quirquincho:

-No, no compadre, no vaya a hacer bulla porque pueden sentir y aquí hay gente cerca.

El quirquincho dice que comía poco porque él sabía que era muy chico el aujero que tenía pa salir. Y que comía y iba y se medía a cada momento. Pero el zorro ya 'taba muy machadito y tomaba vino y comía de todo, y ya se puso muy panzón. Y ya se puso a cantar unas coplas no más y a gritar de contento.

Y a la bulla han venido los dueños. El quirquincho disparó por el aujero, pero el zorro no podía pasar por la panza y por la macha que tenia. Y áhi lu han agarrau los perros y lu han muerto.

Eusebio Malta, 46 años. Salta, 1952.



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427. El zorro y el quirquincho

JUJUY

Dice que había una vez un quirquincho que estaba en su casa. Después lo'bía visto venir al zorro montao en un burro y l'había dichu:

-¡Ay! compagri225, ¡llevami!

Y rogandolé se 'bía hecho llevar el quirquincho.

Por bajo la tierra se iban a un boliche y áhi 'taban toda la noche tomando. Áhi en el techo 'bía habíu una guitarra. Entonces el zorro decía:

-Haga bajar aquella guitarra, compagritu.

Después el zorro se subió a la ventana y sacó la guitarra. Después ha dao un frinco226 al suelo y se ha puesto a tocar la guitarra toda la noche y abrían botellas de vino a remudas227 y tomaban. Ya era cerca del amanecer cuando ha veníu el dueño del boliche, y cuando 'taba haciendo sonar el candao, el quirquincho se ha ido, escapando por el cimiento, dejando encerrao a su compagre. Después, metiendo la cabeza, el hombre, ha divisao, y el zorro l'había saludao diciendo:

-¡Güen día, señor!

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Entonces el hombre, güelta, lo ha cerrao con candao, y si ha ido a su casa y ha traíu palos y toda su perrada. Y divisando por la ventana l'ha tirao un palo y el zorro ha gritao:

-¡Uag!...

Después el zorro ha frincao a la ventana y lo han alcanzao los perros y lo han matao, lo han hecho pedazos. Así lo ha embromao el quirquincho al zorro.

Juan Mamaní, 30 años. Carayoc. Santa Catalina. Jujuy, 1955.

Pastor colla en este lugar lejano de la Puna. Analfabeto. Buen narrador.



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428. El zorro y el quirquincho

TUCUMÁN

Diz que el zorro con el quirquincho si habían invitau a un bolicho. Si han invitau para entrar a la bodega a tomar vino. Que el quirquincho ha hecho un aujero y han entrado.

Y si habían puesto a tomar vino. El quirquincho diz que li ha dicho al zorro que no se mache y nu haga ruido. Y el zorro si ha machau y es que dice a los gritos:


-Ay, guay, guayta,
el que toma se macha,
canta y grita,
y coquia y pita228.



Entón que li ha dicho el quirquincho:

-Cayate, nos van a sentir -que le decía.

Y el zorro machau229 seguía gritando.

Entón si ha salíu el quirquincho por el aujero y si ha ido. Y ya habían sentíu, habían óido el ruido y los gritos. Y ha veníu el dueño y ha encontrau nada de vino; li han tomau todo el vino.

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Y el zorro ha queríu disparar. Como 'taba machau no podía salir por el aujero y áhi lu ha pillau el dueño y lu ha muerto.

Teófila Hortensia Armeya de Vargas, 64 años. San Pedro de Colalao. Trancas. Tucumán, 1957.

Lugareña rústica. Buena narradora.



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429. El zorro y el quirquincho

La bodega


CATAMARCA

Diz que había una vez un zorro y un quirquincho que eran compagres. Un día le dice el quirquincho al zorro que él tiene una bodega pa ir a tomar un güen vino. El zorro le pidió que lo lleve. El quirquincho li ha dicho que lo lleva pero que no se vaya a machar. El zorro li ha dicho que le promete que no se va a machar. Y di áhi si han ido.

Han entrao los dos compagres. Han empezao a probar el vino. El quirquincho ha tomao poco, pero el zorro ha tomado mucho y se ha machao y ha pegao un grito.

-No grite, compagre, que lo van a sentir los perros -li ha dicho el quirquincho.

Pero, el zorro ya 'taba muy machao y ha vuelto a gritar. Al tercer grito han sentío los perros y han venido. El quirquincho si ha disparao por el aujero qui han dentrao, pero el zorro como 'taba tan machao no ha encontrao la salida. Y áhi lu han agarrao los perros y lu han muerto.

Juan Ocampo, 18 años. Casa de Piedra. Santa María. Catamarca, 1951.

Campesino. Ha concurrido a los primeros grados de la escuela primaria.



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430. El quirquincho y el zorro en la bodega

LA RIOJA

Güeno... El quirquincho había sabido vivir cerca di una bodega, y que él empezó a entrar y halló una pileta con vino. Tomaba vino en una piletita. Y empezó a entrar áhi.

Güeno... Por áhi un día se juntó con el zorro y que le dijo el quirquincho:

-Compadre, ¿no quiere que vamos a tomar vino? Yo tengo una piletita muy linda. Áhi tomo vino todas las noches.

Y se jueron a tomar vino. Y güeno, el zorro si había chumado230 y que le dijo:

-El que se chuma231 grita -y pegó unos gritos.

El quirquincho que le rogaba:

-No grite, compadre, que van a sentir los perros y los van a correr.

Pero no había caso, el zorro estaba corajudo porque había tomado vino y gritaba no más. Y luego d'eso jue sentido por los perros y los corrieron, pero se alcanzaron a escapar.

Y así volvieron otras noches y el zorro se chumaba y gritaba no más y venían los perros y los corrían, hasta qui una noche lo agarraron al zorro. Eso le pasó por gritón. El quirquincho, como sabe andar calladito, volvía todas las noches y tomaba vino y no lo pillaron nunca porque no metía bulla.

Ramón Sánchez, 67 años. Real del Cadillo. General Roca. La Rioja, 1950.

Campesino inteligente.



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431. El zorro y el quirquincho

LA RIOJA

Había una vez un zorro y un quirquincho. El zorro había descubierto un gallinero repleto de gallinas, pero, como no podía entrar porque el gallinero estaba bien protegido por un alambrado, viendo que era imposible hacer de las suyas, invitó a un quirquincho para que hicieran una cueva y de esa manera salir adentro del gallinero.

El quirquincho aceptó la propuesta y se puso en la tarea de cavar dicha cueva, con el fin de llegar al gallinero, consiguiendo su propósito después de haber trabajado bastante.

Una vez adentro, el zorro fue el primero en hacer presa, pero como este animal es tan goloso y vil, mataba las gallinas comiendo un poquito de cada una, mientras el quirquincho se contentaba con comer lo que iba dejando el zorro.

Los dueños del gallinero, al sentir el bullicio de las gallinas, se levantaron y jueron a ver qué era lo que pasaba. Al escuchar que venía la gente, el quirquincho y el zorro resolvieron salir por donde habían entrado. El quirquincho se metió rápidamente en la cueva. Quiso hacer lo mismo el zorro, pero no pudo entrar, porque tanto había comido, estaba tan panzón, que no cabía en la cueva. Viendosé perdido, resolvió hacerse el muerto, a ver si de esta forma se salvaba.

Cuando los dueños llegaron al gallinero, se dieron cuenta del gran daño hecho, y al ver al zorro muerto, se dieron cuenta de que éste había sido el causante.

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El dueño muy enojado por lo sucedido y pensando en que el zorro estaba muerto, lo tomó por la cola, lo hizo dar unas vueltas en el aire por sobre su cabeza y lo tiró juera del gallinero. El zorro al cáir y viendosé en libertá, salió corriendo.

Gracias a su astucia, había conseguido engañar a los dueños de las gallinas.

Vidal Moguera, 43 años. San Rafael. San Martín. La Rioja, 1950.

Semiculto. Buen narrador.



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432. El zorro y el quirquincho

LA RIOJA

Viene y lo pilla el zorro al quirquincho. Y li ha dicho:

-¡Yo te como!

-No, hombre -que le dice-. No me vas a ir a comer -le dice el quirquincho.

-Ve -que le dice-. Yo te guá llevar y te guá dar de comer por áhi. Hay pasas, hay arrope, hay vino -dice-, todo en una despensa.

-¿Sí? -dice.

-Sí, de vera.

Y va, se pone y lo llevaba. Ya li había gustau al quirquincho. Ya había hecho cueva, se entraba y salía.

Bueno... Déle, déle, déle, y ya li había gustau al zorro, muy compañero. Por áhi un día le dice:

-¿Pórque no vamos? -le dice el quirquincho-. ¿Pórque no vamos a la despensa, Juan? Allá chupás a gusto y comís a gusto -dice.

Bué... Y el quirquincho lu hacía porque no lo vaya y lo coma el zorro, tan traicionero. Bueno, va una vez y se entra el zorro, como dueño de casa, va a la cocina, todo. Y él dentra, dentra por la puerta, y el quirquincho se entra por la cueva, ande él sabía. Y le dice:

-Bueno. Aquí tenís.

Áhi 'taba, trapicando vino en las tinas, áhi, déle, déle chupar el zorro. Bueno, déle lengüetiar, déle, déle, déle.

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-Bueno -que le dice el quirquincho-, servite no más.

'Taba el vino, todo trapicando áhi.

Bueno... Chuparon todo áhi. Bueno... En seguida que dice el zorro:

-¡Ay!, ¿qui hago, yo, quirquincho, canto u grito?

Dice:

-No, aquí nos van a sentir -dice-. Aquí nos van a sentir, nos van a pillar.

-No importa -dice.

Y... bueno... Ahí 'taban.

-¿Quí hago, hombre? -que le dice-. ¿Canto u pego un grito?

-Gritá, mejor -que le dice-. ¡Qué tanto ho!

Pega un grito: ¡Guay!

-¡Ve! -que dicen los dueños de casa-. Áhi anda el zorro, quién sabe si 'tá en la despensa.

