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Díaz, págs. 234-241. Apoyándose en el contenido del códice, Olarte lo cree dentro de la tradición visigótico-mozárabe (pág. 18) y aún apunta que los sermones de San Cesáreo de Arlés, atribuidos a San Agustín, están tomados «de un manual llamado modernamente Homiliario de Silos» (pág.19).

 

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Díaz (pág. 241) las retrasa hasta el siglo XI; da razones en Primeras glosas pág. 30. Olarte las lleva hacia los últimos años del siglo X, apoyándose en relaciones de éste con otros códices y en la paz que disfruta la región después de la muerte de Fernán González (año 970), pero sus razones me parecen externas y poco poderosas. De cualquier modo, hay que retrasar hasta comienzos del siglo XI la datación de estas acotaciones, a pesar de que casi todos los autores aceptaban como buena la fecha de mitad del siglo X (Orígenes, pág. 2 y pág. 238; Olarte, pág. 25; Alarcos, págs. 10 y 27). Las apostillas parecen vinculadas a algún repertorio latino, como las Glossae Abadus (Orígenes, pág. 384). Para el sentido de las glosas en función del texto al que acompañan es sugestivo el estudio de Manuel Ariza, «Notas sobre la lengua de las Glosas y su contexto latino (Anuario de Estudios Filológicos, II, 1979, págs. 7-18) y, en cuanto al carácter fonético que representan, hay diversos intentos de explicación por Roger Wright, Latin and Early Romance (in Spain and Carolingian France). Liverpool, 1982, y «La función de las glosas de San Millán y de Silos» (Actes du XVIIe Congrès International de Ling. et Philol. Romanes, t. IX. Aix-en-Provence, 1986, págs. 209-219). Para aclarar un término de la glosa 115 (uello ¿velamen?), se escribió la nota de Manuel Ariza en Archivum, XXV, págs. 81-83. Al margen de nuestro caso concreto, pero con carácter general, vid. Francesco Sabatini, «Lingua parlata, scripta e conscienza linguistica nelle origini romance» (Atti XIV Congresso Internazionale di Ling. e Filol. Romanza, t. I. Nápoles, 1978, págs. 445-453).

 

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También Alarcos considera bilingüe al escriba de las glosas (págs. 13-14).

 

94

Vid. José María Lacarra, «El vascuence en la edad media», en Geografía histórica de la lengua vasca, t. II, Zaragoza, 1960, pág. 47, y Dial. rioj., pág. 20, nota 38.

 

95

Sobre la interpretación de las glosas vascas, el trabajo más reciente que conozco es el de Hortensia Viñes, «Primer testimonio escrito del vascuence navarro: el manuscrito emilianense 60», en Fontes Linguae Vasconum, XIX, 1987, págs. 41-52, con abundante bibliografía.

 

96

A pesar de la castellanización de la Rioja, tras su anexión al reino central, en el siglo XIII todavía quedaban aragonesismos en riojano (Orígenes, pág. 471).

 

97

Cart. SMC, núm. 193, pág. 193.

 

98

Valb., núms. 96, 97, 110, 137, 139, 171 (págs. 530-531, 540, 561, 562, 384).

 

99

Valb., núm. 190, pág. 599. Año 1108.

 

100

Documento de Alfonso el Batallador, año 1110 (Valb., núm. 195, pág. 602). Fórmula que aparecía ya en el Cart. SMC (núm. 36, pág. 88, año 1079).

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