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971

Podríamos comparar I, 431 y II, 461 y arriesgar que Álvaro parece más joven que en la novela.

 

972

Cfr. I, 174; son hasta 17 en I, 444 12 en II, 185, 12 educandas más una de clérigos en II, 217.

 

973

En I, 233, 382, 504; II, 311, 483.

 

974

Se puede calcular que en el t. 1 hay 14 viñetas con esta posición y 10 en el segundo.

 

975

Pocas informaciones tenemos sobre la apreciación por el propio «Clarín» y por la crítica de la ilustración de La Regenta: se alude al libro «perfectamente ilustrado por Juan Llimona» y a los «finísimos grabados debidos al experto buril del señor Gómez Polo», a la «exterior envoltura no menos recomendable por los grabados y viñetas de Llimona» (El Globo, 19-01-1885) y, según B. de Tannenberg, las «ilustraciones son muy agudas» (Tintoré, 201); «esmero tipográfico», «tipos», «caracteres», «escenas», «cuadros», «trazos», «retratos», «novela de costumbres», estas son las palabras más utilizadas que todas pueden tener correspondencias en las ilustraciones. No importa para el caso decir si los dibujos de Llimona son o no «anodinos y pobres» (Oteo Sans, 1987), aun cuando puede considerarse que hay verdaderos aciertos (el entierro, la escena de las educandas, la del Banco, etc.). Que sepamos, ni la crítica de la época ni el propio «Clarín» en ninguna de sus críticas de El sabor de la tierruca (24-X-1882) y de Marta y María (2-IX-1883) se fijaron mucho en los ilustradores ni en las ilustraciones, contentándose con señalar el «gran lujo» o el «cuidado» de la edición. En 1890 (26-11), afirmará «Clarín» a M. Fernández Lasanta: «no me gustan los libros míos con monos [...] pero reconozco la conveniencia industrial de ilustrar a veces los libros aunque sean míos» (Blanquat & Botrel, 1981): ya que desde La Regenta no ha publicado ningún libro ilustrado podemos dar esta afirmación por una valoración de la edición ilustrada de La Regenta por un partidario de la «austera elegancia» muy krausista. Sin embargo se convertirá a los «monos» después de haber visto los de Pons para la 4ª edición de sus Solos e incluso llegará a proponer una edición ilustrada de El señor y lo demás, son cuentos (cfr. Blanquat & Botrel, 1981).

 

976

Son: de identificación, de localización, de dramatización, de denotación, de contraste, de decoración, de interpretación.

 

977

La introducción en la edición de la traducción francesa de La Regenta (La Régente, Paris, Fayard, 1987) de una cubierta que había de llevar un cuadro alusivo a la época o al tema, además de argumento editorial y comercial, es otra manera de orientar una lectura: el detalle del cuadro de Francesc Miralles reproducido (Vals, 1894) atribuye un posible aspecto físico y una cara a Ana Ozores configurada por el pintor y por el que escogió el cuadro y remite a una atmósfera que, a pesar de ser casi contemporánea de La Regenta, no pertenece a todas luces al Casino de Vetusta... En cualquier caso no puede ser menos anacrónica que la composición de F. Jorba para la «Biblioteca Arte y Letras», sobre la que se volverá en el estudio de la «función editorial».

 

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Tenemos noticia de la tesis de J. I. Centurion Morton, Ceguera y visión en la obra de Pérez Galdós, véase Dissertation Abstracts International, nº 51:11 (mayo, 1991), pp. 3764A-65A, nº DA 91 08642.

 

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«In the Seventh Epistle he describes the beginning of knowledge in the soul as like a light lit by a sudden jet of flame (341 d). In the famous parable of the cave, the world of reality is the world of light outside the cave, by which those who first come to it are dazzled (518 a).» Cfr. E. Beavan, Symbolism and Belief, London, George Allen & Unwin, 1938, p. 127.

 

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Beavan, ob. cit., pp. 139-141.