¡Ayayay!, chumau qui andaba los golpes no más, cuando ha sentiu el tropel y nu ha podíu salir por ningún lau. Y han veníu y lu han pillau y lu han matau no más. Nu hay caso, y áhi se li ha acabau.

El quirquincho había saliu a tiempo y ya 'taba lejos.

Eulogio Tejada, 68 años. Villa Unión. General Lavalle. La Rioja, 1968.

El narrador es un campesino rústico. Sabe muchos cuentos. Su narración a veces es un poco oscura, quizá porque no narra con frecuencia, pero lo hace con verdadera alegría.



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433. El zorro y el quirquincho

SAN LUIS

Andaban el zorro y el quirquincho, don Anastasio. Y el quirquincho le dije al zorro que lo iba a llevar a una casa ande tenían bodega, y le dice:

-Mire, compañero, no vaya ir a chuparse, porque usté ha dir a gritar de que se chupe. Tome un poquito no más. Y no vaya a gritar porque lo van a sentir los perros.

Y ya dentraron y empezaron a probar el vino.

-¡Pórque no viene, Juan, y se chupa!

Don Juan se chupó y pegó un grito. Y áhi mismo el quirquincho salió y se quedó del lau de ajuera, y s'hizo una cuevita. Y en eso pega otro grito don Juan y vinieron los perros y casi lo mataron. Se escapó por un pelito porque atinó a hacerse el muerto, y vino el dueño y lu agarró di una pata y lo tiró pa ajuera. Y en el aire el zorro salió disparando. ¡Qué puta!, con el susto se le pasó la chupa al zorro y se salvó. Y ya cuando quedó un poco silencio y si aquietaron los perros, entonce ya se jue el quirquincho a buscar el compañero. Se juntaron otra vez y se jueron a una pialada.

El quirquincho, que es muy güen enlazador, hizo su cuevita, con vueltas, como es, y enlazó. Se metió en su cuevita y el potro pegó l'estirada y se descogotó.

Y el zorro quiso hacer lo mismo. Como 'taba chupau, que dice, de palangana, que l'echen el potro más malo. Entonce se lu echan. Y hace su cueva, derecha no más. Y enlazó don Juan, y se metió en la cueva. Que si había atau con el lazo de las   —408→   verijas para hacer pie, para hacer más juerza. Y ya cuando enlazó que el potro lo sacó como una bala. Y se jue el potro al campo con el zorro a la rastra, gritando. Y que por áhi di un salto lo dejó colgau di un árbol.

Que al mucho tiempo va el quirquincho y lo ve al zorro colgau, ya seco, los dientes blancos, y que dice:

-¡Puta, mi compañero, miren cómo se ríe lo que me ve!

Que sube arriba, lo tantia, y 'taba seco el compañero. Así que ya se separó y que di áhi anda solo. El pobre de don Juan murió en las pialadas esas.

Venancio Heredia, 22 años. San Francisco. Ayacucho. San Luis, 1939.

El narrador es peón de campo. Sabe muchos cuentos. Al cuento de robo en la bodega, se agrega el de los enlazadores.



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434. El zorro comilón

CÓRDOBA

Dice que entró el zorro a una despensa por un aujerito muy chico, que agata232 podía pasar. Y áhi se puso a comer de todo. Y comió tanto que se puso muy panzón. Y cuando quiso salir por el mismo aujerito no podía salir. Forcejió y forcejió toda la noche... y ¡nada!, no podía salir. Y ya venía el amanecer, y al zorro le entró miedo. Y no sabía qué hacer. Y ya oyó ruido de los dueños de casa que venían. Y otra vez empezó a forcejear desesperado, pero no conseguía hacer pasar su panza llenita e hinchada. Y ya vio que lo iban a matar.

Y ya sintió que entraba gente a la despensa, y como último recurso s'hizo el muerto. Se tiró duro en el suelo.

Ya entró el dueño en la despensa y cuál no sería su sorpresa cuando ve este zorro muerto áhi adentro, y entonce dice:

-¡Pero, ve! ¡Cómo habrá entrau este zorro! ¡Por dónde habrá entrau! Y se ve que ha comíu de todo hasta que si ha empachau, y si ha muerto.

Y no sabiendo qué hacer con el zorro muerto áhi, lo agarra de las patas y lo tira para ajuera. Y en el aire no más reaiciona el zorro, y cayó parado, y salió corriendo. Áhi li animaron los perros, pero ¡jue pucha!, ni el polvo se le vía ya. Y así se salvó.

Reyes Barrera, 90 años. San Vicente. Capital. Córdoba, 1952.

Asilo de Ancianos. Es el mismo narrador que me dictó cuentos en su comarca natal en años anteriores.



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435. El zorro y el mono

CORRIENTES

Dice que le iba el zorro a la casa del mono. Y el zorro tenía hambre. Y andaban tre día junto. Y por ahí estudian cómo tenían que hacer para comer. Y Entonce el mono le dice que él tiene un lugar para comer. Entonce entraron en un cañeral, de caña dulce, de caña de azúcar. Entonce llega el mono ahí. Y cortaba pedazo de caña dulce el mono y comían lo do. Y parece que le gustaba mucho al zorro, y contento, pega un grito. El mono le dice al zorro que no grite, que por ahí anda la comisión y lo va a matar. La comisión son lo perro, claro.

Y siguen comiendo lo do. Y al ratito el zorro vuelve a gritar, contento, con la comida, que le gustaba mucho. Y el mono se enojó con el zorro. Y ahí llegaron lo perro y le corrieron. Y la comisión le corrieron a lo do. Y el mono saltó arriba del zorro, como si juera a caballo. Y que le metía chicote233, como a caballo. Y el zorro disparaba y alcanzó así, bajo un algarrobo. Y ahí el mono saltó arriba del árbol y el zorro se iba disparando. Y al momento ya le agarró lo perro al zorro y le mató.

Cuando pasó un rato se bajó el mono y se jue a buscá al compañero. Y ahí 'taba el zorro tirado en el suelo, con la boca abierta, con lo diente que le estaban brillando. Le preguntó el mono que por qué estaba riyendo. El mono pícaro le dice eso. Le encontró que estaba muerto.

Facundo Sena, 20 años. San Luis del Palmar. Corrientes, 1959.

El narrador es un lugareño rústico de este lugar, muy conservador, de Corrientes.



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436. El zorro y el gato

CORRIENTES

Andaba el zorro por un caminito y se encontró con el gato y lo invitó a robar gallinas. Era una noche fría. 'Taba helando y entonce el zorro le dice al gato que 'taba temblando de frío, que él le iba a dar unos zapatitos abrigados. Entonce le puso caracoles en las cuatro patas.

El zorro hacía eso de pícaro, para que lo pillen al gato y él entonce poder disparar, si salía el perro. El gato, claro, lo aventaja al zorro, porque salta en los árboles y se defiende.

Llegaron a un gallinero y en el momento de sacar un pollo oyó el perro de la casa y atropelló a los ladrones. El gato saltó a un árbol, pero como andaba con los pies calzados se refaló y se vino al suelo. El perro lo mató, claro.

El zorro aprovechó para disparar. Cerca encontró una cueva y se metió. El perro lo siguió al rastro, encontró la cueva y como no era muy honda lo sacó al zorro y lo mató. Así el zorro pagó su mala aición de calzarlo al gato.

Ladislao Ayala, 70 años. Itatí. Corrientes, 1951.

Variante del cuento tradicional en el que el se deja engañar por el zorro.



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437. El carpincho y la mulita

SANTA FE

El carpincho y la mulita estaban a la orilla del río. En la otra banda se vía un sembrado de maíz muy lindo. Venía un olor a choclos tan apetitoso que se les hacía agua la boca. Los dos sentían ese olor y se reunieron a cavilar cómo hacían pa bandiar el río. Después de un rato, le dice la mulita al carpincho:

-Vos me podés llevar arriba de tu lomo porque sabés nadar. Yo no sé nadar. Bandiamos el río y hacemos un festín comiendo choclos y después volvemos pa que no nos agarren. Nadie se va a dar cuenta que somos nosotros.

-Bueno. Eso me gusta -le contestó el carpincho.

En el lomo del carpincho se puso con cuidado la mulita y el carpincho la llevó. El carpincho fue nadando y la llevó a la otra orilla. Áhi atacaron el maíz. Una vez que se llenaron empezó a cantar la mulita. Claro, panza llena, corazón contento. El carpincho le dice:

-¡Eh! ¡Qué 'tás haciendo! ¡Nos van a oír y nos van a matar! ¡Callate!

-¡Ah! Yo, cuando tengo la panza llena, tengo el corazón contento y acostumbro a cantar.

Y volvía a cantar la mulita y el carpincho le volvía a pedir que no lo comprometa, que iba a venir el dueño y los iba a golpiar, que los iban a matar por corsarios234.

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Pero la mulita volvía a cantar y iba mirando ande se iba a esconder cuando vinieran los dueños del maíz.

Bueno... ¡Qué!, con los gritos de la mulita, el chacarero oyó y se vino con un palo y trajo los perros. La mulita se metió en una cueva que tenía áhi cerca y el carpincho empezó a correr di un lado pal otro, entre los perros y el chacarero que le daba palos y palos por el lomo hasta que lo dejaron como muerto. Lu agarró el chacarero di una pata, y lo tiró pa ajuerta del maíz. Claro, se creyó que estaba muerto. Por causa de la mulita el carpincho se llevó los garrotazos y los agarrones de los perros.

Al rato, el carpincho empezó a vivir de nuevo. Apenas si se podía mover.

La mulita 'taba mirando de la cueva y salió despacito y se allegó al carpincho, y le dice:

-¿Qué te ha pasado, amigo?

-Ya ves, por tu culpa casi me han muerto -le contestó el carpincho.

-No, estás equivocado, yo no hice más que cantar, porque yo canto cuando 'toy con el estómago lleno.

Después tuvieron que volver. Y tuvieron que hacer el mismo cruce. Tuvieron que bandiar de nuevo. La mulita otra vez en el lomo del carpincho. El pobre carpincho iba muy dolorido y nadaba muy despacito. Iba con la sangre en el ojo por lo que le había hecho la mulita. Cuando llegaron al medio del río, en lo más hondo, el carpincho se empezó a zambullir. Y la mulita se asustaba mucho. Y entonces le dice:

-¡Eh! ¡Qué hacés! ¿Qué te pasa?

