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31

G. Duby, «Reflexiones sobre el dolor físico en la Edad Media», en El amor en la Edad Media y otros ensayos, Madrid, Alianza Universidad, 1990, 177-182, esp. pág. 181, ha señalado cómo a fines del siglo XII se produce una transformación en las manifestaciones emocionales ante el sufrimiento ajeno o ante el propio, lo que llega a alcanzar su culminación en el siglo XV. A partir de entonces el dolor se encontraba deliberadamente situado en primera fila, desarrollándose de forma paralela sentimientos de piedad.

 

32

En este documento, como en tantos otros de la obra, puede rastrearse la fidelidad del autor a las costumbres «diplomáticas» de la época, como ha estudiado M.ª D. Cabanes Pecourt, «La diplomática y la literatura valenciana: Tirant lo Blanch», Anales de la Academia de Cultura Valenciana, 63 (1978-1985), 83-105.

 

33

Destacó algunos aspectos Giuseppe Grilli, en el Symposion Tirant lo Blanc. Cinc-cents anys, Barcelona, del 19 de noviembre al 23 de noviembre, organizado por Martín de Riquer, cuyas actas están en prensa.

 

34

G. Duby, «Convivialidad», en Historia de la vida privada, dir. de Ph. Ariès y G. Duby, Madrid, Taurus, 1988, t. 2, págs. 65-66, ha señalado que la muerte en los conventos conllevaba una serie de ritos de carácter colectivo, pues el fallecimiento era un acto sin a penas privacidad. «El enfermo, cuando su estado se agravaba, era trasladado por dos de sus hermanos fuera de la enfermería, y conducido en medio de la asamblea, a la sala de la reunión llamada capitular, a fin de que hiciera en público su última confesión, tal como tenía que ser: el moribundo era devuelto enseguida a la enfermería para recibir la comunión y la extremaunción, y despedirse de la comunidad: tras haber besado la cruz, intercambiaba el beso de paz con todos sus hermanos, comenzando por el padre abad, igual que lo había hecho al acabar su noviciado».

 

35

La comunicación no verbal, Madrid, Alianza, 1985, pág. 181.

 

36

F. Eiximenis, Lo libre de les dones, ed. de F. Naccarato, Barcelona, Curial Ed. Catalanes, 1981, I, pág. 90, «les dones de cort e de la dita ciotat volgueren ressemblar a aquelles dones franceses qui·y eren vengudes en anar corts estretes axí con elles, e ballar tot jorn..., e a besar e abraçar los hòmens davant tothom tot jorn..., e de parlar de amors, de anemoramens». Véase Xavier Renedo, «De libidinosa amor los efectes», L'avenç, 123 (1989), 18-23, pág. 18. El mismo Eiximenis en El Dotzè llibre del Crestià, II, 2, ed. cit., pág. 413, señala que el beso puede no ser pecado mortal, «axí com si l'om besa la dona per parentesch o quant és costuma de la terra, axí com en França e en Englaterra: lavòs no és peccat si en los dits casos e en semblants se fa sens neguna corrupta entenció». Recuérdese la bella cancioncilla tradicional: «¿Por qué me besó Perico, / por qué me besó el traidor? / Dijo qu'en Francia se usaba / y por eso me besaba».

 

37

Véase Vicent Salvador, «Les formes rituals al Tirant lo Blanch», L'Espill, 12 (1981), 43-52.

 

38

El feudalismo, Barcelona, Ariel, 1975, pág. 189.

 

39

Los trovadores. Historia literaria y textos, Barcelona, Planeta, 1975, t. I, págs. 90-91. Para algunas peculiaridades del Tirant, véase Rafael Beltrán «Eliseu...», art. cit. En Andreas Capellanus, el beso ocupa uno de los primeros escalones de los grados de amor (cfr. De amore. Tratado sobre el amor, ed. I. Creixell Vidal-Quadras, Barcelona, El Festín de Esopo, 1985, pág. 86), de la misma manera que se encuentra en el comentario muy leído de Elio Donato sobre Terencio a propósito del Eunuco IV, II, 10, cuyas diversas manifestaciones estudió E. R. Curtius, Literatura europea y Edad Media latina, Madrid, FCE, 1976, t. II, pág. 716 y ss.

 

40

Para Flora Davis, ob. cit., pág. 32, «el mostrar la palma de la mano es quizás el más sutil de todos los signos. La mayoría de las mujeres anglosajonas mantienen las manos cerradas y sólo raramente dejan ver las palmas. Pero mientras dura el galanteo, las enseñan constantemente. Aun gestos que normalmente se hacen con la palma hacia dentro, como podría ser fumar o taparse la boca al toser, pueden hacerse con la palma hacia afuera durante el galanteo».