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M. de la Revilla, «Revista Crítica», Revista Contemporánea (15-XII-1875), p. 122. Frente al tono de general mediocridad que caracteriza la vida intelectual y científica española a la que pasa revista panorámica en ésta su primera colaboración, destaca Revilla los indicios de vitalidad que se advierten en el terreno literario, muy especialmente en lo que respecta a «un importante fenómeno... el desarrollo progresivo de la novela, género hasta el presente muy descuidado y abatido entre nosotros... Fernán Caballero, Valera, Alarcón y Pérez Galdós figuran a la cabeza de los cultivadores de este género».

 

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M. de la Revilla, «Reseña Bibliográfica. Cádiz, de D. Benito Pérez Galdós», La Crítica (26-XI- 1874). La recoge el prof. A. Sotelo Vázquez en Manuel de la Revilla: teoría y crítica de la novela española (1874-1880), Barcelona, PPU, 1996, pp. 141-144.

 

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Así la define en su reseña de La ilusiones del doctor Faustino, de Juan Valera (Revista Europea, 11-VI-1875). Cfr. Manuel de la Revilla: teoría y crítica... , pp. 116-117. En los mismos términos la caracterizaba al reseñar, contemporáneamente, El escándalo alarconiano (La Ilustración Española y Americana, 15-VII-1875), haciendo explícita la pauta crítica desde la que procede a leer y valorar estos «felices ensayos» de novela psicológico- social: un doble juicio que atienda tanto a la «concepción moral y filosófica» como a la «concepción artística» que «juntamente» la constituyen, pues «raramente suelen rayar a igual altura entrambos elementos: por regla general, o en el autor el filósofo aventaja al artista, o el artista al filósofo, reproduciéndose, como es natural, este fenómeno en la obra» (Cfr. Manuel de la Revilla: teoría y crítica... , p. 83).

 

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M. de la Revilla, «Crítica Literaria: Las ilusiones del doctor Faustino» (1875), en Manuel de la Revilla: teoría y crítica... , p. 116.

 

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M. de la Revilla [y P. Alcántara García], Principios Generales de Literatura, Madrid, Librerías de F. Iravedra y A. Novo, 18772. Citamos por Manuel de la Revilla: teoría y crítica... , p. 33.

 

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«Es la novela -afirmará allí Leopoldo Alas trazando las señas de identidad del nuevo panorama que se abre al pensamiento y las letras españolas tras la revolución de Septiembre- el vehículo que las letras escogen en nuestro tiempo para llevar al pensamiento general, a la cultura común, el germen fecundo de la vida contemporánea, y fue lógicamente este género el que más y mejor prosperó después que respiramos el aire de la libertad de pensamiento» (L. Alas, «Clarín», Solos de Clarín (1881), Madrid, Alianza. 1971, p. 72.

 

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M. de la Revilla, «Revista Crítica», Revista Contemporánea (15-VII-1876), en Manuel de la Revilla: teoría y crítica... , pp. 145-147.

 

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M. de la Revilla, «Reseña Bibliográfica: Cádiz, de D. Benito Pérez Galdós» (1874), en Manuel de la Revilla: teoría y crítica... , p. 143. Insistirá en su reseña de Doña Perfecta: «Distínguese [el Sr. Galdós] ante todo en la pintura de caracteres y en la descripción de tipos y lugares, no rayando a igual altura en la acción ni en el juego de las pasiones. Aseméjase en esto a los novelistas ingleses, mejores dibujantes que coloristas, más atentos al detalle que al efecto y más preocupados de retratar concienzudamente sus personajes que de ponerlos en movimiento. Embelesan las descripciones del señor Galdós: atrae menos la acción de sus novelas, en ocasiones lánguida y poco interesante» (ibid. , p. 145). Lo que Revilla reputa aquí, injustamente, de «frialdad» o «impasibilidad británica» son, en efecto, cualidades que habían fascinado al joven Galdós en la obra de los novelistas ingleses y muy especialmente en Dickens, cuya «admirable fuerza descriptiva», sentida como verdadero rasgo distintivo de una novela caracterizada por la maestría en la recreación exacta y verdadera de la vida inglesa contemporánea, había merecido en 1868 las interesantes consideraciones que le dedica en su artículo «Carlos Dickens», donde la obra del autor de los Pickwick Papers -que él mismo acaba de traducir- se le revela como un auténtico modelo de sobriedad, sencillez y precisión en el arte de «caracterizar la fisonomía local, aquello que es un rasgo o una facción en el expresivo rostro de una escena, de una habitación, de un sitio cualquiera», unido al talento de este «observador benévolo» para «comprender el corazón humano y retratar al vivo sus grandes borrascas» (B. Pérez Galdós, «Carlos Dickens», La Nación (Madrid), 9-III-1868. Recogido en W. H. Shoemaker (ed.), Los artículos de Galdós en «La Nación», Madrid, Ínsula, 1972, puede leerse asimismo en la 2ª edición, ampliada, de B. Pérez Galdós, Ensayos de crítica literaria, ed. L. Bonet, Barcelona, Península, 1990, pp. 217-223). Curiosamente, es esta capacidad, destacada por Galdós en el maestro inglés, de «conmover al lector con la pintura patética de las pasiones», lo que Revilla reclama en un novelista al que invita, incluso a «no leer en su vida novelas inglesas» y a recordar «que es español y escribe para españoles».

 

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El truculento final de Doña Perfecta mereció asimismo el reproche de Urbano González Serrano quien, de acuerdo con Revilla en la sobresaliente capacidad galdosiana para «la descripción de los caracteres, el bosquejo de sus tipos y en la pintura de los personajes», se dolía, en su atinada reseña de la novela, en la que valora asimismo la trascendencia de la idea que la informa, de la «incomprensible precipitación» del desenlace de la obra (Cf. U. González Serrano, «Doña Perfecta, novela original de Pérez Galdós»), El Imparcial (31-VII-1876), en Ensayos de crítica y filosofía, Madrid, Aurelio J. Alaria, 1881, pp. 201-206).

 

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M. de la Revilla, «Crítica Literaria: Las ilusiones del doctor Faustino» (1875), en Manuel de la Revilla: teoría y crítica..., p. 117.