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Editorial.

DIAZ GONZALEZ, Joaquín

La celebración del II Congreso de la Lengua en Valladolid ha dado ocasión para hablar mucho de palabras, giros, expresiones y diccionarios. Algunos suscriptores han aprovechado tal circunstancia para manifestarnos su extrañeza ante la actitud terne y perseverante que la Revista mantiene en lo que respecta a la K de Folklore. Seguimos pensando ahora lo mismo que expresamos hace casi dos años en otro Editorial: el cambio de la K por C nos pareció tan arbitrario como innecesario; sin recurrir al maestro Correas hay que reconocer que la K, símbolo de la letra griega Kappa, es tan española como la C y tan absurda su sustitución como si quisiésemos que todos los Kilogramos y Kilómetros que pesamos y recorremos empezasen por Q. Nuestra petición, por tanto, que hemos elevado a la Real Academia de la Lengua Española perfectamente justificada, es que siga manteniendo la grafía de una palabra que, por razones que hemos explicado en muchas ocasiones, se hizo universal y se aceptó en todo el planeta manteniendo los mismos signos gráficos en diferentes alfabetos