-Yo acostumbro a zambullirme cuando estoy con el estómago lleno.

Y en lo más hondo se hundió y la mulita se ahugó. Y así le pagó la mala jugada al carpincho.

Pedro Sanón, 58 años. San Carlos. Las Colonias. Santa Fe, 1969.

El narrador oyó este cuento cuando era niño en esta región de Santa Fe, donde ha nacido.



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438. El zorro y el tigre en casa del quesero

BUENOS AIRES

El zorro es muy astuto. El tigre lo quería matar una vez, entonces el zorro le dijo:

-Mire, mi tío, yo lo voy a llevar a donde vamos a comer queso y muy rico.

Al tigre le gustó mucho esa invitación.

Entonces lo llevó a la casa de un quesero. El quesero tenía los quesos guardados en un depósito, y el depósito tenía una rejilla por donde entraba el aire. Tenía varillas de hierro. Por áhi entraron porque 'taban muy flacos. El zorro comía un poco y salía afuera pa probarse si podía salir. Volvía a comer y volvía a salir. Y el tigre le preguntó:

-¿Por qué salís, Juan, a cada rato?

-Pa ver si viene el patrón, tío -le dice él.

Y por áhi cuando el zorro ya 'taba muy lleno que salió con mucho trabajo, no volvió más.

El tigre seguía comiendo y ya tenía la panza muy hinchada. Cuando vio que no volvía el zorro quiso embestir la rejilla, pero no pudo salir. Entonces vino el patrón y lo agarró, lo entrampó al tigre, lo ató con una cadena bien atado y fue a calentar un eje de carreta para quemar al tigre. Entonces el tigre al ver de que venía el patrón con el eje caliente pa quemarlo, pegó un semejante tirón y cortó la cadena y se juyó. Salió furioso a buscar al zorro pa matarlo.

Vicente Rossi, 61 años. Tandil. Buenos Aires, 1957.



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439. El tigre lleva al zorro

ENTRE RÍOS

El zorro y el tigre entraron a comer a una casa donde se hacía una boda. Entraron por un agujero muy chico que encontraron.

El zorro lo invitó al tigre:

-Mire, tío, en tal parte hay una boda, vamos a comer.

Llegaron al trotecito y entraron muy despacio para que no los sintieran. El tigre, como es más grande, entró con alguna dificultá. Comieron mucho. El zorro comía un poco y salía y probaba si podía salir por el agujero. El tigre no sabía por qué hacía eso el zorro y seguía comiendo, y se puso muy panzón. Cuando llegaron los dueños de casa y los invitados, el zorro disparó, pero el tigre no pudo pasar y quedó encajado en la salida. Ahí lo apaliaron hasta que creyeron que 'taba muerto y lo tiraron afuera.

Después de unas horas, el tigre, medio molido a palo, se pudo mover. El zorro andaba por ahí cerca, y cuando lo ve, se tira al suelo y se pone en la cabeza una tortita de manteca que había sacado. Cuando llega el tigre muy enojado, empieza a quejarse:

-¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!

-¿Qué te pasa? -le dice el tigre.

-Yo 'toy pior que vos. Mirá como 'toy con los sesos afuera. Ya no me puedo mover. Me van a matar.

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Entonce le dijo el tigre:

-Yo te voy a llevar como pueda -y lo alzó a cococho235. El tigre caminaba con mucho dolor, y casi no se tenía en pie. Y el zorro, como no tenía nada, iba cantando:

-¡El roto lleva al sano! ¡El roto lleva al sano!

Y como seguía el cantito, le preguntó el tigre:

-Pero, decime, ¿qué estás diciendo?

-No sé lo que digo. Tengo mucha fiebre. 'Toy delirando...

Y seguía cantando el zorro pícaro:

-¡El roto lleva al sano! ¡El roto lleva al sano!...

Entonce se dio cuenta de todo el tigre, y un poco más, dio un corcovo y lo tiró al zorro entre unas piedras, y le dice:

-Y eso para que aprendás lo que es el roto lo lleva al sano -y lo dejó medio muerto.

Francisco Cáceres, 68 años. Paraná. Entre Ríos, 1970.

El narrador oyó el cuento a peones de una estancia cuando él era niño.

Al cuento tradicional que corresponde al tipo 41 de Aarne-Thompson se agrega el tipo 6, El enfermo fingido.



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440. El zorro y la cigüeña se emborrachan

RÍO NEGRO

El zorro y la cigüeña se invitaron para ir a tomar vino a una bodega. Subieron a un piso alto ande 'taban las bordalesas236. La cigüeña le abrió un tapón a una bordalesa y podía tomar vino, pero el zorro no podía tomar. Entonce, el zorro le hizo la propuesta de otra farra. Entonce fueron a otra bodega. Entonce se agarran de farra. Áhi había un balde con vino. El zorro podía tomar tranquilamente y la cigüeña tomaba muy poquito. Y claro, se emborrachó el zorro y la cigüeña le dijo:

-Che, vos te emborrachaste más que yo. Por qué no gritás.

Cuando uno se emborracha grita. Pero mejor es estar callados pa que no oigan los perros.

Y había perros áhi. Y el zorro ya muy borracha dice:

-¡Qué no voy a gritar!

Y el zorro empezó a gritar.

Y salía ajuera y gritaba.

-Callate -le decía la cigüeña-. Van a venir los perros.

Y la cigüeña con cuidado empezó a salir y se voló cuando oyó que toriaban los perros. Y el zorro siguió gritando y vinieron los perros y lo mataron.

Francisco Linares, 73 años. Viedma (Hogar de ancianos). Río Negro, 1971.

Campesino. Ha vivido siempre en San Javier, en donde aprendió este cuento, entre otros, que oyó en la región.



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441. El zorro y el gato

JUJUY

El zorro ha ido a la casa del gato, y lo ha invitau el gato con un queso muy rico. El zorro li ha dicho:

-¿De dónde saca este queso tan rico, compadre?

Eran compadres el zorro y el gato.

-Yo tengo una despensa ande voy y como, y saco el queso que quiero.

-Mi ha de llevar, compadre -le dice el zorro.

-No, compadre, a usté lo van a olfatiar los perros y lo van a matar.

-Y a usté, ¿cómo no lo matan?

-Porque yo tengo una treta pa salvarme -ha dicho el gato.

-Si es por eso, compadre, yo tengo ciento una, y los perros no pueden conmigo.

Entonce se han ido y han entrado a la despensa di una casa de campo que tenía de todo y también vino. Han comido queso y han tomado vino, y el zorro si ha puesto machadito237. Que le dice al gato:

-Cuando uno come queso y toma vino, le dan ganas de cantar, compadre.

-¡Compadre, no vaya a cantar que van a sentir los perros!

Han seguido comiendo y tomando vino, y el zorro ya 'taba bien machado y le vuelve a decir al gato:

-Ya le hei dicho, compadre, que el que come queso y toma vino, tiene ganas de cantar.

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-¡No vaya a cantar, compadre, que van a venir los perro!

-Canto, ¡caray!, no más, a mí no mi han de asustar los perros.

El zorro chumau238 se puso a cantar. Lo sintieron los perros y avanzaron. Salieron disparando los compadres. El gato di un brinco se subió a un árbol, pero al zorro lu han agarrau los perros. El gato le gritaba:

-Compadre, de las ciento una, una siquiera que lo salve.

¡Qué iba hacer el zorro palangana! Los perros lu han hecho picadillo.

Santiago Vargas, 38 años. El Cucho. Capital. Jujuy, 1957.

El narrador es peón hachero en esta región de la selva subtropical.



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442. El zorro y el gato

JUJUY

El zorro lu invitó al gato, porque él sabía dónde había quesos. Lu invitó que jueran de noche. Y el zorro dice que le pregunta al gato que cuántos lances tenía para brincar. Entonce que el gato le contesta que tiene un lance. Y entonce, que el gato le dice al zorro:

-Y usté, ¿cuántos lances tiene?

El zorro le contestó que tenía siete. Tenía más que el gato. Y entonce diz que los dueños 'taban durmiendo y ellos entran tranquilamente por la hendijita de la puerta. Entonce el gato pegó un salto al zarzo de quesos. Y el zorro no podía brincar. Y claro, el otro se comía los quesos arriba y él no comía nada. Y entonce Juan le pedía:

-Isabel, pasame, pues -que se llamaba Isabel el gato.

-Y el gato diz que le tiraba unos chiquitos. Y entonce que le dice:

-¿Y? ¿Cómo has dicho que tenís siete lances y no podís saltar?

Y entonce el Juan, de noche, empezó a olfatiar y se encontró con una olla con requesón. Entonce diz que le dice:

-Che, Isabel, acá hi encontrau una olla de requesón.

Y entonce Isabel que le ha contestado:

-¡Comela!

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Entonce el zorro metió la cabeza y se comió todo. Y luego no podía sacar la cabeza encajada en l'olla. Bué... Entonce que le dice:

-Che, Isabel, no quiere salir mi cabeza -que era una olla de barro, de esas qui usamos acá.

Y Isabel ya si hartó de comer quesos y diz que le dice:

-Rompé l'olla. Áhi en el rincón hay una piedra redonda, golpiala áhi.

Y el zorro en vez de pegar en una piedra jue a golpiar en la cabeza del dueño que 'taba durmiendo. En eso, claro, que el dueño con el golpe despertó, y áhi no más ya sintieron los perros y el gato salió a los brincos y halló un churqui, pegó el salto al monte y se libró áhi. Y el zorro no pudo disparar, con l'olla metida en la cabeza. Salió apenas ajuera y lu han muerto los perros. Y el gato de encima del churqui le decía:

-¿Dónde 'tán los siete lances? Echá por lo menos uno.

Y áhi se vio que no tenía ninguno. Entonce ya el gato se bajó con cuidau y se mandó a ir. Y los dueños, al día siguiente, han créido qu' era sólo el zorro.

José Peñaloza, 44 años. Cieneguillas. Santa Catalina. Jujuy, 1952.



