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1

Véase «El lector, la miscelánea y el amor fuera de sus guirnaldas».

 

2

Noemí Ulla, Aventuras de la imaginación -de la vida y los libros de Adolfo Bioy Casares- Conversaciones de Adolfo Bioy Casares con Noemí Ulla, Buenos Aires, Corregidor, 1990, pp. 47-50 y pp. 105-106.

 

3

Jorge Luis Borges, «La supersticiosa ética del lector», en Discusión (1932), Obras Completas, Buenos Aires, Emecé, 1974, p. 203.

 

4

Respecto de la «naturalidad» y el «artificio» véase el concepto que ellos merecen en los comienzos a Borges en Noemí Ulla, Identidad rioplatense, 1930. La escritura coloquial (Borges, Arlt, Hernández y Onetti), Buenos Aires, Torres Agüero Editor, 1990, pp. 47-55.

 

5

Beatriz Curia, La concepción del cuento en Adolfo Bioy Casares (I y II), Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Literaturas Modernas, 1986, pp. 12-40. María Luisa Bastos, Relecturas, ob. cit.; «Esta voz tan nuestra: autorización de los narradores en las novelas de Bioy Casares», en Keith McDuffie y Rosa Mine, Homenaje a Alfredo A. Roggiano: En este aire de América, [Pittsburgh, University], 1990, pp. 315-323.

 

6

Comparto la observación de Mireya Camurati respecto del personaje de esta novela: «Lo que es evidente es que la dedicación a la tarea artística triunfa sobre cualquier otro sentimiento o atracción» (Mireya Camurati, Bioy Casares y el alegre trabajo de la inteligencia, Buenos Aires, Corregidor, 1990, p. 240).

 

7

El empaque y el despliegue formal del lenguaje de don Juan Lombardo recuerdan aquella observación de Borges respecto de los payadores de la campaña y de la gente del pueblo en disposición de versificar. La situación de don Juan Lombardo es aquí semejante a aquélla, que aunque no versifica, ante una persona desconocida como Nicolasito Almanza, a quien quiere seducir con su discurso «florido», usa palabras rebuscadas para impresionar favorablemente a su interlocutor. (Cf. Jorge Luis Borges, «El escritor argentino y la tradición», en Discusión (1932), Obras Completas, Buenos Aires, Emecé, 1974, pp. 268-269). Esto es más evidente en la medida en que la frecuentación de Nicolasito, la confianza que le dará el trato con él, desplazará en gran parte esa voluntad de deslumbrar con sus modalidades discursivas y terminará preguntándole: «-¿Nadie te comparó con un caballo mañero?» (p. 182).

 

8

Las citas de esta novela siguen la edición de Buenos Aires, Emecé, 1985.

 

9

Susan Sontag, Sobre la fotografía, Buenos Aires, Sudamericana, 1980, p. 21.

 

10

Adolfo Bioy Casares, La invención de Morel (1940), Plan de evasión (1969), La trama celeste (1948), El sueño de los héroes (1954), Guirnalda con amores (1959), Historia prodigiosa (1961), El lado de la sombra (1962), El gran Serafín (1967), Diario de la guerra del cerdo (1969), entre otras.