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Joanot Martorell y Martí Joan de Galba, Tirante el Blanco, Madrid, Espasa-Calpe, 1974, edición, introducción y notas de Martín de Riquer, I, prólogo, p. 5.

 

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Martín de Riquer en diferentes ocasiones ha diferenciado las características de los libros de caballerías frente a las novelas caballerescas, en la oposición establecida entre los rasgos de una tradición artúrica representada, pro ejemplo, por el Amadís, frente a la del Tirant __vid. su reciente Aproximació al Tirant lo Blanch, Barcelona, Quaderns Crema, 1990. Las divergencias son notorias, y no voy a insistir en ellas, pues sólo pretendo apuntar cómo era recibido y asimilado el Tirante en el ámbito de la lengua castellana.

 

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Dicho propósito incluso afecta a la «caballería moral»: «No res menys a la cavalleria moral donarà llum e representarà los escenacles de bons costums, abollint la textura dels vicis e la ferocitat dels monstruosos actes», Joanot Martorell, Martí Joan de Galba, Tirant lo Blanch i altres escrits de Joanot Martorell, ed. de Martí de Riquer, Barcelona, Ariel, 1969, p. 114. En lo sucesivo todas mis citas del texto original remiten a esta edición, con indicación de capítulo y página.

 

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Vid. Carlos Alvar, El «Lancelot» en prosa: Reflexiones sobre el éxito y la difusión de un texto literario, in «Serta Philologica F. Lázaro Carreter», II, Madrid, Cátedra, 1983, pp. 1-12. Alonso de Cartagena hacia 1440 señala: «Quid igitur expedit illa ut ystorialia legere que nedum non fuerunt, sed forsam nec esse potuerunt? Quomodo namque ad illorum imitationem provocabimur que scimus non precessisse, quin immo corum aliqua precedere non potuisse? Sicuti sunt Tristani ac Lanceloti Amadisiive ingentia volumina, que absque aliqua edificationis spe animos legentium oblectant, illiusque torneamenti narratio quod apud Toletum Roderici regis temporibus factum fuisse depromitur, quam audivi nudius tercius compositam esse. Huiusce modi enim scripture, etsi nocive nimium non sint, infructuose tamen et nullius utilitatis esse videntur», ed. de Jeremy N. H. Lawrance, Un tratado de Alonso de Cartagena sobre la educación y los estudios literarios, Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona, 1979, p. 54. Vid. el estudio preliminar, p. 25. Bien es cierto que el Tirant se conduce por otros derroteros artísticos en cuanto a la verosimilitud.

 

5

Garci Rodríguez de Montalvo, Amadís de Gaula, ed. de Juan Manuel Cacho Blecua, I, Madrid, Cátedra, 1987, p. 225, señala que los cinco libros, el Amadís y Las sergas de Esplandián, «como quiera que hasta aquí más por patrañas que por crónicas eran tenidos, son con tales enmiendas acompañados de tales enxemplos y doctrinas, que con justa causa se podrán comparar a los livianos y febles saleros de corcho [...] porque assí los cavalleros mancebos como los más ancianos hallen en ellos lo que a cada uno conviene». Para el autor del Florisando, «como muy illustre señor viesse este libro e en los autos dél lo fallasse más possible que los otros, e en la sentencia más devoto para los contemplativos, e para los rústicos e de poco saber más cathólico, e para los reyes grandes muy provechoso, e muy honesto para dueñas e donzellas, porque, según Vuestra Señoría verá por los capítulos desta obra, hallará no solamente lo que dicho tengo, pero muchas cosas se ponen que son avisos para el militar exercicio, e otras que determinan sotiles e arduas questiones que bien sentirán aquellos letrados que en la presente obra leyeren», Salamanca, Juan de Porras, 1510, fol. I v. En El libro del famoso e muy esforçado cavallero Palmerin de Olivia, ed, de Giuseppe di Stefano, Pisa, Università di Pisa, 1966, p. 4, la historia «está llena de yngenio e doctrina en todas sus partes que a mi parescer lleva la gloria a los que antes escrivieron: va en sentencias poderosa, en el estilo copiosa, en ninguna parte confusa, las palabras dizen con la materia, las sentencias ygualan con las cosas [...]».

 

6

La hipotética intervención de Martí Joan de Galba en la obra sigue suscitando renovado interés. Vid. recientemente Martí de Riquer, Aproximació al Tirant lo Blanc, cit., pp. 285-297, y la comunicación de Wittlin a este mismo Congreso.

 

7

No parece casual que en la refundición del Amadís realizada por Garci Rodríguez de Montalvo, casi con seguridad, el desarrollo retórico de la temática amorosa corresponda a uno de los aspectos más retocados y ampliados.

 

8

«Assí como en las batallas de nuestro tiempo que [por] nos fueron vistas nos dieron clara esperiença y noticia» ed. cit., p. 219.

 

9

La virtud de los contemporáneos, coaevorum virtus, es un topos del exordio que adquiere especial intensidad en el XV, como expuse en Amadís de Gaula, ed. cit., p. 220, nota 9.

 

10

Andrea Navagiero, al reseñar los últimos días de la conquista de Granada, indicaba: «Además del afán de emulación que empujaba a todos a hacer más de lo que podían, la Reina y su Corte les daban nuevos ánimos. No había señor que no estuviese enamorado de alguna de las damas de la Reina, y estando ellas presentes, siendo testigos ciertos de cuanto hacía cada uno, entregando algunas veces con sus manos las armas a los que iban a combatir, o bien algún favor, o animándoles con palabras que les levantase el ánimo, o rogándoles que en su comportamiento diesen a conocer cuanto las amaban, ¿qué hombre habría tan vil y de tan poco ánimo y fuerza que no hubiese vencido al más potente y animoso adversario o que no hubiese osado perder mil veces la vida antes que regresar ante su señora con verguenza? Por ello puede decirse que esta guerra se ganó principalmente por amor», Viaje a España del magnífico señor Andrés Navagero (1524-1526), embajador de la república de Venecia ante el emperador Carlos V, trad. y estudio preliminar de José María Alonso Gamo, Valencia, Castalia, 1951, p. 76 Vid. Benedetto Croce, España en la vida italiana durante el Renacimiento, Madrid, Ed, Mundo Latino, s. a., p. 91 y ss., y Otis H. Green, España y la tradición occidental [...], Madrid, Gredos, 1969, t. I, pp. 118-119.