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443. El gato y el zorro

CORRIENTES

El gato y el zorro eran compadres. Un día el gato le dijo al zorro:

-Che, compadre, ¿pórque no vamo al trapiche239 a comer miel?

-Vamo -le dijo el zorro.

A la noche se fueron al trapiche y entraron a una piecita que tenían guardada la miel, por una ventanita chiquita. Ésa era la única entrada.

Y el gato le dijo al zorro:

-No vaye hacer ruido, que si oye el patrón no mata. Toda la noche comieron miel. Comieron y comieron hasta cansarse. El gato no comió mucho porque tenía miedo de ponerse panzón y no poder pasar por la ventanita. El zorro comió mucho y se puso panzón. Y depué dijeron de irse. Y el gato salió por la ventana chiquita y lo esperaba al zorro afuera. Y el zorro fue a salir y quedó trancado en la ventanita, y le dijo al gato:

-¡Pucha! no puedo salir, compadre.

-Salí y callate, compadre -le dijo el gato-. Va a oír el patrón.

Pero el zorro no podía salir por la panza que tenía. Y le agarró el miedo y se puso a gritar de miedo. Y áhi no má que   —423→   gritó, que viene el patrón con lo perro y que le agarran al zorro y que le matan. Y quedó el zorro muerto, mostrando lo diente, tirado en el suelo.

Y el gato que se había subido a un árbol y que del árbol le decía, depué, cuando se fueron lo perro:

-¿Qué hace, compadre, mostrando lo diente? No te hagá el gracioso, subí, subí aquí, al árbol.

Él creía que se reía y el zorro 'taba muerto.

Hortensia Fleitas, 17 años. Mburucuyá. Corrientes, 1967.

Muchacha de pueblo. Trabaja como criada. Ha cursado algún grado de la escuela primaria.



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444. El gato y el zorro

SANTA CRUZ

El gato y el zorro eran amigos. 'Tal es así que anduvieron mucho tiempo juntos. Un cierto día se separaron hasta la fecha que pudieran juntarse en alguna parte. Al zorro no lo querían en ninguna parte. Él disparaba de una parte para otra. Ya no tenía amigos.

Una noche fría de invierno andaba por el monte y vio una luz. El zorro se sorprendió. No sabía si llegar o no. Pero hasta que llegó cerca y comprobó que era su amigo el gato, el que 'staba áhi. Lo que él llegó lo abrazó como amigo, como íntimo amigo. Ahora el gato le preguntó cómo l'iba, claro. Y él contestó:

-Muy bien, a mí nunca me falta nada.

Entonces le preguntó el zorro si no llevaba algo para beber, que él quería beber algo. Y el gato le dijo que no llevaba mucho, pero llevaba un porrón de giniebra, que algo había tomado. Entonces el zorro tomó y brindó por el gato. Y bueno, ya, claro, él brindó dos o tres veces seguidas. Y el gato le decía que no tomase tanto porque el zorro ya gritaba mucho. No 'staba bien, claro. El zorro no l'importaba nada porque 'staba de paso, y él seguía el camino de disparar siempre. Y bueno, y él pegó otro grito. Y entonce el gato le dijo que no gritara porque podía llegar la policía y chaparlos240 a los dos. Y entonces el zorro le dice:

-No, amigo, no mi agarra nadie. Tengo cincuenta y una hazañas.

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El zorro quería decir que tenía cincuenta y una tretas, habilidades. Entonces el gato le dice:

-No, yo no tengo tantas. Tengo una sola hazaña, subirme a un árbol y áhi defenderme.

Bueno, el zorro borracho pegó otro grito, y áhi llegó la policía. Y el gato le dice:

-Miró, disparemos. Áhi llega un cazador con dos perros de caza.

Áhi se subió el gato a un árbol y el zorrito no hallaba qué hacer, de modo que él disparaba y gritaba. Y entonces él le decía:

-¡De las cincuenta y una, siquiera una! ¡De las cincuenta y una, siquiera una! ¡De las cincuenta y una, siquiera una!

Y áhi al zorro lo agarraron los perros. De compadrón y de pícaro se dejó matar.

Segundo Medero, 30 años. El Turbio. Santa Cruz, 1957.

Lo oyó en Telén, La Pampa, de donde es oriundo.



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445. El zorro y el león

SAN JUAN

Que habían unos viejos muy ricos. Y que tenían mucho vino, ¿ve? Seguramente era una bodega. Noche a noche se les mermaba el vino a los dueños. No se podían dar cuenta quién se los robaba.

Para esto había síu un zorro. Una noche se curó241 de más, y que dice:

-Bueno, dicen que todos los chumaus242 gritan, yo también voy a gritar: ¡Eh! ¡Eh!...

-Oyé, viejo, ése es el que los roba el vino -que dice la vieja, y lo despierta al viejo.

Se levantaron los viejos y lo pillaron al zorro rechumau y lo ataron.

Al otro día amaneció el caballero del zorro atau, que ya se le había pasado un poco la chuma243. Por áhi va pasando un lión. Lo que lo ve al zorro atau, se arrima y le pregunta:

-¿Porque te han atau?

-¡Pero hombre!, porque nu hi queríu comer una cabrilla gorda.

-¡Pero, hombre!, ¿es cierto eso?

-Sí, hombre, paque te voy a engañar.

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-Atame a mí -que le dice.

-Bueno, pero no vas a dejar de comer la cabrilla.

Ya el lión lo desató al zorro, y el zorro lo ató lo más fuerte que pudo al lión. Y se fue el zorro más que contento, de salvarse.

Los viejos se habían ido a misa. Cuando volvieron, que le dice la vieja al viejo:

-Miró viejo cómo se ha criau el zorro que tenimos áhi. ¿Y qué castigo le vamos a dar?

-Vamos a calentar ese asador de fierro, que tenimos áhi, y se lo vamos a perder debajo de la cola.

Y así lu hicieron, y el asador, colorado de caliente, se lo metieron en la cola al lión.

El animal magullaba de dolor y se desesperaba brincando. Lo largaron y salió huyendo.

El zorro había ido a robar por las estancias, por áhi. Robó de cuantas cosas pudo, gallinas, charque244, quieso, de todo. Mientra volvía con aquel convoy245, lo encontró al lión que venía enojadísimo. A la distancia que se puso a retarlo:

-¡Ya vas a ver, bribón! ¡Ya vas a ver lo que te va a pasar! ¡Te voy a comer agora mismo!

-¿Qué le ha pasado?

Me han metíu un dedo más caliente, que me ha quemau todo. ¡Te voy a comer! ¡Vos tenís la culpa!

-No, tío Lión, dejesé d'esas cosas, mire lo que traigo aquí.

Que traiba un atadazo en el poncho, el chino. Y ladió el poncho y echó todo lo que traiba.

-Venga, coma -que le decía.

El lión que 'taba con hambre de muchos días, y se olvidó del dolor lo que vio tantas cosas para comer, y se pusieron a comer. Comieron muy mucho, hasta terminar. Ya se le pasó la rabia al lión y comió hasta quedar triste. Y que le dice el lión al zorro:

-¿Y de aónde sacas vos todo esto?

  —428→  

-Mirá -que le dice-, allá en el medio 'el campo hay una peña grande. Y cuando yo tengo hambre voy, pongo los güevos sobre la peña y me pego con otra piedra encima.

Bueno... Ya se separaron. El zorro se volvió a ir a robar. Después de mucho andar, el lión tuvo hambre y hizo la operación que le había enseñado el zorro y se reventó los compañones. 'Tuvo desmayau un día entero. Después, que ya volvió a vivir. Muy enojau con el zorro, que decía:

-Agora no se me escapa. Me lo voy a comer aonde lo encuentre.

¡Tan creido el lión!

Ya que siguió. Al poco andar se encontró con el zorro. Ya cuando lo devisó, que le dijo:

-¡Agora vas a ver! ¡Si no t' hi comíu más ante, hoy no te me vas a escapar! ¡Te como y te como!

-No tío, ¡cómo me va a comer! Venga, mire lo que traigo para los dos solitos. ¡Hagamé el favor de ver!

Ya que le estendió el poncho para que viera, lleno de carne, de charque, de quiesos, de tortas, de todo. El lión que tenía hambre, medio se ablandó, y se pusieron a comer. Les duró tres días la comida, y habían comido muy bien. Después que le dice el lión:

-¿Y de aónde sacás todo esto, vos?

-Miró -que le dice el zorro-, allá hay una boca-mar246, y una soga, y una piedra. Mi ato la soga y me echo la piedra, y me largo a la boca-mar, y di áhi saco todo. Vamos para que hagás la operación vos.

Y el lión lo que vía tanta comida le dio ganas de ir, y se fueron. Llegaron aonde 'taba todo aquello. Lo ató el zorro al lión, de las verijas, le echó la piedra atada también a la soga, y el lión de atrás, y lo largo en la boca-mar. Allá se fue como una pedrada para la profundidá. Y que se oiba que decía el lión:

-¡A la miércoles, que es fiero!...

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Y ya no se oyó más del golpe en las aguas, y áhi se murió el lión por zonzo. Y el zorro se fue tranquilo, sin el miedo de que el lión le comiera, por las picardías que le había hecho.

Felisa Chávez de Páez, 56 años. San Agustín. Valle Fértil. San Juan, 1945.

Gran narradora, de fama en la comarca.

El cuento es una variante del tipo tradicional, con el agregado de otros motivos.



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ArribaAbajoNota

Nuestro cuento de El zorro, el quirquincho u otro animal con el cual entran a robar comida a una despensa u otro lugar, tiene en sus veinte versiones y variantes los siguientes motivos esenciales, entre otros:

A. El zorro es llevado por otro animal más chico y más ágil a una despensa u otro lugar a donde entran por una abertura pequeña, y en donde se harta de comida y se emborracha.

B. El zorro, borracho, grita y canta. Llega el dueño con sus perros. El animal pequeño huye por la estrecha abertura, pero el zorro, que ha comido tanto, no puede pasar.

C. El zorro se finge muerto y el dueño lo alza de la cola, lo tira afuera y así se salva, o lo matan los perros.

En las variantes encontramos otros motivos; en uno como en el cuento 205 de Espinosa, el zorro entra a un gallinero, y en otra agrega los motivos de el enfermo fingido. El personaje de los cuentos europeos es el lobo.

El cuento, que ha sido estudiado por Espinosa (III, p. 260 y sigs.), tiene versiones orientales, pero son muy numerosas las latinas medievales y las modernas de toda Europa. Las encontramos también en América y las nuestras son recreaciones de los cuentos hispánicos.

Es el tipo 41 de Aarne-Thompson.



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ArribaAbajoEl zorro y el perro pastor

5 versiones y variantes


Cuentos del 446 al 450


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446. El zorro y el perro pastor

SAN LUIS

Dice que había un puestero que tenía una gran majada de cabras y había criau un solo perro pastor pa cuidarla. Era mucha hacienda para un solo perro, y además, le daban poca comida al cabrero. Como comía poco y andaba todo el día, corriendo di un lau pal otro para defender del daño la hacienda, el perro 'taba que ya no podía casi sostenerse de flaco. Pero como era tan lial y noble el perro, cuidaba todo el día los animales y nunca le faltaba ninguno.

Había un zorro que siempre andaba por ver si se cazaba algún animalito chico, una cabrilloncita247, pero, qué, el perro lo olfatiaba de lejos y lo sacaba corriendo.

Entonce, un día, el zorro ha inventado una picardía. Lu habló de lejo, al perro y le dijo:

-Oigamé, amigo perro, que tengo para usté una buena idea.

-¿Déque se trata? -le ha contestado el perro, gruñendo.

-Usté anda muy flaco. Si sigue así pronto no va a poder salir de las casas y va a perder todas las cabras. A usté le dan muy poco de comer.

Esto le interesó al perro, pero haciendosé el enojado, le ha dicho:

-Pero eso no le importa a usté.

-Sí, amigo perro, me importa porque me da lástima y porque   —434→   pienso ayudarlo, porque lo veo tan güeno. Yo puedo aconsejarlo pa que le den mejor de comer y lo atiendan lo más bien.

Entonce el perro lo empezó a atender y le ha dicho:

-¿Y qué consejo me puede dar usté que no conoce mi dueño?

-Mire, amigo perro, dejemé cazar un cabrito o una cabrilloncita, y usté corra, y hagasé el que no tiene juerzas, y áhi van a ver que es de flaco que no me puede agarra.

-¡Ah, no, no, yo no le voy a hacer eso a mi dueño!

-Pero, amigo, no siá zonzo, no ve que no se dan cuenta de nada. Yo le voy a guardar a usté una güena parte del animal muerto.

Güeno... Todos los días el zorro li hacía la misma conversación al perro hasta qui al fin lo convenció.

Güeno... Ya le cazó también una cabrita bien gorda. Comió el zorro y le escondió por áhi un güen pedazo pal perro. Cuando volvió a las casas la hacienda, ya vio el dueño que faltaba un animal. Y áhi ha dicho:

-Éste es el zorro que mi ha comíu la cabrita. El pastor 'tá tan flaco que se le cuentan las costillas. Seguro que el pobre nu ha teníu aliento pa correrlo.

Y dice qui áhi ha mandau que le den bien de comer. Li han dau el doble de comida y el perro ha pensau que el zorro li ha dau un güen consejo.

-Güeno... -Al día siguiente li ha dicho el zorro:

-¿Cómo le va yendo, amigo pastor?

-Mejor, mejor, pero hay que tener cuidado.

El zorro ha vuelto a cazar una cabrita y vuelta el patrón a ordenar que le den mejor ración al cabrero. El zorro le guardaba siempre una buena parte al perro.

Güeno... Dice que esa cabrita 'taba muy gorda y li ha dicho el zorro al perro si no le podía dar un poco de vino pa asentar la comida. El pastor le ha dicho que güeno. Ha ido esa noche a la casa, el zorro, y el pastor que li dado vino. Y si ha machado el zorro y ha empezado a cantar. Áhi han venido los otros perros y lu han sacau corriendo al zorro y el pastor también ha teníu que correr, y entre todos lo han muerto al zorro.

Juan Lucero, 60 años. El Durazno. Pringles. San Luis, 1945.

Gran narrador.



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447. El zorro, el perro y el hombre

SAN LUIS

Era un señor hacendado que se dedicaba mucho a la crianza de gallinas y para cuidarlas a ellas crió un guardián, un perro que le era muy fiel.

Y va el señor zorro y se hace amigo del perro. Y el zorro lo instaba mucho a que comiesen una gallina en una forma que él le iba a decir. El perro se asustaba, pero el zorro lo instaba tanto que al fin al perro le sacó el sí. Le decía que el patrón dormía tarde y no sabía cómo iban hacer. Bueno, el perro quedó en llevarle al zorro una gallina, así no entraba él al gallinero, y le dijo a la hora que se la iba a llevar, y qué noche. Entonce, el zorro le dijo al dueño, porque tenía interés que al perro lo maten:

-Vea, señor, usté me tiene mucha desconfianza. Usté cré que yo soy el que roba las gallinas. Mire, el que roba las gallinas es el mismo guardián y se lo voy a probar. Tal noche a tal hora usté lo va a ver al guardián salir del gallinero con una gallina.

El amo se puso en cuidado en un lugar estratégico para ver si lo que decía el zorro era cierto. Cuando llegó la noche que decía el zorro, el señor lo ve al perro que sale con una gallina. ¡Ave María! ¡Pobre perro! Lo ve y lo dejó que vuelva. Cuando vuelve le dio el castigo capital, lo mató.

Y entonce el zorro lo convenció al señor de que el que debía ocupar el lugar era él, el zorro, y que él le iba a servir de guardián mejor que el perro, cuidando las gallinas.

Bueno... Muerto el perro, el hombre lo remplazó con el zorro. El zorro lo engañaba al hombre que cuidaba muy bien   —436→   las gallinas, pero era al contrario, se comía todos los días unas buenas cazuelas248. Al cabo de un mes, el gallinero estaba enteramente vacío y el guardián se fue y el hombre no lo vio más. Y así le fue al perro porque se dejó engañar con el zorro, y después al hombre que también desconfió del perro y le creyó al zorro. Los dos salieron mal.

Juan C. Ruarte, 66 años. Villa General Roca. Los Manantiales. Belgrano. San Luis, 1948.



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448. El zorro y el pastor

SAN LUIS

Que el zorro andaba por comer un corderito di una majada que tenía corderos muy gordos, pero que no tenía forma di hacerlo porque la cuidaba un pastor249 muy bravo. Que todos los días lu hablaba al pastor pero de lejito no más. Lo saludaba, le preguntaba por su salú y por su trabajo, hasta que así se jue haciendo amigo del pastor. Al fin el perro se creyó en la amistá del zorro y s'hicieron amigos. Y entonce lo empezó a convidar a que se comieran entre los dos un cordero. El perro al principio no quería por nada. El zorro seguía todos los días haciendolé la misma conversación.

-No -decía el perro-, el dueño es muy malo y me va a matar.

-No se va dar cuenta, tiene muchos corderos -le decía el zorro-. Puede creer que se ha perdido en el campo.

Bueno, al fin lo convenció el zorro al pastor. Quedaron en que el pastor iba a poner el cordero y que el zorro iba a tráir el vino.

Un día, eligieron el corderito más gordo. Lo carniaron entre los dos y se pusieron a comer y a tomar vino. El perro le decía al zorro que estuviera calladito para que no los descubrieran, pero el zorro se chupó250 y comenzó a gritar.

-Callate, hombre -le decía el pastor-, ahorita van a oír de las casas y nos van a hacer matar con los perros.

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-Y el hombre que se chupa, ¿no grita? -le contestaba el zorro y volvía a gritar.

Y el pastor se moría di apuro porque los iban a descubrir. El zorro seguía gritando, golpiandosé la boca y andaba las ladiadas como los borrachos. Ya cuando vido el pastor que no lo podía aplacar al zorro se disparó y se jue con la majada. Al ratito no más llegaron los perros de las casas y lu hicieron pedazo al zorro, junto al cordero asáu y a la damajuana con vino. Y así terminó la farra que de tanto tiempo venía preparando el zorro, claro, porque se chumó251.

Lucinda Páez de Vilches, 42 años. La Esquina. El Morro. Pedernera. San Luis.

Lugareña que ha concurrido a la escuela primaria.



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449. El perro pastor y el zorro

SAN LUIS

Había un hombre de campo que tenía mucha majada di ovejas y chivas. Y había criau un solo perro pastor para que cuidara la majada, que era tan grande. Para pior, al pobre animal le daban muy poco de comer. El pobre pastor iba todo el día di acá pá allá y ya 'taba muy flaco y débil.

Todos los días largaban en la casa la majada. Le daban un poco de comer al pastor y áhi s'iba él tamén.

Un buen día se le presentó el zorro al pastor y lo comenzó a conversar. Y le dijo que él estaba muy flaco porque el amo le daba poco de comer. Que él le podía remediar ese mal si se ponían di acuerdo. Y le dijo que le diera u le vendiera un cordero gordo.

Entonce el pastor le dijo que no, que el patrón era muy serio y que lo iba a embromar a él.

-Pero, hombre -le dice el zorro-, di alguna manera los vamos a arreglar. Mirá, ve, vos 'tas demasiado flaco porque no te dan de comer bien. Mirá, yo voy a agarrar un cordero. Vos me vas a correr y ti hacís el que no mi alcanzás, porque 'tás tan flaco, muy débil. Yo me voy a comer la mitada252 y te voy a guardar la otra mitada pa que te la comás vos. Yo te la voy a dejar en tal parte. ¿Mi oyís, compadre? Áhi no más lu hizo compadre.

Y entonce le dijo al fin el pastor, que andaba con tanto hambre, pues ¡claro!, le dijo, que güeno.

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Y así hicieron el trato. Y el compadre zorro li agarraba día por medio un cordero, comía la mitada y lo dejaba escondida la otra mitada para él.

Y así iban pasando los días, y pasaron más de quince días. Entonce echó menos253 el patrón los corderos, vido que se le 'taban perdiendo los corderos.

Entonce dispuso el patrón de salir él con la majada y ver qué pasaba. Y así transcurrió como veinte días. Y en esos días no pasaba nada, no se le perdía ni un cordero. Un día, cuando la majada hizo rodeo cerca 'e las casas, entonce, ocultandosé llegó el compadre zorro. Y entonce le dice al perro en secreto:

-Compadre, esta noche, cuando si haga la noche, voy a venir para llevar un cordero o un chivo, en fin, lo que venga bien, pero claro, más fácil es un cordero porque no bala. Pero si llega a sentir el patrón, y te da orden de que mi alcancís, entonces vos corrís, cuando él ti anime, te estirás, rodás, te llevás por delante algún monte, en fin, hacés pa que vea que estás débil, que no podís correr, que no me podís agarrar.

A la noche llegó el zorro y cazó un cordero. Y lo sintió al patrón y lo animó al pastor. El pastor salió corriendo y ya pegó una rodada y quedó medio a caballo en una piedra. Y ya quedó estiráu en el suelo. Y el zorro se jue no más con el cordero. Entonce el patrón vio que el perro no tenía juerzas pa disparar. Entonce el patrón ordenó a la familia que le hicieran bastante qué comer al perro y que le dieran todas las mañanas carne y leche. Y entonce dice:

-Parece que el pastor es güeno, pero no tiene aliento pa correr, 'ta muy flaco.

Y así, a los ocho días, ya el pastor si había puesto lindo, gordito. Le daban bien de comer y todavía tenía lo que le dejaba el compadre.

Una noche 'taba garugando254 y llegó el zorro por detrás de la casa. Y lo encontró al compadre y le dice:

-Áhi tengo -le dice- cerquita un chivo gordo lindo, y como 'ta lloviendo vamos a ir a comer sin miedo.

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Y jueron. Después que comieron le dice el zorro al perro:

-¡Puta!, ¡quén pudiera tener un jarro 'e vino para asentar el asado! ¿No tendrá vino tu patrón?

-Sí -le dice-, en el sótano tiene dos bodegas, pero la puerta 'tá cerrada y no tenimos por donde entrar.

-Dejá no más -le dice el zorro-. Decime adónde es el sótano y yo voy abrir la puerta.

El perro lo llevó y el zorro hizo una cueva en una esquina del sótano y se metió adentro. Y ya le gritó al compadre que se metiera adentro tamén.

-¡No! -le dice el perro-. ¡No! ¡No!

-Pero sí, compadre, entre despacito no más. Nu haga ruido, vamos andar sin hacer ruido para que no los sientan.

-A la oría255 de las bordalesas hay siempre una juente de carrascal256 para que caiga el vino que cai de las canillas. 'Taban las juentes llenas de vino y áhi se sentaron cada uno a tomar di una juente. Y ya el zorro se puso mamau257 bastante, se emborrachó, se tomó. El compadre pastor tomaba poco y no quería ponerse en pedo258. Y dice el zorro:

-Hombre que se mama, grita.

-No compadre, no vaya a gritar porque los van a sentir.

-Qué no voy a gritar. 'Toy mamau y hay que gritar.

Cuando abrió la boca el zorro para gritar, el pastor salió puerta ajuera y se jue al corral. Y el zorro se quedó adentro meta grito no más.

Y viene el pastor y le dice despacito:

-No grite, compadre, que ahora no va a tener escapatoria.

Y el zorro seguía gritando, mamadazo.

Y el patrón salió los gritos no más lo que óiba gritar el zorro, animando al perro. En eso salió el zorro por el aujero qui había hecho, y claro, ladiandosé borracho, no podía disparar nada.

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Y ya el pastor ya llegó y lo agarró tamén, y le dice el zorro:

-Larguemé, compadre, lerguemé que ya no voy a venir a chupar más.

Pero no hubo caso porque en eso llegó el patrón y le pegó unos garrotazos y lo tuvo que matar no más.

Y ya cesó por completo el daño y al pastor le daban mejor de comer.

-¿Han visto? -le dice el patrón a los de la casa- ¿que el pastor, ahora que le dan bien de comer es muy güeno?

Lorenzo Calderón, 80 años. El Durazno Alto. Pringles. San Luis, 1980.

Campesino que ha cursado la escuela primaria.

El cuento del perro pastor y el zorro acumula el motivo del animal que entra a la bodega, y borracho, grita.



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450. El zorro astuto

NEUQUÉN

Había una vez un patrón que tenía un perro que cuidaba las ovejas. Un día se lo encontró un zorro. Éste le pidió una oveja porque tenía hambre. El perro estaba flaco y no lo podía pelear ni defenderse. Entonces le dijo el perro al zorro:

-Si usté me hace engordar, yo se la doy hasta muerta.

El zorro quedó pensando. Al rato le dijo:

-Bueno, mirá, yo me la como y allí cerca me escondo. Vos decile al patrón que te la ha comido el zorro. Y cuando venga el patrón salí buscandomé. Yo voy a disparar. Entonces te hago una gambeta y vos te caís. Y van a ver que te has cáido de flaco. Así hizo el perro y al ver el patrón que el perro se caía, lo engordó un poco. Y cada vez que el zorro le comía una oveja, el perro lo salía a correr, pero no lo agarraba nunca, porque no quería.

Un día el zorro se fue a comer charqui259 al real260 del perro. Éste tenía allí vino en una bota. El zorro comenzó a chupar hasta que se emborrachó. Una vez borracho comenzó a cantar. Entonces lo sintieron otros perros y allí lo mataron al zorro que había hecho engordar al perro y a la vez había engordado él.

Francisco López, 45 años. Covunco. Picunches. Neuquén, 1952.

Hacendado culto. Oyó el cuento a peones de campo.



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ArribaAbajoNota

Nuestro cuento de El perro pastor y el zorro está relacionado con el cuento anterior por su motivo fundamental, el del zorro que denuncia su presencia cantando, pero tiene además otros motivos que lo caracterizan. Espinosa lo estudia juntamente con su cuento 205, pero lo considera en un segundo grupo.

Tiene fuentes orientales (Panchatantra) y esópicas medievales y está muy difundido en la narrativa de Occidente.

Es el tipo 100 de Aarne-Thompson.





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ArribaAbajoEl zorro y el gato

El lance no enseñado


8 versiones y variantes


Cuentos del 451 al 458


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451. El zorro y el gato

El único lance


JUJUY

Dice que una vez se 'bían juntau el zorro y el gato. Dicen que 'bían quedau en robar un corderito di una casa ande 'bían unos perros muy malos.

Dice que el zorro li ha dicho al gato:

-Compagritu, y si salen los perros ¿quí hacimos?

Dice que el gato ha contestado:

-Yo tengo un lance, un frinco261.

Y áhi ha dichu el zorro despreciando:

-Yo no sé frincar, compagri, peru tengo siete lances pa engañar a los perros. Cuidate vos, compagri, que tenís uno sólo.

Y el zorro 'bía hablau juerte, diciendo de los siete lance, y 'bían sentíu los perros. Entonces ha salíu la perrada. Y ha veníu el dueño de los animalitos, el criador. Y áhi 'bían visto los ladrones estos. Y han queríu disparar. Y áhi el gato ha frincao y ha subiu al techo. Y al zorro lu han agarrao. Y dice que el gato li ha gritao al zorro:

-Compagri, hacé un lance siquiera de los siete. ¿Ande has dejao los siete lances?

Y áhi lu han agarrao los perros y lu han matao al zorro, lu han hecho pedazos.

Nicasio Mamani, 30 años. Carayoc. Santa Catalina. Jujuy, 1950.

Puneño. Modesto hacendado o criador, como se dice en la región.



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452. El zorro y el gato

JUJUY

El zorro ha ido a la casa del gato, y lo ha invitau el gato con un queso muy rico. El zorro li ha dicho:

-De dónde saca este queso tan rico, compadre -eran compadres el zorro y el gato.

-Yo tengo una despensa ande voy y como, y saco el queso que quero.

-Mi ha de llevar, compadre.

-No, compadre, a usté lo van a olfatiar los perros y lo van a matar.

-Y a usté, ¿cómo no lo matan?

-Porque yo tengo una treta pa salvarme -ha dicho el gato.

-Si es por eso, compadre, yo tengo ciento una, y los perros no pueden conmigo.

Entonce se han ido y han entrado a la despensa di una casa de campo que tenía de todo y también vino. Han comido queso y han tomado vino, y el zorro si ha puesto machadito262. Que le dice al gato:

-Cuando uno come queso y toma vino, le dan ganas de cantar, compadre.

-¡Compadre, no vaya a cantar que van a sentir los perros!

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Han seguido comiendo y tomando vino, y el zorro ya 'taba bien machado y le vuelve a decir al gato:

-Ya le hei dicho, compadre, que el que come queso y toma vino, tiene ganas de cantar.

-¡No vaya a cantar, compadre, que van a venir los perro!

-¡Canto, caray, no más, a mí no mi han de asustar los perros!

El zorro chumau se puso a cantar. Lo sintieron los perros y avanzaron. Salieron disparando los compadres. El gato di un brinco se subió a un árbol, pero al zorro lu han agarrau los perros. El gato le gritaba:

-¡Compadre, de las ciento y una, siquiera que lo salve una!

¡Qué iba a hacer el zorro palangana! Los perros lu han hecho picadillo.

Santiago Vargas, 38 años. El Cucho. Capital. Jujuy, 1957.

El narrador es peón hachero en esta región de la selva subtropical.

En el cuento figura el motivo de los animales que entran a la despensa y comen y beben.



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453. El gato y el zorro

TUCUMÁN

Resulta que 'taban conversando abajo de una planta, el zorro y el gato. El zorro como tiene todas las picardías, dice:

-Mire, compadre, yo tengo más de cincuenta picardías.

-Sí -que dice el gato-. Muy bien. Mire, compadre yo tengo más de cincuenta ligerezas.

-Muy bien. 'Tá bien.

-Mire, compadre -dice-, yo tengo más de cincuenta, pero, ¡uh!, muchísimo más de cincuenta ligerezas.

-¡Muy bien! ¡Muy bien!

En eso que 'taban conversando venía un perro a correlo a los dos, que 'taban bajo la planta. Y que el perro se venía. El gato se dio cuenta y saltó al árbol. Y el zorro como no puede subir al árbol empezó a correr alrededor del árbol. Y en la segunda vuelta empezó a sacar la lengua, el zorro, y le dice el gato de arriba:

-Pero, compadre, ¡siquiera una de las cincuenta!

Armando Cerán, 21 años. Ingenio Luján. Cruz Alta. Tucumán, 1970.

Aprendió el cuento de los muchachos del pueblo que se reúnen con frecuencia en rueda de narradores, y cada uno narra lo que aprendió de la tradición oral.



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454. El zorro y el gato

LA PAMPA

Que el zorro y el gato se habían hecho amigos. Que un día el zorro llegó a visitarlo al gato en su casa. Que andaba con hambre el zorro. Que el gato li ha convidau un pedazo 'e queso, a Juan. Juan se saboriaba con el queso tan rico y le preguntaba de qué lugar lo había conseguío. El gato le dijo que conocía una casa ande 'taban quesiando, que tenían los zarzos llenos de queso. Que él llegaba a eso de la madrugada, cuando 'taban durmiendo los perros y que saltaba a los zarzos y comía hasta llenarse y algo traía, también. Que él tenía esa sola hazaña, de saltar, y que así se buscaba la vida y disparaba de los perros. Entonce le pidió el zorro que lo llevara, que entre los dos podían trair una buena carga.

-No, amigo, yo no mi animo a llevarlo. Son muy malos los perros de la casa. A usté lo van a sentir y lo van a olfatiar en seguida y no se va a poder defender.

Entonce el zorro compadrón dice:

-Mire, amigo, si usté se defiende con una sola hazaña, yo tengo ciento y una hazaña, y a mí no mi agarran los perros por güenos que sean.

Bueno, se jueron. Llegaron a la casa y jueron al galpón ande 'taban los zarzos con queso. El gato de un salto se subió a un zarzo y se puso a comer. El pobre zorro no sabía cómo hacer, y al fin le dice al gato:

-Tire, amigo, un chiquito que tuavía no puedo subir.

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El gato le tiraba de vez en cuando unos pedacitos. Bueno, el zorro andaba los trotes di un lau pal otro, y claro, oyeron los perros y avanzaron.

-¡Guarda, amigo! -le dijo el gato y se descolgó del zarzo y se subió a un árbol.

El zorro no alcanzó ni a llegar al patio y lu agarraron los perros. Y áhi le gritaba el gato:

-Amigo, de las ciento y una, siquiera una.

Y ¡qué!, los perros lo mataron al de las ciento y una hazañas sin que pudiera usar ninguna.

Isaac Elías Martínez, 79 años. Salinas Grandes. Atreucó. La Pampa, 1955.

Es un viejo criollo que fue tropero, pero en la actualidad es picador de sal en la salina.



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455. El gato y el tigre

ENTRE RÍOS

El gato fue maestro del tigre. Le enseñó todo los modos de saltar, de cazar, en fin, de todo. Y cuando ya no tenía más que enseñarle, le dijo:

-Bueno, che -dice-, ya no tenemos más que enseñarte.

Y estaban los dos. Habían hecho un fogón. Estaban con el fogón por medio y estaban matiando263. Entonce el tigre dice:

-Bueno, ahora, lo que voy hacer, es comerte. Con eso te voy a pagar.

Salta el tigre a apretalo al gato, y entonce el gato salta para atrás y cae paraito, parado, ¿no?

Entonce el tigre le dice:

-¡Ah, pícaro, ésta no me enseñaste!

Entonce le dice el gato:

-Si a ésta te la enseño me hubieras comido, ¿no?

Por eso no le enseñó esa treta, para su salvación.

Amílcar Aniceto Zapata, 79 años. Estancia Rincón del Vizcaíno. Don Cristóbal. Nogoyá. Entre Ríos, 1970.



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456. El tigre y el gato

ENTRE RÍOS

El tigre andaba en campaña con el gato. El gato le enseñó a cazar porque el tigre no sabía cazar, y el gato sí. Le enseñó todos los saltos para cazar, menos uno. Lo dejó siempre sin enseñarle eso, para defensa de él. El tigre jue un animal muy traicionero porque después que el gato le enseñó a cazar y todo, él se lo quiso comer al gato.

El tigre vivía en esos montes, como esos que viven las fieras silvestres. Y el gato salía por una senda, y el tigre lo 'taba mirando cuando venía. Y se puso onde venía para matarlo.

El gato como es tan vivo, tan vicho264, se dio cuenta. Y como él sabía ese salto que no le enseñó al tigre, que era para su defensa, que era para vencerlo, lo dejó no más. Cuando llegó onde 'taba el tigre, el tigre lo saltó, y él dio el salto mortal, para atrás, y el tigre cayó para adelante. El tigre es de espinazo tieso y no se puede dar güelta. Y el gato se disparó, bandió el monte y se jue muy lejo.

Y esa jue la defensa del gato, que si le hubiera enseñao todos los saltos, el tigre lo hubiera jorobado no más, lo hubiera jodido.

Alejandro Basaldúa, 56 años. Brazo Largo. Islas del Delta del Paraná. Gualeguaychú. Entre Ríos, 1951.

Isleño rústico. Ha concurrido a los primeros grados de la escuela primaria. Conoce todos los trabajos de las islas, pero es particularmente ganadero.



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457. El tigre y el gato

ENTRE RÍOS

El gato es un animal primitivo al tigre, mayor. Y fue el que le enseñó todas las costumbres, la manera de vivir, de mantenerse, de cazar, de afilarse las uñas, de peliar, de alimentarse, ir qué sé yo. Le enseñó todo el gato al tigre. A pesar de ser más grande, más poderoso, tiene las costumbres y tiene los mismos sistemas del gato. Entonce dice que el gato le enseñó. Y como el tigre no tiene tanta flesibilidá en el cuerpo como el gato, algunos trabajos le cuesta hacerlos.

Una vez dice que andaba el tigre con pocas presas, con hambre. No había encontrado nada. Y se viene agazapandosé. Y lo encuentra al gato que estaba durmiendo, ¿no?, o que se hacía el dormido. Cuando él lo vio al tigre que venía con intenciones de cazarlo, como él le había enseñado todo, lo esperó no más, se hizo el dormido. Y cuando estaba cerca el tigre, lo saltó. Y como el gato tiene mucha más flesibilidá en el cuerpo, se le sentó para atrás, y cruzó el tigre en el aire al otro lado, y cayó en el suelo como una bolsa. Y cuando se endereza, le dice:

-¡Qué chiste, te hice! -le dice el tigre, ¿no?

Y le dice el gato:

-¡Qué chiste me hiciste!

-¡Ah!, ¡ésa no me la habías enseñado, pícaro! -le dice.

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La cuartiada265 esa no la sabía él. Claro, la única que no le había enseñado. Y le dice el gato:

-¡Ah, no, m'hijo, ésa no es para vos! No tenés coyontura en el espinazo -le dice-. Y por esa me salvé -le dice-. Yo ya te conozco y tenía que defenderme de tu traición.

Rubén Tejeda, 30 años. Villaguay. Entre Ríos, 1970.

Trabajador de campo.



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458. El tigre y el gato

La treta


RÍO NEGRO

El tigre, vio, que es un animal malo y siempre anda para matar, para cazar. Y entonce el gato salió también a este recorrer, a cazar lauchas, esas cosas, o liebres, vio, que también mata. Y entonce iba por un caminito. Y el tigre también venía, pero no sabía ninguno de los dos. Y se encontraron en el camino. Claro, el gato cuando lo vio al tigre se sorprendió, se quedó. Entonce el tigre le dice:

-No si asuste, amigo -le dice.

-No -le dice el gato-, no, yo no mi asusto, pero, siempre me gusta sé prevenido.

Dice:

-¿Quién es usté?

-Y, yo soy el gato. ¿Y usté?

-Yo soy el tigre.

-¡Ah! -le dice-, usté es el tigre -le dice el gato-. Así que usté, por nombre sé, que usté es un hombre malo.

-Sí -dice-, pero no -dice-, yo no soy malo -dice el tigre.

Dice:

-Pero yo sé -dice el tigre- que usté es un hombre, que usté, gato, es muy ágil.

-No -dice-, no soy muy ágil -dice.

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Bueno... Y dice:

-¿Para dónde va? -le dice el tigre.

-Yo voy para allá. ¿Y usté?

-Yo voy para allá -dice266.

Y dice:

-Bueno -dice.

'Tuvieron ahí.

Entonce dice el tigre:

-Bueno -dice-, yo voy a seguir viaje.

-¿Y usté va seguí pu este caminito? -dice.

-Sí, voy a seguí este caminito.

-¿Pero va ir pu el mismo camino pu ande vine yo?

-Sí, por áhi voy a ir -dice.

-Yo voy a ir por acá -dice el tigre.

Pero el tigre ya con mala intención de comerse al gato. Y el gato lo malició. Bueno, áhi le tuvo tomando dato el tigre al gato. Dice:

-Pucha, dice, yo, mire, dice, a mí me gusta, dice, aprender muchas habilidá -le dice el tigre- y yo sé que usté es un hombre muy ágil. Y entonce, dice, me va a enseñar usté, dice, a ver la agilidá suya.

-Sí, cómo no -le dice el gato-. ¡Cómo no! Sí, yo le voy a enseñar.

Y le enseñó de qué manera él cazaba, cómo hacía pa defenderse cuando lo sosprendía un animal... Todo le enseñó muy bien. Entonce el tigre le tomó esos datos para matarlo a él. Entonce ya sabía por donde lu iba a tropellar porque el tipo le esplicaba la agilidá d'él. Bueno... Y entonce cuando ya le esplicó todo, tuvieron áhi, dice el tigre:

-Bueno -dice-. Bueno, amigo, dice, muy encantado, si somos amigos, dice, nunca vamos a tener nada.

-Bueno -dice el gato-, muy bien yo también tengo confianza en usté. Bueno, hasta otro día.

-Hasta otro día.

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Se fue. Pero, ¿qué pasó? El tigre le dijo:

-¿Usté va a seguí por este camino?

-Sí -dice el gato-, yo voy a seguir por acá.

-Yo voy a ir por acá -dice.

Pero qué, lo que pasó. Pegó la vuelta y se le ganó adelante, pa matarlo, pa comerlo. Y se le echó en la güella. Y el gato venía. Pero el gato sabía lo que él le malició. Dijo:

-Este ¡juna gran siete! me va hacé una trampa, u me quere comé, pero no me va comé.

Y venía el gato mirando, desconfiando. En una de ésas, y en una de ésas lo vio, y cuando lo vio el tigre lo saltó. Y claro, cuando lo saltó, el gato es muy ágil, cuando lo saltó, el tigre con la rabia que venía, el gato pegó el salto pa atrás. Le quedó como dos metros atrás. Y el tigre le erró el saque. Entonces, cuando l'erró, le dice:

-Miesca, compañero, dice, había sido ágil, dice, pero esa esplicación usté no me la dio -le dice.

-¡Ah! -le dice el gato-. Si yo te doy esa explicación ¿con qué me defiendo? -le dice.

Y lo jodió áhi.

Áhi termina el cuento.

Pedro Nieves, 47 años. Ingeniero Jacobacci. 25 de Mayo. Río Negro, 1971.

Campesino. Ganadero. Modesto propietario.

El uso de dice como muletilla, en ciertos párrafos, debilita la narración.



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ArribaAbajoNota

Nuestros cuentos de El zorro y el gato y de El tigre y el gato, la treta no enseñada están relacionados con los cuentos anteriores en los que el zorro y otro animal roban comida y son descubiertos. Sus motivos fundamentales son:

A. El gato habla de su único lance salvador.

B. El zorro jactancioso replica que él tiene cientos de lances.

C. Mientras roban comida el zorro habla fuerte o canta y los oyen los perros que los atacan. El gato salta y se salva; el zorro es muerto.

D. El gato enseña al tigre sus tretas para la caza menos una; con ella se salva cuando el tigre intenta comerlo.

Para la clasificación de Aarne-Thompson es el tipo 105.





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ArribaAbajoEl león, la liebre y otros animales

4 versiones y variantes


Cuentos del 459 al 462


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459. El león y la liebre vieja

SAN LUIS

Una vez había un lión que hacía mucho daño, que mataba muy muchos animales di un campo. El dueño del campo l'hizo un contrato, que cazara las liebres y que así no lo iban a matar a él.

El lión comenzó a llamar por turno a las liebres del campo y las iba comiendo.

Y un día le tocaba el turno a una liebrecita vieja. Que andaba mañeriando para ir. Que iba comiendo yuyitos por la oría267 del camino, y cuando llegó tarde, el lión ya estaba enojado. Y le pregunta pórque no había venido más temprano. Y la liebrecita le dijo que otro lión por áhi la había atajado, que parecía un lión muy malo. Y le preguntó el lión ánde estaba. Le dijo que si había metido en un pozo 'e balde. Y le dijo el lión ande era el pozo 'e balde ése para ir a matar al otro lión que se metía en sus dominios.

Se jueron los dos al pozo 'e balde ande estaba el otro lión. Y la liebrecita l'echó una mentira para salvarse y hacerlo meter al lión. Cuando llegaron al pozo el lión si asomó y se vio la cabeza d'él, y entonce creyó que era otro lión y tiró el salto para agarrarlo, y se cayó áhi, y se augó. Y la liebrecita se salvó.

Francisco Borjas Ábrego, 13 años. La Botija. Ayacucho. San Luis, 1951.

El narrador ha cursado los grados de la escuela de la comarca. Aprendió la narración del padre, que sabía muchos cuentos antiguos.



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460. El tigre y la liebre

SAN LUIS

Había un tigre muy malo que vivía en una quebrada. Este tigre se estaba matando a todos los animales de la quebrada. Los mataba de vicio y se comía el que más le gustaba.

Un día el zorro les dijo a los animales que le hicieran un trato: que todos los días le iban a enviar un animalito para que él lo comiera y no matara de vicio a los otros. Al tigre le gustó el trato. Bueno, tenía que ir todos los días un animalito de la quebrada y era para que lo comiera él. Uno u otro se sorteaban. Al que le tocaba tenía que ir. Y le tocó a una liebre. Y en lo que va había un pozo. Cuando se allegaba se reflejaba en el agua, ¿no?, y eso le formó una idea. Jue ande estaba el tigre.

-¿Pórque háis llegado tarde?

-No, es que me ha teníu atajada el jaguar268. -El jaguar es otro bicho parecíu al tigre, más chico, ¿no?- Mi ha atajau, no me dejaba pasar, me quería comer a mí. Yo le dije que venía pa que me comiera usté. Y él dijo que si era así le iba hacer arreglar las cuentas a usté, ¿no?

-¿Quén, el jaguar?

-Sí.

Vaya a decirle a ese charlatán, que si no sabe que no hay ninguno más poderoso que yo -dice.

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Ya le fue a decir. Pegó la vuelta y se jue.

-Aquí está enojau -dice y se arrima el tigre confiau.

-Ahora vas a ver.

Y áhi se enojó tamén el tigre y ya enseñó las garras, las uñas. Y el otro, de abajo del agua, tamén le enseñó las uñas. Le dio tanta rabia que tiró un salto. ¡Al agua jue a dar! Y el pozo tenía agua mucha. Y áhi entraba a nadar para un lado y otro.

-¡Qué bien que nada, señor majestá! -dice la liebre-. ¿'Tá fresca l'agua?

Qué l'iba a contestar el tigre de allá, chapaleando de un lau para otro. Al último ya se cansó, se jue abajo y se augó.

Muy alegre el zorro y los demás animales por la alvertencia269 de la liebre, siguieron viviendo tranquilos en ese campo.

Delfín Prado, 75 años. Cortaderas. Chacabuco. San Luis, 1968.

Campesino. Oyó el cuento a un viejo narrador cuando él era niño.



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461. El león con la liebre

SAN LUIS

El lión iba por un camino y la encontró a la liebre. Y entonce el lión li hacía gracia coma para cazala. Y entonce ella le dice:

-No me vas a cazar a mí. Yo te voy hacer un medio como pa que vos pasís la vida. Yo te voy a trair especies para que vos comás. Cuando ya nu haiga más, me comís a mí.

Pero, así se salvaba la liebre, ella. Y le traía la liebre todos los días un animalito. Y entonce un día ya nu hallaba la liebre qué cazar pa traile a él. Y claro, ya se l'iba a llegar el plazo a ella. Y entonce le dice:

-Quedate acá, no más, ya vengo con una presa.

Era cerca di un pozo con agua qui había. L'agua era clarita y se vía como un espejo. Bueno, y se quedó el lión mirando el pozo. Y dando la güelta vino ella, por l'otro lado, por atrás del lión. Entonce el lión no se creyó que era ella. En el reflejo del agua, parecía que 'taba áhi una liebre. Entonce que le decía la liebre:

-¡Mirá, áhi hay una! -que le decía la liebre-. ¡Áhi 'tá una! ¡En ese pozo, en ese pozo di agua!

Entonce el lión se mandó de cabeza a cazala y ella se las echó. No la cazó nada y si augó el lión. Se murió en el pozo y se salvó la liebre. Y si acabó.

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Alicia Amaya de Gutiérrez, 72 años. Las Chacras. San Martín. San Luis, 1968.

Campesina analfabeta. Aprendió el cuento de una viejita que era su madrina y le contaba muchos cuentos.

El último motivo es variante del que corresponde al cuento tradicional.



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462. El caso de la zorra, la perdiz y el león

JUJUY

Dice que había una zorra que tenía de comadre una perdiz. Que eran comadres muy queridas. Y una mañana se presentó la perdiz a la zorra y le dijo que se encontraba muy afligida porque el lión le estaba comiendo todos sus hijitos. Que ya no sabía qué hacer. Y entonces la zorra, después de pensar un momento, le dijo a la perdiz:

-Esperesé, comadre, ya lo vamos arreglar al lión.

Se fue la perdiz y la zorra también salió. La zorra sabía adonde era la guarida del lión y lo fue a buscar. Estando muy cerca de la guarida lo vio al lión, y ella empezó a correr de un lado para otro, haciendosé la que buscaba. Cuando el lión la vio, la chistó y le dijo:

-¿Adónde vas?

Entonce ella le dice, muy asustada:

-Señor, voy en su busca.

-Y para qué -le dice.

-Porque allá, a la orilla de una laguna hi encontrau otro lión, que dice que es su enemigo y está por venir a matarlo.

Entonce dice que el lión dio un bramido muy enojado y le dijo que lo llevara adonde estaba ése, que decía que lo iba a matar.

Empezaron a caminar y llegaron a una laguna muy grande. Y la zorra le dice:

-Mire, señor, aquí está. Ésta es su guarida y ahora si ha metido ahí porque está descansando para ir a peliarlo. Agachesé despacito y lo va a ver.

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El lión si acercó despacito a la laguna, miró y vio su propia figura en el agua. Creyendo que era otro lión, dio un tremendo bramido, se paró en dos patas, dio el salto y se hundió en esa parte de la laguna que era muy honda. Desapareció y la zorra no lo vio más.

Después se fue la zorra a ver a la perdiz y le dijo:

-Bueno, comadre, ahora estamos todos contentos y tranquilos porque el lión si ha muerto augado.

Y así la zorra lu engañó al lión que se 'taba comiendo a todos los animales chicos de ese lugar.

Hortensia Arancibia de Cáceres, 72 años. Humahuaca. Jujuy, 1968.

Persona de prestigio en su medio. Descendiente de antiguas familias criollas de este viejo pueblo de la Quebrada de Humahuaca. Aprendió este cuento de la madre que era una gran narradora.



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ArribaAbajoNota

Nuestro cuento de La liebre y el león, en sus 4 versiones, tiene como motivo fundamental el muy conocido tema del animal que ve en el agua su propia imagen, cree que es la de su enemigo, se lanza a combatirlo y se ahoga; con ello, se salvan sus víctimas. Es el motivo B2 del importante estudio de Espinosa (III, p. 266). Sus formas características son esópicas medievales y europeas; nuestros cuentos son recreaciones del cuento español.